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jueves, 28 de julio de 2016

Ricardo Willson: Poemas

Ricardo Willson























II CIELO
No hay más soledad
Que la de un domingo
Llamando por teléfono
En busca de algún amigo:
Todos ya se han ido.
Volver nuevamente hasta tu casa
Es sólo comparable a una puñalada por la espalda.
No queda más remedio:
Abrir un nuevo libro
Y encontrar a otro llamando por teléfono.

AMG
A decir verdad querida mía
No te encuentro fea ni bonita
No eres tonta ni tampoco inteligente.

No sé qué hacer contigo
No sé qué hacer conmigo.

Si te dejo seguro que te extraño
Si me quedo seguirás soportando
Mi mal humor en cada esquina.

He pensado seriamente en abandonarte.
Si no me divorcio es sólo porque
No estamos casados.

¿Pero qué hago solo?
¡Y las noches son tan largas, y las dudas tan eternas¡

Es cierto
Me gusta recorrer las calles,
Mirar otras mujeres,
Salir con mis amigos,
Pero tú sabes de sobras
Soy tan corto de genio.
Lo mejor entonces es que me quede
Calladito,
Que no le diga nada a nadie
Y llegue con flores para tu santo.

Una ida a la playa, de vez en cuando, no le haría
Mal a nadie
Y si las cosas se ponen
“Así como así”,
Una canita al aire
Tampoco le hace mal a nadie.

Como puedes ver querida mía,
Después de vivir tanto tiempo juntos,
Uno se acostumbra.
Lo mejor va a ser que me deje de payasadas
Y de una vez por todas
Te pida matrimonio.

Fuera de Foco
FF I
Soy especialista en guerras ajenas.
Un voayerista de asuntos que no tengas directa
Relación conmigo.
Asomo mi nariz a la vida de cualquiera de ustedes
Aunque no sepa que hago allí parado.

Desde cualquier posición me gusta espiar el paisaje de los otros.
Convertirme en un espejo sin reparos
Y sabiendo que ustedes dirán que soy un entrometido
-y no se equivoquen-,
Estoy seguro de no poder dar aún con mi propio paradero.

Podría definirme entonces en dos palabras:
Estoy perdido,
-y esto no es una disculpa-
Las personas sin embargo me devuelven lo que de mí
Se escapa.
Lo que lisa y llanamente mi galería de espejos singulares
No precisa.
Eso que los que ven todo claro, llaman tumultuoso.
La transparencia de la niebla
Dirán mis amigos
Sin detenerse mayormente en esta frase,
Y que los fotógrafos en una síntesis perfecta,
Sobre el papel,
Acuñaron con el nombre “fuera de foco”.

No obstante así he aprendido a multiplicar y a dividir,
A comprenderme en límites ajenos, auscultándome a mí mismo
En tu perímetro.

De todos modos tengo miedo a quedarme solo
Parado en el vacío.
Incapaz de pincelar un solo rastro de mi cara,
Porque de tanto mirarme boquiabierto,
He ido olvidando, paulatinamente, el lugar que ocupo
Yo
En el retrato.

FF I
Soy también lo que mi infancia me quitó
Aquello oculto por mis padres como sagrado
Misterio
Y que aún desesperadamente busco.

Quizás nunca logre desterrar estos temores
Sanguíneos,
Estas gárgolas que ladran
En la azotea de mi cuidad y el psicoanálisis.
Centro secreto encerrado no sé dónde.
Algunos de sus signos, tal vez, estén bailando
En el patio de esa casa,
La que más escondes,
La que en otros se bifurca
Dolorosamente
Y termina por parecerse a un eco
Que viene a reventar en tu cara.

Exactamente aquella palabra entretejida
Que uso cuando hablamos en plural
Y que no agrego con mi nombre.

La que deja entreverse, rara vez,
Dependiendo de la perspectiva que le asignen las ventanas:
Pero espera!
Más de alguna fiera puede salir de mí
Ciudad parapetada.

FF II
Soy además la ambición de ser un hijo sabio,
Amortiguando sus carencias con Góngora y Quevedo,
Y siento que las culpas son cosas de mis padres.

Soy el mismo que alguna vez viró su fe
Por una historia
De niño triste extraviado en el bosque
Y saliendo gracias a infantiles artificios
Fue a parar al corazón de Budapest
Sin entender una palabra de lo que allí
Se estaba hablando.

No obstante la ciudad de Nueva York me hizo invisible.
Di la espalda al mar, su eco me trajo
Este rumor contemporáneo, casi emblemático,
De las jaulas y el cemento.
A reglón seguido, el miedo como redes, como una pieza ciega
Para entrar y nunca más salir,
Me trabó la lengua: parecía un ahorcado
Una metáfora inconfundible en cualquier idioma.

FF III
Ahora mismo me veo como un grito ante el espejo
Tratando de fijar en la bruma mi retrato.
De precisar el fuera de foco a mi figura
Y decirte serenamente al oído: odias de los otros,
El guiso que más comes de ti mismo.

Es tu sombra que se resiste a entrar
Libremente en la fotografía de los otros,
Son “los otros” que tú dejas en los márgenes,
“Fuera de foco” en tu retrato.

SS
Fue un sueño tal vez
Sin embargo Chile el rostro te veíamos
Y por tus sobresaltos y padecimientos
Pasamos de largo
Al otro lado de los muros

Por encima de esa baba roja que nos envuelve, asomados,
-(asignada para que una vez bien revueltos,
Por Ellos,
Nos hastiemos de clamar amor del cielo.
Nos resignemos a creer que tú solo eres
Capaz de amarte a ti mismo
Y los cariños que profesas por nosotros
Son muy anómalos:
De ahí que
Arrancadas las pieles     Reventadas las miradas
Mientras cantas a rabiar     Gloria a tu reino)-
Soñábamos de todos modos. Si soñábamos que podemos de ti
Burlarnos
Y
Pasar al otro lado
Chile de los muros.

Y aún sabiendo que sólo era un sueño
Valía la pena no apagarlo
Creer a toda costa que    todavía
Iluminabas,
Que lo que flotaba bajo los párpados era verdadero,
Que ya era el momento de ponerse a bailar, sin abrir
Los ojos,
Porque al otro lado Chile de los muros
Estaban despiertos tus campos bordados.


Ricardo Willson A. (Chile 1953)  Estudio en el Departamento de Estudios  Humanísticos de la U. de Chile. Ha trabajado en las principales agencias publicitarias internacionales, llegando a ser socio fundador de Graffiti EURO RSCG Chile, hoy Havas Chile. Hoy trabaja en temas de comunicación estratégica e innovación tecnológica aplicada a las artes, la cultura y Educación.En el año 1976, junto a otros poetas de su generación, publica la antología “Poesía para el camino”, en ediciones nueva universidad de la UC. Fue fundador y Presidente de la Unión de Escritores Jóvenes (UEJ) hasta 1979.  En 1982 obtiene la beca Rockefeller Foundation, para realizar su libro Animal Urbano. En 1983, obtiene la beca DAAD para el programa de escritores invitados en Berlín, donde termina su libro “Ay Occidente”. En 1986, Ediciones Ornitorrinco, publica su libro Invocaciones.