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martes, 10 de enero de 2023

Mario Morales: El Tiempo de los Asesinos

 

Mario Morales 






















En 1571 la escuadra turca conquistó Occidente.
La Cruz fue humillada.
Las espadas curvas hundieron en el ocaso
                 /el acero recto de las Cruzadas.
Hubo música en todas las ciudades.
Música de sangre, heroísmo de tinieblas, salvajismos inéditos.
Las Bibliotecas fueron vencidas por un grito ciego. La conciencia
aniquilada por el Caos. La Furia timoneó El Universo.
Esto no fue ayer. Esto sucederá hoy.
Los dos bandos en pugna son uno solo.
La misma demencia, la misma inconciencia, la misma multitud
ávida de gloria y de sangre se arracima, se acuerva en las plazas 
                   /públicas.
Arriba, la indiferencia del cielo.
Abajo LA DISTANCIA INFINITA entre La Cruz y la tierra, 
la distancia imposible entre la palabra y los hechos.
He aquí los Asesinos. El Tiempo ya no existe.
El frío es la más alta idea matemática.
Soledad ¿comenzarás para siempre en el hielo tras un manto 
                    /de neblina?           


Mario Morales (Pehuajó, Prov. de Buenos Aires. 1936--Ciudad de Buenos Aires, 1987). Poeta y

docente. En 1973 recibió el premio Fondo Nacional de las Artes por su libro Plegarias. Es autor de: Cartas a mi sangre (1958), Variaciones concretas (1962), Plegarias o el eco de un silencio (1974), La canción de Occidente (1981), La tierra el hombre el cielo (1983) y En la edad de la palabra (1986). En 2012 se publicó La Distancia Infinita, Antología poetica 1958-1983, prologada y editada por María Julia de Ruschi.


Poemas: Jorge Castro Vega

 


Jorge Castro Vega 









 













Mientras escribo

Mi sobrina entra al escritorio
con un cenicero limpio.
Lo pongo sobre la mesa.
Me agacho a darle un beso
y desordenar su pelo.
En Bizancio, hay una mujer
increíblemente bella
que me espera después
de una batalla de final incierto.
La niña entorna la puerta
y se queda allí unos segundos
mirándome escribir. Finjo
no verla. Su mirada
me hace hermoso.

 
Far West

Me acercaba a ella
forastero derrotado por el polvo
arribando a un pueblo fantasma en el desierto.
Decía su nombre en voz baja
y acometía tareas salvajes:
falsificar un mapa de sitios invisibles
proyectando una ciudad con estandartes
caballos blancos y árboles ingleses.

Pronuncié su rostro más de lo prudente.
Razón tienen los dioses
para olvidarme a la hora del poema.


Falso testimonio

Los espacios en blanco me sirven
………………..Para indicar
Toda palabra prohibida

……………………En esta página
Por ejemplo
Separo las cinco letras de la palabra “ABRIL”
Subrayo alguna cosa relativa…los parques en otoño
Y juro haberte olvidado


………………….Para no confundirme
Únicamente leo
……………………..Los silencios

 
Odisea, canto XXV

Te mando noticias de la noche

La noche salió de mi cuaderno
Y sin que pudiera evitarlo
Se perdió en el mar

He luchado con el mar
Toda la noche


En el mismo río

El fuego es pobre
cuando se trata de complicidades
con la noche.

No hay ceniza entre las cosas
que nombro. Hebras raídas,
telar incoloro de lo que no
empecé a decir
y aquello que de escribir nunca termino.


Es tan redonda la infancia
que no cabe en ninguna palabra.

Apenas la caricia
de una vela
reflejada en el estanque: un verbo
desterrado de su idioma, caligrafía
nuestra
de gatitos ciegos.


Miserere

Era tal y tan precoz
mi conciencia sobre el punto
que podría decirse que aprendí a leer
a los solos efectos de escribir
mi biografía.

Lo supe desde siempre, desde
antes incluso de saberlo. Una vida llena
de palabras perennes y redondas, una vida entera
me esperaba con sus 33 velitas, para ser
contada con crueldad barroca.
Y poner un punto
o dos
o esos
suspensivos.

Iba a ser
extraordinariamente interesante.
Como la de todos.

Pues bien
ahora que todo ha sido consumado
permíteme olvidar, Señor. Déjame ser
ese amputado
que siente el dolor del pie que ya no tiene.

 
Fogata

Mientras arde
………………el leño recuerda
todas las cruces que fue
cuando era niño.

El fuego lo escucha.
Lo escucha y baila
………………lamiéndose a sí mismo
como un madero más.
 
Jorge Castro Vega (Montevideo, 1963). Poeta,  crítico literario y teatral.  Ha publicado Primera línea (1982), Poesía de sitio (1985), Poesía involuntaria (1987), Poesía certificada (1989), Poesía arbitraria, antología personal (1989), Con motivo de Ana (1991), Un poco de sol (1993) y Cosas que pasan (1997). Sus textos han sido incluidos en diversas muestras y antologías, entre ellas Antología plural de la poesía uruguaya del siglo XX (W. Benavides, R. Courtoisie y S. Lago; Seix Barral, 1995), Poésie uruguayenne du XXe siècle, (M. Renard, Éditions Patiño, 1998), Poesía uruguaya, antología esencial (R. Courtoisie, Visor, 2010).