Osvaldo Ballina |
la perplejidad de la palabra primera
en el planeta de sordos y locos
Se aisló la lengua
válida para objetos
entre sí y el silencio
entonces la oscuridad aclara
con un paso hacia adentro
*
Un viviente
no siempre es un hablante
el demiurgo arma la trama
brota lo olvidado
un ojo cuelga del vacío
su propio campo visual
*
El buitre clava la mirada
en la nueva luz
no hay botín
solo un punto
de llegada o partida
*
El universo es una metáfora
individual y múltiple
se preguntó
en un vínculo blanco
o es un delirio
defecto o virtud
de situaciones gélidas
en sentidos abiertos
*
Las palabras abusadas
huesos flacos
entre hojas podridas
*
Más allá del deshielo
y del pavor
arde la carne como deber
sin llamas patéticas
como la mirada
de los pasantes vitales
*
No es un cuento negro
ni simbólica la unión
sumergimos
la cabeza en el agua
sin respirar
algunos dejan
lo sido
ojos ven el fondo
que salva
y eleva
*
El Gran Payaso
ni santo ni demonio
no reclama culpa
ni clemencia
ni manipulación
del obrar humano
solo el aplauso unánime,
bailan y celebran
no deja de ser un destino
*
Retumba amarillo el verano
en los limones
cavidad del agua marina
fugaz contento del extraviado
apenas azar
en tierra desheredada
*
Promesa de silencio después de lo infinito
donde toda lengua es muda y críptica
sin padre ni madre
solo el huérfano que no respira oscuro
alcanzará lo invisible ardua certidumbre
*
A tientas y seca
un aire persistente cargado de banalidad
no sabe de contrición o gracia
el hambre vuelve visible lo invisible
tierra hollada
sin afán de testamento
*
Puntos luminosos
girando
en el sueño desfallecido
criaturas encerradas
reacias al olvido de sí
y de quien las sueña
en riqueza o miseria
aun así
ese no tiempo
es bellamente natural
*
El paisaje es falso
- materia sin entidad-
lo real son las afinidades
caídas y voces
que se proyectan
fieles
puertas adentro
tributo de verdades
con su cuota de sospechas
*
Ya no más
deseos inconclusos
ningún susurro
en el oído
sí, el tiempo que transita
deseante
olvidado de cegueras
caducas
mientras una mano
destruye la cárcel
de la común brevedad
*
Otoño de corazón impreciso
la angustia demasiado cerca
decisión prudente
recordar las violetas
sobre tu cuerpo en la colina
por un servidor de la memoria
perdido en la áspera trivialidad
pero no degradado
y sin sustituto alguno
subiendo
a tu jardín inalcanzable
keats
*
Revelaciones todas en una
cada día comienza la creación
hierba olorosa
despega de la insinceridad
y la piedad ocasional
por los bárbaros
alma concedida
al viajero matinal
que vuela sobre viñedos dorados
y no conoce regreso
*
Jaulas verbales y
conciencia impersonal
de la tierra destructiva
escapó
hacia la unidad final
en la cavidad del día
¿ primer o último rostro?
*
No estaba escrito en lápida
raído hábito de una vez
no tuvo la vanidad
de consumir sus días
como filosofía
una cobardía olvidada
se entregó a la felicidad
al escándalo de los sentidos
descubrió
por esa veleidad
sin rendición de cuenta
el solo sentido de la vida
el fruto
es el irreductible privilegio
humano del infalible olvido
nuestra trivial intimidad
*
Las vidas imaginarias tienen
vicios intransferibles
cambiar la percepción
recrear o ignorar muertes ficticias
obrar o aniquilar
floración de sueños o pesadillas
sólo consienten
a la autoría del crimen real
de vísceras pulcras
y el rencor oculto
en hondo hueco
que revolotea y no sale
al límite de su voluntad
*
El artífice
tan invisible
como la sed el hambre
habita en el otro
con visión
de severa belleza
que resguarda
la disolución
el no sentido
de la artesanía
de lo exterior
*
Y pasó que la pérfida lengua
deglutió el frío
se filtró en los órganos
marchitó el silencio del falso clamor
nadie ni nada pudo contra los zarpazos
del sucio conformismo
reiterativo tedioso
entre nacimiento y muerte
y la sonámbula mariposa
que en vano espera ser cazada
cifra preciada que limpia los ojos
y algo nos recuerda
lo intraducible
*
De la garganta para afuera
no de la garganta adentro
como es habitual
sino el grito que patrulla
que no quiere posesión
pero sí la claridad
lejos de
lustres repulsivos
el peso de vivir
aunque todo sea
una hueca colmena de almas
*
No son ángeles ni sublimes
apenas si asoman la cabeza
desde el barro
sacerdotes de sí
un absurdo para indefinidos
pero en el inventario
de fuegos fatuos
y podredumbre
ellos por palabra
son los secretos gozadores
ignoran el tedio del solemne
no tienen otras incertidumbres
que ellos mismos
días de mañana esas voces
purgatorio que no existe
y ríen y disfrutan
en el absurdo de todo
paraíso de los nadies
*
Mece el follaje
el esplendor del silencio
agua vacía llena los ojos
no hay rumor en el planeta
oro blanco la bestia
en su fuego de ira
y el bárbaro
renace en un instante
nueva estirpe
ignorada
*
Abrir o cerrar la puerta de jano?
no hay poder sin crueldad
la destrucción es cíclica
de humana creación
las máscaras del cinismo
con infinita variación de escenarios
es culto público inimputable
*
Se invitó perjuro
el invierno a los huesos
quien mira
su propio fuego
magnificado
cree en lo revelado
entrado en él
y no hay búsqueda
que gima
*
La mirada es el paisaje
ebriedad y savia
de lo bello
no acatamiento
de alucinaciones
lo falso real
es carne de madre
seca
*
El surco en la tierra
libra de espejismos
de cosas ya dichas
por parásitos
cultores del
talento servil
que nada remedia
pero siempre rinde
*
La vigilia tiene rasgos y llamadas
cazador y cazado
codicias incógnitas
y evasivos vértigos
ansiedad riesgosa
por exigua
Injuria y falsa plegaria
a la espera del dador
en otro plano de lo inmediato
y todo es salud de repente
en hospedaje de curación
sin doble rostro
Osvaldo Ballina (La Plata, Buenos Aires, 1942) Poeta y traductor. Autor de una vasta obra ha publicado: El día mayor, 1971; Esta única esperanza contra todo, 1973; Es temprano, 1973; Aún tengo la vida, 1975; En tierra de uno, 1977; Caminante en Italia, 1979; Diario veneciano, 1982; Ceremonia diurna, 1984; La poesía no es necesaria, 1986; La vida, la más bella, 1988; Sol que ocupa el corazón, 1991;Sondas, 1992; Estamos vivos y vamos a vivir (Antología), 1993; Final del estante, 1994; Verano del incurable, 1996; Confines, 1998; El viaje, 2000; Apuntes del natural, 2001; El caos luminoso, 2002; Conjuros, 2003; Oráculo para dones fatuos, 2006;El pajar en la aguja, 2007; Prodigios residuales, 2009; Lejos de la costa, 2010; Profanaciones ínfimas, 2011; Memoria de la India, 2012; Refugio de altura, 2014; Oficio de extraño, 2015; La mirada/Identidades, 2016.
Su obra ha recibido diversas distinciones, entre ellas: Faja de Honor de la SADE (1976) a nivel nacional. Premio Consagración de la Legislatura de la Pcia. de Buenos Aires (1996). En 2017 la Secretaría de Cultura y Educación le otorgó el reconocimiento a su vasta trayectoria.
Se ha desempeñado como jurado en la Secretaria de Cultura Provincial y en diversas provincias.
Ha traducido autores contemporáneos europeos y sus propios poemas han sido difundidos en antologías nacionales, latinoamericanas y europeas. Actualmente trabaja en dos libros inéditos del presente año y participará invitado en lecturas y mesas redondas en Italia.