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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Jorge Castro Vega: Poemas




Jorge Castro Vega






















EL PAYASO MÁS TRISTE DEL MUNDO

Aclaración, por si hubiere
sensibles en esta carpa.

Les recordamos
que el número del cachetazo dura varias vidas
y el imbécil éste
siempre se olvida de agacharse.



EL SILENCIO COMO KARMA

                                              “Cuando no sepas qué hacer vente conmigo
                                               pero  luego no digas que no sabes lo que haces”
Ángel González                                                                                                                                                                              
Hay poemas y poemas.
Cuando está escrito  con las crines
de la espina dorsal
el poema te mira fijo
suda sangre
escupe
mariposas
y cuando cierras  el libro
porque no le pudiste aguantar la mirada
se queda allí
con su caligrafía enana y temblante

esperando que vuelvas para el  segundo round

mientras danza la poesía
tan excitada con la vida de la muerte
como el más sutil de los suicidios.
Hay poemas y poemas, ya lo dijiste.
Ahora te espera, dando saltitos en su rincón
tirando golpes  de los que se apropiará
tu rostro magullado.
Ya no te mira:
te lee.

Todo esto
siempre y cuando no hubieras tirado la toalla.
Es un púgil muy ladino la poesía.



NERVADURA DE  HOJA SECA

La juventud es una porrista de las más sensuales.
Y también la más perversa.

Te presta atención
 por un verano
– pero es tu automóvil
lo que en verdad le importa-
porque su novio (el capitán del equipo
 de alguna cosa) se ha ido un mes
a  un sitio cuyo nombre son puras  consonantes
a un certamen de Mrs. Mundo o a uno de esos
talleres donde te enseñan a controlar la ira.
Músculos regresará
–regresa; en el otoño
me dicen los amigos.

Y ella
se desvanecerá
con  sus colores de virgen medieval
y  con tu convertible rojo de cartón
del cual todavía no pagaste ni una cuota.
Pero ella no desaparece
súbitamente. Camina
de espaldas y el viento no se anima
a mover sus faldas.
Paso a pasito
como si el camino
no tuviera apuro.
No nos deja
por el  levantapesas,  ni por nadie.

Nos deja por ella
y por nosotros: ella
la menos discreta de las acompañantes
que ahora oculta su rostro
y prefiere
no decir adiós.



SABIDURÍA DE BAQUEANO

Se sabe: todos
los gatos, de noche
son hombres. Pero hoy parecen
virgencitas que nunca han ensayado. Dicen
que la noche salió rara
con una luna oscura que no miraba a nadie
como  prepoteando a los insomnes
por mirones.

Para mí que la noche
tiene  los días contados.




SECRETO A VOCES

Quede claro: yo mismo vi
cuando la luna cabeceó como un equilibrista
que miró hacia abajo. Y es cierto
que casi se cae. Y se hubiera caído
si  la noche no hubiera hecho
lo que hizo.

Y me callo.
Le di mi palabra de poeta




LA PENA MÁXIMA

Por más que la muerte sea
Luis Suárez, le llevo ventaja. 
Y cuando  pasa a mi lado
para poner la pelota en el punto penal
le digo bajito, casi adentro del oído: el que lo  ataja
se convierte en héroe  y el que lo erra
es el hazmerreir
de Todo El Universo.
Le hago un guiño.
Le muevo el balón.
El  juez amenaza con echarme
por mi inconducta deportiva.
Me voy 
despacio
con las medias bajas
bailoteando así
hasta línea del arco.

 Ella toma carrera. Eso es un toro.
Cierro fuerte los ojos
me arremango los pantaloncitos
y  me ajusto
los guantes
verdes de lana
que tejió la abuela.

Suárez –o lo que sea- también sufre un poco
creyendo que yo creo que no tengo
nada que perder. En eso, la muerte
se equivoca.
Pero no es cosa tampoco
de andarla avivando
justamente ahora.

Quedan unos segundos
antes del pistoletazo
de esa bola de hielo:
debo  convencerme
de apuro que soy
Lev Yashin.  “La Araña Negra”.
De apuro. Ya mismo.


Y si no
por lo menos, va a agarrarme
con las manos calentitas.



LO QUE CONTÓ MÁS TARDE LA SERPIENTE (II)

Desde luego, grita,
golpea, destruye. Incluso
ha llegado a dormirse de puro enojado.
Dormirse durante siglos,  sin soñar  nada
nada en absoluto
y de repente despertar
entre aullidos,  empapado en vinagre
con un par de clavos en las manos.

En cuatro  palabras:
vive furioso consigo mismo.
Y ya no queda nadie en el Edén
(salvo la música de Bach)
a quien pueda  achacársele la culpa,

Desde que los echó, no juega
no canta, no baila.
Y ha dejado de rezar.


MIEDO DE GATO

Le teme a  fantasmas y girasoles
de Van Gogh.
Al mediodía
se encierra en el ropero
y maúlla hasta que
parece cantar
bellamente
pero esa belleza
lo hace llorar;
llora un rato, rasguña
corbatas; rugiría, si pudiera.
Después afina un canto
que viene de lejos,
un disparo de ballesta
–tan lejano- que ni
siquiera se oyó.

Nos conocemos.

Hoy salió decidido
a mirarnos
a los ojos,  al sol y a mí.



LA PUERTA DEL CIELO

                                                                    (al maestro Lenny)

El rico mira al camello
y al ojo de la aguja.

El  camello observa el ojo de la aguja
y de reojo
al hombre rico.

-Maldita bestia- grita el hombre.
Y le hace chasquear la cara de un latigazo.

-Si él fuera un poco menos obeso –piensa
el camello, lamiéndose la sangre.

Obedece. Todo camello
Encuentra su forma
de traicionar la revolución



MISERERE
(para Gustavo castro Vega)

Era tal y tan precoz
mi conciencia sobre el punto
que podría decirse que aprendí a leer
a los solos efectos de escribir
mi biografía.

Lo supe desde siempre, desde
antes  incluso de saberlo.  Una vida llena
de palabras perennes y redondas, una vida entera
me esperaba con sus 33 velitas, para ser
contada con crueldad barroca.
Y poner un  punto
o dos
o esos suspensivos.

Iba a ser
extraordinariamente  interesante.
Como la de todos.

Pues bien
ahora que todo ha sido consumado
permíteme olvidar, Señor. Déjame ser
ese amputado
que siente el dolor del pie que ya no tiene.

Quiero morir con las sandalias puestas
                                                                                                                           

VIDAS PASADAS
           
Traspasé, limpiamente, la médula de un hombre con
mi espada druida. Registré con minucia los
movimientos que iba haciendo su cuerpo hasta morir.
Eran tus profecías sus espasmos.
Emborrachado de ti, lapidé adúlteras y vírgenes.
Carpintero desde infante, fui famoso por mi
esmero en la construcción de cruces.
Me dejé clavar en el madero para complacerte. Cuando
todo había sido
consumado, arranqué con mis manos agujereadas
corazones infantiles y grabé tu nombre en ellos con
cuchillos de obsidiana, para que no te apagaras
como  bombilla vieja. Estallaré. Para que brilles como
nunca. Seré tu fiesta de fuegos de artificio. En
medio del estruendo de tu infinito amor en el que todos
seremos arrastrados. Por fin, comprenderás que no
 existes sin nosotros. Apiádate de
este humilde guerrero que te encomienda su alma,
                                                                                                                                                                                                                                        Señor.


FOGATA

Mientras arde
              el leño recuerda
todas las cruces que fue                                        
cuando era niño.

El fuego lo escucha.
Lo escucha y  baila
                           lamiéndose a sí mismo 
como  un madero más



JORGE CASTRO VEGA (Montevideo, 1963), abogado, crítico literario y teatral, escribió y publicó sostenidamente en las últimas dos décadas del siglo XX, acumulando propuestas que le valieron  diversos premios, traducciones y su inclusión en las más exigentes antologías de la poesía uruguaya: Primera línea (1982), Poesía de sitio (1985), Poesía involuntaria (1987), Poesía certificada (1989), Poesía arbitraria- Antología personal (1989), Con motivo de Ana (1991), Un poco de sol  (1993) y Cosas que pasan (1997). En 1998  abandonó su intensa actividad periodística en medios locales e internacionales  e ingresó al Poder Judicial como magistrado; nada ha publicado desde entonces. Actualmente se desempeña como  juez en Montevideo, con competencia en asuntos civiles, comerciales y contencioso-administrativos.
 Los poemas que aquí se publican pertenecen a un libro inédito que pone fin a un paréntesis de más de quince años de silencio literario: COMO SI TAL COSA  (2015)
(Nota bibliográfica confeccionada por el autor)