Páginas

lunes, 18 de enero de 2016

Omar Garzón Pinto: MUESTRA DE POETAS BOGOTANAS NACIDAS ENTRE 1976 Y 1991






SANDRA URIBE PÉREZ
Poeta nacida en Bogotá, en 1972. Ha publicado los libros de poesía Uno & Dios (1996), Catálogo de fantasmas en orden crono-ilógico (1997), Sola sin tilde (2003) y su edición bilingüe Sola sin tilde – Orthography of solitude (2008), así como Círculo de silencio (2012). Ha sido premiada en diversos concursos literarios en el país y sus poemas han sido traducidos al inglés, italiano, francés y estonio.

DETENER EL TIEMPO
Para detener el tiempo
he amarrado las agujas de mi reloj
a un cangrejo


LENGUAJE IMPOSIBLE
Es duro revelarle al alma su tosca desazón.
Es arduo trabajar a solas donde únicamente te
visitan las moscas, donde las palabras apenas
Se miran por primera vez y ya se detestan.

HUIDA DE MI PADRE
La noche del abandono
yo imprimí todo mi dolor
en su carta camuflada de despedida
lo busqué por calles sórdidas
por noticieros de televisión
y cafetines
No existieron
más periódicos de los domingos
ni pantuflas de cuadritos cafés
ni efusivos "alcánzame la toalla"
Duró una eternidad
la ausencia de su voz
subiendo las escaleras
Mis sueños se echaron a morir
mientras un carnaval de silencios
escupía lágrimas por la boca
en lugar de risas por los ojos
su fuga pareció enhebrar mis dedos
y no pude hilar más casas en el corazón
y si el fútbol nunca tuvo sentido
-ahora menos-
Su equipo favorito
perdió siempre
hasta que su sonrisa
apareció al otro lado del teléfono
Después de una interminable tormenta
el sol lamió mi sed
y se produjo un estruendo de abrazos
en la cas
a nuevamente habitada

PRIMOGÉNITO
Fui la segunda del matrimonio de mis padres
Casi siempre el primer hijo recibe la herencia
y los mejores regalos

Sin embargo
yo tuve la mejor habitación
cortinas de color rosa
estampadas con elefantes
jirafas y osos

Tuve lujos
vestidos bordados a mano
muñecos de felpa
y vajillas de té

A mi hermano El Primogénito
desde el día en que nació
lo destinaron al jardín de atrás
a ser comida para pájaros
a quedarse dormido debajo de la lluvia
sin protestar

Siempre ha estado allí
aspirando los vapores de la tierra
acompañado por los rosales
las cecilias
y las matas de sábila
que la tía Enid me daba contra la bronquitis

A mi hermano mayor
desde su primer día
le asignaron un lugar en el polvo
un epitafio sin cruz
y un nombre que pronuncio todos los días
desde mi habitación lujosa
cuya ventana tiene vista sobre su casa
enterrada
en el patio trasero de mi corazón

A Luis Gabriel, in memoriam



PAOLA CASTAÑO
Poeta nacida en Bogotá, en 1974. Licenciada en lenguas modernas por la Universidad Escuela de Administración de Negocios. Ha participado en varios encuentros poéticos nacionales como el del Roldanillo (Valle del Cauca) y el de Tabio (Cundinamarca). Asiste a los talleres Domingo Atrasado, dirigidos por Jaime Londoño. Le han publicado poemas en la revista "Voces de la Coruña" en España, en la revista virtual Argentina "Mis escritos" y en la antología de la Academia Iberoamericana de Artes y Letras. Ha publicado el libro de poemas Tejido de aire.

PUERTA HACIA EL SILENCIO

En el fondo del mar,
la niña se encuentra
con el brillo de la tierra,
con el sol en sus ojos.

Se vuelve castillo de nube,
tren de agua en la distancia.

En el fondo del mar
revive el universo,
la niña se vuelve rosa,
música y cuerpo.

Encuentra versos de oro,
besa la magia que la busca,
Al tocarla, es marea y fuerza.
Puerta hacia el silencio.


RUINAS

Telarañas cuelgan de la razón
Luis Cernuda

Todos quedamos en cenizas
después de la tempestad.

Todo queda vacío,
en un tierno silencio borrado.

La tremenda sequía
agrava el corazón.
Y al llegar la adversidad
cuando se destiñe el día,
dejamos de ser humanos.




LE DEJO MI CORAZÓN AL AGUA

Le dejo mi corazón al agua,
en éste tiempo sin horas
cuando vuelo en páginas libres
cómo sombra sin puñal.

Dejo el hoyo más profundo
de hojas y cinco estaciones,
dejo notas de silencio
y una espera desértica y horizontal.

Dejo en el agua mi asombro
y muchas islas disfrazadas
dejo al caminar.

Y dejo la niña fundida en el aire,
cómo polvo etéreo que se va.


PAULA ALTAFULLA
Pintora y poeta nacida en Bogotá, en 1978. Politóloga de la Universidad Javeriana y Maestra en Literatura y Cultura del Instituto Caro y Cuervo. Cofundadora de la revista literaria “Taller de la Hoja”. Ha publicado poemas y ensayos en diferentes medios de comunicación de Latinoamérica: en Colombia: Revista Gavia, Revista Urika, Revista de la Casa de Poesía Silva, Revista Puesto de Combate, en el Periódico Aguijón; en Ecuador: Revista Ourovourus; en México: La Jornada Semanal; en Venezuela: Periódico Sujeto Almado. Autora del libro de poemas Del tiempo al caos.


NOSTALGIA

Pérdida irreparable
de un territorio natural
Difícil es recuperar
la sabiduría del árbol
la voz del arroyo
el vuelo de la grulla

Desterrados
peregrinos del mundo
son hoy los poetas

Acaso
la poesía ha adquirido nuevo atuendo
y ya no se posa en la tierra inmaculada
o terrible

La complejidad humana
ha acaparado el espacio central
que ocupó la Diosa Blanca.



PALABRA

Se equivoca quien piensa
que está vivo

Sólo se debe aspirar
a existir
en boca de quienes nos sobreviven.


TRANSPARENCIA

Como ver la imagen mía
reflejada en el estanque

Y no reconocer más que el medio
que la hace visible

El cuerpo en el que
surge el cuerpo
refleja el simulacro

Sólo agua que habita en el agua.


SUERTE

Coyunturas que aparentan
ser azar
la forma que se encuentra
tras los pequeños detalles

Fragmentos alocados
de momentos precisos
en la serie de un tiempo olvidado

El destino y el azar
indistintos
la necesidad y la libertad alcanzan el equilibrio.


SIMULACRO

Transparencia del sujeto
distorsión del sentido primordial
La esencia se niega a sí misma
el accidente la sucede
Del uno no surge el dos
ni así sucesivamente

Todo es igual a todo
porción que es el todo
velada evidencia de la idea
simulacro nada más

Tránsito de un hecho
que reclama un sentido
no más ser disfraz
ser vacío
el vacío no es la nada.


CAMILA CHARRY NORIEGA
Poeta nacida en Bogotá, en 1979. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Javeriana. Trabaja como profesora de Arte y Literatura. Sus poemas y reseñas han sido publicados en diversos medios de comunicación nacionales e internacionales como revistas y diarios. Hace parte de la antología de poesía Una mirada al Sur de Argentina. Ocupó el segundo lugar en el Concurso Internacional Ciro Mendía (2012) y fue finalista en el IX Concurso de poesía convocado por la Librería Mediática, Caracas, Venezuela. Recibió mención de honor en el I Concurso de poesía organizado por la Revista Abisinia, de la Universidad Javeriana de Bogotá. Hace parte del Consejo editorial de la revista Los Bandidos y es miembro de la Fundación astronómica y científica Proyecto Elkeve, Villa de Leyva, Colombia. Ha publicado los poemarios Detrás de la bruma (2012), El día de hoy (2013), Otros ojos (2014), El sol y la carne (2015). Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés.


OLVIDO
Estarás lejos
cuando en las tardes el aguacero de siempre
esconda golondrinas y gusanos.
Sabrás al fin que olvidar es sólo
esquivar entre las calles
fantasmas
que la luz de los faroles imagina.


SEÑALES

Llueve sin afán
el día huele a ti;
atento
mi corazón palpita y desconfía
sabe
que a pesar de todas las señales
jamás vas a volver.


RITO

Entrar en el silencio
mendigo que lava mis culpas.


ORILLA DE LA NOCHE 

La orilla de la noche es arrasada
nadie entiende de los sueños.
Yo contemplo a través del silencio
otras orillas más distantes
yo brillo detrás de la bruma
vacía ya de mi cuerpo y su lenguaje.
Desde otra noche que recuerdo en esta
corredores infinitos de luz como memoria
llegan a los ojos.
En la pupila de este sueño
mi padre sonríe rodeado de soles
lleno de lágrimas como una nebulosa
y yo corro y lo abrazo
lo abrazo
lo abrazo…


PASOS 

Ya no reconozco las formas que antes aprendí.
Llegan las cosas con esfuerzo
mientras la noche extiende sus tentáculos
a través del polvo y las estrellas;
soy un embrión transitorio
en otro sol que late y sufre.
¿Quién he sido?
¿A dónde fui?
Sombras en el iris
no reconozco los pasos que he dejado
lejos de mí arden el fantasma que me habita
mi abuela
y la estela que deja el hijo que no tendré.
Dios también flota
como una presencia que desconozco
y de la que nada espero.
¿Qué ha sido de todo?
Si en mi corazón como sospecho
crece un fruto
es porque alguien lo sembró.
Reconozco estas palabras que duran un latido
todo este vocabulario muerto
estéril
infantil.


DIANA CAROLINA DAZA
Nació en Bogotá, en 1980. Redactora creativa y gestora de proyectos culturales y editoriales. Textos suyos han sido publicados en revistas de creación literaria y suplementos de Colombia, Ecuador, Chile, Venezuela  y México. Ha participado en encuentros de poesía en Colombia y Ecuador. En el 2003 publicó el poemario El abrazo de los días grises  en  la colección “aquí estamos decena” de Funcreta ediciones, y en el 2010 participó en la publicación colectiva Domingo, vendedor de globos con el Laboratorio de escritura de las Américas.Sus poemas también aparecen publicados en El rayo que no cesa, Antología poética (Editorial Cuervo de papel, 2013). Actualmente dirige el proyecto editorial Piedra de Toque-Poesía Ambulante. Autora del poemario El nacimiento de la Gargoelana (2013).


La Singer  

La vieja Singer
vencida por en el  frió que envuelve la casa 
olvidó contar historias,
ya nadie cree que su pedal es un barco
ni su rueda un timón  que dirige los sueños.

Sus dedos de  aguja  ya  no cosen la fatiga
de  andar un día tras otro
los uniformes para el colegio
los manteles de navidad
el  dobladillo  del pantalón
el  vestido de domingo  de la  muñeca.

Ya  nadie escarba entre  sus cajones
buscando el hilo que  remiende  las telas
que cubren el paisaje
de una generación  de pequeños animales
mezcla entre panteras, pájaros y hormigas
con corazón de ballena azul.

La vieja Singer
dejó  de respirar
el polvo del abandono 
estancado  en  la garganta
le  cerró  las puertas a la emoción
ahora, como otro  herido mueble más
decora  la soledad de la casa.



Soy ese silencio

Mis  palabras,
al hablar de la casa, se agrietan.
Octavio Paz.

Soy el silencio de luciérnagas y  río
que  mis abuelos sembraron en mi sangre
las cicatrices de su desesperanza
se abren como orquídeas en mis sueños.
Soy su silencio de montañas y mariposas
esas mañanas de cosechas de frutas
esperando el beso de los buenos días 
esas tardes de siestas sagradas
sus manos tejiendo la lana
moliendo el maíz
mezclando  el cemento
limpiando el barro de las botas
resaca del invierno.


Soy sus noches desnudas frente a dios
sus pasos rasguñando la madera en las madrugadas
soy su silencio abrazando una fruta  rota
por el egoísmo de los  pájaros.


Soy su silencio
habito sus secretos,
último suspiro de su despedida
soy el eco de sus luchas
cavando un hueco en estas páginas
en esta vida,
para sembrar  su entrega
esperando que un día,
las  raíces  de su amor en mí,
empujen mis pasos

cuando  ya no sienta ganas de seguir andando.


Ni nidos, ni plumas
Más de novecientos días
bajo el efecto de la lluvia
                    que todo lo crea
bastaron para aprender por fin
que de los pájaros que trae el viento hasta tus manos
no te pertenece ni las nostalgia de las plumas
que se enredan en los dedos
después de un adiós definitivo.
Somos peregrinos
anidando calor artificial en los nidos del tiempo
vamos escribiendo historias en la memoria de los otros
sumando canciones a la banda sonora de su vida
sembrado sentimientos en sus patios
                      para al final
quebrarles en corazón
                                  con tanto olvido.
Lo único que permanece
es la soledad
la soledad en el nido de la memoria
la soledad en el patio de la casa
la soledad en las manos
que nos recuerdan el canto de los pájaros
que llenaron con su color los días.

***

Lástima de aquellos que no ven la sabiduría
que nace en la quietud 
la belleza de los cuerpos en reposo


CAROLINA DÁVILA
Nació en Bogotá, en 1982. Abogada de la Universidad Externado de Colombia con maestría en Derechos Humanos y Democratización. Fundadora y editora de la Revista Cultural SOMOS – Libertad Bajo Palabra. Sus poemas han sido publicados en antologías y revistas de diferentes países de Iberoamérica. Con el libro Como las Catedrales ganó el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Cultura de Colombia, en el año 2010. En 2014 representó a Colombia en el Festival de Poesía Venezuela. Participa en el Taller de Poesía de Bogotá Los Impresentables que hace parte de Renata. Algunos de sus poemas han sido traducidos al italiano.

        
LUNA NUEVA

A esa hora
la línea nítida que demarca el horizonte
abarca la noche entera

ella recoge las piernas y las enlaza
se deja mecer por el viento
mira los árboles, serenos
extranjeros en la comarca de las despedidas

Ella, condenada al movimiento
Ellos, condenados a lo quieto

Sus sombras se pierden

En la noche, entre lo quieto y nosotros
la oscuridad es la distancia

mantiene abiertos los ojos

no hace falta partir
para sentirse lejos


***


Frente a la flor casi marchita
la niña suplicó a su madre:

“No la cortes, déjala morir entre la tierra,
pues lo que yo he cuidado
no son sus pétalos, sino sus raíces negras”


CEREMONIA

Las copas de los árboles
se mecen

El lenguaje del viento
nos bautiza

Ahora los pájaros
conocen nuestros nombres



CON LA LLUVIA NO PENETRAN OTRAS AGUAS

Yo amaría a esa mujer que deambula
por un desierto de noches heladas
mientras le llegan los rumores de algún puerto
pero no rompen ellos su silencio
ni suavizan los surcos
que el dolor trazó en su cara

La amaría porque no se doblega
porque con la lluvia no penetran otras aguas

porque su cuerpo se abre ahí
donde a la primavera no le alcanza



VI

Dijo
“Hágase la Nostalgia”
y echó a andar


JOHANNA VANEGAS
Nació en 1982, en Bogotá. Estudiante de Creación Literaria en la Universidad Central. Ganadora del concurso de poesía de la Universidad Central del 2013 con el poema  “Nacimiento del primer misterio”.  Mención de honor en el concurso de poesía realizado por la Red Capital de Bibliotecas Públicas BIBLORED en febrero del 2014, con el poema “Génesis”. Invitada a varios encuentros y recitales en la capital colombiana. Su poemas aparecen en la antología Diez mujeres poetas cantan a la tierra, de la Universidad Agraria de Colombia, 2014.

GÉNESIS

Eva probó el delicado  fruto,
tengo su sabor en mi boca
si la inocencia se calcinó tras la caída
si  la realidad me dejó la  incertidumbre
ya no sabe a placer.
Hostia de  muerte,
haré  de ti, pecado y descendencia
tus labios me otorgan, un lapso de vida
solo un poco del  fruto caído.



NACIMIENTO DEL PRIMER MISTERIO
                                    A   Hugo Mujica

Has oído                                                                                     
lo que los templos hablan de la poesía
mueren, a través de ti
para tocar en la llaga
lo silenciosamente humano
suplicio  que en la palabra
quiebra el agua  por ti bendecida.
Lejano
mi piel, viéndote en el lenguaje
aprendió a tatuarse
los pecados del mundo.
Sepulturero del acto de un bostezo
en su primera palabra, sucumbe.


MADRE

Cántales a las sirenas
las penurias de tu vientre
caerían muertas
se harían peces.



ÁNGEL

Me embistes
en una plegaria.
Encuentras en medio de mis muslos
la garganta de cristal
que pronuncia tu caída.



CUMBRES

Déjame ir
no hables
como si la carne del  mundo no
sangrara en su propio eje,
sabes bien
que de mis bolsillos
caen piedras.



LLAGA

Brota en la daga
una herida abierta.
Busca cerrarse
en la carne de otro.



RETORNO

Espuma de cal,
quiebra la hiedra
incrustada en mi espina.

Polen de boca amordazada
que aún vive en el pecado,
evítame  la frustración.
Seca la costilla
de la que fui extraída.


PAOLA CADENA
Nació en Bogotá en 1983. Es Licenciada en Español e Inglés de la Universidad Pedagógica Nacional y Magister en Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Cincinnati.  Autora de los libros de poemas Hotel (editorial Ulrika, Colombia, 2008) y Cinema acaba (Bid&co. Editor., Venezuela, 2012). Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y antologías de Colombia, España y México. Además, ha participado en varios encuentros como el Festival Internacional de Poesía de Bogotá, los Juegos Florales de ManizalesPoesía en Abril de Chicago, entre otros. Finalista del VI Certamen Internacional de Poesía Martín García Ramos, 2007. Se desempeñó como docente de literatura de la Universidad Pedagógica Nacional. Actualmente cursa estudios de doctorado en literatura en la Universidad de Cincinnati.

Del libro Hotel.


Una suerte de poética

El hotel es la vida
y la poesía esta extraña columna que me aleja del cielo y me saca de la tumba
No son las palabras precisamente la poesía
sino más bien la palabra
que es todas y es ninguna porque no puede asirse a sí misma
no es la palabra de Dios     ni mi palabra tampoco
es una caja cerrada donde las aves vuelan
un cielo inmenso donde se arrastran los pájaros
La poesía no tiene porqué ser algo
el hombre inventa su propio manicomio
desde el cual cree entender todo
el color de los otros
el aliento del perro
pero no hay vasos comunicantes entre un desvarío y el otro
Entonces
dejemos que algunos cuantos
se encierren en las letras
creyendo que son amantes
o dioses
o murciélagos
qué más da…
cada loco con su cuento
o lo que es lo mismo
cada poeta con su dolor


Placa en honor al fundador del Hotel

Cada hombre es un hotel de paso
tiene habitaciones en sus manos y en su vientre
y la mejor suite siempre está en los ojos
aunque a veces sean opacos y callados.
Todo hombre tiene un bar en su garganta
y un corredor largo y oscuro
desde el alma hasta la razón.
A sus espacios diminutos llegan hombres y mujeres
con velas encendidas
o linternas desgastadas
Un día el hombre muere
y entonces llegan los gusanos
comen y beben
y luego se marchan sin pagar la cuenta.



Habitación 303
LO QUE DIRÍA NICANOR PARRA LUEGO DE HOSPEDARSE AQUÍ

Mañana sabremos que la poesía no existe
Y todo habrá sido una pérdida del tiempo que se hizo palabra
La manía ingenua de creer que un árbol se parece a un poema
Y creer que ser poeta es ser algo
Cuando todo ya es nada
Mañana sabremos que es tiempo de llorar en letras
Por la palabra misma que ya no nace
bajo ninguna combinación
Como la mujer que ya no se encuentra
Ni en todos los trajes posibles
Ni en todos los escándalos
Ni en todas las lágrimas


Sueños

I
Los zorros viven bajo el arco iris
saben bailar con máscaras voluptuosas
y deslizarse en un bosque que tiene música arrinconada
Los zorros existen en el arco iris        y no debe mirárseles
para que sigan siendo irreales
inverosímiles   pintados en la elegía de un sueño
Ahora el suicidio es un pasaporte
el viaje será un epitafio de la imprudencia
Se daría fe de las visiones
y la fe se ha hecho para los ciegos

II
Una niña alucinada camina con los árboles y sus voces
los árboles están llorando su propia tumba
se pueden comprar las frutas ¿pero dónde comprar el huerto?

III
La nieve de una mujer siempre es cálida
su hielo es un hervor que precede a la muerte
antes de hacerse blanca

IV
No creo en mi propia muerte
podría ser también una mentira
Me duele estar muerto
y ser de la oscuridad su parte más oscura
y volver al túnel
y no volver
¡Retornen a su cadáver!
Si me regalan su muerte estoy dispuesto a la tierra
pero crucé la oscuridad  y sigo con vida
Perdura el dolor en mis venas
Perdura el latido de saber dónde está el infierno

V
¿Y si entro en tus pinturas para buscarte?
Me he refundido entre el olor del óleo
y todos los cuervos del mundo me dicen adiós mientras suena el tren
La pintura y el hombre son un espejo

VI
El hombre    más que de vida
ha aprendido a encender la muerte
El monte no es culpable
sólo se preocupaba de su blancura y lo hicieron rojo

VII
¿Humano o demonio?
Fui las dos cosas
Las flores devinieron desiertos
El polvo acostumbró su danza a ser siempre está
siempre gris
Todo se ha hecho monstruo
Al demonio de un solo cuerno
enojado consigo mismo
sólo le resta llorar
eso es el hombre

VIII
Las flores son para las piedras un saludo distraído
La noche es oscura porque debe serlo
¿Qué sería del día sin su ocaso?
Todo está dicho
Los árboles saben de leña
lo suficiente para matar al frío
Dios sabe de vida
lo suficiente para matar al hombre
Todos ponemos flores sobre la muerte
La alegría es un funeral colorido



CAROLINA CÁRDENAS JIMÉNEZ
Escritora, poeta y pintora colombiana nacida en Bogotá, en 1984. Especialista de Creación Narrativa de la Universidad Central. Licenciada en Humanidades y Lengua Castellana de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y egresada del Diplomado de Escritores de la Universidad Central (TEUC, 2006). Experiencia como directora y editora de la revista literaria Gavia de la Universidad Distrital, la cual fundó en el año 2005.  Ha publicado su obra en revistas universitarias, en el diario El espectador de Colombia, en la Revista Datura de El Salvador (2014) y en la Antología Poética Latinoamericana de El Salvador (2015). Con el libro Parajes inesperados ganó el segundo puesto de cuento de  los Estímulos a la Creación Artística (Kennedy, Bogotá, 2006). Publicó el cuento Un desconocido en la antología de cuento Cenizas en el andén (2009). Ganó el segundo puesto en el II Concurso Nacional de cuento El Túnel (2011) con el texto A la deriva. El poema La danza de las moscas fue publicado en la antología del taller de poesía del Colegio Gimnasio Moderno (2012). Quedó entre los veintidós finalistas del Concurso Nacional de Cuento La Cueva con el texto Mañana será otro día. Ha participado en diversos encuentros de poesía desarrollados en varias ciudades de Venezuela, El Salvador y Colombia. En el 2013 publicó Somos náufragos.


OJOS CERRADOS

Sutil te sumerges como un pétalo en mi boca,
levitan tus manos sobre mi piel, águilas hambrientas.
Un cálido viento recorre mi cuerpo
haciéndome olvidar que existe un tiempo.
Somos uno cuando cerramos los ojos
y el cielo con sus estrellas cae sobre nosotros.



SEPULTURA

Siempre la rutina,
el alba en retorno perpetuo,
la tierra desértica, muda palpita.

Pica, pala, grito,
abajo, bien debajo de mis pies
siento la tierra temblar
con el movimiento de la ciudad despierta.

Pica, pala, grito.
Hombres y mujeres
se preparan para un nuevo día
de vaguedades, de horas muertas,
suscitadas por
la máquina, la pica, la pala, el grito,
la fila, las horas en punto, el grito,
la producción, la pica,  la pala,
el agotamiento, los ojos pegados al techo.

El retorno
fija en el pecho de la mujer y el hombre
una mañana con horas en punto,
máquina,  gritos, pala, pica.
Sigue, sigue estando…
la tierra desértica, muda, palpitando 



ENCUENTRO INUSITADO

A Daiyan Francisco Noa Brandford

Ese día nos reconocimos en el primer crepúsculo del mundo,
en el primer tiempo de la creación.
Los dioses nos abrazaron con una mirada eterna,
las aves en el infinito crearon imágenes en las nubes,
las ramas de los árboles murmuraron un canto inescrutable para los demás,
pero un lenguaje descifrable solo para los dos.
Las hojas caían sobre el universo en danza circular:
ventisca de colores y olor a verde,
el mar santificó nuestras bocas y caricias
y la luna nos indicó un sendero inusitado.
El universo encendió un nuevo astro y sonrió
cada vez que juntábamos nuestros labios.
Todos festejaron nuestro encuentro.



CIUDAD
                                            A los falsos positivos

La luz con el pendular de las horas se desvanecía.
Cerrado el cielo, los ojos se nublaron
y la palpitación de cada hombre se desbocó.

El arribo de la oscuridad daba paso a otro mundo:
luces inmóviles, aferradas a cada esquina. 

Desde  el mundo subterráneo se elevaban
aullidos, pasos, silbidos y el chirriar de bisagras.
Hilos de lluvia se resbalaban por los tejados,
las paredes y las hendiduras de las alcantarillas.

Los disparos se escuchaban
como graznidos de buitres.
Hilos de sangre rodaban por el suelo
y sobre las cabezas de algunos cuerpos
que yacían encima de los escombros de las calles.

En ese instante en que los sonidos
y escenas mortuorias de la noche despertaron,
todo se hizo indivisible con las sombras,
se transformaron en eternidad,
pórtico sin salida y  escena repetitiva en la memoria,
para los que observaban temblando tras las cortinas.



EL ÚLTIMO CANTO


Entre las ramas un pájaro canta
                                                     sus últimas notas.
Un viento columpia su cuerpo.
El cielo púrpura
                           anuncia su caída.
Un ventarrón lo arroja al suelo.
La muerte deja ver sus primeros indicios:
unas heridas abiertas
                                     y las plumas, rodean su cuerpo en el piso.
El frío anticipa el esténtor del ave:
                                                              es una hoja que aletea débilmente
y busca la profundidad de la tierra.



TANIA GANITSKY
Nació en Bogotá, en 1986. Profesional en Estudios Literarios y Magíster en Filosofía y en Literatura. Sus dos tesis de maestría fueron sobre Paul Celan y Marina Tsvietáieva respectivamente. En el 2009 ganó el Concurso Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia y en el 2012 una mención de honor en el X Certamen Literario Gonzalo Rojas Pizarro de Chile. Sus poemas han aparecido en algunas revistas y antologías del país. En 2014 ganó el Premio Nacional de Poesía Obra Inédita que convoca la Tertulia Literaria de Gloria Luz Gutiérrez por su libro Dos cuerpos menos. Ha trabajado como docente. Actualmente cursa un doctorado en Filosofía y Literatura en Inglaterra.

“Le parece que hubiera mil barrotes y tras los mil barrotes ningún mundo” Rilke, La pantera

Soy el menos animal en el zoológico,
nadie me lanza migajas de pan
o trozos de carne.
Como el concentrado que me sirven,
cuando me lo sirven.
No soy presa de nadie
y ni siquiera he atrapado un gusano.
Mi jaula no la cierran con candado,
a veces la puerta permanece entreabierta
y no me escapo.
El silbido del vigilante
y el paso de los niños al otro lado de la reja
son mis conversaciones perdidas.


Cuando besamos
el sol/los caballos
resucitan



El vacío reclama voces
más vacías.
Plantas
que no germinan
sembradas en lo oscuro.


Los tigres atraviesan las flores
sin el cuidado de rodearlas.
Me aproximo.
Recojo el desastre que flota en el aire.
Los pétalos enfermos,
los granos de tierra
fuera de su espacio y tiempo.
Por acá han pasado los tigres.
Mi escritura guarda su desastre.



Un error en el laberinto de Creta

“No es posible comenzar un poema sin una parcela de error acerca de sí mismo y el mundo…” René Char

Atravesamos el laberinto con una daga
en las manos.
No tenemos necesidad
de volver, de reconocer los caminos.
Encontramos a la bestia feroz y caníbal.
Cortamos las cuerdas que lo atan
a la gloria fatal.
El minotauro corre deprisa, sus cuernos
contra el mito.


Toco su espalda mientras
duerme
y yo escribo. Nunca he escrito
tocando a alguien.
Ahora soy dos cuerpos menos.


JENNY BERNAL
Poeta nacida en Bogotá, en 1987. Licenciada en Español e Inglés de la Universidad Pedagógica Nacional. Coordinadora editorial del periódico de poesía Aldabón durante los años 2009 y 2010Promotora de Lectura y Escritura en BibloRed (Red Capital de Bibliotecas Públicas de Bogotá). Cofundadora del Festival de Nueva Poesía y Narrativa Ojo en la Tinta. Miembro del comité editorial de la Revista Contestarte y la Revista Latinoamericana de Poesía La Raíz Invertida. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas virtuales e impresas de México, Chile y Colombia. Ha publicado en Raíces del viento: cinco poetas jóvenes colombianos y preparó la selección y prólogo de Postal del oleaje, poetas nacidos en los 80: Colombia- México.


DE LO INVISIBLE Y SU DESTINO

Es verdad, te desvaneces
nos desvanecemos
como borrosos puntos de grafitos
sobre hojas húmedas

Alejas tu nube
y yo, ante no saber de oscuridad
te entrego a la tiniebla.

Donde irán a despertar tus ojos
quizá
les hará falta la luz

Tendrán el viento para escapar
la lluvia para mojar el recuerdo y
darle de beber a tanto desierto preso.

Sabemos
lo sabíamos incluso antes de desaparecer:
el destino de lo invisible
es perder en sus baúles
los hallazgos.


LA CASA

Bienvenido a esta casa
su casa
aquí se respira el frio hiel
de ese aliento ausente.
Bienvenido a esta casa
de enojos y lágrimas
siéntese donde sus pasos se agoten
donde su piel se seque,
la casa ha cambiado un poco
-usted perdone-
pero he evitado pintarla
para que las grietas del tiempo
le regalen un poco de ese matiz familiar.
Es la misma casa no se asuste
esa misma que construimos hace tiempo
esperando estar lo suficientemente solos
para habitar en ella.



UNA TRETA DEL OFICIO POÉTICO

La poesía es un melodioso ajedrez que jugamos con Dios en solitario
Eugenio Montejo

Se me van cortando las alas
Poco a poco.

Invoco la aurora
para sosegar los vientos,
esconderme de paisajes
en lienzos de ceniza.

Espectros profanan el arte
embriagándose de vacíos
quitando a la luz, la noche y la luna
su transparencia.

Vengo a escribir un poema
sobre esta gruta de asfalto
y se cae una pluma blanca.
Pesa tanto su ausencia.

Tratar de volar muy alto
es la mayor peripecia
cuando el mundo
porta sus tenazas
y se ensaña
en estropear las alas.



ORÁCULO DE EROS

Majestuosas se abren las hojas
bajo cada una de sus silentes pisadas.
Él es un inmenso instante
y sus ojos
destello, aire cálido
sabe que es la tarde y no la noche su morada
por eso extiende sus escamas antes de oscurecer
y reviste el fuego con sus manos
Es su piel
sus labios
sus brazos
la caligrafía completa
del papiro del deseo
la llave a la contemplación misteriosa
el oráculo de Eros.



TRETA DE CELOS

Su silencio insoportable
artificio perverso de la incertidumbre.
Imagino a esta hora sus palabras atascadas;
en la lengua donde alberga el beso,
sus formas mutando bajo la luna.
Han de estar desiertas sus manos
escudriñando gotas de agua en el vaho de la noche
con seguridad sus huellas se reflejan en ventanas de humo
su lenguaje ha de reducirse
al movimiento de sus formas
y la exaltación de otras figuras donde desemboque su silencio.


NIDIA ANDREA MARTÍN
Nació en Bogotá, en 1989. Egresada del Colegio Nuestra Señora del Rosario. Trabajó como promotora de lectura en Fundalectura y con la Corporación Contravía. Ha realizado estudios en Psicología en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.


INTERMITENCIA

Al día siguiente no murió nadie
José Saramago

El viento eleva las aves
                          para leer su destino.

                                        Insoportable reflejo
                                        Que la muerte abandona.



RUTINA

Cruzo el umbral
               Donde se unen dos mundos.

                                  Me sumerjo en el aire.

El que conoce mis pasos, juega,
                                            los desvía.

Soy fibra oscilante
                 En busca del centro.



MARÍA GÓMEZ LARA
Poeta y ensayista nacida en Bogotá, en 1989. Literata de la Universidad de los Andes con la distinción Summa Cum Laude. Su tesis de grado fue sobre el poeta venezolano Eugenio Montejo. Cursó una maestría en escritura creativa en español en New York University (NYU). En 2006 ocupó el Primer puesto del Concurso Intercolegiado de poesía, Casa de Poesía Silva y Fundescul y en 2007 fue la ganadora del concurso nacional de la Casa de Poesía Silva, “La poesía en los oficios”, en la categoría de menores de edad. Poemas suyos han aparecido en la revista 'Golpe de dados' y el periódico El Espectador. Autora de los libros de poemas Preguntas para el azar (2007), Después del horizonte (Caza de Libros Editores, 2012) y Contratono (Visor libros, 2015), trabajo por el cual fue galardona con el Premio Loewe de poesía 2014. Actualmente cursa un doctorado en literatura en el Departamento de Lenguas Romances de Harvard. 


Astillas

Los verdaderos poemas son incendios
                                 Vicente Huidobro

voy frotando una astilla contra otra
y es inútil

no habrá fuego
en mis restos de madera

pude rescatar del naufragio
un trozo de leña

hueco de tormenta
atravesado por tanta agua salada

lo quebré
para inventar dos trizas que se juntan
dos chispas
que no estaban
el revés de un vacío un agujero

aquí sigo todavía estrellando mis astillas

nada que encender
y te haces humo
nada que apagar
y eres ceniza


La luz inútil

La soledad es estar ahora entero
                           Arturo Carrera

qué extraña completud

ya sin relojes
ni calles cerradas

qué extraña completud el aire abierto

la sola luz
la luz inútil

al fin sin nudo ciego

para qué ver si nada que alumbrar
de este equilibrio hueco

ningún nombre
ningún árbol

ningún edificio torpe que vaya a derrumbarse

para qué el estupor suspendido
si no hay dónde caer



Variaciones sobre la muerte

I.

Si es por la muerte, su peso es doble y ya no nos suelta.
No es por las puertas donde se asoma nuestro abandono.
José Lezama Lima

será por las ventanas
cuando quedan entreabiertas en la noche
la muerte se va acercando
no abandono sino brisa
tras los vidrios

los empuja
casi imperceptible
van cediendo

no hace falta quebrarlos
ellos mismos son la llave
sin puerta

mientras nosotros
esperamos

II.

golfo de sombras anunciando el puerto
                                      Luis de Góngora

pero es agua todavía es tormenta

vemos una forma cóncava
apenas dibujada entre la bruma

y nos vamos anudando sin la tierra
para zarpar después donde no hay barcos



Contratono

                   único tono
el agua contra el agua
             Blanca Varela

aprendimos
a despertar en medio de la noche
con el ruido del agua

conocíamos la errancia
de hace años                     nuestro sueño era frágil

los ojos entrecerrados casi abiertos dormíamos
como quien vela

atentos al derrumbe
las manos en la cabeza
por si los escombros
y los pies alzados
ya para correr

pero una madrugada gota
a gota
lo intuimos

oímos resonar
el nuevo escape

algo nos cantaba
en contratono

que esta vez huir
sería quedarse



Un pozo

Quiero no recordar lo que no hemos olvidado,
  arrojar una piedra en el pozo de la ausencia
 y escuchar cómo suena a agua y a oscuridad
                                               Nikola Madzirov

quién sabe cómo suenas
pero digo que el agua cura

y eres un pozo vacío
que se llena

de a poco menos hondo cada vez

todos los días
camino sobre el cemento

huyo
de las esquinas que derrumbaste con las manos

esta vez no hay líneas ni relojes
no hay caminos

una tarea sin tiempo      redundante

una materia extraña que moldeo
con las horas
con los dedos    con los codos

puede ser agua barro arcilla

ya no se trata de ganar una carrera
es apenas cubrirte con algo



JAFITZA QUIPO
Nació en Bogotá, en 1990. Estudia el programa curricular de Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Ocasionalmente colabora con algunos colectivos literarios. Docente eventual de lengua castellana y literatura. Ha colaborado con las revistas Ulrika del Festival Internacional de Poesía de Bogotá y  Phoenix de la Universidad Nacional.


Los espejos han de ser heridas

Los espejos han de ser heridas
perpetuadas
a través del golpeteo
       sordo:
enjambre de pájaros
que entregados al azar
chocan tenaces
incapaces de reconocer la decepción

       mi boca:
herida de goce
se confunde con mis manos:
       crean
              cautivan
              absorben
       desolan
manos cansadas de no ser aves que migran
de no poder abandonarme en la noche a los espejos

todos
quieren a un tiempo
ser
pájaro y  herida
mano y boca
confinarse a si mismos
a los otros
en el umbral del ocaso

pero las nubes
son tan grandes ya
que es como si no hubiera cielo
como si nunca hubiera habido espacio
para la luz o
aun para la multitud y sus dolores


I

Débora

En esta ciudad
          el mar
es solo una palabra
sepultada en la boca


IV

Junto a la ventana
espero a que el sol
           aplaste
los cadáveres de la ausencia


ésta,
es la hora del día en que el silencio
retoma su forma primitiva:
se desliza por los durmientes
               -casi-
sin darnos cuenta


ya no es la manzana
la que nos atraganta:
          es la serpiente



V


(Recojo mis pasos para volver al asombro)


la ciudad
             flota
sobre los escollos
               que hienden
el aullido primitivo del mundo


cada bocanada
desnuda el aliento
de una criatura
         que no conozco


la marea me orilla
              confiándome
en cada restallido
al afán de todos los sedientos


Camino lenta, erguida
             al tanto
del desbocamiento


mascullo
balbuceo
aúllo
                me callo


me precipito al miedo
           esta noche
en que la brevedad de la arena
revela a mis pies
los otros cuerpos de la tierra


INGRID GONZÁLEZ
Nació en Bogotá, en 1990. Cuentista, cronista y poeta. Licenciada en Español e Inglés de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Ha realizado estudios sobre creación literaria en el Taller de Crónicas Barriales (2007), en el Taller de Escritores U. Central (2009) y en el Taller Virtual de Escritores (U. Central-Fundación Gilberto A. Avendaño). Su ensayo “Literatura, cultura y paz en Colombia” obtuvo el primer puesto en el concurso de ensayo de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (2007). Fue jurado del Concurso de Cuento, Poesía y Artes Gráficas del SENA (2009). Ha publicado crónica en la Antología de Crónicas Barriales y en la página web de la Biblioteca Luis Ángel Arango (2007), así como poesía en la revista Gavia (U. Distrital, 2009), en el libro Poesía Colombiana (La Esquina Ediciones, 2009), Antología de letras y exlibris (Ediciones La Máquina Gris y Liga Latinoamericana de Artistas, 2010), El rayo que no cesa, Antología poética (Editorial Cuervo de papel, 2013) y en Esta ternura y estas manos libres, Antología de poesía Iberoamericana (Editorial Piedra de Toque, Bogotá, 2015), entre otros. Ha sido invitada a diversos recitales, festivales y encuentros en diferentes bibliotecas y locaciones. Autora del libro The Nueva Orleans Night Club y otros cuentos (Editorial Liga Latinoamericana de Artistas, Bogotá, 2013)


Preámbulo para un recuerdo
Hasta el amanecer de esta muerte inmediata,
celebraré
el sueño bendito, la luz acogedora.
Entonces
beberé de la copa roja,
del líquido negro y su lenguaje oscuro.
traerás a mis espaldas
una oración de amado peregrinaje
con la inocente suplica
de tus manos manchadas y pérfidas.
También acomodarás
en el fondo de atónita hermosura
una vela de llama azul,
que engrandezca mi partida inmediata

y te recuerde el olvido que seré.



Cada vez que nos decimos adiós…

Cada vez que nos decimos adiós,
hay un centímetro del fuego
que se alza sobre la roca
en forma de ceniza

hay un fragmento de piel
que se encoje sobre ella misma
y retuerce
y duele

hay un puño tibio,
azul,
que se posa en un umbral
invisible

Y la ira

Hay una ira
cada vez que nos decimos adiós;
enloquecida,
silenciosa 



Dalí

Ven, aunque no te requiera.
Ven, porque solo así serás
La cura de mar para
Mi paganismo.



Instantáneo

Creo
Y es el rayo,
Pongo esto, "esto",
Y es la fuerza
Que me quebranta.

Conoce mi espíritu
En instantáneo,
Mis manos que trabajan
El infinito.



Error

Las venas están saturadas.
Viaja en ellas el error
De la ascendencia inocente.
El niño extiende su puño,
Sabe que la sangre en él
No es la de sus padres.
Tiene las venas saturadas
De una sustancia que no se explica.
–Es el error, dice su padre.
Él está inocente del puño del niño.


ESTEFANÍA ALMONACID
Nació en Bogotá, el primero de agosto de 1991. Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Minuto de Dios. Sus poemas aparecen en la antología Piedras del trópico, en memorias de encuentros literarios de Universidades del norte y en la antología del  “XVI Encuentro Internacional de Poetas en Zamora”, México. Ha publicado crónicas en el periódico Nuevo Milenio.


Riachuelo

Por la mañana,
El rayito de luz sobre mis escamas
Calentará mi baño,
Para quitarme ese olor a pescado
Que tanto odia
Mi compañera la trucha.
Pronto comeré un guiso de gusano
Y rápido me iré a
Cultivar las algas.

En la tarde,
Me recostaré en la roca
Para aconsejarle a mi compadre
El pez globo que no sé deprima
Cuando recuerde
La aleta desnuda de su amante
La mojarra.

Al anochecer,
Medusa
Será la cómplice
De mi borrachera.
Trucha no me besará,
Así que me iré
Ahogado con mi melancolía
A pasar mi pena.

Porque aun pez como yo
Le toca vivir con el agua hasta el cuello.
De malas como la piraña mueca.