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jueves, 10 de diciembre de 2020

Alberto Hernández: LOS POEMAS CIEGOS // BORGEANAS

 

Alberto Hernández



 



 







 

LA BIBLIOTECA


En algún sueño habita la destreza de quien ha abierto un libro

Y ha fijado los ojos en todos los que abundan en la memoria

Y hacen del silencio una antigua casa abandonada.


Los libros solos 

Empujados por las sombras

Se abren al dolor y dejan que el mundo los fecunde

Con las historias y los nombres de los olvidados.



LA PRIMERA METÁFORA ES EL RÍO 


Un ojo secunda la constante del río. Quien lo mira

Alisa el agua y sumerge en su vigor toda la fuerza de la orilla.


El río piensa mientras corre

Y el hombre que intenta atajarlo se rebaja al baño

Al mismo que Heráclito intentó en dos ocasiones:


Decir río es desviar su curso, activar el milagro de saberlo vivo.



UN JARDÍN POLVORIENTO


Una ciudad sin cielo y sin pájaros aéreos

Una ciudad perversa y desteñida

Antigua o rugosa como un sapo

Una ciudad perversa bruja abandonada

Y un rosal reseco cubierto por el polvo

La mirada de una anciana sobre una taza humeante.





EL CADENCIOSO TIGRE


Sobre el lomo vibrante de la fiera, el horizonte.

Desde sus garras o en ellas se cifra el miedo

Que habrá de llegar con su mirada.


El mito

Y la arrogancia de su sonrisa 

En el poema que habrá de devorarnos.


 

LA DEBIDA VENGANZA


Un hombre cruza el desierto y lo extravía.

Mira su rostro en un oasis y se desconoce.


El desierto lo embarga lo estremece 

Y  una daga de acero brilla en las vísceras

De quien intentó saberse el horizonte. 


 

NI SIQUIERA SOY POLVO


Yo era quien no

Y arena de los Llanos

De los ríos


Dejo de ser

Frente al cielo encumbrado


Aquél que era

Ya es mucho

En la piel polvorienta

Del insomnio.


 

UN GRAN CABALLO BLANCO DE OJOS DORMIDOS

PARECE LLENAR LA MIRADA


El símil sobre el lomo de la bestia, como luna hambrienta sobre la noche corva. Los cascos disimulan el temblor del miedo, la pezuña que hurga en las entrañas. La imagen del poema se adentra en la pupila ciega y recrea una maldición, un libro abierto bajo la panza arterial del animal, que no es blanco.

Es bruma.



 EL DELICIOSO TIEMPO DEL ESPEJO


¿Encubre sabores o aromas

El azogue que habla y nos reclama?


Ciego de algún ojo o de los huesos

El espejo secunda la agonía

Del que sabe de muertes y de ascensos

Del que ignora la razón de ser de los olores.



LAS VOCES DE LA LENGUA CASTELLANA


El legado. La herencia. La tarea de saberse en apellidos. La genealogía y las palabras. El diccionario enterrado en el yo de quien sublima la fábula y el mito.

Y no era él, así lo dice y concita una historia, el recuento a veces excesivo de sus genes y sangre.


Una biografía desde los versos y hasta en Silesius no saberse parte del consuelo por no haber sido sino de un eco, de un sonido vibrante, de un sueño interrumpido.



LA BRÚJULA INCESANTE


No sabe el viento de puntos cardinales.

Pero sí del horario de los árboles

Del giro recurrente de los frutos

Cuando las ramas hablan.


Y no descansa la aguja

Que intenta mencionar

Un lago

Un río o el universo

Extraviado en los ojos de algún gato.



UN HOMBRE MUERTO


Cuántas puñaladas para caer al suelo

La mano que asesina dice una palabra

Quien muere desangrado

Con los ojos puestos en un muro

Encuentra los símbolos del miedo


Y así

La historia   un relato tan violento


Un puñal abandonado entre las rocas.



EL DIÁLOGO Y LA DUDA


Un sabio habla con una piedra

Las ruinas del Partenón

Encubren las respuestas

Las que el sabio no entiende


La piedra circunstancia del cielo

Inicia el diálogo y el fin.



UN INCESANTE ESPEJO QUE SE MIRA


Un espejo agobiado por los años

Emerge del rincón más oscuro de la casa

Se aproxima al río

Tiznada la corriente

Voraces habitantes en el fondo

El espejo se arriesga

A mirarse en el agua


Una vez más el río se detiene

Y dos rostros descubren el silencio



EN EL ALBA DUDOSA


Se cree que amanece:

Una palabra detiene el fluir de la luz



EL QUE ACARICIA A UN ANIMAL DORMIDO


Todos

Los que hemos sido perros

Gatos o alacranes

Ansiamos

La mano sobre el lomo



EN EL DESIERTO / ACONTECE LA AURORA


Ávido el ojo ciego

Inventa el día imposible


 

DREAMTIGERS


El terrible rugido de la bestia

En la delicada arcilla de los sueños.



EL CUERPO ESTRICTO


Bajo todos los astros advertidos

La mujer que miro

Arrima sus carnes al deseo


Sideral es su sencillez

Peligrosa su estirpe



EL TESTIGO


Ya estás muerto

Sobre la grama seca

La historia no tiene nada que decirte


En su lengua fría

En sus ojos apagados

No hay evidencia alguna



EVERYTHING AND NOTHING

Nunca he existido

Las veces que he sido imaginado

Ha sido para robustecer la idea

De que nunca he estado aquí



BORGES Y YO 


El ciego viene hacia mí. De su tumba en Ginebra los huesos escaldados, la mirada opaca como el cielo invernal cegado por un lago

El poeta se aproxima y me mira con todos los ojos que trae de la muerte


Somos él, yo invisible,

Él porfiado como una nube


Sordos ambos

Ciegos ambos


Nos deshacemos de los últimos ratos de la realidad


Borges me conmina a detenerme

Entonces su cuerpo

Se devuelve en medio de la niebla

Y sin mucho esfuerzo,

Se hace humo



EL TRÁGICO UNIVERSO


El país 

El arrugado mapa

Sus ríos y lagos agotados

El cielo sin avisos

Sin presencia

Sin cielo

El país que no ha sido

El pequeño país

Enceguecido


Y una tumba

Solitaria y muerta

Como el aire


  

EL AGUA CIRCULAR


Un río sin destino

Un lago mudable

Y el agua

Siempre renovándose



LA DUDOSA RUINA


Quienes la habitaron

Ya no tienen nombre ni recuerdos

Un patio central

Un reloj desgastado

Pero siempre hay un pájaro

Y a veces llueve

 


TWO ENGLISH POEMS


Se olvidan palabras   las palabras

Amargas muy amargas las palabras

Se recuerdan heridas

 “Words, any words, your laughter…”

Voces o gritos  sonidos y susurros

Que nos nombran o nos borran


Una palabra es suficiente

Para alejar la luna


Es frecuente que la soledad

Se nombre y se desligue

De las tantas certezas olvidadas.



LAS CRUELES HOJAS


Ese íntimo cuchillo poeta Borges

Es íngrima y esdrújula masacre


Esas páginas duras  peligrosas

Se anulan con la sangre

Cicatrices heridas puñaladas

Tinta y poema

Degradación y muerte


 

EL OTRO


Ese que pasea entre brumas

Soy yo

El que lo sigue para matarlo

También soy yo

A ambos  miro

A ambos  calumnio


(Selección de Los Poemas Ciegos: Borgeanas; prólogo José Pulido Ediciones Pavilo, España, 2020)



Alberto Hernández (Calabozo, estado Guárico, 1952) Poeta, narrador, ensayista y periodista. En poesía ha publicado, entre otros títulos: La mofa del musgo,  Maracay, (1980); Amazonía (1981); Última instancia (1985);  Párpado de insolación  (1989); Ojos de afuera  (1989); Nortes (1991); Intentos y el exilio (1996); Bestias de superficie (1998, traducido al árabe por Abdul Zagbour); Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (2001); Tierra de la que soy (2002,  Latin American Writers Institute Eugenio María de Hostos Community College of CUNY,Universidad de Nueva York); Nortes/ Norths (2002,  Latin American Writers Institute Eugenio María Hostos Community College of CUNY, Universidad de Nueva York);  Poesía en tránsito (2008); Puertas de Galina (2010); 70 poemas burgueses ( 2014); Objetos poemados/ Poemas sin objeto ( 2019). 

Miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo.