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jueves, 19 de agosto de 2010

César Cantoni, poemas.

César Cantoni






















TRAICIONÉ A MIS PADRES

Traicioné a mis padres: no acaté su legado
ni recorrí el camino trazado por su índice.
Defraudé a la ciudad: no tuve oficio ni empleo
y mi voto sólo llevó inquietud a los burgueses.
Menosprecié a los dioses: no veneré sus máscaras
ni me hinqué ante sus nuncios terrenales.
Desoí a la razón: cuando hube de callar, solté la lengua;
cuando hube de ser cauto, puse el dedo en la llaga.
A una edad en que ya debería preparar mi alma,
alivianarla para su despegue,
no puedo hablar siquiera de arrepentimiento.
Condenado por todos los discursos,
sigo escuchando la impenitente voz de la poesía,
su incitación a la desobediencia.


ME LEVANTO TEMPRANO

Me levanto temprano y leo el diario;
alguna vez, también leí a Homero, a Virgilio.
No trabajo, no hago gimnasia, tampoco tengo metafísica.
¿Para qué sirve esa cosa a la hora de cruzar la calle?
Todo Heidegger es nada frente a la arremetida del 307.

Poco me inquieta el yo poético (hace mucho
que las teorías literarias se me cayeron de la gorra);
me preocupa, en cambio, mi propio yo,
que acaba de contraer angina,
y el yo de los que pernoctan bajo los puentes.

Soy escéptico a fuerza de entrenamiento: ¿A quién
debo dar fe?, me pregunto. ¿A la historia, suprema ficción,
o a los historiadores, supremos mentirosos?
Descreo de los Libros Sagrados y sus predicciones;
para mí el fin del mundo tuvo lugar en el pasado.

Hablo poco, evito los amontonamientos.
No fumo, no me drogo, no ultrajo mi cuerpo con agujas.
Vengo de ningún sitio y voy hacia ninguna parte.
Todo lo que deseo en la vida
es una lata de cerveza cuando tengo sed.


BENDITO AQUÉL QUE PLANTÓ

Bendito aquél que plantó el árbol de la sabiduría.
Bendita la serpiente, que con su astucia supo seducir a Eva.
Bendita Eva, que pudo abrir los ojos y fue capaz de seducir a Adán.
Bendito Adán, que aceptó comer la manzana podrida.
Y benditas todas las manzanas podridas del mundo y sus semillas,
que hacen del jardín primigenio un bosque encantado.


VETERANO DE MALVINAS

                                                                        A Gustavo Caso Rosendi
                                                                        y Martín Raninqueo


No es extraño que una bomba enemiga
me despierte en medio de la noche,
llenando de esquirlas mi recuerdo.
Felizmente, la mujer que duerme a mi lado
tiene un aire sereno y protector
y su contacto me libera de la pesadilla.
Atrincherado entre las sábanas,
hundo, entonces, mi rostro en el surco de sus pechos
y me duermo de nuevo como un chico.
Hasta que otra bomba vuelve a despertarme.


ES ASÍ COMO MUEREN

                                              no quiero ir/ nada más/ que hasta el fondo
                                             Alejandra Pizarnik

Sá Carneiro se envenena tomando estricnina,
Esenin se corta las venas en un hotel ruinoso,
Maiakovski se mete una bala en la sien con un revólver,
Crane se tira al mar por la borda de un buque,
József espera el paso del tren sobre los rieles,
Lugones bebe alcohol con cianuro en un recreo del Tigre,
Tsvetáieva se ahorca colgándose de un árbol,
Pavese ingiere una sobredosis de narcóticos,
Thomas se emborracha hasta entrar en coma etílico,
Plath inhala el gas que sale de su cocina,
Celan se arroja a las aguas del Sena en una crisis,
Ferrater se asfixia con una bolsa en la cabeza,
Pizarnik echa mano a 50 grageas de barbitúricos,
Sexton aspira las emanaciones del motor de su auto,
Goytisolo se lanza al vacío desde un edificio de departamentos,
en la calle Mariano Cubí, en Barcelona, una mañana más negra que la noche...
Es así como mueren estos poetas:
yendo hasta el fondo de su desventura.




César Cantoni (La Plata, 1951). En poesía publicó entre otros títulos: Confluencias (1978), Los días
habitados (1982),Linaje humano (1984), La experiencia concreta (1990), Continuidad de la noche (1993),
Cuaderno de fin de siglo ( 1996), Triunfo de lo real (2001) y La salud de los condenados (2004).