 |
| Cecilia E. Collazo |
Escribo
con
garras de tigre
que
marcan la tierra.
A
veces soy sutil
Otras
descarnada.
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La rima
que
empalaga
el
verso.
La regla
que
lo azuza.
Y si
la poesía
volara
libre
como
el pájaro.
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Del
poema velado zen,
prefiero
la
encarnadura de tu cuerpo
en la
palabra.
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Pretende
las
manos sin sangre,
mientras
recoge
sus
cristales rotos.
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Te acaricia
el
sol del otoño,
y si
un día
descubrieras
que
es veneno.
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Baja
la mirada
al
verla.
Y ella, se da
una
media vuelta.
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Luciérnaga:
Pequeña
luz
intermitente
brilla
en la oscuridad
por
propia fuerza.
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Pasa
el otoño,
la
grulla
se
hará vieja.
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Puso
las flores
en la
taza
como
en un florero.
Y dio vida a la casa.
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Una mujer:
Esa gaviota
que cruza
el océano
sin mirar.
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Vuela
tu
luz
que
un pájaro
lleva.
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Prestame
tu río
para
navegarlo.
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Movimiento
El agua del estanque
no
tiene vida.
En el
río
nadan
los peces.
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En el
Bosque de las letras
descubre
que no hay
un
Guardián de las palabras.
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Apenas
asoma el hocico,
se congela.
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Su
pensamiento
es
tormenta
ó
claridad de nube blanca.
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El
poema
se
torna mirlo:
canta al vacío
y se hace eco.
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Mariposas
Vuelan
en su
regazo
anuncian
su
llegada.
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Pava
Cómo puede al ocaso del día
calentar
el agua
y
regalarnos su encuentro.
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Flor
Quizá porque está sola.
Parada
allí en el agua,
con
su tallo
esculpida.
Cabellos
rojos como pétalos,
acompañan
su estatura.
Firme en el agua
la
gerbera.
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No
sabe hacer con el lenguaje
Ni lo
pretende.
Sólo
escribe poemas.
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Cae
el sol de la tarde
dejando
su luz
como
un resto.
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No le
gusta lo que tiene.
Tampoco
sabe lo que quiere.
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Mide,
cuenta, guarda…y
se le
rompe la regla.
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Olvidándose
de sí
perdió
la memoria.
Recogió las amarras
que anclaban
lo vivo.
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Trepa,
trepa…
para
ser olvidado.
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Ay la luna
que
con su lana blanca
le
teje al niño una manta
para
cubrir
su
sueño.
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El
hombre
simple
como la flor,
huele
a rosas.
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El
aura violeta
cubre
el suelo
que
pisa su paso.
Los pies sin ruido
colorean
la tarde,
como
un regalo.
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Arrogante
la margarita
cree
por simple,
ser
la más bella.
La
mariposa,
lo
certifica,
con
su certeza
de
bailarina.
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Colibrí
Con táctica
mete
su fino pico
en la
campanilla
y
bebe el néctar.
Cuida
el aire,
no se
lo robe.
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Ayer
tenía un vestido.
Hoy
nada tiene.
Se
levanta
con
un vacío en la garganta.
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La
tijereta
defiende
con énfasis
su
nido.
Pobre de aquel
que
camine
cerca.
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Luz
oída
en el
desierto.
Cecilia
Elsa Collazo. Nació en La Plata. Buenos aires en 1962.
Poeta.Ha publicado los libros de Poesía. Poética Despiadada (2013) y Éxtimos de
Imaginante Editorial (2013). Dueloinvento. Obra de autor/editor (2016). La Rosa de Cobre. Letra Viva
Editorial (2014). Lonja de Real. Modesto Rimba. (2017)¿Qué escucha un analista?
Grama Ediciones. (2007) Psicosis y autismo infantil. Letra Viva Editorial. (2013)
Sus poemas han sido publicados en varias
antologías y en páginas web; así como en Perú, México, Brasil, Argentina,
España y Portugal.