Francisco
Alvez Francese
Francisco
Alvez Francese nació en 1992, estudia Letras en la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación
de la Universidad
de la República.
Estudió cine, es colaborador habitual en la sección cultural
de la diaria y ha colaborado en la revista Lento.
Muerte de
Carlos Martínez Moreno
a Pablo Rocca
I
El pozo de la noche
resulta de un absurdo
laconismo.
Y, finalmente, Colonia no
es otra cosa
que un gigantesco museo.
En las tristes ruinas del
Real
pensás, Carlos Martínez
Moreno,
tal vez en otros puertos.
No pensás, claro,
en aquél final.
Pensás, es posible que
pensaras,
eso sí, en Buenos Aires,
primero,
y en Montevideo, también,
incluso en Barcelona.
Pero no pensaste
en el desierto.
Y ¿cómo ibas a imaginarte
si en la luz crepuscular
Colonia se abría como un
pájaro
aunque la dejabas?
¿Quién te iba a decir,
Carlos Martínez Moreno,
que el salto no era así,
que el salto era esperar
parado
a la muerte y caerse?
Podrías haberlo leído
en las barrosas olas
que dejaban los barcos.
Pero mirabas el humo
distante
y no podías ver
la claridad de tu fin.
II
Onetti les decía
los relojeros.
Con Emir sabían hacer
magníficos relojes.
Basta darle cuerda a uno
(tengo en mis manos tu
reloj mejor,
de duras tapas negras)
para que vibre como antes,
y ponga en tiempo cada
hora.
III
No sé si había agua
en tus zapatos aquél día.
Pero tal vez hubiera
el sonido de la procesión,
las calles adoquinadas,
la sombra de un álamo
contra una pared rosada,
la difusa luz de un farol
en la niebla.
Se apaga lentamente
otro cigarrillo,
la noche es toda hojas
y manchas en los dedos.
"Debo
partir"
"They
kicked me up",
dijo Emir casi riendo.
"Renuncio".
"No".
Y se cerró el puerto.
IV
Escribiendo en unas
miserables cuartillas
o escribiendo.
No había alternativa.
Dejaste el laberinto de
sombras
sin resolver sobre tu
tumba.
¿Dónde estás ahora,
Carlos Martínez Moreno,
si ya no esperando aún
volver?
Segunda
muerte
Vine a morir
en el lugar señalado, Carlos
Martinez Moreno.
Vine porque me dijiste Crlos Mrtinz Mno.
Que viniera a ver caer la
nieve sobre las aguas tristes del Miguelete.
A dejarme calar
sandía absurda
los huesos.
A oir el rumor de los
fusiles
y del titular: CLS MATZ MNO
– MRTO ESPRND SR LBRE.
El pico del pájaro de la
noche Debes recordarlo:
la
noche-pájaro se abrió para vos
el
día aquél de la evasión
y
se cerró para darte en su espalda chorreante
las
calles y puertos de BCN, MVD, y la pánica
llanura
interminable.
tiene un hilito de sangre y
de saliva (y semen y lágrimas, Idea
dixit)
y ya no grita
en el patio cuadrado.
Los lentes me duelen, Cr Mr Mr,
ya dejé la noche afuera
(espera atada en el palenque y Carlos Reyles
la mira, domándola: la noche ahora es una yegua)
todo mi cuerpo responde a un nombre: Dolor,
CRL MRT MRN
un dolor de erres que me
pierde.
Pero la soledad no tiene esa angustia, no,
la muerte se la reserva
toda para sí, Carlos Martínez M
(y yo no puedo siquiera
nombrarte).
Vine a otra cosa, no
ya a nombrarte en el dolor
ni a leer ese libro
que yo sé
ni a esperar nada
ni a buscar a nadie
ni a buscarte
vine a dejarme sobre
las vías, sobre la escollera Sur, sobre la casilla de los
perros muertosdhambre.
Veo por fin la llama
de mi exterminio.
[la cosa era así: Fuimos con Pablo, Martina y Mateo a
buscar el rastro de aquella muerte “casual en una esquina cualquiera” y
encontramos la sombra del cuerpo que viste tantas veces cuando no-dormías. La
sangre que no vimos, el tajo abierto. Vendían una cocina, algo más que no
recuerdo. Una cocina sobre el cuerpo, sobre el lugar desesperado del cuerpo. Y
que no vendieron.]
Son (recuerdo que decías)
“Los muertos de antes”, RLS MTNZ NO. / Por ellos vine.
Por sus manos que insisten
en tocar lo que no tiene nombre,
lo que se ha roto en el
viento o en el río,
por sus manos que exánimes
me empujan,
me clavan su amarillo dedo
entre las costillas
y me llevan a beber la copa
impura.
Por ellos vine: las sombras
que dibujaste en una hojas
y que se llamaron
“Paraísos” porque no las podías ver.
Y ahora gravita sobre mí
todo el arrobo del agua
verde,
de los ojos misteriosos,
de los cuerpos que esperan
el contacto delicado con lo
vivo.
Gisella Aramburu
Gisella Aramburu nace en Rocha, en
1986. Pasa la primera parte de su infancia viviendo en las escuelas rurales de
distintas localidades del departamento, en las que su padre se desempeñaba como
maestro residente. Desde chica devora libros, dibuja hedonistamente, y se
interesa por distintas manifestaciones artísticas. El gusto de su hermano mayor
por la
Literatura Fantástica y el Rock marcarán sus intereses de
forma definitiva, y desde antes de saber lo que era la Literatura afirmaba que
enseñaría “a los niños a leer cuentos”. Escribe desde que sabe escribir,
primero historias fantásticas (descarados plagios que fue emocionante
perpetrar) y luego también poesía. Siguió su vocación y estudió Profesorado de
Literatura en el Centro Regional de Profesores del Este, y desde su egreso
practica la docencia en liceos públicos de distintas localidades de Maldonado,
Lavalleja y posteriormente Rocha, donde vuelve a radicarse en el año 2011. Ese
mismo año su breve poemario “Grabadora
de Viaje” resulta seleccionada en la antología “Urgente: Poesía Emergente”,
surgida del concurso del mismo nombre convocada por el Centro Cultural de
España, en la que se recogen diez poemas de diez poetas uruguayos de entre 20 y
30 años. Participa en diversas revistas literarias y Ciclos Poéticos, y en 2012
reincide publicando “Ritos Salas Limbos” con Trópico Sur. Actualmente escribe
en confortable soledad y lleva adelante el proyecto editorial independiente
Bestial Barracuda Babilónica. Sigue enseñando Literatura y lo seguirá haciendo.
Filosofía de bolsillo
nos
soñamos galácticos
en
extrañas y astrales dilataciones mercúreas
nos
miramos dorados en el sol
y pálidos
y azules en la luna
y en las
luces verdes de viejos buses
vemos a
la muerte sentada
como esa
silenciosa pasajera
que corta
la cuerda de los chelos
y aplasta
con el puño a los mastines.
(Grabadora
de viaje, incluida Urgente: Poesía Emergente (Antología), Centro Cultural de
España, 2011)
Crítica a la lírica
“Los
poemas son problemáticos
no sirven
se
desahogan como prostitutas borrachas
en el
hombro de los desconocidos
resultaría
más lógico
delimitar
más su círculo
al ámbito
psicoanalítico”
Se lo
dicen ante el muñón
y la
sangre seca
ante los
ojos arrancados se lo dicen.
(Grabadora
de viaje, incluida Urgente: Poesía Emergente (Antología), Centro Cultural de
España, 2011)
…………………………………………………………………………………………………….
………………………………………………………………………….
Ajusticiamientos
(Poemas de comedor)
I
en la
vertical sonora de la novena
la niña
con el suave traje de conejo
sostiene
firmemente la metralla
bumvae
estrella
bum a
quemarropa/ a pólvora
perfuma
la noche las narinas
esfuerzo
de materia en combustión
querida
lo
sabemos
te
mintieron que no duele
del
dentista al cementerio
y los
ojos rasgando el tiempo de las cosas
hasta que
merezcan el alma del silencio.
(Ritos
Salas Limbos, Trópico Sur, 2012)
los patios interiores
II
antigua
sed mística/ carro lleno de llaves
tirado
por papas tubérculos
frío de
pez
por la
piel
mordida
de la
espalda
ojos
resecos
rememoran
tibias
cegueras prenatales
las proyectan más azules en la
muerte
y me
detuve frente a mi lengua
para
mirar con el cerebro los espinos
con las
manos heladas/ doliendo
de
limpiar el sembrado contra la tierra.
(Ritos
Salas Limbos, Trópico Sur, 2012)
………………………………………………………………….
el baile del pez (L.J.)
en el
diafragma siempre página cuenco
horizontal
de morbilidad blanda
qué
verterás hoy, señor
qué
arderá en la caligrafía del nombre que me has escrito
lunas
múltiples de bóveda prometida
y dentro
la gotera del conjuro abecedario
en que
careces de sangre/ señor
las luces
que se tienden por llanuras nocturnas
no
responden a la tierra o lo celeste
o las
manchas de apretarse los párpados
en
cuclillas ni a la carne que se siente
invertirse
dolorosa desde el ombligo desde el sexo
hasta ser
visión de orquídea de dolor
hediondo
y ruido a tripas hasta que
me vieras
–pero no-
ser signo
al menos en la densa noche de la carne
una
mancha inquietante en tus visiones
tan
puras/señor/ y tan inútiles
(Del
poemario inédito Los Transportes Nocturnos, 2014)
Censura
tu nombre todo cerrándose del centro a la
altura perfecta de la noche
tu nombre todo desde oscuros descampados donde
pastan los caballos como sombras
tu nombre en partes menores disuelto en un solo
de guitarra que molesta
en su ausencia posterior
nervios anémonas abrazando la oscuridad
submarina
los brazos intentando conceptos de cerca
aquí bajo el influjo vertical de su no cuerpo
tu nombre en un vaso más bajo, el costado
ritual del tigre
que duerme junto al templo es el mismo
que su costado sagrado
una mentira con música de ojos
dejada en la boca tu hostia de horizonte
pero vives afuera
aunque atrapen por momentos aludes de ceniza
tu paso tú no vives de este lado de la noche
el pájaro y yo te conocemos
(Del
poemario inédito Los Transportes Nocturnos, 2014)
José Manuel Barrios
José
Manuel Barrios, Montevideo, 1983, es escritor y perfomer. Cursó estudios de
grado en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UDELAR). Fue
director de Gusto Tuyo, Encuentro de Poesía Latinoamericana en Montevideo.
Primera edición 1, 2, 3 y 4 de Diciembre del año 2010, financiado por el Fondo
Concursable para la cultura, MEC, 2010 (Uruguay). La primer parte de su obra
poética se denomina Investigación
Poética, a ella corresponden los libros
Explanans. Editorial
Zignos, Lima, 2007. Democracia.
Linardi Risso, Montevideo, 2007, obra premiada con un Fondo Concursable del MEC
(Uruguay). SILICIO. Red de los
poetas salvajes, Ciudad de México, 2009. Bagrejaponés.
Editorial Mental, Montevideo, 2010. La segunda parte de su obra se denomina Corpus Geneticum, sobre la cual
escribió el libro HÁBITO (inédito). La tercer parte de su obra lleva por nombre
Telos/Virga, la misma es una doctrina espiritual sobre el conocimiento del alma
y se divide en cinco libros.: Yoga. Literal, Limón Partido: Ciudad
de México, 2011. Atari.
Editorial Mental, Montevideo, 2011. Arcade (inédito). Santiguo (inédito). Her
Bodhi (inédito). Además de esto publico los trabajos: Más instrucciones para el año XIII.
[Antología de poesía oriental], Catafixia: Guatemala, 2012. Inverso
(compilación de la obra del poeta uruguayo Julio Inverso), Literal: Ciudad de
México, 2013. Trabajó en el grupo de performance interdisciplinario Cuarteto Prozac, dirigido por Raúl Nuñez, se destacan las obra
DEMOCRACIA 1984 (Encuentro de poesía experimental, MEC, 2009), PROZAC SALE
(Casa de los Siete Vientos, 2010). Se ha
presentado como poeta y performer en diversos festivales internacionales como Poquita Fe de Santiago de Chile, Vértigo de los Aires de Ciudad de México
y País Imaginario de Lima. Forma parte del colectivo Editorial Mental,
laboratorio de escritura y medios de representación. Este colectivo se dedica a
la escritura en diversas fases de su apreciación creativa. Una editorial, un
laboratorio, un libro, un devenir.
HER BODHI
José Manuel Barrios[1]
[selección]
en el principio, las raíces del
árbol nacían en el cielo y emanaban de la raíz sin raíz del Ser integral. Su
tronco creció y se desarrolló atravesando las capas del Pleroma, proyectó en
todos los sentidos sus ramas frondosas sobre el plano de la materia apenas
diferenciada; y después, de arriba a abajo para que tocaran el plano de la
tierra
Madame Blavatsky
el árbol de la vida se extiende
desde lo alto hacia abajo y el sol lo ilumina enteramente
Zohar
árbol al pie de una montaña
árbol al pie de un río
árbol cruzando por la luna
árbol bajo el cielo estrellado
Fisonomía del suelo
Quiero apurar la delgadez para que el suelo desaparezca.
Nunca fue oscura la órbita pero el abajo marca la pirámide
del mapa.
Los contornos. Los límites.
A punto de partir
mi signo gotea
deshace la calidez
y a través
experimenta el afuera
de lo que aún.
Las piedras te claman, por ti, quieren festejarse,
rodar en su despeñadero de hojas vuelto añicos
Te daré una rama para ensalzar el otoño.
Todo es madera por aquí, a nosotros
solo nos visita el niño feo.
¿Cómo nacen así?
El vago esfuerzo los apluma y la estridencia de calaveras de
metal
abanica sus caderas.
Sus perfumes huyen
:para este futuro también el niño fue preparado
[el niño malo que escondía amiguitos debajo de su cama]
[el niño anciano llamando una y otra vez al balcón de su
novio]
Toda la nobleza no basta para sentir su noche.
Tampoco se viste de noche la nobleza.
O
bien el monte es impenetrable.
De cuerpo en cuerpo
de mano en mano voy
reptando hacia ti.
Nos espesa lo súbito. El
vaho de la sombra
creciendo a kilómetros.
Me agito
con el cascahuesos
Al temblor de las nueces
atajo la manzana,
trampa de osos en la
oscuridad.
Un lugar oscuro no
respira o canta.
Lo oscuro tiembla
agitado.
De placer a placer el
espectro.
Temes robarle al hacha su
manera de actuar.
Al loco su estar en
bandera.
Al santo su estigma de
sal
donde también se degolló
el gusano.
Así flotamos en la grieta
puntiaguda del cuenco.
Despertando para volver a
despertar.
J
A V A
Desde que el tiempo no existe pues su lugar difiere sin más
exorcismo.
Y la tenacidad pasa por mis manos que ya son otras volviendo
a aprehender.
La flor no canta su dicha.
El mar flota en la pesada línea de las abstracciones.
Derramo mi talón sobre la arena. Un suelo duro pero dinámico
cambia umbral por umbral. Cambia a sombra si sorprende
desparramarse.
Sobre mi cama una horquilla quiere tragar mi almohada.
Abisinia gema, cuarzo, lapislázuli,
sal de granito pronta a despegar.
Mano sobre otra sostienen.
Mano sobre otra se apartan.
Vibrar y vivir mi voz nueva
como el camino de un buda sin nombre.
Provisoriamente ajeno. Dueño solo de mis extraños.
BAJO
TIERRA
No sabes volar
tu corazón fue enterrado bajo tierra.
Bajo tierra enluté sus manos, asfalto y grafito.
No sabes volar, el suelo te necesita y clama. Estás clavada a
las raíces de la tierra que te hacen beber su túnel. Viajar neón por neón
encima de los sarcófagos flotantes que van atravesando el río y se convierten
en el río que permite su paso.
Llover a la mañana, abrir el libro de mi nombre. Pasar las
páginas. Dejar que me toque. Pisar la tela del libro que se comió sus manos.
Huella en el ojo del salar.
No sabes volar, no vuelas. Viaja dolor por dolor.
Vive en el daño.
Al igual que un árbol tu corazón habrá de quebrarse. Lo
tumbarán las palabras de un montón de gentuza que se guardó tu nombre en el
chaleco. Ellos te quieren derribar y tu también quieres. Porque tu corazón será
puesto sobre una mesa donde lo cortarán por sus lastres.
Y si viviste duro como roca, tu corazón será una piedra. Lo
apilarán junto a otros y encima erigirán la montaña.
Pero si eres de los que viven por debajo de la tierra,
deja que tus raíces broten
para partir y derribar a todas las ventanas.
Deja que el rayo ingrese, la noche es tu casa.
Soporta los pies con tu cabeza.
Varios mundos se han derribado ante ti.
El sol hizo crecer tu pelo.
Si vienes por debajo de la tierra deja que tu pelo
crezca,
deja a los animales
libres de tu pelo.
Si vienes
por debajo de la tierra
dile que ya despegue
así nos dispersamos
todos por separado.
Mi lengua es mi brazalete.
Con ella vuelo, dejo relucir las puntas.
Los pentáculos son mi estigma, y son también mi tercer ojo.
Tengo una lengua en el centro de mi frente. Ella será mi futuro. Mi dolor. Me
abandonará. Me buscará. Juntos veremos la incisión donde el cielo pierde su
bazo. La noche resucitará. Iré al mar a recoger tu ofrenda.
Laura Chalar
Laura Chalar nació
en Montevideo, Uruguay, donde se recibió de abogada. Ha publicado tres libros
de poesía, de los cuales el más reciente (y su primer libro en idioma inglés)
es 'Midnight at the Law Firm', editado por Coal City Press, de Kansas. También
ha publicado dos volúmenes de cuentos y numerosas traducciones.
Huésped
¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas?
Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de
ellos.
Lucas, 12:6
El corazón del pájaro se volvió el corazón de la casa.
Latía desde la cocina como una semilla roja, aunque no fuera más que un corazón
de pájaro, guardado en su caja de pluma y huesitos.
Y el corazón era al pájaro como el pájaro a la casa.
Aguardaba su hora llenando el espacio de sí mismo, al igual que una inicial
iluminada en un manuscrito. No era una espera inmóvil, porque el corazón
también piaba, y ensayaba estrépitos de alas, preludio del gran vuelo de algún
día.
A veces velaba, el pájaro, y a veces dormía. Y cuando
dormía sabíamos que la noche sería más viva, grande de álamo y cielo veloz de
los sueños que él soñaba, y entonces no entrábamos a la cocina: nos íbamos a
acostar sin el vaso de agua, contentos del corazón del pájaro en la casa.
Había aire dorado, alto aire azul y sin muros en los
sueños que soñaba el pájaro. Por eso se murió.
Pero yo quiero estar donde tú estás, pequeña luz
quebrada.
Inés,
amiga:
La casa del jardín encantado está vacía.
Agua muda corre por el tejado,
las paredes aún blancas.
En la dorada penumbra de alguna habitación
duermen noticias traídas por tu letra casi antigua.
El domingo fuimos a Punta del Este,
es un lugar muy hermoso.
Tu ático de infanta robada
se impregna de luz oblicua.
¿Queda muy lejos Warszawa?
¿Huelen a humo los inviernos?
Pocas cosas hay más sabias que nunca mirar atrás.
Un arte que dominaste temprano,
mientras las demás permanecíamos
atadas al gris familiar de cierta cuadra,
cierto tinte del aire sobre el mar.
Si sigo esperando que me escribas
es porque aguardo una misiva de mí misma,
inventario de todo cuanto amé.
Medioevo
(i)
Te llamarás Mencía, Sancha, Berengaria, princesa de los
misales, señora de las almenas. Desgranarás telarañas y latines, tus vísperas
frías se irisarán de agua. Nadie leerá el nombre secreto que escondiste en tu
bordado, justo donde cayó la única gota de sangre que pronunció tu aguja. Para
ser raíz de soldado y preste, yacerás toda la noche, desnuda, en campo de
plata. Y te has de morir con las manos juntas, como tu estatua.
(ii)
Juan sin Miedo va a cruzar el puente. Ha dejado el puñal
dormido entre los doseles de su cama, y vuelan palomas grises rozándole el
rostro flaco. Oculto en los pliegues de la capa, un libro de horas susurra
latines aterrorizados que él desoye, protegido como va por todos los ángeles de
Borgoña y leones rampantes de Flandes. Como una sonrisa negra se estira el
puente entre torres: El delfín espera… cruzad. Juan sin Miedo tiene los ojos
fríos y la nariz larga: su cara es de mercader bajo el sombrero enjoyado.
Cruzad… Campanas, preces que tiemblan. La duda no es sino un pulso, un pájaro
alcanzado en vuelo. Calla el silbido agorero (Borgoña y Flandes lo amparan) y
el duque atraviesa el puente, paso firme hacia el delfín, hacia el hacha, hacia
la muerte.
(iii)
El mercenario y la Virgen conversan en el pequeño jardín cerrado.
Ella con capirote azul en vez de corona de oro. Un velo de seda y luz se le
derrama a lo largo. Él tiene una cicatriz como una broma nefasta, y quieta su
mano oscura sobre la despierta espada. Un ángel aburrido revolotea en torno al
cerezo. Por encima de sus voces, ebria de rosa y alhelí, parlotea una fuente.
Más lejos, cerca del muro, hay salvia, menta y mejorana. Y más allá, río y
muralla, toda una ciudad que reza. María inclina la alta frente, ofrece al Niño
que lleva en brazos, y el ángel se queda inmóvil, como pintado en el aire. El
Niño sonríe, horrendo, la boca llena de sangre.
Oudtshoorn
Duermen su larga siesta provinciana bajo la pausada luz,
palacios de las plumas, espejismo de magnates descalzos, condes y duques del
polvo. Aquí está el oblicuo atardecer, señor de los rumores, y la sinagoga
ensaya la sonrisa benigna de sus puertas. Duermen su larga siesta, palacios de
la nada, y mañana también, presos de ese cielo ahora inmenso y despiadado,
guardarán su entraña sombría, la viva penumbra. En el silencio expectante del
cortinaje holandés, de la oscura madera, esperarán. Hundidos en un sueño sin
voces, hijos del azul rabioso, velarán el dorado de los relojes, los esbeltos
escritorios, la frescura acorralada. Todo lo venido de ultramar. El tributo
evadido al desierto. El escenario de una vieja obra aplaudida hace mucho tiempo
y parece que muy lejos, aunque haya sido aquí mismo, bajo el resplandor sin
tregua de este mismo cielo implacable.
Leonardo de León
Leonardo de León (Minas, Uruguay, 1983). Es profesor de literatura. Ha
publicado: No vi la luna (Premio Nacional
de narrativa Banda Oriental), Confirmación del aliento (2012,
Premio de poesía Pablo Neruda para jóvenes poetas), El Nirvana de Apolo (Premio Casa de los
Escritores, 2012) Detrás del
murallón de los rituales (Premio Casa de los Escritores, 2013) y
dos libros de haikus: La selva en la semilla y Pequeñas catedrales.
Fúnebre
En el vaso vacío el aire hueco
le da cuerpo a la voz de lo profundo
y una sombra escapada de otro mundo
desenvaina puñales en el eco.
Penetra por los ojos hasta el seco
y frígido comienzo vagabundo
de un llanto encarcelado y moribundo
furtivo como el gesto de un muñeco.
Por grietas, manantiales del vacío
los muertos se declaran inocentes
derrumban los silencios como puentes
cansados de posar sobre su río.
Los cascos enlutados se desatan
y arrastran a la vida lo que matan.
Necedad
Soy hombre de la ausencia y de la pausa
desvivo lo que vivo en otra vida
que busco impenitente, y enseguida
que asoma la destierro en otra causa.
La luz se me deshace entre las manos
y escurre por el cuerpo hasta una huella
que nunca fue pisada, y una estrella
no vista me revela sus arcanos.
Rodeado de reflejos me destejo
consiento que la vida me dibuje
relámpago a relámpago. Me cruje
la piel cuando recuerdo lo que dejo.
Mi noche siempre es otra y es la misma:
la del necio que añora lo que abisma.
Duelo
Cerrado como un puño, el olvido
se trinca y despedaza tu bosquejo
agrieta los alientos del espejo
que empañan en mis ojos tu vestido.
La casa y los objetos te maldicen
inventan balbuceos con tus labios
repiten al oído los agravios
excusas que a sí mismas se desdicen.
En la calle los rostros y los restos
recuerdan a la ausencia que no vimos
durmiendo como un niño que parimos
sin vida entre los cuerpos ambidiestros.
Las luz llora con hambre de su gema
famélica de horror en el poema.
Instante
Un día
que no está en el calendario
por fuera
de la piel y mi respiro
amaga con
mostrarse si retiro
los ojos
del reloj, su mercenario.
Lo busco
entre las voces del armario
en patios
y balcones donde admiro
la noche
desmontando su zafiro
al claro
de otro día involuntario.
Respira
entre los huesos, lo presiento
mordiéndome
los ecos y la duda
que dejan
los zapatos en la muda
gravilla
de otro viento por el viento.
Destella
en un descuido: una pausa
rebelde
del efecto y de la causa.
Poeta
Un poeta no vive de la luna
ni de noches leudando en el desvelo
ni de sílabas que mojan su pañuelo
ni de amores que incendian su fortuna.
Un poeta se alimenta de la hambruna
y ninguna de sus horas da consuelo
a la sed de un pan bajo otro velo
otra noche, otro sol, otra luna.
Su patria es una grieta temblorosa
que ahonda por sí misma hasta su entraña
y late como un eco en la montaña
y grita y se despeña y no reposa.
El poeta no es hombre de esta vida:
anda afuera buscando la salida.
Victoria Estol
Victoria Estol nació en Uruguay en 1983. Es licenciada en Sociología.
Publicó Bicho Bola (Yaugurú, 2012); libro que en
2014 fue publicado por Toad Press (California - EE.UU) con traducción de Seth
Michelson.
Participó en los libros colectivos:
Cualquiercosario, co-editado entre Uruguay y España, y Fixture, co-editado por dos editoriales
argentinas. Integra la
antología América invertida que será
publicada por University of New Mexico Press en el 2015.
Algunos de sus poemas han sido traducidos y
publicados en diversas revistas internacionales.
Aeropuerto
La mancha
de sangre sigue en la alfombra del baño. Un búho al acecho, inmóvil, que les
recuerda todos los días al levantarse lo que pasó.
Del rojo
intenso pasó al marrón seco.
Ella
intentó limpiarla una vez. Se arrodilló y cepilló hasta que le dolió el
esqueleto, y no pudo.
Ahora se
va a Nueva York. Guarda en el bolso de mano el libro de Carver que él le regaló.
No tiene
dedicatoria.
Hicieron
todo lo posible para no dejar rastros en el vida del otro. Como dos perfectos
asesinos borraron todas las huellas y quemaron las pistas.
Él giró
45 grados a la izquierda. Ahora tiene el paisaje más despejado.
Ella nunca
volverá a usar tacos.
***
arte dramático
Una pareja nueva sentada enfrente.
Empieza la obra. Están cerca, casi de la mano. Ella ríe cuando no hay que
hacerlo. Su risa caniche invade la pieza. Él se incomoda, cada vez más.
Yo no toco a mi pareja. Me gusta mirar
sin ser tocada. Hace un par de intentos
y me alejo
y me alejo
Falsos aplausos.
Se prenden las luces. El novio de la
chica que ríe se quiere separar. Sus gestos son la evidencia.
En los pasillos, mientras comentan las
virtudes y defectos de lo visto, me acerco al novio y le toco el culo. Lo miro
distraída y entro al baño.
Me bajo la bombacha. Sé que él viene.
***
se me
cayó el sistema basado en la distancia
ahora
programo uno basado en la confianza
mi perro
mea todos los árboles del parque
es más
eficiente que yo
***
tengo un
nudo en la garganta
me lo
trago
cae en
picada por el esófago
pica en
el estómago
rebota en
las tripas
se
acomoda despacio entre mis ovarios
duele
acuesto
el cuerpo para que calme
posición
fetal
el nudo
rueda hasta mi cadera izquierda
pega
contra el hueso
boca
arriba
miro el
techo
las
maderas tienen ojos
se
asienta en mi ombligo
cosquillas
***
desnuda
me siento vestida
el cuero
pesa
la carne
se asfixia
busco el
cierre de este traje que respira intemperie
el
disfraz de piel cae
mi
adentro es un cabo de manzana en el aire
el
minúsculo palito pierde gravedad
olfatea
el verde
penetra
la tierra
pulsando
espera
Gerardo Ferreira
Gerardo
Ferreira (1981,
Montevideo). Poeta, investigador y periodista cultural. Se ha desempeñado como
colaborador en el diario la diaria
y en revistas culturales como El
Boulevard, Lento y Periódico de Poesía. Ha publicado Imagina el desierto (Chile,
Simbiosis, 2009) y La sensación es un
lugar (Montevideo, Irrupciones, 2013). A fines de 2014, en coautoría con
Andrés González, publicó Horacio
Quiroga: contexto de un crítico cinematográfico. Diálogos con Caras y Caretas y
Fray Mocho (1918-1931), como parte de la colección “Cuadernos de
Literatura” de la
Biblioteca Nacional de Uruguay. Entre sus publicaciones
colectivas se destacan los textos aparecidos en Río Grande Rewiew (University of Texas); Urgente: poesía emergente (CCE, Uruguay) y en la Revista Inéditos (Fundación Mario Benedetti).
En 2013/14 obtuvo una de las becas Eduardo Víctor Haedo correspondientes
al Fondo de Estímulo a la
Formación y Creación Artística (FEFCA) que otorga el
MEC, para realizar en Chile su proyecto personal: “Seminario intensivo: Poesía
chilena de la segunda mitad del siglo veinte. Tejidos al borde y sellos de Alianza”,
bajo la tutoría del poeta Guido Arroyo.
I
Soy
nuevo.
Una
cáscara ida, una piel que muda entre los siglos
como
algo tibio que emerge de la nada
como la
tibia nada que abunda en el silencio de un llanto
nacer
es también un acantilado
no me
abotono el primero de la camisa
no me
guardo en un cajón como algo que no usaré en invierno
no soy
un llaverito
un
arbusto que ha crecido débil en las afueras de Pekín
soy la
onomatopeya del trueno
o me
asemejo
el
recuerdo fuerte que se oyó en algún momento
o ni
siquiera eso
el
sonido que hace el recuerdo al gatear bajo la mesa
el espesor de sus finas piernas.
(de Imagina el desierto, 2009)
II
Estar
despiertos a esta hora es poco importante
a esta
hora algunos escriben y otros leen
nadie
mueve un músculo a esta hora
nadie
es testigo de nada
los
espejos se congelan
las
imágenes son jóvenes de nuevo
a esta
hora todos son lo que desearon
doctores,
pasajeros de tranvía, albañiles, argonautas
todos
son lo que son
duran
lo que tienen que durar
no hay
secretos a esta hora
no hay
soberbios monumentos
a esta
hora predomina la cresta de cualquier animal
a esta
hora predomina la cresta de cualquier animal que no [sea un gallo
a esta
hora predomina la cresta de los humanos
rojas,
amplias, disimuladas por el pelo
todo tipo
de crestas para ostentar en días festivos
tan larga es la vida y tan poco duramos.
(de Imagina el desierto, 2009)
Merodeos
Volver a empezar, recomenzar algo. Verse otra vez como
una hoja en la intemperie, y decime, te gustó la película. Estuvo buena.
Reencontrarse con esa parte olvidada, dar con la parte nueva y llevarla a una
confitería, a un salón. Bailar o no. Movéte despacio así te sigo.
Pasear de nuevo
por la rambla, encontrar una cadenita tirada entre las baldosas viejas. Ver
mucha arena, ver muchas bolsas enganchadas a contrapelo en los arbustos. Todo
de nuevo, solo que ahora no es la misma rambla, ni la misma cadenita, ni las
bolsas sucias lo que me importa, sino vos. Bueno, muchas gracias, vení por este
lado que no hay charcos.
(de La sensación es un lugar, 2013)
Eso que
es tan obvio
Tenía que ponerme aquel pantalón, aquel buzo peludo y
azul, y lo hice. Tenía que pronunciar esas palabras y no otras, en fila,
incluso los errores y sobresaltos de la voz cuando planea decir algo eficaz. La
noche es el respaldo acolchonado de una silla, pensé, mientras iba a
encontrarte. Ahora que lo escribo es claro, aparecen detalles, el cuidado que
pusiste en colocar cada ondulín sobre tu pelo, la manera en que yo acomodaba el
cuerpo, manos en los bolsillos y torso
derecho.
Caminamos por la calle como dos extraños, pero
sabiéndonos, el chiste fácil en la punta de los labios, el mutuo reconocimiento
de virtudes que no habíamos encontrado en otros. Caras extrañas, ajenas de tan
familiares. Caminamos y tropecé. Te reíste. Nos pechaba la gente y parecía
abstraerse el mundo. Se iluminaron las baldosas al pisarlas como un teclado,
como una versión apócrifa del Billie Jean de Jackson.
Caminamos hacia un sitio al que no correspondía. Tenía
que preguntarte algunas cosas. Cosas que había planeado decir para mantener
lejos la conversación de aquello otro tan obvio entre nos. Pero me olvidé de la
mitad. Las preguntas se fueron contestando solas, o al menos tuvieron un
espacio en blanco para ser ocupado con símbolos y asociaciones, que nada tienen
que ver con esas imágenes pero que sirven para responder. Porque buscamos una
respuesta, y no se puede caminar mucho más de una cuadra sin saber a dónde se
va y con quién.
Fuimos a comer luego del espectáculo, y dijiste que la
lógica era cosa de la que no era momento para conversar, y no hablamos de la
lógica, hablamos de qué podíamos comer mientras hablábamos. Y comimos, y
hablamos, pero olvidando que nos habíamos encontrado para eso.
(de La sensación es un lugar, 2013)
la luz
/ la sombra
la palabra luz sobre la sombra
ejerce cierta educación
y la sombra austera rebelde
la distraída anárquica sombra resistente
esquiva, rencorosa, fútil
amiga del olvido del ayer y del silencio
no hace los deberes
no escribe nunca a los pies de ninguna palabra con
penumbra
es decir la tarde o la luna
la sombra queda en pose cuando no hay objeto
sigue especulando cabizbaja en su forma
pluma cayendo de sí, perezosa, fofa inerte
sigue especulando cabizbaja en su forma
pluma cayendo de sí, perezosa, fofa inerte
pupila boba la sombra
repasa libros en la oscuridad
libros que discuten alfabetos que jamás entenderá
sin la luz
(de la tarde o de la luna)
la sombra refunfuña, se suena los mocos
la sombra refunfuña, se suena los mocos
se clava en un bolsillo de pantalón ajeno
y como una moneda enojada piensa
no
todo lo que brilla es luz.
(de Tiempo amarillo, inédito)
Olga Leiva
Olga Leiva, 1981. Lund, Suecia.
Ha
publicado LA LENGUA DEL
VIENTO (ed CATAFIXIA, Guatemala 2011). BAGREJAPONéS en coautoría (ed MENTAL ,
Montevideo 2011). BRUJA BOREAL (ed MENTAL, Montevideo 2012). DIAMANTISMO (ed
CRUZ DEL SUR, 2013). Ha participado en festivales, antologías, y lecturas
colectivas por varios países de América Latina. Trabaja desde la Editorial Mental,
diseñando en SIELO.
Porque
respiro en la noche pero voy en la dirección
de las
auroras boreales Porque he permanecido
demasiado
espacio en la caverna Porque tú me
reclamas
yo desciendo de este libro Muevo las
constelaciones
para que vuelvan a cantar Escuchemos
su perla
perfecta de hacer milagros Esperemos su
silueta
en el próximo amanecer Allí no hay permisos
ni
derrotas Allí todo lo puedes El amor y el desamor
Allí todo
lo tienes Los recorridos que abandonaste
cuando
todo era tan pequeño aún Una galaxia apenas
EL BESO DEL REINO ANIMAL
Después
de pensarte amarte y abandonarte me dí
cuenta de
que no tenía lugar donde no ir Entonces las
puertas
se abrieron y yo entré en la última casa
Fui
sitiada: en el centro de la noche escuché una voz
que
retumbó en mi cuerpo Un mar furiosamente
blanco y
palpitante entró en el Mundo y lo sitió
El sol ha
caminado dentro de mi cuerpo tanto
tiempo Me
ha cansado y le he pedido que me deje
Déjame
navegar los abismos sin Tí le he rogado sin
encandilamiento
Y se ha retirado para que mire los
trece
rostros en el Río Son Tú, me sonríe mientras se
aleja y
deja que mis dedos lo coloquen en un borde del
cielo
Un libro
es un acertijo que le hace el ser al escritor
y luego
es el acertijo que le hace el escritor al lector
Luego el
lector se convierte en el ser En discípulo del
Misterio
Juan Pablo Pedemonte
Juan Pablo Pedemonte (Montevideo, 1981). Poeta,
Artista Plástico y Realizador Audiovisual. Ha publicado el poemario Almajara
(Caracol al Galope, Montevideo, 2003) y participado en publicaciones
colectivas. Mantiene inédita la obra Muertos en Flor (Primer Premio a la
creación artística. Fundación Zitarrosa, 2008;
Primer Premio Serafín J. García 2010),Los cristales del vientre (Mención
Juan Carlos Onetti 2013), Los vitrales del Cristo (Mención Premio del MEC).
Actualmente dirige la serie de documentales Los pájaros ocultos (Fondos
Concursables 2011 y 2014) orientada a la difusión de artistas nacionales.
espinas
Con la
santa oxidación de los ángeles
se me
fueron las alas, la piedad.
Sentí el
sermón soberbio
de los
peces que acaban ahogándose;
el de las
serpientes
que
ofrecen su cuerpo para ahorcar.
Con el
sagrado desmoronamiento
se fueron
mis huesos, mis nudillos,
la
paciencia.
Sentí la
resurrección
de las
espinas en mi cuerpo.
Y
derrotado en los brazos
de las
flores más oscuras,
el
domingo desnudó su sombra y su cruz
sobre mi
espalda.
CONTEMPLACIÓN
Ahora
que estoy a mis espaldas
y
tengo un espejo en el alma
partiéndome
los huesos;
ahora
que observo de frente
el pan
de mi columna vertebral, la miseria,
y
encorvo la luz para dar dominio y desarrollo a mis tinieblas;
ahora
que es preciso hallar al hombre que se ahoga bajo mi zapato,
me
contemplo.
No soy
yo el que reparte las migas de humo en el espejo
ni es
el otro el que redobla mi gesto de abismo;
ni
siquiera es la muerte
esta
densidad que entretela los párpados.
Somos
yo y ella y el participio temible de mi nombre
y el
imbécil que surge en el cristal como una burla.
Y más
allá, mi sombra proyectando el cuerpo sobre la pared
junto
a la humedad que envejece contemplándome.
Nunca
es justo descarnarse
sobre la piel de un azogue.
SITIO PARA DORIMIR
Madre,
estoy llamando brutalmente
a ese
hombro que duerme bajo tu vestido;
estoy
llorando ese vacío
que
grita sobre ruedas en tu vientre.
Madre,
estoy llegando brutamente.
Mi
bestia corre sobre el mar rezando tu nombre
o
queda alambrada en los racimos de la muerte.
Mi
triste bestia; perdonala; está llorando.
Agua
de otro siglo hacia tus pies,
rumor
eterno, viejo viento de barro;
brutalmente,
mi bestia de ancestral aurora.
Estoy
llorando más allá. Estoy llegando.
Madre,
la noche carga una sombra
donde podemos dormir los juntos.
VARIACIONES DEL RÍO DE LA SAL
Montevideo,
todo el polvo atrasado
deslunándose
en los espejos;
todos
tus muertos ladrando hacia el sur
de una
plaza enterrada en la costilla de un puerto;
todo
es, Montevideo, apenas
la
navaja del viento,
una
rosa clausurada
en el
cemento turbulento del Río de la
Plata.
Montevideo:
playa acuchillada de palomas.
El
silencio es la rama más profunda
en la
hora lastimada de tu llanura. Oigo
el
rocío quebrando el paisaje
como
un sucio sudario de grises. Todo es apenas.
Y en
los muros tiembla la mano fría de la noche
auscultando
letanías.
Hay
sombras que ningún dios comprende.
Montevideo,
todo es apenas
tu penar.
TRANSEÚNTES DE LA MANO
Una
madre carga su muerte de la mano de un niño.
Puebla
una lágrima en su esqueleto,
deja
un crisantemo cerrado
lloviéndole
la espalda.
Por un
río anegado de pájaros
trajinan
el contraviento.
Como
un rumor de humo
se
abren en el setiembre de una calle.
Ambos
yerguen su columna de dolor animal,
llevan
encorvadas las pupilas, los brazos
como
racimos de hojas profundas.
Y todo
el recorrido
es el principio de una herida que llevan a
cuestas.
Paula Simonetti
Paula Simonetti nació en Montevideo, 1989.
Licenciada en Letras. Trabaja en el área social y la cultura comunitaria. Se
dedica a escribir desde niña y sus poemas han integrado una serie de antologías
tanto en Uruguay como en el exterior. En el 2012 obtuvo el Primer Premio de
Poesía Joven Pablo Neruda. En el 2013 obtuvo una mención en el concurso
nacional Juan Carlos Onetti (Intendencia de Montevideo) por su poemario “En la
boca de los tristes”, editado por Lo que vendrá.
*
Armar el
cuadro otra vez/ reconstruirlo
como si
una fuerza extraña lo hubiera fracturado
como los
evacuados como los exiliados
como
los que incendiaban sus propias casas
como
después de las guerras y de los desastres
y también
como cosas más sutiles
como
sobrevivirle al amor como después
de esos
finales
como
después de la muerte como después
de los
padres
y después
de los hijos
y también
como cosas más sutiles
como cuando amanece
Nelson
¿Te
acordás cuando dios te abandonó
y era
verano?
¿Te
acordás cuando dijo
quedate
revolviendo
contenedores,
basurales, plazas, vientres
piezas y
pulmones?
¿Te acordás
que apenas
te dejó
frente a ese plato breve?
¿Te
acordás de la oración,
de cuando
amanecía?
¿Te
acordás de dios y del verano?
No voy a
hablar
voy a hablar de otra cosa
nunca es
eso
no te voy
a decir
basta
voy a
dibujarte este sutil
paraíso
de papel
sin
contarte los piojos ni los sueños
la mirada
que se abre hacia una infancia breve
de las
hamacas voy a hablar
de los
rosarios
será que
no rezás
que no te
hamacaste
ayer
mañana
nunca
no voy a
retomar la cuenta
moretones
que se van pero hacia adentro
para
volver a estallar en el gesto de los hijos
de tus
hijos y ad eternum
me
olvidaré después cuando esté hablando
a nadie
de
Picasso
eso
duele
no tu
mano firme como
la
rigidez de un loco
le diste
vuelta la cara y volvió otro
de un
golpe tu hijo se hizo hombre
no me vas
a decir que ellos son niños
hombre de
mil años canta Goyeneche
voy a
hablar de otra cosa
aunque me
vuelvo
a este
abecedario
que solo
habla de vos y de mi infancia
nada más
no dice
basta
no se
hizo para decir basta
no voy a
hablar del golpe y de la marca
de la
forma en que tu mano aplasta el gesto
de tu
hijo como si fuera mosca de verano
voy a
hablar de la forma en que tu mano
se
levanta desde adentro del poema
y lo
deshace
Milagros
la madre
arrima el plato con desgano
revuelve
la amargura para que se enfríe
cinco
años hace que nació tu nombre
y ya no
puedo irme hasta tu cuna
con una
canción
con un
poema
de noche
apenas te encendí
la luz de
este cigarro
y
trajimos con mucho trabajo
la luna
hasta el plato
la risa a
la boca
comé,
Milagros
grita tu
madre cuando aparta
esa
muñeca a la que le faltan brazos
y le
sobra mugre
todavía
sabés viajar de noche
a los
parques donde el viento te hamacaba
O
Guardarse
el pan sin que lo noten los amigos
mientras
se escribe que la vida es
la breve
luz del cigarrillo
mirar
desde la cama una silueta
un libro
un perro el hambre
nunca
quise vivir para escuchar
el sonido
del despertador en la mañana
y ver que
tiraban piedras en el vidrio
y que
otra vez
no era el
amor
ya no el
amor
un montón
de músculos
con
alguna esperanza cuando salen
a pasear
y se ponen a dolerme
nunca
quise leer mirar/ mirar tan hondo
saberme
un yo en los ojos de esos perros
mirar
mirar doler Idea
mirarme
en otros ojos ver tus ojos no quería
ni besar
cualquier frente sudorosa
ni
tomarme la fiebre del poema
ni darle
voz a nadie
no quise
ser mujer quería
mirar
hacia atrás caminar
al revés
no quería decir madre
nunca
quise aprender a escribir
decir mi
nombre dibujar este país enrarecido
el aire/
no quería aprender a respirar
saber qué
son pulmones cuánto sale
quería
escribir hacia atrás
tapándome
los ojos como si no supiera
Karen Wild Díaz
Karen
Wild Díaz. Montevideo,
1984. Bajo la energía mutante de la amapúrea. Publica "Anti -
Férula" (Ed. Itinerante, Buenos Aires, 2013, reeditada con Niñobuho
cartonera, Buenos Aires, 2014, traducida al inglés por Ron Salutsky a
publicarse por Toad Press, Estados Unidos, en 2015). Participa en la Antología "Hijas de
Diablo, Hijas de Santo: Poetas hispanas actuales" (Niñobuho cartonera,
Buenos Aires, 2014), y en "América Invertida: an anthology of younger
Uruguayan poets" (University of New Mexico Press, Estados Unidos, a salir
en 2016). Otras publicaciones aparecen en revistas y en la web. Ha tomado
cursos de danza contemporánea. Actualmente realiza un master en "Filosofía
y críticas contemporáneas de la cultura", en Paris 8-Vincennes-St Denis.
No canta salvo el
viento
Caminamos
lo árido, la quebrada seca
Respiramos
kilómetros
Se
quemaban pantorrillas y el hilo de arena en los labios
era el
índice del suelo
La
montaña sube por mi hombro
Y tu
espalda se cubre de espinas
Cierto,
no fuimos hasta el borde
donde la
hierba lucha porque el monte se abra tierra
y rumorea
el río
Nadie
pidió la lluvia entonces
ni dibujó
en el aire un árbol
Encordamos
los hilos de la lengua
rígidos
trozos de cuerda y alambre
pero la trenza quedó
firme y muda
Colgamos la terminación
de cada pierna con palillos
y nos tendimos boca
abajo
para no vernos
para no volver a
tocarnos
Los palos del cielo se
descruzan y atisbo un pestañeo
Cada
otoño, un pájaro lejano viene a picotear la oreja
Dudo si
está vivo
Nadie
llega a estos parajes
Estos
parajes son de antigua huella
de
antigua huella y míos
Hay
kilómetros de arena y roca para ese pájaro
Y sin
embargo, ha venido
Ese
pájaro no canta salvo el viento
Pero en el pecho
hay una gota
Siento en
la boca del estómago el túnel
de
nebuloso humo
Allí comienza el cielo
Anzuelo
Me dijo que venía del infierno
qué de dónde vengo yo
Del
vacío,
dije
Tengo alas
Usaba garras. Antes
Ahora hay otras técnicas
Me dijo fascinante y se apagó
Puso su cabeza entre mi cuello y
hombro
Pero no logró dormir
Por qué
te vas..?
Íbamos a prender fuego la casa.. ¡y te fuiste!
Me voy, pronuncio
No te
vayas
Sus ojos están cerca
Pero tabiques y membranas
hacen la ilusión
(he
de medir mi entusiasmo)
Reviso sus libros, la habitación
Me escurro en la azotea
Lo toco despacio mientras fumo
No dejo de observarlo
Su celda dónde está
El
camino del Pájaro primero
Me entusiasma entrevistar al
asesino
Volver a cogerlo
Estirar, lisar su cuerpo
Tornear, cubrir de piel
Y convencerle que no me mate
Para el calor es mejor no
friccionarlo
Tiende a crisparse y hacer
movimientos alocados
Cuando sus jugos, por el
contrario, han de descender
Hay que colar la pulpa y dársela
para que huela
Su propia carne
Transferirle el fuego
Que arda la cabeza
Y forme una corona de ramas
que de madrugada florarán
Que su peso no lo atragante
Que no equivoque tampoco
Y se esconda en lo ligero
cubículo alargado donde guarda su
temblor
como un secreto a voces
No
temas al signo de tus fauces
Tómalo
como escalón
Serás
elefante al dar tu peso al suelo
Dejarás
al elefante un piso abajo
Si
sigues el fuego de mis ojos
a la
mañana serás primero ave y luego
cualquier
animal
He soñado una terapia espectáculo
Un despliegue detallado de
argumentos
Para salvarlo y vivir
Tribu
No se
puede matar una loba
Ni
impedir que un brujo se acerque a ella
Ella
tiene el pelo largo y rubio
Él quiere
ser enrulado por ella
Mujer del
agua y la tierra, del bosque
No la
deseo. Es mi hermana
En la
noche disfruto ser mecida por ella
En la
noche disfruto al brujo en mi cama
No quiero
pelear con la loba
No quiero
alejar a mi hermana
Me gusta
más ella. El brujo vive del viento
Desea
aferrarse a algún tronco. Ella es sólida
Es
fuerte. Él se acurruca debajo del lomo
Cada
viento que sopla, lo lleva
No hace
eco
No tiene
norte
No soy un
soporte tan fuerte
Me gusta
más ella. Tiene una forma determinada
Él ama
ser bebido por las cosas
Que le
dejen huellas
Por eso
lo llamo y responde
Me gusta
más ella. No tengo una forma tan clara
Lo
llevará hasta sus raíces de árbol grueso
Lo tendrá
asido a sus piernas, sujeto de un lazo
Es lo que
hacen las lobas
Que no la
tormenta o la noche
Por eso
me atraen los brujos y curas y magos
Lamo la
vejez de sus cortezas, los revuelvo, los endulzo
Y los entrego a mis hermanas
Horacio Cavallo: Narrador y poeta
uruguayo nacido en Montevideo el 31 de diciembre de 1977. Ha publicado El revés
asombrado de la ocarina, poesía, Ediciones de la Crítica, 2006, (Premio
Anual de Literatura MEC, Ministerio de Educación y Cultura 2006); Oso de trapo,
novela, Trilce, 2008, Premio Municipal de narrativa 2007; Sonetos a dos (en
coautoría con Francisco Tomsich), poesía, Trilce, 2010,Premio Fondos
Concursables para la Cultura
2009 (MEC); Fabril, novela, Trilce, 2010, Premio Fondos Concursables para la Cultura 2009 (MEC); Piano
solo, relato, Trópico Sur, 2011; Clementina y Godofredo (con ilustraciones de
Daniela Beracochea), infantil, Topito Ediciones, 2012, Premio Fondos
Concursables para la Cultura
2012 (MEC); Cenizas, relatos, La Propia Cartonera, 2012; El jorobado de las alas
enormes (con ilustraciones de Pantana), infantil, Trilce, 2012, Descendencia,
poesía, Ediciones del Estómago Agujereado, 2012, El silencio de los pájaros,
Alter ediciones, 2013, relatos, y Figurichos, junto al Ilustrador Sebastián
Santana, Ediciones de la
Banda Oriental, 2014, Premio Bartolomé Hidalgo en Libro
Álbum. Integra varias antologías tanto en poesía como en narrativa.