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miércoles, 20 de mayo de 2020

Jorge Calvetti: La Juana Figueroa




Jorge Calvetti

























-Nadie buscaba aquí lo que encontraste:
la certeza,
por eso no estás muerta.
La carne mendigaba también entonces
y tú vivías en el destino de los hombres
como el viento que se envuelve, apasionado
                                                    /en los árboles
y siempre cede y calla.
Alma que eras un cuerpo,
acompañada y sola te verían,
como ahora que te nombro
mientras el tiempo te hace reverencias.
Cuando paseabas por el campo,
¿fueron la fácil sed, el acto, los deseos,
las anónimas flores que hoy crecen en tu tumba?
¿Eras una mujer?
¿O eras como  la vida,
una dádiva loca que todos devolvían temerosos,
porque enloquece a quien, de veras, la recibe?
¿Eras la santidad: alegría de los otros,
o la inocencia que se ignora?
¿O creerías, acaso,
que era tu misión sobre la tierra
devolver, como las rosas,
la caricia del sol que les dio vida?
-“Hombres igual que muertes
me llevaron callados;
como con una marca
con placer me marcaron;
y una noche de luna,
de galopes y abrazos,
destrozaron mi cuerpo
como se quiebra un nvaso”.

-Oh tierra donde todos sembraron
eras el todo-amor, toda-de amor, por eso
lucero de infortunios,
la muerte recogió en los caminos,
los esparcidos días de tu corazón.

-“La muerte como un hombre
se ha acostado conmigo;
pesa sobre  el silencio
como un cuerpo dormido;
yo voy con la memoria
y los ojos perdidos,
hundiéndome en las sombras
de un país infinito”.

-Porque amabas te amaron.
Tu amor eran antorchas
que los hombres alzaban para quemar tristeza.
Con ellas se hacían señas
de cerro a cerro, de placer a placer, de pena a pena,
y un día –oh menesterosa- de quietud te vistieron
y tristes lunes para siempre.

-“Voces color de olvido
me han robado los sueños;
nubes color de noche
me escondieron el cielo;
de todo lo vivido
sólo queda un eco
que despiadadamente
 me repite que he muerto”.


Noticia:
La Juana Figueroa nació a fines del siglo XIX en Salta y allí fue asesinada por su marido. De ella se dicen muchas cosas: que era hermosa, que una gran bondad habitaba su alma, que no  le fue fiel a su hombre; que no pudo dejar de ser fiel a sí misma.
En verdad nada se sabe con  certeza, salvo que vivió y murió como si cumpliera un extraño designio.
El pueblo de salta hizo de ella un mito. Le erigió un túmulo junto al cual acude numeroso a rezar. Los Lunes, día, como se sabe, consagrado a las almas, la luz de muchísimas velas ilumina su nombre. Rinden estos tributos de fe, gentes de toda edad y condición: niños que anhelan aprobar exámenes, desolados amantes, enfermos sin remedio.
Dicen que la Juana ha hecho muchos milagros. Y que los hará.

Jorge Calvetti (San Salvador de Jujuy, 1916-Buenos Aires, 2002). Autor de cinco libros de poemas, tres de cuentos y dos de ensayos, fue elegido en 1984 miembro de la Academia Argentina de Letras, de la cual fue vicepresidente durante nueve años. También fue miembro de la Real Academia Española y formó parte de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
Junto con Nestor  Groppa, Andrés Fidalgo, Mario Busignani y Héctor Tizón, participó en 1955 en la fundación de la célebre revista literaria Tarja.
Calvetti también ejerció el periodismo. Fue colaborador del Suplemento Literario de LA NACION y durante cuatro décadas trabajó en La Prensa.
Entre sus obras se destaca su primer libro de poemas, "Fundación en el cielo", publicado en 1944, por el que obtuvo el premio Iniciación de la Comisión Nacional de Cultura. Pero si de distinciones se habla Calvetti obtuvo el gran premio de honor de la SADE, el de la Fundación Argentina para la Poesía; la pluma de Plata del Centro Argentino del PEN Club Internacional; el premio Estaban Echeverría de la Institución Gente de Letras y el premio Konex, entre otros. Además fue convocado en 1993 por el ministerio de Cultura de Grecia, entre 32 intelectuales del planeta, para firmar la Declaración del Mar Egeo.
Su obra fue traducida al inglés, francés, alemán, italiano y griego.