lunes, 14 de abril de 2014

Jorge Guillén: Tiempo de espera.




Jorge Guillén


























                                                          ‘Dios te salve, te guié y te dé alas,
                                                           padre polvo que vas al futuro.’
                                                                                                César Vallejo



1

Aquella antigua patria
debió afrontar la gran edad moderna,
que es un “un antiguo error”. Y no lo quiso.

Y emprendió un retroceso violento.
Años atroces, años de fracaso,
de fracaso esencial: una cruzada.

       Tiranía. Bienestar.
       Tantos coches por la calle
       justifican que no hable
       la voz libre de la gente,
       el espíritu viviente.
       Tiranía. Corrupción.

2

Nos sonroja nuestra Historia:
la época del secuestro.
Esa confusión de ideas
alcanza un grado siniestro.
Los criminales se crecen
inspirados por el estro
de la gran Revolución:
“el sumo derecho nuestro.”
Monstruo al fin el asesino,
que es ya fantasma de espectro.

3

                                                          On murder considered as one of the fine arts
                                                                                                                       De  Quincey

Españoles castizos,
absolutistas,
quieren llenar de muertos
sus grandes listas.
Todo muy serio.
Ya no hay lugar más grato
que el cementerio.

4

Muchísimos  asesinatos fueron
imprescindibles
para crear y mantener la base
del poder absoluto: el terror colectivo.

pero el asesinato no es negocio.
El hambre, siempre el hambre.

Tecnócratas al cabo de los años,
ingeniosos tecnócratas
inventaron remedios.

Y ante Dios y los hombres pudo justificarse
todo lo criminal y el poder absoluto.

Razón, la Economía. ¿Lo esencial será eso?

5

La vida avanza plural.
no según rigor de clave.
Inextinto el material.
Tiempo de espera. ¡Quién sabe!

6

¿El vivir de tumbo en tumbo?
“Soñemos, alma, soñemos.”
Inventemos vida y rumbo.

7

Un fondo inquisitorial
      -Disparate-
Y un autócrata moderno
       -No hay debate-
Forman un  solo caudal,
       río Orate
que aspira a ser río Eterno.

8

Y lúcido, pérfido, cáustico,
sin saber de miel ni laurel,
escoge la tabla de piedra
para inscribir: “Me soy muy fiel.”
Nadie más libre. Dictador.
¡Alabado sea el peor!

9

Una agonía muy larga.

En sus concéntricos círculos
una atención general

mezcla iracundias y cálculos,
augurios quizás de paz.

Otra vez asoma el alba.
Los gallos quieren cantar.

10

Muere el tirano, muere el tiranismo.
Los cómplices en duelo se lamentan
y se yerguen, tonantes, militantes,
y cada diez minutos
estalla un cañonazo
con fragor clamoroso,
que resume el terror de aquella historia.

Fragor, terror, final apoteosis
a la desesperada…

11

                                                           Manuel Azaña
                                                            In memoriam

Sucedió.
                 La paz victoriosa
con un  rigor de tiranía
se impuso a los vencidos —siempre.

La tiranía, sí, se acaba.
No hay régimen sin Vencedores.

Aquella guerra, sí, se pierde.

12

Estalló entonces el acontecimiento
después de cuarenta años implacables,
a los cuarenta en punto de la Historia.

Y se irguieron los más pisoteados.
Víctimas respiraron en las cárceles
a los cuarenta en punto de la Historia.

Se estremecieron cómplices solemnes,
crujieron uniformes con sus cruces
a los cuarenta en punto de la Historia.

Sonrieron al   sol los perseguidos,
sus lares restauraron los dispersos
a los cuarenta en punto de la Historia.

Se sintieron felices las palabras,
volaron por el aire más que pájaros
a los cuarenta en punto de la Historia.

Bajo la omnipotencia del Poder,
entre ritos y prósperos negocios
a los cuarenta en punto de la Historia.

¿O eran las cinco en punto de la tarde?
Eran años –cuarenta- fugitivos,
a los cuarenta en punto, punto, punto.

13

                                                  a Víctor Navarro


—¿Qué es una guerra civil?
—Matanza entre discrepantes.
Atención: cada viviente
podría ser fusilado
bajo el mismo crimen, único.
Pude yo también morir.


                                El pueblo español en pie de guerra
                                     contra sí mismo.
                                                            Juan Gil-Albert           

14

Época de gran mudanza.
            Por fin se avanza.
Hay grillos en una olla.
            Todo se embrolla.
De nuevo como otra vez.
             Qué pesadez.
La Historia de esa Península.
              Ínsula, ínsula.
Se ahoga en el agua el pez.

15

El bien y el mal siempre ju8ntos
ofrece el vivir humano.
Distinción capitalísima:
muchos son los incapaces
de asesinar a los hombres.
lector: no has matado a nadie.
Ni yo. Seremos amigos.

16

                                                                  “Ce mot espagnol me plaît à plusieurs visages:
                                                                  ‘Defiéndame Dios de mí.’”
                                                                                                       Montaigne, Essais, 3 XIII.

Lleguemos al momento por fin equilibrado.
Atrévete a decirte, español tan patriota:
                  defiéndame Dios de mí.

Ese eterno proceso en retroceso,
mientras se esperan músicas divinas,
no impide a un corazón lanzarse ileso
tras ti, oh Paz, y lo que tu combinas.

17

Después de tantos años de poder absoluto
fundado en el terror —mata, miente, corrompe—
y tan honda la crisis general de la época,
degradación confusa de todo lo supremo,
desesperados hay con rabia, con desánimo
sin una perspectiva que implique actividad.

Nunca simplifiquemos: nula visión abstracta
sin contacto preciso con las siempre complejas,
distintas realidades y sus contradicciones,
que admiten una ayuda de esfuerzo esperanzado,
hostil a ese abandono del cobarde suicidio.
¿Quién va creando la historia?
                                                         Retroceso no habrá.






Jorge Guillén (Valladolid, 1893- Málaga, España, 1984) Poeta, crítico y docente. Integrante de la Generación del 27. En 1938, durante la Guerra Civil Española, se exilió en los Estados Unidos de Norteamérica donde ocupó una cátedra en el Wellesley College y dictó seminarios en la Universidad de Harvard y en la Universidad de Puerto Rico; hasta su regreso definitivo a España en la década de 1970. Su labor poética fue distinguida tardíamente con los premios Cervantes (1976) y Alfonso Reyes (1977).
Su extensa obra reunida bajo el título de Aire nuestro es una intensa reflexión sobre la naturaleza, la historia y el destino del hombre.  Su obra podría considerarse un único poema, preciso, sencillo y despojado, en el que se destaca una variada intertextualidad, la sátira política y la condena moral. La primera versión de una de las secciones de Aire nuestro, Cántico, quizás la más conocida  y emblemática de su producción fue publicada por la Revista de Occidente en 1928 y constaba de 75 poemas; la final que incluyó 334 poemas fue publicada en Buenos Aires (1950).