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jueves, 2 de septiembre de 2010

Encuentro de Escrituras, Maldonado, Uruguay, 2010.







QUINTO ENCUENTRO DE ESCRITURAS
28/septiembre al 2 de octubre, 2010
Maldonado/Punta del Este

Organizadores 

Intendencia de Maldonado; 
Dirección General de Cultura;
CERP Centro Regional de Profesores del Este.

















Jornadas críticas, lecturas de poetas y narradores, mesas redondas.

Participan:  Malú Urriola, Chile; Montserrat Alvarez, Paraguay; Pablo Makovsky, Argentina; Olga Lonardi, Argentina; Affonso Romano de Sant'Anna, Brasil; Marina Colasanti, Brasil; Ricardo Figueredo, Uruguay; Fabián Severo, Uruguay; Roberto López Belloso, Uruguay; Mario Aiello, Uruguay; Gustavo Wojciechowski, Uruguay; Horacio Cavallo, Uruguay; Leonardo de León, Uruguay; Rodolfo Santullo, Uruguay; Ignacio Fernández de Palleja, Uruguay; Bráulio Tavares, Brasil; William Saboredo, Uruguay; Daniel Veronese, Argentina; Moacyr Scliar, Brasil; Martha Medeiros, Brasil; Roberto Echavarren, Uruguay; Aldyr García Schlee, Brasil; Silvia Guerra, Uruguay; Wilfredo Penco, Uruguay, Luis Pereira, Uruguay; Esteban Moore, Argentina.

Eduardo D'Anna, poemas.


Eduardo D'Anna




















TODO TIRADO DESPUÉS DE JUGAR

Hay unos edificios allá, como colinas,
con unas macetas con plantas, como
bosques. De mis mentiras. Yo
jugaba ahí, con Tuqui, nos
mentíamos siempre.
Todo eso completamente
fabricado. Con todo,
¡cuánto duró! Y eso
que lo demás se demolía
incesante. Qué raro.

CON TUQUI

Lo que se construyó antes -de mí,
lo creado desde siempre-,
se va desmoronando, mientras
Tuqui y yo lo miramos bastante
sorprendidos. “Por haber dejado
un buen tiempo”. “Dejado
qué”. “De jugar”. “Qué decís,
Tuqui, no ves que éramos grandes,
ya no podíamos?”
“No nos habremos, no sé,
llamado, no me acuerdo
ya”, insiste. Todo esquivando
los grandes bloques de lo que cae
alrededor nuestro.

SOBRE CLASICISMO

Sacame, Tuqui,
esta duda: yo,
¿me ponía la camiseta
de Newell’s, para jugar
en el patio de casa, con
 la número uno?

Porque de cowboys
sí nos poníamos cosas.
Y de romanos. De
romanos, costaba
que aceptaras. Podía
parecer demasiado
serio, quizás. De griegos.

Me acuerdo que volver
del viaje con Cristina
a Turquía, te dije
(en la oficina
que compartíamos):
“Estuve en Troya”.

“¿Y ya había ardido, no?”,
me contestaste.
“Ya había ardido”,
te contesté.

A CIERTA ALTURA DE LA VIDA

Si se lo ve caminar
con dificultad, no es
por problemas con el cuerpo,
sino porque lo traba
todo lo que él se acostumbró
a considerar existente.
Que no lo es. Pero él
sopla, y lo que debería
deshacerse y echar a volar
se queda ahí, como un perro
muy muy fiel, o con hambre.
Y eso lo mira, así,
como un perro: profundo,
implorante, dispuesto
a permanecer hasta
que, bueno, ya se sabe.



Eduardo D'anna. (Rosario 1948). Poeta, ensayista, docente. Ha publicado en poesía más de doce libros, entre ellos: Carne de la flaca, La montañita, La máquina del tiempo, Historia moral, Zoológicos y 2491;  una novela La jueza muerta, 2001) y los ensayos Nadie cerca o lejos y Capital de nada, que exploran la cultura de su ciudad en relación a la cultura nacional. Actualmente dirige la revista literaria Facundo.  

Gustavo Adolfo Garcés, poemas

Gustavo Adolfo Garcés

























21

El día es incierto

y no deja ver muy bien
sus maneras

intenta darme algo

una palabra

un párrafo en blanco

titubea

tropieza igual que yo

casi nada me dice

se vacía sin llenarse

a tientas heredo su lección

140

Llegas al alma
por el esplendor
de lo inútil

y entonces
las palabras
se hacen ciencia

234

No sabíamos
que llegaba el viento

remolino
de hojas secas

271

Juncos
flores
agua
pájaros

la vida
no parece dura

ni las piedras

495

Nada me importuna

pareciera que el mundo
es capaz de curarse

las almas se hermosean
ahora que hemos envejecido

todos los que soy
se unen en sosiego
y reluce con el vaso
mi pobre vida atareada

veo como en un sueño
los tejados

converso en silencio
con mis muertos

523

Supimos un poco de Dios
en sus palabras

entonces
todo lo comprendíamos mejor
las montañas los valles
el círculo de la luna

ahora está inmóvil

un silencio calamitoso
nos encierra

839

De la misma familia
las rosas

las violetas
y el hecho de morir

856

Se arruina el verso

se ablanda y apoltrona

ha oído decir
que su tema
es pura tontería

pero él se obstina
en turbar las reglas

mira la mosca

quiere aprender
de su zumbido

de Hasta el fin de los números


Gustavo Adolfo Garcés. Medellín, 1957. Abogado de la Universidad de Antioquia y Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Javeriana. Ha publicado: Libro de poemas (1987), Breves días (Premio Nacional de Poesía Colcultura, 1992), Pequeño reino (1998), Espacios en blanco (2000) y Libreta de apuntes (2006). Se desempeña como asesor de la Procuraduría Delegada para la Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos.

Homero Carvalho Oliva, poemas.


Homero Carvalho Oliva





















Cuerpos

Tu piel
Es la página
Que desean mis dedos
Para imprimir sus memorias

II
Tu cuerpo
Cubre la exacta
Dimensión de mi deseo

III
Lejos de ti
El sueño es el camino
Para encontrar tu cuerpo junto al mío


Río nostálgico

Inolvidable río
Que repentino nace en las pupilas
Gota florecida en los recuerdos
Manantial de imágenes peregrinas
Que fluye desde la inocencia redimida.

Así es el río
Que moja mis pies
Humedeciendo mi piel
Como si las mansas aguas
De la crepuscular inundación 
Nuevamente se sumergieran en mí


Soledad

Ayer
estaba
pervertidamente
solo
            solo

Todo
el mundo
me rodeaba

Tanta gente
que no podía
encontrarme
a mí mismo.

II
Yo no enloquecí
con el canto de las sirenas

A mí, alucinado viajero de la noche,
me enloqueció su horroroso silencio.

III
Sólo mi alma
quedó después de la tormenta
soy un despojo agitado
como una bandera abandonada
en la rama del árbol sacrificado

En el desolado territorio
germina una semilla sin nombre

Algo nacerá de ese silencio.





Homero Carvalho Oliva, boliviano, escritor y poeta, ha obtenido varios premios de cuento a nivel nacional e internacional, dos veces el Premio Nacional de Novela y ha publicado tres libros de cuentos, seis novelas y dos de poesía. Su obra literaria se ha convertido en un referente de la literatura nacional y ha sido traducido a otros idiomas, además de figurar en más de dos docenas de antologías literarias. Es autor también de guiones cinematográficos, documentales, ensayos literarios y de las antologías de poemas y cuentos de Santa Cruz, publicadas con motivo del Bicentenario.

Alfredo Jorge Maxit, poemas.

Alfredo Jorge Maxit















EMPECINAMIENTO

Vivir es mediar con las distancias.

Siempre hay un intento de la mano o el ojo
por retener las espumas, la brisa,
la salutación colibrí sobre la rosa,
el porvenir del cántaro que rompe.

Siempre hay un empecinamiento Sísifo
que compensa el sudor, cuando regresa,
con resquicios de arena entre los dedos.

Siempre. Un empecinamiento más.
Acto fallido. Adverbial mediación
que nos protege.


VERTIENTES

No ver más allá de los ojos.
No pensar más allá del pensamiento.
No sentir más allá de la experiencia.
No son las paralelas de la nada,
abandonos de nubes al vacío,
de las aguas a grietas de las rocas.

Tal vez sean vertientes de lo uno
por la arcilla de Adán entre las manos
ante el árbol caído del deseo.


VENTURA

Tal vez así nacieran las palabras,
como una débil luz sobre los lagos
después de la neblina.

Tal vez también nacieran a la tarde,
cuando el sol demora
salirse del crepúsculo.
Tal vez ellas dijeran la ventura
de una mano de tierra
en otra mano.


RESPLANDOR

Queda un resplandor del cosmos
que el otoño en la tierra fulgura,
un estado de aguas doradas
que olvida lo negro, vacío.

Como aureola infinita, invisible,
fragmenta en los arcos del iris,
alimenta las bocas de túneles.


MEDIDAS

Mide el hombre las cosas
pero no es la medida.

Año llama a la vuelta azul
de la esfera prendada del sol.
En otro tiempo juntaba lunas,
crecidas de río, lluvias redondas.

¿Qué circuitos nombrará
bajo el cielo universo?

Más allá de la esfinge futura
de las migraciones, lágrimas
y risas circularán el rostro
de Adán desterrado.


APÓCRIFO DE LUCAS

Todas las mañanas iba el hijo,
también los atardeceres,
hasta lo más alto de la montaña.
Incluso, las noches con luces.

Desde allí se veían muy bien los caminos,
la luna y el sol parecían casi humanos
y ojos, los guiños de las estrellas.

El hijo iba y fue hasta morirse
pero el padre no volvió a la casa.



Alfredo Jorge Maxit (Colón, Entre Ríos, 1942). Poeta. Ha publicado Entreluces (1996), Con las palabras (2005), Des/habitaciones (2006), Sombras de luz (2007) y En tránsito (2008).

Jack Hirschman, poems.

Jack Hirschman
















PAKISTAN

No, it wasn’t a punishment for harboring Talibani
on your eastern slopes or even in your capital city.

No, it wasn’t a punishment for allowing the American
government to dictate the terms of anti-terrorism.

It was the reign of the rains, pure and simple water
because the clouds are sick of all the rot in the world,

all the abuse of women, the trafficking of them and kids,
the eyes of porn, the sperm-oil spurts of dead men

enslaved to perpetual indifference, the hunger that looks
out of the eyes of children for food, understand?

Food is what we’re yelling for in your ears, we’re starving
and a volcano’s going to erupt, a tsunami’s rearing up,

the earth’s quaking under us, fires spreading over our land,
monsoon, typhoon in the last years of this katun: we’re starving

and only water can save us, and it’s killing us! It’s flooding
and drowning us, soaking down to our soul, O undersea,

O undersea sons,
O undersea sons

Where is the whale that can drink this whole flood, this
oil of the blood and the flames of this war-sick world,

in the immense cave of whose belly, we will have to live
until we re-learn the alphabet of the future from scratch?

All our gods have failed.
Peace is the only one left.


SLICK SATIN

The satin of BP’s slick
has killed millions of fish
and still it’s taxed shit-all,
and 11 exploded corpses
are bloodcrusted on its hands.

And don’t give me please
the scolding of the President.
He needs that fucking oil
for his drones and copters
to keep killing innocents abroad.

Let’s hear it for… statistics:
How many animals are murdered
in the poor and battered Gulf?
How many soldiers suicided
and overdosing in Afghanistan,

Iraqistan, Newyorkistan, Iranistan,
Sanfranciscistan. How many are
raising their knives to have done
with their humiliated lives
worth less than barrels of oil.

Or putting gun-barrels to brains
instead of making the BP rats
meet the most gigantic cats in
human history, licking our chops,
dying for ratatoui between our teeth.


OIL WATER

Oil-water, a spill of gold
that’s killed workers, animals.
Cross the border. Drill a hole.
Arizona, why you so cold?

Tears in Detroit people’s eyes:
the only water not privatized.
Motown lowdown Louis Joe:
All’s backwards, doncha know?

35 thousand without any, who
refuse to send their daughters
to ho for pennies, who shout:
Retaw, Retaw they backwards

cry: Water! Water one day will
sink this stinking system of money-
stuffed lying mouths, our pliers
will get into their mugs, yank all

the rotten teeth out of their bite,
fit those mouths over the pipes
where the spill of such swill of
profits finally will be plugged,

and corporate thieves, downright
plunderers of what’s decent in life
will guzzle till they drown of death,
and all in Detroit, New Orleans and

Cleveland too will raise their glasses
full of simple aitch-two-oh, and toast
and sing, because no sink or tub will be
without it, The Water Song:

Agua! Acqua! Eau!Wasser! Voda!
Hallelujah, Nature’s natural again!




Jack Hirschman (New York, 1933).  Poet (Laureate of the city San Francisco) translator, journalist & painter.  He is an assistant editor at the left-wing literary journal Left Curve and is a correspondent for The People’s Tribune. Among his many volumes of poetry are A Correspondence of Americans (Indiana U. Press, 1960), Black Alephs (Trigram Press, 1969), Lyripol (City Lights, 1976), The Bottom Line (Curbstone, 1988), and Endless Threshold (Curbstone, 1992). 
His first volume of poetry, published in 1960, included an introduction by Karl Shapiro: "What a relief to find a poet who is not afraid of the vulgar or the sentimental, who can burst out laughing or cry his head off in poetry -- who can make love to language, or kick it in the pants."