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Raymond Carver: Poemas

Raymond Carver


















Por favor, nada de heroísmo

Zhivago con un cuidado bigote,
una esposa y un hijo. Ojos de poeta
que testimonian todo tipo de sufrimiento,
sus manos de médico  que no se están quietas.
“Las paredes de su corazón estaban más delgadas
que una hoja de papel,” el camarada general, su medio hermano
Alec Guinness le dice a Lara, a quien Zhivago amó
y dejó embarazada.

Pero en ese momento,
el grupo musical del bar de topless
al lado del cine comienza a tocar.
El sonido del saxofón se eleva, alto, más alto
demandando nuestra atención. La batería
y el bajo también están presentes,
sin embargo es el son ascendente, descendente
del saxofón
el que drena la energía
para resistirse. 


En las pampas esta noche

En las pampas esta noche un gaucho
montado en un caballo alto lanza
sus boleadoras hacia el atardecer, hacia el oeste
hacia las aguas del Pacífico.
Juan Perón duerme en España
con el general Franco.
el Presidente norteamericano come un asadito
en Asia…

Mi deseo,  introducirme profundamente
en las estaciones,
ser como un pino,
o un reno,
observar el lento rechinar y el movimiento
de  los glaciares, internándose
en los fiordos del norte,
resistir esta némesis
este clima seco.


Washington Benavides: NO NECESITO AIRES, QUE VOY por ELLA…



Washington Benavides

















Qué no los necesito.
Qué bueno fuera
Que sólo respirara
De la alhucema…

O el santo día fuera
Para admirar el orden
De las abejas.
O pensando en Heráclito
En la ribera
O imaginando cómo
En tierra yerma
Pudo El Bautista izarse
Casi sin lengua…

O mucho más cercano
A la entretela
Pensar los años duros,
-Nelson Mandela-.
Pero más bien pensaba
En cosas nuestras:
En un desempleado
En la burguesa
Sociedad de bancarios
Y las empresas.

El pobre tipo ignora
que no  interesan
ni sus tamangos rotos
ni su conciencia-
Pero yo forcejeaba
En mi catrera:
Voy a alcanzarla –Aires-
Que voy por Ella.

(Emulando a Eladio Linacero)
 Noviembre, 2015)

Washington «Bocha» Benavides  (Tacuarembó, 1930 - Montevideo, 2017) Poeta, traductor, músico y docente. Sus poemas fueron musicalizados por: Alfredo Zitarrosa,
Daniel Viglietti, Eduardo Darnauchans y Héctor Numa Moraes.









Yannis Livadas: Poemas









Yannis Livadas

























Si he perdido la cabeza por algo más glorioso

I.
Si he perdido la cabeza por algo más glorioso:
la verdad persigue el sol para ser olvidada
en millones de sus especies
tras los que tiemblan iridiscentes que dicen
seco agrietado su ímpetu;
huyen con toda el alma como arrogante latigazo.
Pierdo no como sea por el significado
sino como antigua observación de elegante almanaque.
Lo que ahora hago es
coágulos de conciencia sin gastar y alguna otra
corriente de exactitud para la exactitud de las cosas
que se ha ignorado por medio de las exactitudes
que primero resonaron escombros
a partir de los huesos que
algunos como un juego utilizaron.
Estoy en el estrépito.
No tienes que confiar en mí.
Soy de otro libro.
Cada inalcanzable.
Vivo la sangre de realismos vigilantes.
Te digo que hagas todas las guardias.
No tengo nada que no ensangriente.
No necesitas la poesía.

II.
Nada mutuo
Poema la última tribuna vacía
Lengua sin hogar.

Permanece
Como todo lo que pienso.
Para que yo sustraiga todos los verbos.
Yo.

Todo lo que escribo no es para un lector.

Es para un puñal.


Bar

Un piano habla con dientes negros
Ríe con blancos
A cada poco pasa algún coche.

Soy el pensamiento.

Conciencia inconexa.
Pierdo las palabras simples puesto que éstas
Se orientan a partir de productos apuestas acuerdos
Inacabados

Y mira entonces sí
La música cesa

En una palabra
Algún coche
Cabeza vacía
La negación de la escritura
No representan ningún compromiso.

Algunas veces incluso la imagen
De un ser humano que come a solas
Basta para que la pena se arrodille.
Incluso me bebo una
La ebriedad no es nada extraordinario
Pero es más íntegra
Que la democracia.


Se iluminarán todos pero no en orden

Se iluminarán todos pero no en orden, algo díscolamente.
Como las moscas sobre la panceta de la luna. Como un
bulldog atado a la despensa. Qué es esto
que dejó de funcionar;
el tópico, el sonido de los dados en el infierno
la muerte acróbata
sobre el alambre que debía haber cortado.
En la mescolanza de pérdidas que emblanquecen los cabellos
del alma una antigua muñeca hecha jirones
tocando algo al piano
nos roba
el racimo.


(versiones  Mario Domínguez Parra)



Yannis Livadas (Kalamata, Grecia, 1069)