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Alfredo Fressia: 2 Poemas




Alfredo Fressia
















Aburrimiento


Una vez más el día
en este bajo mundo.

Me aburro en el jardín,
nadé en los cuatro ríos.

Me limo con esmero
las uñas de los pies.

Tengo mala salud
y  he sido mal amante.

Soy muy mediano en versos:
nunca entré en el Edén

(ni en las antologías,
uruguayas al menos).

Para pasar el tiempo
puedo hablar de dolencias,

mi carné de salud
es de los veinte años.

Altura: uno noventa,
Peso: setenta quilos”.

La foto en blanco y negro
es de un muchacho díscolo.

(Siempre me voy de tema
cuando hablo del amor)

Los hombres que me amaron,
con excepción de uno,

no tuvieron glamour
ni dejaron recuerdos

de mayor importancia.
Yo mismo –digo yo-,

de los muchos que fui
no quedará uno solo.

(Una vez más el día
en este bajo mundo.

Me aburro en el jardín,
nadé en los cuatro ríos)

Soy sólo pensamiento
perdido en un jardín

que sueña ser Edén.
Sé que un mono me observa,

está sobre una rama.
Es eterno, calculo.

Y mientras, yo me aburro.



El avaro


Atesoro los bienes de este mundo
como prendas del otro que me espera.
Sé que mi dividendo es infecundo:
reboza desamparo mi cartera.

Sudo frío y me toman por astuto,
por desprecio persigo la riqueza,
Palpo en cada moneda el absoluto,
leo en la muerte como en un poema.

Y mido las palabras, cuento sílabas
como centavos o como minutos.
Almaceno los restos de la vida
(guardo una perla en mis dedos enjutos ).

Es avidez, es ambición, codicia.
Y no es nada, es el miedo diminuto
de un Dios que en mi esconde su avaricia
y yo, inconcluso, ayuno y acumulo.

Por su culpa y su abuso yo calculo
los días que me faltan en la cuenta,
la incertidumbre de metal la cubro,
y sólo acopio huesos y promesas.

(de Poeta en el Edén)


Alfredo Fressia (Montevideo, 1948) Poeta. Su obra premiada y traducida a varias lenguas incluye entre otros títulos: Un esqueleto azul y otra agonía (1973); Clave final (1982); Noticias extranjeras (1984); Destino: Rua Aurora (Brasil, 1986); Frontera móvil (1997); El futuro/O futuro (Portugal, 1998; Eclipse, cierta poesía, 1973-2003, (Uruguay, 2003 y México, 2006) y Poeta en el Edén (México 2012, Uruguay, 2012).






Óscar Limache: 3 poemas



öscar Limache


















Montgomery

                               La historia es lenta, pero los acontecimientos
                                      son vertiginosos
                                                                      Félix Grande

Rosa Parks no cedió
su asiento al señor blanco
y fue arrestada

(El mundo se puso a caminar)

Luego
de trescientos ochenta y un días
de negarnos a usar sus autobuses
la compañía quebró
y Rosa ha sido finalmente liberada

(Algo turbio comienza también a quebrarse
en este país que nos mira oscuramente)


Columbus

Mucho mal
nos hiciste Nat King Cole
con tus versiones

Por tu culpa mis paisanos
ahora cantan la Adelita
como si fuesen gringos


Charleston

El negro Ramón Cotton
reía de buena gana
al oírme la fábula del pobre Sammy Smalls
quien no usaba cerrojos en las puertas
y que tal vez por eso
había perdido a la bella Bess
quien por puta y desclasada
había huido de Catfish Row
para perderse en la ciudad
donde los hombres
no son más altos
que las torres y los hilos
                  que conducen sus sueños



(de Viaje a la lengua del puercoespín)


Óscar Limache (Lima,1958) Poeta, traductor y gestor cultural. Ha publicado entre otros títulos: Viaje a la lengua del puercoespín (Lima, 1989); Navegando los cielos de América (Montevideo, 2004); Vuelo de identidad (Toluca, 2004) y Hermosillo (Lima, 2008). Entre las diversas distinciones obtenidas por su obra se cuenta el Premio Copé de oro de poesía (1988).




Andrea Cabel: Poemas




Andrea Cabel


















el comienzo del humo


                                                                                La noche es solo un parpadeo
                                                                                Azul en la memoria. Su luz
                                                                               Nunca se ha ido: es tu cuerpo.
                                                                                                       Eduardo Chirinos


los ángeles no tienen principio,
tampoco dureza para sufrir tu vacío.

no tienes norte y te sigo, abrazando direcciones, múltiples nortes de azúcar,
de mate en la paz.
suave canción y verano, luz de ojos azules:

muerdes el fuego y tus manos, tenazas de pecera, envuelven la música.
las piedras preciosas se hacen deseo de pigmento y rutina,
consecutivo viento
dicha de una baranda,
de un sonido que indica tu nombre.


cuenta regresiva: Colonia del Sacramento, febrero, 2011.


ya no tenemos que buscar el ruido de las estrellas cuando cae la noche,

el mar, helado de memoria, se enrolla y agita la oscuridad.




Andrea Cabel (Lima, 1982) Poeta. Ha publicado  Las falsas actitudes del agua (2006) y Latitud de fuego (2011).

Margarito Cuéllar: Poemas



Margarito Cuéllar





















Poetas

Invaden la ciudad, hormigas poblando la  noche descalza.
Gas incómodo, se confunden con la inversión térmica y el horario de verano.
Buscan aire para su balón de palabras, razón para su fe,
fuego para encender
                               la flor.
Esos que van hacia ninguna parte como molinos sin cabeza,
podrían ser piedras,
                     corazones en llamas, predicadores o figuras del espacio celeste.
Llaman la atención como un choque de trenes o un telegrama en blanco,
como un estallamiento de vísceras o un gorrión rojo sobre el piano.
Suicidas, heroicos, bohemios, escriben la biografía del aire.
Esperan barcos en puertos que no existen, tienen novias
con cuellos de bambú y
                             piernas de mañana.



Ceremonial para el sacrificio de las termitas


                                                            Mis llamas con tu nieve y tu yelo,
                                                            cual suele opuestas flechas de su aljaba….
                                                   Francisco de Quevedo


Te prefiero habitando el destello de los enigmas
perdiéndote en el rostro del frío
serpenteante y alegre como cuevas de murciélagos.
Me gustaría celebrarte a fuego lento en la llanura de mi alma,
pero algo en la distancia
                    lanza señales de humo para que se alejen tus lunes
de mis partes.
Sugiere Amor quemar las naves, pagar los intereses,
y que el sol pase en limpio el estallido
                              de su trayectoria.
Por la noche tu presencia es un auto hacia el abismo y el
baile de disfraces llega a su fin, a
             su principio, en una plaza de músicos borrachos.
Diciembre y neblina me hablan ya de otra historia, de
otra ciudad tal vez, de otro
                ceremonial para el sacrificio de las termitas.
Te esperé en el mar de los resentimientos y en el asombro de los magos,
en los días prohibidos y las palabras inconclusas;
en el olor a vino de los desvelados y en la butaca del cineclub.
Hoy domingo que el calentador entra en su tercera mañana de huelga
decido enterrarte en la luna silvestre y el temblor de  los durmientes
despiertos por el aullido de los trenes.
                                          Celebración, celebración.


Margarito Cuéllar (San Luis del Potosí, México, 1956) Poeta, narrador y periodista. Ha publicado: Tambores para empezar  la fiesta (1992); Árbol de lluvia (1994); Plegaria de los ciegos caminantes (2000); Poemas para protegerse del sol (2003).

RAÚL CÓRDOBA: Poemas


Raúl Córdoba






















hay poemas que comienzan
con una buena mayúscula, como
anclados en una letra. son
manteles que se sacuden
entre hormigas y migajas
aquel viejo verano. y agregué
"hay poemas que comienzan
cada verso en mayúscula". vos
preparabas mate. ésos son
como chicos corriendo en 
bicicleta, uno contra el otro, uno
junto al otro.( nunca supe
de dónde me venía la estupidez;
pero ahí estaba) insistí:
hay poemas que caen igual
que la nieve, minúsculos,
imprecisos, como autitos rusos.
te miré. estabas callada.
después salimos al patio y creo
que conversamos de otra cosa.


para vos envío estas palabras
que quizá lleven el soplo
de un momento que cruzó el escarnio
de todo amor verdadero: no ser
sino en el otro. vos, que acaso
construiste un jardín y trasladaste
algunos muebles a través de habitaciones
oscuras esperando
la virtud de toda espera, recibí
este envío, estas flores vanas
y reales, tal vez, por eso mismo.


a mil palabras luz de distancia
uno puede oír su propia voz
resonando como en una lata. es
un efecto de eco que disimula
cualquier intento de hablar gravemente.
esto lo hemos estudiado
y sabíamos que pasaría. quizá
por esas cosas, por estas cosas,
la tristeza es un arrebato
que nos duele menos, cada vez
que colgamos la llamada.

me dejó la tuca de su cariño.

una brasa pequeña, pero que
arde y quema en la oscuridad.


era otra piel
la de esa mujer a la de aquella casi niña,
y acariciarla en la oscuridad
traía su riesgo, siempre; nadie
puede llevar una rosa entre
los dientes como en una película
y salir limpio. la madrugada 
endurece las cosas del patio
y ella fuma contra el frío debajo 
de una constelación sin nombre...
es la gracia que se bebe
en el hueco de su nuca o en 
las palmas de sus manos el misterio
de una vida regida por un instante
de decisión: jamás bajar los ojos. 
con el ruido en mi cabeza
conozco su piel. yo tampoco pude
borrar todas sus huellas.


RAÚL CÓRDOBA (Neuquén, Argentina, 1978). Hasta la fecha ha publicado las obras Ejemplares turbios (2006), Nunchaku (2013), El club de los besos negros (2013) y Treinta y cinco (2014).