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miércoles, 19 de julio de 2017

Aldo luis Novelli: Poemas



Aldo Luis Novelli
























 


Aunque lo nieguen, es un poema

Sé que estoy en un límite extremo.

Sé que más abajo no hay nada o casi nada
que se pueda disfrutar.
Sé que debo luchar contra la adversidad
con el culo lleno de burbujas
y el falo desbordante de líquidos lunares.

Sé que ellos,
poetas de fina imagen y simbólica gramática,
me han negado más de tres veces
- pero no todo está perdido -
sé que en el fondo de nuestra humanidad
somos arduos trogloditas, simples animales salvajes
y allí todos mordemos esas palabras
como la carne cruda y tibia
de un animal recién cazado.



Elegía tercera (melancolía)

Mirar detenidamente el ciprés
que crece en el vidrio de la ventana,
ver la leve mutación
del verde de sus hojas,
adivinar el cambio de las estaciones
por el color de los rostros que pasan,
oír el silencio de mi cuerpo
cuando se detiene un instante el corazón
preparándose para un nuevo impulso.

Y sentir
los ocres tardíos
cada vez más intensos
de los dulces senos del atardecer.



Manzanas rojas

 

Y si ella viniera hoy

dejaría de beber

iría a comprar manzanas rojas

arreglaría la luz de la pieza

me lavaría los dientes

sacaría las medias de abajo de la cama
cambiaría las sábanas
me perfumaría la barba
y finalmente
me iría a jugar al póker
con los amigotes de siempre.



El espejo de la pieza

El espejo refleja el mundo
cielo o locura.
Tu ojo pintado para el cine
mi barba desteñida
la frente del que no llega
esa puerta que se cierra.

Y a mí
desaforado
con una mujer imposible.



Tránsito y llegada

El tren había agotado
una porción de infinito
a cansino ritmo
sobre el metal de incontables moneditas.
Chirridos de acero
y un pitazo inmemorial
anuncian el fin de la travesía.

Al bajar el último escalón
la oxidada aridez del paisaje
invade los ojos del viajero
con el filo helado
del viento del sur.

                                     

iluminaciones

de pie
en medio del desierto,
miro hacia arriba
y me invade un cielo negro
perforado de minúsculos destellos
desaparecidos
en tiempos de la crucifixión.

en ese instante cruza lo oscuro
una extraña piedra luminosa,
siento el blanco terror
de un misil asesino.
- no, aún no es el momento – pienso.
- debe ser un satélite espía -.
no, tampoco es
esa fría mirada del imperio.

su estela de partículas
forma una imagen mística.

azorado
temblando como una brizna
de eternidad,
por primera vez en dos mil años
percibo la iluminación
de aquella estrella tan fugaz.


milagro

fui al río una tarde
llevaba una botella de vino
dos libros y un atado de cigarrillos.

me senté cerca de la orilla
tomé un sorbo de la botella
y abrí el libro en la hoja marcada.

un pájaro púrpura
aleteando sobre el agua
se posó en la tierra y caminó hacia mí.

lo observé sorprendido
cuando me habló en lengua de pájaro,
me contó de las increíbles formas de las nubes,
de los colores del cielo
más allá de nuestra mirada,
de una luz que brilla con tanta intensidad
que ha enceguecido a muchos.

me invitó a volar más allá de las montañas
a penetrar en cavernas de luces plateadas,
a besar la luna en su espejo
hasta diluirse en el océano.

le dije que no,
que seguiría escribiendo poemas
y bebiendo vino en la orilla del río,
tan sólo esperando
que algún día
la poesía realice el milagro.



matria
a Inés Manzano y Jorge Spíndola


la conocí una lejana mañana
que flameaban banderas.

hablamos en bares y bodegones
durante un tiempo rojo.

una noche en una calle oscura
le acaricié los senos.

nos amamos una tarde
cerca del basural
mientras sus hijos buscaban comida.

sigo enamorado de sus despojos.


Amigos

                                                   a todos aquellos que alguna vez
                                                     me golpearon el pecho


Juan y José nacieron en distintas ciudades.

vivieron cuarenta años sin conocerse.

una tarde cualquiera José
con el corazón inmóvil
cayó en medio del gentío.

la gente miraba al tipo tirado
y lograba esquivarlo.

Juan se detuvo
y se agachó a golpearle el pecho.

cuatro horas estuvo en eso
entre las sombras de una calle desolada
hasta que el tipo abrió los ojos:
- no sabía bien como se hacía esto...- dijo Juan.
- bueno, tuviste tiempo de aprender- balbuceó José.

desde ese día nunca más se vieron.

nunca se olvidaron.



Yo soy el tipo

Yo soy el tipo/ el bebedor de cerveza.

El que vació revólveres
en latas de cerveza
en medio del desierto.

El que se bebió las cervezas
y escribió poemas alcoholizados
en el oxidado pellejo de la arcilla.

Yo soy el tipo que atravesó el desierto
detrás de un luminoso oasis
y cuando lo alcanzó/ se encegueció de espejismos.

El que abandonó el desierto
cuando el viento desparramó poemas
con olor a cerveza
y se vino a la ciudad.

Yo soy el bebedor de cerveza
el que navegó en barcas de cristal
cuando todos reían a carcajadas
bebiendo blancas bebidas en lujosas habitaciones.

El que cantó la canción del infinito
en un bar miserable del bajo de esta ciudad/
donde los bebedores de birra
se tiran en la vereda con una bolsa en la cara
a viajar por los bordes del paraíso.

Yo soy el que se acostó con dos minas una noche
y se despertó solo y sediento
a beber una cerveza
entre bardas rojas de un desierto amarillo.

Yo soy el tipo cansado de este mundo viejo
de hipocresía y usura/
el perseguidor de una palabra luminosa
que cure las llagas de infelices y hambrientos.

Yo soy el bebedor de cerveza
el que intenta la salvación o el desesperado perdón
escribiendo sucios poemas
plagiados a otros poetastros y poetitas
en medio de esta ciudad de tristes corazones.

El poeta in-mundo peleando en este mundo
de absurdas razones para la miseria/
vate urbano o lenguaraz de baratija
esparciendo bagatela poética
a ingenuas mujercitas que lagrimean de emoción.

Yo soy el que conoce el sabor de su sangre
desde el día que nació/
y mi garganta conoce la sed
antes que el sabor de una mujer.

El que se junta con bardos y borrachos
en bares pringosos y escucha su alcohólica musa
y hace que les cree y se emociona
al menos por un rato/
el tiempo necesario para fingirme poeta
y tomarles una cerveza.

Yo soy el que vio a Dios convertido en francotirador
disparando sobre la cabeza de los creyentes
desde la azotea de un bar en medio de la ruta.

Yo soy el tipo que gritó revolución
en medio de unos cuantos hijos de puta
que honraron a la patria
silenciando la palabra de hombres y mujeres
a punta de fuego y sangre mutilada.
(perdón 30.000 voces desaparecidas).

Yo soy el tipo/ el bebedor de cerveza.



Salvador green

Desde hoy voy a darle un sentido a mi vida/
dejaré de beber como un desahuciado
de fumar como un escritor solitario
y de fornicar como un animal en celo.

Voy a cambiar radicalmente mi vida.
Ya basta de orgías desenfrenadas con mujeres sin fe
de apostar a la muerte en cada golpe de dados
de beberme el alba en alcoholes baratos
entre borrachos y poetas fantasiosos.
Me quitaré de la cabeza la idea de que el progreso fue un fracaso
de que el mundo es un deshecho de esta ambición sin fin
y que la llamada especie humana/ ha desaparecido definitivamente.
Dejaré de escribir papeles inútiles que nadie lee
intentando ganarme no se que cielo prometido/
el cielo está contaminado de misiles nucleares
y los ángeles murieron carcomidos por la radiación.

Ya no buscaré flores en el desierto
para dárselas a ellas como ofrenda de amor.

Voy a darle un vuelco a mi vida.
Me afiliaré a los buenos de Green Peace
formaré una fundación con artistas y deportistas
preocupados por los animales/
y me dedicaré enteramente a salvar al peludo patagónico
de las garras de los charanguistas.
Si bien aún no es una especie en extinción
pero si seguimos así/ pronto lo será
el folklore los exterminara dentro de poco tiempo/
hasta usarán al quirquincho bola para jugar al fútbol playero.
¡No quiero ver ese día!

Seguirán muriendo de hambre niños en Bangladesh/ Tucumán o Etiopía
continuarán muriendo mujeres y hombres del tercer mundo
de enfermedades curables en el primer mundo/
pero sepan ustedes una cosa
cuando desaparezcan los últimos sobrevivientes
el peludo patagónico estará vivito y coleando
y será gracias a mí
el salvador green de la patagonia.



En el bar de la esquina

El otro día estaba en el bar de la esquina tomando una cerveza
mientras veía por enésima maravillosa vez
el gol de Maradona a los ingleses/
entonces en la mesa de al lado
alguien dijo:
- miralo a ese negro villero la guita que hizo -
- y que querés/ hay que ser bruto y pegarle a una pelota para triunfar -
- y encima se floreó por el mundo con la camiseta del Che/ que vergüenza! -
- otro hijo de puta ese desgraciado/ menos mal que lo liquidaron -
- deberían volver los milicos - dijo otro
- si así revientan a este negro drogón/ como reventaron a los terroristas -
- sí/ hay que matarlo/ así no habla más -.

Yo tragué el sorbo de cerveza más caliente que haya tomado en mi vida
y miré preocupado hacia el costado
pensé que había descubierto una confabulación terrorista-musulmana
o a un grupo de mercenarios despiadados preparando un asesinato
en el viejo bar de mi barrio
pero me equivoqué.

Eran cuatro señores muy elegantes de saco y corbata
con autos caros y alarmas que espantan a los que se acercan
tomando café en el bar prohibido de mi infancia.
Eran cuatro típicos burgueses argentinos
esos respetados hombres de bien
integrantes de la maravillosa clase media argentina/
ésa que nos ha diferenciado siempre/ del resto de Latinoamérica.
Eran cuatro señores con cara de tipos preocupados
por los graves problemas del país
arreglando los males de nuestro pueblo.

Muchachos/ esto no es un poema/ ni mucho menos
esto es un grito de alarma
en el querido bar de mi barrio
hay cuatro tipos
preparando un magnicidio.



Culpables

El mundo está destruido
y yo he descubierto a los culpables.

Los culpables son ustedes
sí ustedes/ poetas/ o lo que es peor: lectores de poesía/
no me miren con esa expresión violenta en los ojos
ya hay demasiada violencia en el mundo/
sean comprensivos por un momento
dejen esa excelsa vanidad de artista a un lado.

Ustedes escribieron tantas palabras de amor
crearon tantos campos verdes avasallados de flores
extasiados de incontables soles/
que el mundo se tornó gris
humeante de metralla y muerte
desquiciado de poder y ambición.

¡Vamos poetas!
hagámonos cargo de la parte que nos toca/
esas incontables noches que hablamos con dios
no le avisamos nada
hasta lo distrajimos con muestras dudas existenciales/
mientras ellos
sin pausa y con esmero
construían la maquinaria infernal
que destruiría el mundo.



Pájaros en el desierto

Este bar me gusta
tiene un aura a viejos delirios
marcas en las mesas de amores perdidos
manchas sangrientas de historias trágicas o de celos violentos
y un inconfundible olor a fritanga.

Este bar me gusta sin remedio.

Hay pájaros en el vaso de cerveza
que tengo en la mano/
están aleteando con frenesí
se golpean contra el vidrio opaco que los encierra/
me divierto mirándolos/
pero mi sed es más grande
que una manada de choiques en el desierto.
Voy a beberlos
beberá pájaros salvajes
para aliviarme
para salir a buscar mujeres pequeñas
o grandes hembras
pero locas amantes de los pájaros
mujeres agrestes que vuelan sin destino
o caminan sin tiempo.

Los pájaros siguen vivos en mi cuerpo
picotean mis vísceras
beben de mi sangre/
estos pájaros silvestres me excitan
se arremolinan en mis genitales
elevan mi sexo al cielo/
tienen la tibieza de su vulva
las alas como labios
y el aroma de su piel desnuda.

Estos pájaros hacen lo que quieren
con mis días y sus noches
pero yo sigo bebiendo
en este copetín al paso
de esta ruta que cruza la tarde
como un tajo en medio de la fría estepa/
sigo bebiendo
hasta saciarlos de alcohol
hasta emborracharlos de desolación/
mientras ellas
allá afuera
vuelan bajito esperando por mí.




Ella a pesar de todo

Ella avanza
sin descanso en el camino
ella va
atraviesa montes y llanuras
bajo soles incendiados y lunas heladas
y avanza
el poeta se detiene
afloja el ritmo
a veces se confunde
se sienta en la silla del poder
pero ella no transa
llega a la ciudad
camina por calles nocturnas
corre el último colectivo
mira la luna con una mujer ciega
habla con los mudos
juega con niños en el parque
ladra junto a un perro callejero
huele una rosa negra
y sigue
cruza las bocacalles sin mirar
la atropellan
la insultan
la quieren arrestar
pero ella sigue
entra en el alma de un suicida
y lo salva
sube a las alturas
habla con los dioses
y discute con Satanás
entra al cuerpo de un menesteroso
y bebe vino barato
se emborracha
y se droga
con los muchachos en la plaza
incendia gomas en la ruta
reclama paz y pan
pan y rosas
verdad y justicia
enfrenta la usura
al poder de los totalitarios
a torturadores y genocidas
no quiere circo
ni hueso
ni vino agrio
ella no se arrodilla
no se vende
grita sueños y libertad
hace amigos sin tiempo
compañeros entrañables
reclama lo imposible
cambia el mundo
lo destruye
y crea
un mundo nuevo
ríe y llora como un niño
como un hombre libre
como un sueño realizable
y sigue adelante
persigue utopías cabalgando unicornios
navega los siete mares de la tempestad
sobrevive
y sigue sin tiempo
para pausas tramposas
para habladurías vulgares
entra a los barriadas marginales
a los barrios abandonados a la mala del diablo
se interpone entre dos contrincantes
y le disparan a la cabeza
pero ella: la poesía
no se inmuta
solo sigue
debe llegar al final
de un camino sin fin
debe llegar a destino
a la salvación de todo hombre y mujer
debe llegar al amor fundamental.



Aldo Luis Novelli (Neuquén, 1957). Ha publicado: “La noche del hastío” Ed. Limón – Neuquén-2003; Plaqueta “16 poéticas” Ed. Limón – Neuquén-2004 -“Agonistas del fin del mundo” Ed. “La luna que” – Buenos Aires-2005 – “Desierto” Ed. El llanto del mudo” –Córdoba-2007; “Mínimo mundo” fragmento, tirada de 90.000 ejemplares - Edición del Min. Educ. de la Nación - 2008 -, “Estúpidos mirones de televisión” Ed. Textos de Cartón – de C. Nieva - 2009 – Córdoba; “Archibaldo, el gran exhibicionista” Ed. Cartonerita Solar – Neuquén-2009; “Luz y sombra” - Ed. Homo Scriptum - Monterrey – México de A. Botto y Ed. El barco ebrio Nueva York – EEUU de C. Aguasaco - 2011; “mínimo mundo” Ed. Llanto del mudo – Cordoba - Argentina – 2012, PlaquetaSoloiloco del solo’ – Ed. Cebolla de vidrio La mano en la sed -2016 – Rock en el desierto’ Ed. De La Gieta – San Martín de los Andes - 2016.
Publicó por invitación en diversas antologías nacionales e internacionales y colabora en revistas y diarios argentinos y del exterior.
Ha sido traducido parcialmente al inglés, portugués, italiano, catalán y rumano y su libro “Agonistas del fin del mundo” fue editado en el sistema Braille para ciegos.