Charles Bukowski |
fue hace unos 7 u 8 años
vivíamos juntos
con nuestras 2 máquinas de escribir
trabajando y trabajando
y con sus 2 hijos
que manipulaban la habitación.
ella se ponía difícil con
los mocosos:
¡váyanse! ¿no ven
que mamita esta
tipeando?
entonces ellos venían a mí
yo solía contestar
sus preguntas
entre cervezas
y versos.
realmente no les tenía demasiado
cariño
pero deseaba que a la dama le
fuera bien:
la poesía era importante
para ella,
ella se emocionaba muchísimo
y golpeaba las teclas
como si versos grandiosos
estuvieran siendo grabados
en la página.
cuando terminaba un poema
me lo alcanzaba
y yo lo leía,
“si, es bueno ... pero
no te parece que se leería mejor
si comenzás en la línea
4, borrás
la 7... y entonces, por supuesto
necesitarás un verso de cierre
no me gusta este
final...”
“ ¿como creés que tengo
que terminarlo? “
“ que te parece...” y
le sugería un
verso.
“¡Sí, por supuesto!”
decía siempre y
apresuradamente
se dirigía a recomponer
el poema.
***
los poemas de la dama comenzaron a
aparecer en algunas revistas
de escasa circulación
y pronto
comenzaron a invitarla a
leer sus poemas
en bares y cafés
de mala muerte
yo la acompañaba
y
escuchaba
ella tenía cabello largo y
salvaje, ojos también salvajes, y
bailaba y se contorneaba
allí con sus poemas,
sobredramatizando,
pero eso sí
tenía un gran cuerpo
y ella
lo meneaba
mientras leía y agitaba sus
poemas en el aire
y los hombres la amaban,
esos hombres que hallarás
sólo en lugares como esos
con sus pequeños libros de
poemas rimados
dentro de sus mochilas
y resplandecientes
rostros neutros-
los aplausos le hicieron pensar a la dama
que realmente algo estaba sucediendo
esto la mantuvo contorneándose,
bailando y meneando
el cuerpo
y
tipeando...
la dama
cierta noche
luego de hacer el amor
me dijo,
¡Algún día seré
más importante que
vos!
en muchas cosas,
le contesté, ya
lo sos.
tipeamos juntos
y separados
por algunos años
y como ciertas cosas que finalmente
tienden a acabarse
esto terminó.
ella se disolvió en algún
pueblo del desierto
y yo me mudé a
el Este de Hollywood
donde viví con algunas
damas
que no les importaba una mierda
tipear, en realidad
nada les interesaba un carajo
nada
de nada.
sobreviví a esos años,
me alejé,
me fui a un pueblo pequeño
cerca de la bahía
donde comencé a tener nuevamente noticias
de la dama poeta
a través del teléfono y
el correo.
la mayoría de las veces, fui evasivo, habiendo
aprendido hace algún tiempo que
regresar
no encaja con continuar
hacia adelante.
fuiste mi musa,
dijo una y otra vez
ya no puedo escribir
más...
repetía.
así que como verás fui
de utilidad
a sus propósitos
y eso es
una cosa bastante linda,
¿no
te parece ?
mucho mejor, creo, que
ser conocido por vivir con una leve
tensión nerviosa
o por tener una gran pija
palpitante
al palo día y noche
preparada
para internarse entre esas nalgas
hambrientas
donde ningún hombre, o bestia
o dios
pueden permanecer para siempre
ni
siquiera
lo desea
¿no
te parece ?
(versión Esteban Moore H.)
(versión Esteban Moore H.)