Blog sin fines de lucro (Non Profit)de la palabra poética, traducción, crítica literaria, Charles Bukowski, Raymond Carver, Sam Hamill, Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, cultura,costumbres y el buen asado criollo. edmundokirk58@gmail.com. Colaboradores: Demian Paredes, Alejandro Elissagaray; Vanesa Malrossa; Maggie Culligan; Antonio Meloni; Ignacio Oliden; Edmundo Kirk, Patricia Ogan Rivadavia,
lunes, 6 de octubre de 2014
Esteban Moore (Crónica Plural)
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Lee Franz Serrano Rodríguez
Alfredo Fressia: 2 Poemas
![]() |
| Alfredo Fressia |
Aburrimiento
Una
vez más el día
en
este bajo mundo.
Me
aburro en el jardín,
nadé
en los cuatro ríos.
Me
limo con esmero
las
uñas de los pies.
Tengo
mala salud
y he sido mal amante.
Soy
muy mediano en versos:
nunca
entré en el Edén
(ni
en las antologías,
uruguayas
al menos).
Para
pasar el tiempo
puedo
hablar de dolencias,
mi
carné de salud
es
de los veinte años.
“Altura: uno noventa,
Peso: setenta quilos”.
La
foto en blanco y negro
es
de un muchacho díscolo.
(Siempre
me voy de tema
cuando
hablo del amor)
Los
hombres que me amaron,
con
excepción de uno,
no
tuvieron glamour
ni
dejaron recuerdos
de
mayor importancia.
Yo
mismo –digo yo-,
de
los muchos que fui
no
quedará uno solo.
(Una
vez más el día
en
este bajo mundo.
Me
aburro en el jardín,
nadé
en los cuatro ríos)
Soy
sólo pensamiento
perdido
en un jardín
que
sueña ser Edén.
Sé
que un mono me observa,
está
sobre una rama.
Es
eterno, calculo.
Y
mientras, yo me aburro.
El avaro
Atesoro
los bienes de este mundo
como
prendas del otro que me espera.
Sé
que mi dividendo es infecundo:
reboza
desamparo mi cartera.
Sudo
frío y me toman por astuto,
por
desprecio persigo la riqueza,
Palpo
en cada moneda el absoluto,
leo
en la muerte como en un poema.
Y
mido las palabras, cuento sílabas
como
centavos o como minutos.
Almaceno
los restos de la vida
(guardo
una perla en mis dedos enjutos ).
Es
avidez, es ambición, codicia.
Y
no es nada, es el miedo diminuto
de
un Dios que en mi esconde su avaricia
y
yo, inconcluso, ayuno y acumulo.
Por
su culpa y su abuso yo calculo
los
días que me faltan en la cuenta,
la
incertidumbre de metal la cubro,
y
sólo acopio huesos y promesas.
(de
Poeta en el Edén)
Alfredo Fressia
(Montevideo, 1948) Poeta. Su obra premiada y traducida a varias lenguas incluye
entre otros títulos: Un esqueleto azul y
otra agonía (1973); Clave final (1982);
Noticias extranjeras (1984); Destino: Rua Aurora (Brasil, 1986); Frontera móvil (1997); El futuro/O futuro (Portugal, 1998; Eclipse, cierta poesía, 1973-2003,
(Uruguay, 2003 y México, 2006) y Poeta en
el Edén (México 2012, Uruguay, 2012).
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Alfredo Fressia,
Poesía,
Uruguay
Óscar Limache: 3 poemas
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| öscar Limache |
Montgomery
La historia es lenta,
pero los acontecimientos
son vertiginosos
Félix Grande
Rosa
Parks no cedió
su
asiento al señor blanco
y
fue arrestada
(El
mundo se puso a caminar)
Luego
de
trescientos ochenta y un días
de
negarnos a usar sus autobuses
la
compañía quebró
y
Rosa ha sido finalmente liberada
(Algo
turbio comienza también a quebrarse
en
este país que nos mira oscuramente)
Columbus
Mucho
mal
nos
hiciste Nat King Cole
con
tus versiones
Por
tu culpa mis paisanos
ahora
cantan la Adelita
como
si fuesen gringos
Charleston
El
negro Ramón Cotton
reía
de buena gana
al
oírme la fábula del pobre Sammy Smalls
quien
no usaba cerrojos en las puertas
y
que tal vez por eso
había
perdido a la bella Bess
quien
por puta y desclasada
había
huido de Catfish Row
para
perderse en la ciudad
donde
los hombres
no
son más altos
que
las torres y los hilos
que conducen sus sueños
(de
Viaje a la lengua del puercoespín)
Óscar Limache
(Lima,1958) Poeta, traductor y gestor cultural. Ha publicado entre otros
títulos: Viaje a la lengua del
puercoespín (Lima, 1989); Navegando
los cielos de América (Montevideo, 2004); Vuelo de identidad (Toluca, 2004) y Hermosillo (Lima, 2008). Entre
las diversas distinciones obtenidas por su obra se cuenta el Premio Copé de oro
de poesía (1988).
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Óscar Limache,
Perú,
Poesía
Andrea Cabel: Poemas
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| Andrea Cabel |
el comienzo del humo
La noche es solo un parpadeo
Azul en la memoria. Su luz
Nunca se ha ido: es tu cuerpo.
Eduardo
Chirinos
los
ángeles no tienen principio,
tampoco
dureza para sufrir tu vacío.
no
tienes norte y te sigo, abrazando direcciones, múltiples nortes de azúcar,
de
mate en la paz.
suave
canción y verano, luz de ojos azules:
muerdes
el fuego y tus manos, tenazas de pecera, envuelven la música.
las
piedras preciosas se hacen deseo de pigmento y rutina,
consecutivo
viento
dicha
de una baranda,
de
un sonido que indica tu nombre.
cuenta regresiva: Colonia del Sacramento, febrero, 2011.
ya
no tenemos que buscar el ruido de las estrellas cuando cae la noche,
el
mar, helado de memoria, se enrolla y agita la oscuridad.
Andrea Cabel (Lima, 1982) Poeta. Ha
publicado Las falsas actitudes del agua (2006) y Latitud de fuego (2011).
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Andrea Cabel,
Perú,
Poesía
Margarito Cuéllar: Poemas
![]() |
| Margarito Cuéllar |
Poetas
Invaden
la ciudad, hormigas poblando la noche
descalza.
Gas incómodo, se
confunden con la inversión térmica y el horario de verano.
Buscan
aire para su balón de palabras, razón para su fe,
fuego
para encender
la
flor.
Esos
que van hacia ninguna parte como molinos sin cabeza,
podrían
ser piedras,
corazones en llamas, predicadores
o figuras del espacio celeste.
Llaman
la atención como un choque de trenes o un telegrama en blanco,
como
un estallamiento de vísceras o un gorrión rojo sobre el piano.
Suicidas,
heroicos, bohemios, escriben la biografía del aire.
Esperan
barcos en puertos que no existen, tienen novias
con
cuellos de bambú y
piernas de mañana.
Ceremonial para el
sacrificio de las termitas
Mis llamas con tu
nieve y tu yelo,
cual suele opuestas flechas de su aljaba….
Francisco de Quevedo
Te
prefiero habitando el destello de los enigmas
perdiéndote
en el rostro del frío
serpenteante
y alegre como cuevas de murciélagos.
Me
gustaría celebrarte a fuego lento en la llanura de mi alma,
pero
algo en la distancia
lanza señales de humo para
que se alejen tus lunes
de
mis partes.
Sugiere
Amor quemar las naves, pagar los intereses,
y
que el sol pase en limpio el estallido
de su
trayectoria.
Por
la noche tu presencia es un auto hacia el abismo y el
baile
de disfraces llega a su fin, a
su principio, en una plaza de
músicos borrachos.
Diciembre
y neblina me hablan ya de otra historia, de
otra
ciudad tal vez, de otro
ceremonial para el sacrificio
de las termitas.
Te
esperé en el mar de los resentimientos y en el asombro de los magos,
en
los días prohibidos y las palabras inconclusas;
en
el olor a vino de los desvelados y en la butaca del cineclub.
Hoy
domingo que el calentador entra en su tercera mañana de huelga
decido
enterrarte en la luna silvestre y el temblor de
los durmientes
despiertos
por el aullido de los trenes.
Celebración, celebración.
Margarito
Cuéllar
(San Luis del Potosí, México, 1956) Poeta, narrador y periodista. Ha publicado:
Tambores para empezar la fiesta (1992); Árbol de lluvia (1994); Plegaria
de los ciegos caminantes (2000); Poemas
para protegerse del sol (2003).
Labels:
Margarito Cuéllar,
México,
Poesía
RAÚL CÓRDOBA: Poemas
| Raúl Córdoba |
hay poemas que comienzan
con una buena mayúscula, como
anclados en una letra. son
manteles que se sacuden
entre hormigas y migajas
aquel viejo verano. y agregué
"hay poemas que comienzan
cada verso en mayúscula". vos
preparabas mate. ésos son
como chicos corriendo en
bicicleta, uno contra el otro, uno
junto al otro.( nunca supe
de dónde me venía la estupidez;
pero ahí estaba) insistí:
hay poemas que caen igual
que la nieve, minúsculos,
imprecisos, como autitos rusos.
te miré. estabas callada.
después salimos al patio y creo
que conversamos de otra cosa.
con una buena mayúscula, como
anclados en una letra. son
manteles que se sacuden
entre hormigas y migajas
aquel viejo verano. y agregué
"hay poemas que comienzan
cada verso en mayúscula". vos
preparabas mate. ésos son
como chicos corriendo en
bicicleta, uno contra el otro, uno
junto al otro.( nunca supe
de dónde me venía la estupidez;
pero ahí estaba) insistí:
hay poemas que caen igual
que la nieve, minúsculos,
imprecisos, como autitos rusos.
te miré. estabas callada.
después salimos al patio y creo
que conversamos de otra cosa.
para
vos envío estas palabras
que quizá lleven el soplo
de un momento que cruzó el escarnio
de todo amor verdadero: no ser
sino en el otro. vos, que acaso
construiste un jardín y trasladaste
algunos muebles a través de habitaciones
oscuras esperando
la virtud de toda espera, recibí
este envío, estas flores vanas
y reales, tal vez, por eso mismo.
que quizá lleven el soplo
de un momento que cruzó el escarnio
de todo amor verdadero: no ser
sino en el otro. vos, que acaso
construiste un jardín y trasladaste
algunos muebles a través de habitaciones
oscuras esperando
la virtud de toda espera, recibí
este envío, estas flores vanas
y reales, tal vez, por eso mismo.
a mil palabras luz de distancia
uno puede oír su propia voz
resonando como en una lata. es
un efecto de eco que disimula
cualquier intento de hablar gravemente.
esto lo hemos estudiado
y sabíamos que pasaría. quizá
por esas cosas, por estas cosas,
la tristeza es un arrebato
que nos duele menos, cada vez
que colgamos la llamada.
me dejó la tuca de su cariño.
una brasa pequeña, pero que
arde y quema en la oscuridad.
uno puede oír su propia voz
resonando como en una lata. es
un efecto de eco que disimula
cualquier intento de hablar gravemente.
esto lo hemos estudiado
y sabíamos que pasaría. quizá
por esas cosas, por estas cosas,
la tristeza es un arrebato
que nos duele menos, cada vez
que colgamos la llamada.
me dejó la tuca de su cariño.
una brasa pequeña, pero que
arde y quema en la oscuridad.
era otra piel
la de esa mujer a la de aquella casi niña,
y acariciarla en la oscuridad
traía su riesgo, siempre; nadie
puede llevar una rosa entre
los dientes como en una película
y salir limpio. la madrugada
endurece las cosas del patio
y ella fuma contra el frío debajo
de una constelación sin nombre...
es la gracia que se bebe
en el hueco de su nuca o en
las palmas de sus manos el misterio
de una vida regida por un instante
de decisión: jamás bajar los ojos.
con el ruido en mi cabeza
conozco su piel. yo tampoco pude
borrar todas sus huellas.
la de esa mujer a la de aquella casi niña,
y acariciarla en la oscuridad
traía su riesgo, siempre; nadie
puede llevar una rosa entre
los dientes como en una película
y salir limpio. la madrugada
endurece las cosas del patio
y ella fuma contra el frío debajo
de una constelación sin nombre...
es la gracia que se bebe
en el hueco de su nuca o en
las palmas de sus manos el misterio
de una vida regida por un instante
de decisión: jamás bajar los ojos.
con el ruido en mi cabeza
conozco su piel. yo tampoco pude
borrar todas sus huellas.
RAÚL
CÓRDOBA (Neuquén,
Argentina, 1978). Hasta la fecha ha publicado las obras Ejemplares turbios (2006), Nunchaku (2013), El club de los besos negros (2013) y Treinta y cinco (2014).
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Raúl Córdoba
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