miércoles, 15 de julio de 2020

Carlos Girod: recordando a Jorge Rivelli



Jorge Rivelli (1954-2020) Tinta Horacio Spinetto 


...camino a la escuela,   llevando hijas a cococho me empezó a hablar de Brodsky, de Hemingway,.... esos, que como él lo hacía, dibujaban con líneas escritas todas las miserias de los hombres.
Yo había sido lector de la otra poesía      ..... Rivelli me presentó a aquellos escritores de prosa y verso que me empezaron a hablar de un mundo vívido y de un país mirado con crudeza y lejos del otro romanticismo. Poesía que escandalizaba a los literatos.
Yo había leído a Borges, a la Vicky y a Manucho,.. pero no a Lamborghini, Macedonio, Gelman y Baldomero
Rivelli planteaba la fatalidad del escritor con esas formas góticas que se me pegaban;  era el navegante de ese río de palabras que logró instalar en el lector; caminaba por un sendero desde el que nos sorprendía y dejaba una sonrisa latiendo. Él era porteño, escribía y editaba en Buenos Aires: eran cantos nocturnos a la ciudad y sus habitantes.  Un poeta urbano. En los recuerdos , una comisaría de Florida de donde lo saque con mi cedula vieja de Gendarmería. Y un bar de Saavedra donde estaba amenazado por el dueño y algún otro parroquiano; para eso yo portaba ferramenta afilada como decía Borges.
 Con Rivelli - el *barbeti* para mi familia - éramos los memoriosos de un pasado de 90 años, fotos, diarios, libros, postales...  una charla semanal sobre aquella antigüedad que ninguno vivió.  Rivelli era un consumidor fanatizado de Particulares, semillones y las facturas con dulce que yo le llevaba. Las Cuartetas era nuestro mundo ideal.
Me faltaba ser poeta para colocarme como su mejor alumno
Era mi amigo. Cordial y buen tipo; un amigo que se ausentó en medio de esta peste de ausencias.  Cuando leo algún ensayo literario en un diario, todavía me digo... se lo mando a Rivelli...... y si, al rato se lo mando...aun hoy.