viernes, 6 de julio de 2012

Daniel Oliveros: Bestias.





Daniel Oliveros














Hay un punto
exacto
entre el viento
y la guacamaya
que ella usa
para sostenerse
sobre el paisaje
hay algunos
que las han visto
entre edificios
iluminando las ventanas
de los carros estáticos
sé que vuelan
a no sé dónde
llevando su color
a cada punto blanco
que pueda iluminarse
sobre las aceras

Lanza el anzuelo
y éste se hunde
con el peso del plomo

ya habrán peces que
caigan
bajo la tentación
del color   forma   perfume

y cuando el sol
quema las escamas
y cuando el aire
enfría los ojos

el pescador
juez del apocalipsis
decide
qué pez pasará
por el umbral
del hambre
o cuál volverá
con las aletas
maltrechas
a seguir nadando

Cuando un oso
deja de hibernar
sale y hace cosas
de oso
pesca con las patas
duerme sobre hojas
cuida sus cachorros
como un oso
sin necesidad
de gallo
caña de pescar
colchón
o niñera
cuando un hombre
despierta
jamás será oso

Sin necesidad de vértebras
se retuerce sobre la cama
buscando escabullirse
sabe que quiere huir
y por vez primera
el crujir de una espalda
no delata la partida de una mujer
al contrario de la mantis
me ignoras aunque
esté tendido en la cama
te retiras un poco más
y con cansancio te arrodillas
a suspirar plegarias entre la noche

Sigue habiendo un color en la montaña
y los párpados se caen
los animales buscan refugiarse
pero los árboles son menos
tú pajarito continúa el canto
yo sigo estando dormido
por favor advierte a las otras aves
que sigo estando sin remedio
o vuela a otro lado a ver si escampó
cualquier cosa que decidas
estará bien pero vuela a algún lugar
no te quedes en este sitio
pon tu canto en los árboles y calla

Sé que todo hombre necesita un
zoológico para domar sus bestias
que toda persona tiene un lince
aguardando al momento del escape
y que una mujer es una garza que
lamenta su encierro cada semana
he escuchado las historias de los
niños que brincan cual monos
por entre ramas de árbol de mango
y los patriarcas aullando en desaprobación
también sé de los becerrillos que con
tanta calma pastan el campo
y de otros que más caballos persiguen
sus estrellas apagadas durante el día

Al mundo lo sostienen
huesos antepasados
sacrificio de la
misma tierra que los vio
nacer entre ratas
que nada más de pan y
agua viven   en nidos
así como en la tierra
entre costillas y cráneos
de lo que pudo haber
sido un héroe más del
silogismo patriota

Un tordito baja
para tomar agua
se posa callado
en el barro
lava sus plumas
con cuidado de no
dañar los detalles
picotea la tierra
buscando comida
el tordito mira el sol
ya es hora de irse


Aquél perro me mira
su calma aquieta mi
alma extranjera
él estuvo primero
que yo sentado en la
calle frente al cují
se lame sus partes
lava su pelaje
qué cuidadoso ese perro
mi piel   en cambio
la restriego
con culpas que
hago mías
y se quedan conmigo

En tanto caiga
el elemento
seré corcel
de tus victorias
pisando el polvo
con el hierro de
los cascos
seré caballo
en llanuras   montañas
cruzando ríos
y tempestad
serás jinete
ambos nos mereceremos
pero sólo seré
tu bestia
en tanto caiga
sobre tus pies
el elemento
o las lluvias
torrentes imaginarios
que deslíen de
la serenidad

Me dijo que tuviera
cuidado con el tigre
pero no sé
cómo es un tigre
no sé si ruge
                       o pía
si es carnívoro
aunque quizá coma fruta
cuidado del tigre
me dijeron a mí
sin saber siquiera
si es un animal
o una mala persona

Una ardilla se sienta
en las raíces
de un árbol anónimo
y roe los despojos
de un paquete de
frutos secos
esa misma ardilla
se mueve haciendo
ondas de polvo en
el camino
bebe agua del riachuelo
y vuelve a la copa del árbol
con su botín en la boca
                              Para Alexandra

Caballo   caballo
trota   trota
mejor no olvidar la yegua
caballo   yegua
trotan   trotan
estepas   sabanas
da lo mismo
el trote será igual
con la yegua de crines blancas
galopar   trotar
es similar aunque el tiempo
a la distancia sea
más corto
caballo   caballo
la yegua se fue al
otro lado del valle
a pastar sola
caballo   caballo
mejor detenerse y no seguir
unos dicen que el pasto
es más fresco por acá
                                     a Reynaldo




Se vuelve plata el monte
y la liebre se resguarda
nunca el bramido del león
había sido tan furioso
un destello delata su lugar
en seguida me agacho
hay otras bestias
guardándose de la lluvia
sigo mirando al animal
otro rugido después del
estallido plateado
ahora siento la grama
en el cuello
y la valentía en la garganta

Dios no es un ser
inmisericorde
de ser así
no fuera el gallo
que me despierta
para gastar mis manos
contra tierra y piedras
no fuera perro
comiendo sobras del suelo
para que mi madre
no me regañe
no fuera guacamaya
acompañando una anciana
tampoco fuera buey
para trabajar el campo
es la leña
para cocinar
es la carne desgarrada
por los colmillos
de sus animales
Dios son las costillas
que me rompo
castigándome
por no amar a las bestias
él es el caballo que uso
cuando no doy para más


Daniel Oliveros  (Valencia, Venezuela, 1991)  Colabora con revistas literarias y es miembro del consejo de redacción de  La tuna de oro, publicación del Departamento de Literatura de la Universidad de Carabobo.