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lunes, 6 de marzo de 2017

John Ashbery: Poema en tres partes






John Ashbery





















1.      Amor

Una vez, dejé que un muchacho me la chupara.
No me involucré demasiado en la experiencia.
Ahora, años después, pienso en eso
Sin emoción. No ha regresado el deseo,
Ni ha habido interrupciones. Probablemente, si las circunstancias fueran propicias
Podría pasar nuevamente, pero no sé,
Simplemente tengo otras cosas en que pensar
Cosas más importantes. ¿Quién se acuesta con
Lo que no es importante? Los sentimientos son importantes.
Casi siempre pienso en sentimientos, ellos colman mi vida
Como el viento, como las nubes abigarradas
En un cielo nublado, nube sobre nube.

Arbustos anónimos atravesando un campo
Que no drenó el año pasado
Y que aún no ha conseguido drenarse
Como olas al final de un lago,
Cada una con un pequeño suspiro,
¿Crees realmente que esto es lo que el día puro
Con su luz permanente intenta?
Hay tantos trabajos distintos:
Es suficiente con elegir uno, o parte de uno.
Los días serán tristes en cualquier sitio, siguiendo su propósito.
Uno debe tener en mente una cosa.
No es necesario saber qué es eso.
Todas las cosas son palpables, pero no cognoscibles.
El día frita, con su amable conciencia,
Sombras, rizos, maleza, autos viejos.
La conciencia es para ti como lo conocido
Lo desconocido se vuelve conocido
Las cosas familiares parecen alejarse.

2.      Coraje

En camisa a cuadros
Prepararse para salir de este modo:
Una mañana intrascendente
No muy lejos de mi hogar (hogar
Es un modesto apartamento de un solo cuarto,
Manejado por y propiedad del municipio),
Los típicos escombros del día
Menos de los que pensaba al principio
Huelen a aguas servidas,
A zanjas, a pozos.
Todo regresa nuevamente
A tiempo para el torque de la nochecita:
Todo lo que pudimos haber hecho,
Todo lo que de hecho hicimos.
Porros como rascacielos contra la bóveda azul del cielo:
¿Dónde culmina? ¿Qué es eso? ¿Quiénes son esas personas?
¿Soy yo o un árbol parlante?

3.      Amo el mar

No hay otra promesa que mucha
Intimidad al camino de encuentro con la tierra amarillenta.
Esta parte no es muy concurrida
Por alguna razón: las casas necesitan arreglos,
Los autos en los patios son muy nuevos.
Las laderas cercadas sueñan y son olvidadizas.
Son retazos alegres y cálidos
En medio de árboles innominados.
Mi sueño se vuelve obtuso:
Cuando desperté esta mañana lo primero que noté
Fue que no estabas ahí, entonces regresé
Lentamente al sueño otra vez:
Esos trenes, personas, playas, bicicleteadas
Son dichosas porque su variedad
Si bien agoniza sigue allí fuera, en algún lugar,
En el patio de al lado, quizá.

La enredadera cubre una pared entera.
Se hace la noche
Para mis banales razonamientos sobre lo que corresponde pensar.
Podríamos  dormir juntos nuevamente pero eso no nos
Recompensaría por los peligrosos sueños del mar,
Todo aquello estrellándose, aquella ceguera, aquella sangre
Un día igual al otro cerca del mar
Aunque persiste, como la ceguera del mediodía.


 Traducción: Fabián Muniz


Fabián Muniz (Montevideo, 1988) es profesor de literatura en Educación Secundaria y periodista
cultural en el semanario Brecha. Ha colaborado, entre otros medios, en la Revista de Ensayos “Prohibido Pensar”, cuyo responsable es el filósofo Sandino Núñez, y en los sitios web Proyecto Fósforo y Club de Catadores. Cuentos suyos han sido incluidos en varias antologías, tanto en Uruguay como en Argentina. Actualmente se dedica a la escritura ensayística, especializándose en crítica literaria y crítica cultural.