Mauricio Vallejo Márquez |
Cuando diluyes la luna
quiero tomarla en un grito
ser lobo encerrando la ciudad en su aullido
llorar como un condenado a muerte que teme la aurora
y clamar como Yoshua durante aquella batalla
en el Libro
tal y como clamaron los antiguos
en sus sendas que formaron a fuerza de error el desierto
y arroparon sin remedio la sombra de Dios
como hoy nos inunda su Nombre
vacío entre los hombres
llenos de olvido
anhelo evadir mi voluntad
porque en la noche amanece, y en el día anochece
y vuelve y se va y vuelve y
a la tarde es eterna y lánguida,
y a la noche inmuta y ruidosa
tan temperamental y ajena a mí
tal como las calles que son propias en un paso
mas se vuelven lejanas mientras transcurren los pasos
teñida de eras, de máscaras, de dinastías, de anchura
no pasas Dios
mientras que los hombres pasan como las horas
algunos despacio, otros más rápido
como aquel en una tarde que olvidó entregar las guías
ponerse el cinturón
doblar el pañuelo
olvidó sin remedio
detenerse
crecer, seguir, llamar
romper la puerta a golpes
correr y tomar las calles
antes que se volvieran vacías
y amargas y espesas y ajenas
deseando arrancar el puño y la vida
pero continuó lúgubre
consolando con la muerte
el terrible respirar de los días
y así
se fueron juntando las veredas
en cada gesto
y actuaba con elocuencia ciega
hasta la noche que no fue noche
y decidí llorar por él y por mí
por nosotros,
por todos
conociendo que en una ancha fogata
se apaga el día
hasta que se vuelve un estero apacible
y nos llena el temor como los cipreses del osario
que nunca relacioné con la muerte
sino hasta velar la historia
cuando colocaban anillos
y rezaban algo
como si aún escuchara
porque lejano quedó ese día
de paredes lisas y finas
blancas y largas
ahora eternas aunque ausentes
por ese deseo de arrancar el puño y la vida
pasan los años y no avanzan los días
y allí queda ese futuro incierto
con una sonrisa fingida pero hermosa
sin planos, sin estructuras, sin cimientos
avanzando sobre la arena
sin la angustia que las décadas llenan
sostenida por su frente y sus hombros
crece
aumenta
como una ciudad entre los valles
que desnuda las montañas
y en una leve hoja verde y humilde
crea entre las piedras la vida
mientras sigilan las horas
y toda huella
es eterna
aún en un instante.
Mauricio Vallejo Márquez (San Salvador, 1979). Escritor, poeta y periodista Ha publicado: Tiempo en la marea (poesía, 1999), Cantar Bajo el vidrio (poesía, 2000), La Casa (poesía collage, 2001), El último salmo (poesía, 2007), Cuentos de Ocio (microcuento, 2006) y El libro La decisión, la venganza y otros cuentos (cuento, 2011).