Jorge Ragal |
LA CREACIÓN
El primer día dios creó el sol como el centro del universo.
Y los planetas que orbitan a su alrededor.
Al día siguiente creó a las mujeres y a las sirenas.
Ambas serían atractivas, enigmáticas y
fecundas.
Por extraña razón las sirenas no sobrevivieron.
Al tercer día creó a los hombres y a los perros.
Intuyó que el perro sería el mejor amigo del hombre.
Al cuarto día creó las manzanas y las serpientes.
Luego en un momento de éxtasis creó a la Virgen María.
Al quinto día creó la poesía, la música y la alquimia.
La idea era no dedicarse exclusivamente a los negocios.
Después creó los aviones y los volantines para admirar el cielo.
Al sexto día creó la radio, la televisión y las redes sociales.
Tuvo claridad que la humanidad iba a evolucionar virtualmente.
No hizo ninguna mención contra el aborto y el suicidio.
El último día creó a los pobres, los negros y los enfermos.
Se comenta que fue una recomendación de su hijo.
ME GUSTARÍA SER DE RAZA NEGRA
Sería un famoso trompetista
de jazz.
Hubiese ganado los cien
metros planos en Beijing.
Madonna me contrataría
como su guardaespaldas.
Habría obtenido una
medalla al mérito en Irak.
Bailaría con la maestría
de Michael Jackson.
En fin, sería un orgulloso
de esta raza.
Habría brillado en los
Chicago Bulls.
Me envidiarían como actor
porno.
Sería el mejor boxeador
del mundo.
Y seguiría cantando como
los dioses.
ALQUIMISTAS
del universo, viene este señor Copérnico
y nos dice que nuestro planeta gira en torno al sol.
Cuando nos estimábamos los legítimos herederos
de los dioses, Darwin agrega que nuestra raza
desciende directamente de los animales.
Cuando ya solo podíamos aferrarnos
a nuestra cabeza, Freud por último nos advierte
que no todo es luz en la conciencia.
UN BELLO MAPA
Descubrí en una antigua
librería de mi barrio
un bello mapa escrito en
un idioma ya extinguido.
El mapa considera un
territorio con altas montañas
donde se distinguen unos
árboles que abrazan las estrellas.
Los puntos cardinales
están claramente definidos
con cuatro cruces
invertidas.
Las montañas y los bosques
están rodeados
por un mar con dragones y
sirenas.
Da la impresión por un
gigantesco cráter que un meteoro
hubiese impactado en el
centro del continente.
La imagen de un rey
aparece atravesada por una espada
y la de una reina haciendo
el amor con dos esclavos.
Se observa a unos
preciosos niños jugando a la ronda
en torno a la figura de un
ángel caído.
El cielo está decorado por
tres soles, una gran luna llena
y diversos aeroplanos y
hombres en paracaídas.
Se divisa también un
águila negra que lleva una serpiente
y una manzana entre sus
garras.
En el tronco de un árbol
está inscrita una fórmula
muy parecida a la solución
de la teoría de la relatividad.
En cada esquina del mapa
están clavadas unas banderas
de unos países
desconocidos.
Comencé a estudiar otras
cartografías para poder entender
a qué territorio
correspondía.
Después de mucho tiempo
entendí que el mapa hacía referencia
al lugar de mi última morada.
EL PRÍNCIPE DE BABILONIA
El príncipe de Babilonia
aprendió a escribir a los tres años.
Era un experto en el uso
de la espada.
Una vez le cortó el cuello
a un águila en pleno vuelo.
Corría más rápido que un
tigre tras su presa.
Fue padre a los trece, a
los quince, a los diecisiete.
El príncipe de Babilonia
cantaba como los dioses.
Escribió el más bello
poema de su tiempo.
Fue el creador de la
mítica biblioteca de la ciudad.
El rey lo nombró embajador
plenipotenciario.
El príncipe de Babilonia
evitó una guerra contra los bárbaros.
Se le otorgaron unas
fértiles tierras entre dos ríos.
Sus hazañas fueron motivo
de orgullo.
Se escribieron novelas y
se entonaron canciones.
Se levantó una estatua en
su honor en medio de la plaza.
Una noche de luna llena divisó
a un anciano caminando.
Le ofreció hospedaje pero
aquel le respondió que descansaba en el cielo.
A la madrugada el príncipe
abandonó Babilonia.
DECLARACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Toda persona tiene derecho
a jugar a la pieza oscura.
A tatuarse una flecha en
el corazón.
A tirarse en paracaídas.
Toda persona tiene derecho
a descubrir un tesoro.
A conocer el desierto
florido.
A correr una marathón.
Toda persona tiene derecho
a escribir un poema.
A reírse de los peces de
colores.
A disfrutar un dibujo de Matta.
Toda persona tiene derecho
a convertirse en un travesti.
A subirse al carro de la
victoria.
A entenderse en
mapudungún.
Toda persona tiene derecho
a besar a su mejor amiga.
A bailar en el carnaval de
Río.
A ver debajo del agua.
Toda persona tiene derecho
a donar su lengua.
A beber un vaso de
cianuro.
A descubrir su punto G.
DONACIÓN DE ÓRGANOS
Voy a donar mis piernas
para que un niño
pueda correr detrás de una
pelota.
También mis manos para que
otro joven
acaricie dulcemente a su
mejor amiga.
Mi esqueleto lo voy a
donar a una escuela de medicina
para que sea conocido como
el esqueleto del poeta.
Voy a donar mis pulmones a
un fumador empedernido.
Voy a donar mis riñones a
un par de ancianos.
No creo que pueda donar mi
hígado.
Pero voy a donar mis ojos
a una famosa cantante ciega.
Quiero donar mi lengua a
un amante compulsivo.
Quiero donar mi corazón a
una monja descalza.
Y por último voy a donar
mi órgano viril a un enfermo de sida.
HEAD HUNTER
Busco a un joven culto,
piadoso y de buena familia
para trabajar como monje
en un monasterio franciscano.
Los postulantes deben
profesar una fe mayúscula.
Y tendrán que abandonar
sus riquezas mundanas.
Se requiere una gran
experiencia en retiros y misiones.
El vestuario se limita a
una túnica, capucho y sandalias.
No es obligatorio el
manejo de una segunda lengua.
Pero si un cabal
conocimiento de la figura de San Francisco.
También deben poseer una
voz afinada para integrar el coro.
Los postulantes tienen que
llevar una vida ejemplar.
No deben consumir alcohol
de alta graduación o drogas duras.
Tampoco deben abusar del
autoerotismo.
Tienen que demostrar un
amor especial por los animales.
Ahora bien, ya no se
perdonan los actos deshonestos.
El monasterio dispone de
todas las comodidades.
No se paga un salario
estrictamente.
Pero la congregación se
preocupa de su pensión vitalicia.
Jorge Ragal Galdames (Santiago de Chile, 1954) Poeta. Estudió Literatura, Comunicaciones y Estética en la Universidad Católica de Chile. Es secretario el directorio del Pen Club Chile y socio de la Sociedad de Escritores de Chile. Es autor de los libros de poesía: “Chicles Calientes” y “El hombre se escribe”. Fue seleccionado en el libro “Santiago en 100 palabras” que organiza la revista Plagio y el Metro de Santiago y seleccionado en el libro “Basta: 100 hombres contra la violencia de género”.
Poemas
suyos fueron publicados en el “Álbum de la Poesía Chilena en
Bolivia”. Obtuvo el 2013 la beca del Fondo del Libro
para publicar la obra poética: “Dios te Amará”.