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martes, 14 de diciembre de 2021

Maurice Maeterlinck: tres poemas

 

Maurice Maeterlinck















Invernaderos 

¡Oh, invernadero en medio de los bosques,
Con tus puertas por siempre cerradas!
¡Y todo lo que hay bajo tu bóveda
Y bajo mi alma en tus analogías!

Los pensamientos de una princesa con hambre,
El hastío de un marinero en el desierto,
Una música de cobre en las ventanas de enfermos terminales.

¡Elijan los rincones más tibios!
Creo ver una mujer desvanecida en un día de cosecha.
Hay escupitajos en el patio del hospicio,
A lo lejos, pasa un cazador de impulsos, convertido en enfermero.

¡Miren con atención bajo el claro de luna!
(¡Oh! Nada está en su lugar)
Parece que hay una mujer demente delante de un juez,
Y un barco de guerra con velas izadas sobre el canal,
Pájaros nocturnos sobre lirios
Un tañido fúnebre a mediodía,
(¡Allá, bajo las campanas!)
Un refugio de enfermos en la pradera,
Un aroma de éter en un día de sol.

¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Vendrán la lluvia 
Y la nieve y el viento a nuestro invernadero!     
Campanas de vidrio

¡Campanas de vidrio!
¡Extrañas plantas por siempre al resguardo!
¡Mientras el viento agita afuera mis sentidos!
¡Valle interior por siempre inmóvil!
¡Y la calidez brotando al mediodía!
¡Y las imágenes entrevistas a flor de vidrio!

¡No las arranquen!
¡Muchas fueron plantadas bajo antiguos claros de luna!

Vean a través de sus hojas:
Quizá un vagabundo esté ocupando el trono,
Corsarios esperan en un estanque,
Y parece que seres antediluvianos están por invadir la ciudad.

Las plantaron sobre antiguas nieves. Las plantaron sobre antiguas lluvias.
(¡Piedad, piedad de la atmósfera florecida!)
Escucho que celebran una fiesta un domingo de carestía.
Hay un puesto de atención de enfermos en el lugar de la cosecha,
Y todas las hijas del rey corren, en un día de ayuno, a través de la pradera.   

¡Miren, miren sobre todo las que destacan al horizonte!
¡Nos protegen con esmero de las más antiguas tormentas!
¡Oh, debe haber en alguna parte una enorme flota sobre un pantano!
¡Creo que los cisnes han incubado cuervos!
(Apenas se puede ver a través de la humedad)

¡Una virgen riega los helechos con agua tibia!
¡Un grupo de niñas contempla al eremita en su celda!
¡Y mis hermanas se durmieron al fondo de una gruta venenosa!

¡Aguarden la luna y el invierno
Sobre estas campanas dispersas sobre el hielo!
 
Hospital

¡Hospital! ¡Hospital al borde del canal! 
¡Hospital en el mes de Julio!
¡Encienden un fuego en la sala!
¡Y los transatlánticos silban sobre el canal!

(¡Oh, no se acerquen a las ventanas!)
¡Emigrantes atraviesan un palacio!
¡Veo un yate bajo la tormenta!
¡Veo rebaños en todos los barcos!

(¡Sería mejor que las ventanas permanecieran cerradas!
¡Ya estamos casi al abrigo del afuera!)
Pensamos en un invernadero sobre la nieve,
Celebran curas de enfermos durante un día de tormenta
Vemos plantas dispersas sobre una manta de lana
Hay un incendio en un día de sol,
¡Y yo atravieso un bosque repleto de heridos!

¡Oh! ¡Por fin el claro de luna!

¡El agua de una fuente se eleva en una sala!
¡Una tropa de niñas entreabre la puerta!
¡Y yo veo corderos en una isla con praderas! 
¡Y plantas hermosas sobre un glaciar!
¡Y lirios en un vestíbulo de mármol!
¡Hay un festín en un bosque virgen!
¡Y una vegetación oriental en una gruta de hielo!

¡Escuchen! ¡Están abriendo los postigos!

¡Y los transatlánticos agitan el agua del canal!
¡Pero la hermana de la caridad atiza el fuego!
¡Los hermosos y verdes juncos del pastor arden bajo las llamas!
¡Un barco de heridos se agita bajo el claro de luna!
¡Las hijas del rey están en una barca entregada a la tormenta!
¡Y las princesas van a morir en un campo de cicuta!
¡Oh! ¡No abran las ventanas!
¡Los transatlánticos todavía silban sobre el horizonte!  
¡Alguien fue envenenado en el jardín!
¡Una gran fiesta es celebrada en casa del enemigo!
¡Hay ciervos dentro de una ciudad asediada!
¡Y un zoológico en medio de un campo de lirios!
¡Y una vegetación tropical al fondo de una mina de carbón!
¡Un rebaño de ovejas atraviesa un puente de hierro!

¡Y los corderos de la pradera vuelven tristemente a la sala!
Ahora la hermana de la caridad está encendiendo las lámparas,
Sirve la cena a los enfermos,
Cierra las ventanas sobre el canal
Y todas las puertas bajo el claro de luna.

Extraído de Maurice Maeterlinck,  Serres chaudes - Quinze Chansons - La Princesse Maleine, Gallimard, 1983 | Traducción de Adrián Bollini.  

   Maurice Maeterlinck (Gante, 29 de agosto de 1862 - Niza, 5 de mayo de 1949), dramaturgo, ensayista y poeta. Considerado, junto a Georges Rodenbach y Émile Verhaeren, una de las figuras predominantes del simbolismo belga en lengua francesa. Sus primeros trabajos aparecieron en la revista La Jeune Belgique. Tradujo a Shakespeare, a Ruysbroeck y a Novalis. Entre sus incursiones en el teatro destacan L'intruse (1890), Les Aveugles (1890), Pelléas et Mélisande (1892), que inspiró la ópera homónima de Debussy y un poema sinfónico de Schönberg, y  L’Oiseau bleu (1908); en el terreno del ensayo,  Le Trésor des humbles (1896) y L’intelligence des fleurs (1907). 
   Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1911. Si bien es mayormente conocido como dramaturgo y ensayista, es también autor de los libros de poesía Serres chaudes (1889) y Quinze Chansons (1900).

Adrián Bollini (Bragado, Buenos Aires, 1988). Poeta y traductor. Publicó por Alción editora (Córdoba) los libros de poesía Escritos de Dédalo, Sísifo y Pandora (2009) y Ascética de Heuzek (2015).



Paul Valéry: cuatro poemas

 

PAUL VALÉRY













Orfeo


…Compongo espiritualmente bajo los mirtos, ¡Orfeo,

El admirable!...de espirales puras el fuego desciende,

Cambiando el monte calvo en augusto trofeo

Donde se exhala de un dios el gran acto sonoro.


Si el dios canta, sucumbe el sitio omnipotente,

El sol ve el horror del movimiento de las piedras

Y deslumbrantes nacen de un lamento inaudito

Los altos muros de oro armonioso de un santuario.


¡Canta, al borde del cielo espléndido, Orfeo!

¡La roca avanza, tropieza; y cada piedra encantada

Siente una fuerza nueva que hacia el azur delira!


De un Templo inacabado la tarde baña el auge,

¡Y él mismo se ordena y ensambla en el oro

En torno al alma inmensa del himno sobre la lira!



Oda secreta


¡Soberbia caída, fin tan dulce,

Olvido de las luchas, qué delicia

Poder recostar sobre el musgo,

Luego de la danza, el cuerpo suave!


¡Nunca otro resplandor 

Como el de estas chispas de verano,

Sobre una frente sembrada de sudor,

Había celebrado su victoria!


Pero tocado por el Crepúsculo

Ese gran cuerpo que tantas cosas hizo,

Que danzaba, que Hércules destruyó,

¡Hoy no es más que un cúmulo de rosas! 


Descansá, bajo pasos siderales,

Oh, vencedor lentamente desunido,

Pues la Hidra inherente al héroe

Se ha desplegado al infinito…


¡Oh!¡Qué Toro, qué Osa, qué Can

Qué objetos de enorme victoria

Impone el alma al espacio informe

Cuando logra elevarse al tiempo sin recursos!


¡Fin supremo, destello

Que a través de monstruos y dioses

Universalmente proclama 

Los grandes actos que moran en el Cielo!


El vino perdido


Arrojé, un día, al Océano,

(No recuerdo ya bajo qué cielos)

Como una ofrenda a la nada,

Unas gotas de vino precioso…


¡Oh, licor! ¿Quién quiso tu pérdida?

¿Obedezco tal vez a un designio?

¿Quizá al afán de mi alma

Que, pensando en la sangre, derrama el vino?


Su habitual transparencia,

Después de un rosado vapor,

Puro recobró el mar…


¡Perdido ese vino, ebrias las olas!...

Vi agitarse en el aire amargo

Las figuras más profundas…


Los pasos


Tus pasos, hijos de mi silencio

Santamente, lentamente situados,

Hacia el lecho de mi vigilancia

Avanzan mudos y helados.


Persona pura, sombra divina,

¡Cuán dulces son tus pasos retenidos!

¡Dioses!... ¡Todos los dones que adivino

Llegan a mí sobre esos pies desnudos!


Si, de tus labios que se adelantan,

Preparás para apaciguar

Al habitante de mis pensamientos

El alimento de un beso,


No adelantes ese acto tierno,

Dulzura de ser y de no ser,

Porque he vivido solo de esperarlos,

Y era mi alma el sonido de tus pasos.


Extraído de Paul Valéry, Œuvres, I, Bibliothèque de la Pléiade, 1957 | Versión de Adrián Bollini.

Paul Valéry nació en Sète el 30 de octubre de 1871. Comenzó sus estudios de Derecho en 1889. Publicó sus primeros poemas en revistas de provincia entre 1890 y 1892. En 1984 se instaló en París, donde se desempeñó como redactor en el Ministerio de Guerra, como secretario y como conferencista. En 1925 fue elegido miembro de la Académie française. Como premio a su labor poética e intelectual le fue otorgada en 1937 la cátedra de Poética en el Collège de France. Murió en París el 20 de julio de 1945. Sus restos descansan en Sète, en el Cementerio marino al que cantó en su célebre poema.

Obras fundamentales. Poesía: La jeune Parque (1917), Charmes (1922). Ensayo: Introduction à la méthode de Léonard de Vinci (1895), Variété I-V (1924-1944), Tel quel (1941). Ficción: La Soirée avec monsieur Teste (1896), Eupalinos ou l'Architecte (1921), L'Âme et la danse (1923),  Dialogue de l'arbre (1943).


Adrián Bollini (Bragado, Buenos Aires, 1988). Poeta y traductor. Publicó por Alción editora (Córdoba) los libros de poesía Escritos de Dédalo, Sísifo y Pandora (2009) y Ascética de Heuzek (2015).


 


miércoles, 3 de noviembre de 2021

Francisco “Chico” Alvim: poemas

 
Francisco “Chico” Alvim

























LOS DÍAS PASAN

¿Recordás aquella agua verde
donde los dos buceaban
y todos miraban?

Tu piel sudaba
en el agua
Tu mirar negro
ahogaba

La vida era tanta –
olvidaba



DOS CARABELAS

Mi amor, besame
con la ternura de este día azul

Allá fuera
hilos de nubes ruedan
y el arbusto del lote de al lado
está verde, creciendo

Casi no soplan
los vientos



RISA

Entre planos sonrientes
arcos convexos
anfractuosidades cóncavas
ríe en la claridad
mi sombra oblonga



SOMBRA

Llueve en los edificios
y en la yerma galería
de marcos de vidrio
sucio

Llueve en los edificios
y también en tu sombra
de bípedo que camina
esta y además otra vereda

Aquel edificio negro
en la sombra amarilla, inmensa
asombra a toda la ciudad

A ti, no



ARCHIVO

no puede ser de recuerdos



ABIERTO (para Cacaso)

A veces el mirar camina
en la trama de la luz
sin curiosidad alguna
cualquier devaneo
Va en busca del tiempo
y el tiempo, como siempre,
vacío de todo
no está lejos
está aquí, ahora
El mirar sin memoria –
sin destino
se detiene
en el aire del aire
en la luz de la luz –
¿lugar?



MENTE

Casi más allá de la sensación
de estar vivo
pura luminosidad dentro
de la retina inexistente –
la que todo ve
todo siente
(el todo que es la vida
y será muerte) –
la palabra (¿palabra?) amor

amor



ELEFANTE

El aire de tu carne, aire oscuro
anochece piedra y viento.
Corre lo enorme dentro de tu cuerpo
el aire externo
de cielos atropellados. El firmamento,
incendio de pilares
no está afuera – derruido por dentro.
Reverbera en el escudo el brillo bazo
de túrgido ariete
con el que la distancia y el tiempo enfureces.

Tu pisar macizo, danzarín,
ennoblece los vientres fríos,
femeninos.

A tu vuelta todo canta.
Todo se desconoce.



POEMA (a Carlos Drummond de Andrade)

Hay muchas sombras en el mundo
Ellas avientan en las nubes
y en el aire
brillan solitarias como topacios –
gotas de luz apagadas

Los astros soplan
La sombra es el viento de los astros

En el fondo de las aguas prisioneras
de lagos y vertederos
hay un viento de aguas –
sombras

En el mar
se refractan sumergidas
viajeras
en medio las florestas de algas –
sombra de las sombras emergidas

Son hechas – las sombras – de aire
oscuro
Recuerdan el todo y la nada

El vuelo de las sombras
gira en torno de una columna
sonora, el poema –
luz de adentro

Fuera



CANCIÓN

En las islas de Cabo Verde

Cuando miré para Heloisa
y vi el rostro de Heloisa
su boca sus ojos
sentí la noche de cerca
sentí la noche tan íntima
tan dentro de mi mirar
Un querer bien, una herida
un dolor tan doloroso
tan sin razón, tan perdida
tan de ella, de Heloisa
Heloisa es hecha de oscuro
Heloisa es hecha de aire
Heloisa es el abrazo de la isla
Yo – soy el mar
sólo el mar


Todas las piezas pertenecen a Elefante (2000), en Poemas [1968-2000], 7 Letras/CosacNaify, 2004.

Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2021.

Francisco Alvim (Araxá, Mina Gerais, 1938) es poeta. Diplomático de carrera, fue integrante de la llamada “generación mimeógrafo” y de la “poesía marginal”. Participó con el texto “Consciência marginal” en la Revista Malasartes (1975). Integró la antología 26 poetas hoje (1976), organizada por Heloisa Buarque de Hollanda.
Entre sus libros se encuentran Sol dos cegos (1968), Passatempo (1974), Festa y Lago, Montanha (1981), O corpo fora (1988) O metro nehum (2011) y la plaqueta Francisco Alvim – 80 Anos (2018).

martes, 19 de octubre de 2021

jueves, 14 de octubre de 2021

Juan Sasturain: TINTAS CARGADAS de Horacio Spinetto






 
Spinetto no miente. Probablemente ensaya, prueba, intenta y tira –de apuntar y de desechar- tantas veces como sea necesario hasta que (lo que hace, lo que queda) sea cierto. Es que esos chinos traidores –el papel y la tinta, digo- no te dejan mentir. Y no hay pacto que valga con ellos: es así o no es. Te lo ponen siempre en blanco sobre negro. Que de eso se trata. Spinetto lo sabe y se la banca. Pero cabe borronear algunas salvedades.  

En una secuencia de El estado de las cosas de Win Wenders -larga conversación en la barra de un bar de Lisboa- el veterano Sam Fuller, que hace de sí mismo devenido personaje, le explica a alguien que a pesar de que en el mundo real las cosas tienen colores, a la hora de hacer cine, el blanco y negro es más verdadero. La cita vale, salvo error u omisión. Y el viejo artesano salvaje lo dice en blanco y negro, claro.
Otra de película: Alberto Breccia solía contar que había aprendido el valor plástico del blanco y negro mirando cómo componía Eisenstein. No recuerdo si era Iván el Terrible o La conspiración de los boyardos, una de esas históricas. El encuadre del ejemplo era la puerta de un castillo con dos guardias armados a los lados. Una luz lateral partía la imagen en dos: sol y sombra. El soldado de guardia al sol tenía uniforme oscuro; el del lado de la sombra, blanco. Sergei lo hizo, y el Viejo lo aprendió.

En los dos casos, la negación del realismo especular y la evidencia del artificio necesario, construcción de un verosímil expresivo a través del simulacro. Cómo conseguir un efecto estético de verdad que remita / evoque / cite pero no copie el referente “real”, que funciona sólo como disparador o memoria subyacente compartida. Digo: una calle de Sitges apuntada en ojotas, Puente Alsina visto por el Flaco Morán con Pugliese, las siluetas de Bouvard & Pécuchet contadas por Flaubert.

Salvadas las salvedades, decanta lo que sabe y hace saber Spinetto: en la representación de imágenes, el uso del blanco y negro no es una limitación sino una elección u opción expresiva de pleno derecho que suele conllevar, por la economía de medios que supone, una feroz exigencia, un desafío. Una tortura china, se podría decir, calzada a veces de gloriosas Medias negras, en su caso.

Y un borrón conceptual para apuntar: cierta perspectiva equívocamente “enriquecedora” suele llevar al absurdo y a gestos de flagrante estupidez. Así, ahí está Turner -no William, el inglés que imaginaba tormentosos cielos marinos sino Ted, el impune cosmetólogo yanqui que “maquilló” el cine clásico para la pantalla chica- poniéndole color a The Big Sleep de Howard Hawks, entre muchas otras joyas del cine negro; y ahí se republica hoy el Ernie Pike de Pratt y Oesterheld coloreado por manos anónimas que Spinetto –retratista de un Pratt en modo hurón con permiso y sentido- amputaría sin vacilación con metafórico serrucho. Burradas, Sancho: no saben lo que hacen.

Para final, sólo cabe borronear otra persistente nebulosa de prejuicio a disipar: los materiales en juego –consabidos chinos traidores: la tinta y el papel- no son medios “menores” con respecto a –supongamos, seamos viejos- el óleo y la tela. Tampoco los instrumentos mediadores. Cuando la pluma o el pincel se mojan, como el dedo impregnado de sangre derramada que deja en el inicio de los tiempos con piel y uña la marca en la pared, saben que no hay vuelta atrás y caen con gesto irreversible (puro pulso y pulsión) a dejar marca imborrable en el papel fiel, ávido e ingrato ante la duda.
Escribir, firmar y dar formas en el mismo gesto –caligrafía y dibujo, escritura y representación- son avatares de un solo salto al vacío lleno de sentidos presentidos pero desconocidos todavía. Como dados, como marcas de lluvia en la tierra seca, como yemas sobre la piel que tatúan sin horadar, el pincel y la pluma de Spinetto encuentran lo que acaso no sabían que buscaban.  
Ni vista previa, ni ensayo o bosquejo, ni apunte privado. Nada de eso. La tinta sobre el papel es el primer ademán irreductible, el gesto sin vuelta atrás que sólo cabe asumir como señal de entrega abierta. Sólo la marca más pura, arriesgada y poderosa. La que vale.
Que un paisaje encuentre su forma y expresión en el despliegue libre de una caligrafía que figura la marca de identidad, como acá sucede, es prueba –si cabe- o al menos gesto elocuente de que Spinetto es –simple y difícilmente- un artista. No miente, vuelvo a decir.
Gracias por eso.

  Buenos Aires, 2021.


 

miércoles, 13 de octubre de 2021

T.S. Eliot: LOS HOMBRES HUECOS (traducción Roberto Mascaró)

 

T.S. Eliot




 













 

                                         


                                          Un poema para el Viejo

I

Somos los hombres huecos
Somos los hombres disecados
Apoyándonos los unos en los otros
Cabezas rellenas de paja ¡Ay!
Nuestras voces resecas, cuando
Susurramos juntos
Calmas y sin sentido son
Cual viento en hierba seca
O patas de rata sobre vidrio roto
En nuestro seco sótano

Forma informe, sombra incolora,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;

Aquellos que han cruzado
Con los ojos abiertos hasta el otro Reino de la muerte
Recuérdennos –si lo hacen- no como perdidas
Almas violentas, sino tan sólo
Como los hombres huecos
Los hombres rellenos.


II

Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino del sueño de la muerte
Esos no aparecen:
Allí, los ojos son
Luz solar sobre columna rota
Allí hay un árbol meciéndose
Y voces hay
En el canto del viento
Más distantes, solemnes
Que una estrella menguante.

No me dejen adentrarme
En el reino del sueño de la muerte
Déjenme además llevar
Esos disfraces deliberados
Saco de ratón, piel de cuervo, maderas cruzadas
En un campo
Comportándonos como el viento se comporta
-sin acercarse-

No ese encuentro final
En el reino del crepúsculo.


III

Esta es la tierra muerta
Esta es tierra del cactus
Aquí las imágenes de piedra
Están alzadas, aquí reciben
La súplica de la mano de un muerto
Bajo el parpadeo de una estrella menguante.

Es como esto
En el otro reino de la muerte
Caminando solo
A la hora en que estamos
Temblando de ternura
Labios que besarían
Forman plegarias a piedra rota.


IV

Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas agonizantes 
En este valle hueco
Esta rota mandíbula de nuestros reinos perdidos

En este último lugar de encuentro
Tanteamos juntos
Y eludimos hablar
Juntos en esta playa de río tumefacto

Sin visión, a no ser
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella eterna
Rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
Sólo esperanza
De hombres vacíos.


V

Aquí vamos en torno a la higuera
Higuera higuera
Aquí vamos en torno a la higuera
A las cinco de la mañana.

Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
Cae la sombra
                                         Porque Tuyo es el reino

Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la sombra
                                           La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la sombra

                                          Porque Tuyo es el reino

Porque Tuyo es
La vida es
Porque Tuyo es el

Este es el modo en que el mundo acaba
Este es el modo en que el mundo acaba
Este es el modo en que el mundo acaba
No con un estallido sino con un sollozo.


Roberto Mascaró (Peñarol, Montevideo, Uruguay, 1948). Poeta y traductor. Ha publicado: estacionario (1983); Chatarra/ Campos (1984); Asombros de la Nieve (1984); Fält (Campos) (poemas en versión sueca de Hans Bergqvist, Fripress, Estocolmo, 1986); Mar, escobas (1987),  Cruz del Sur (1987); Gueto (1991); Campo Abierto-Öppet fält (1998); Campo de Fuego (2000); Montevideo cruel – tangos (2003), Un río de pájaros (Colombia, 2004); Asombros de la nieve, antología (Caracas, 2005), Viendo caer la lluvia de una ventana azul (Tegucigalpa, 2012), Nómade Apátrida (Catapulta, Bogotá, 2012). Ha publicado más de treinta volúmenes de traducciones, entre ellas obras de  Tomas Tranströmer, August Strindberg,  Öyvind Fahlström, Ulf Eriksson, Tomas Ekström, Jan Erik Vold, Edith Södergran, Henry Parland. Su poesía ha sido traducida al sueco.




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martes, 5 de octubre de 2021

Juan Arabia: Hacia Carcassonne

 

Juan Arabia
























Presencia

Y a esos lunáticos de la noche académica
una presencia de escarabajos
los corroe porque no han visto la tierra
                              ni el horizonte
les rentiers du vivant que nous sommes 
                               y otros lunáticos rentistas
juglar, festival de mil hojas,
Columbus de la prensa que asfixia
                              pétalos encadenados
huertas oscuras domesticadas 
descendre d’une colonisation dont il descend
del no leído en Latinoamérica
porque no desciende y desaloja,
y no leído finalmente por el ogro
                       y el profético destino
MA IN TERRE SELVAGGE... 

Vuelto al centro de circulosos, 
                      hijos de un rey,
poetas de la experiencia, hijos de un rey,
condenado a invernales alacranes
sueños de gringos que los defecan
                      y devuelven finalmente
como cuerpos arrinconados en fosas comunes
Ils sont les stricts secrétaires...

Mientras unos jóvenes vomitan en el Meuse
y otros lloran, como Arnaut Daniel, y van cantando.


Serratz e clus

Agradable y simpático resulta para Peire d'Alvernha
cantar con algunas palabras apretadas y cerradas
y de las que uno no teme avergonzarse.

Maestro de todos con tal de que aclare
un poco sus palabras
porque apenas nadie las comprende.

Voz que canta como rana en un pozo,
recibiendo así cien garrotazos
sin un amigo que no hable de su locura. 

Versos inéditos contra los enflabotz
hinchados de tanto beber y comer, 
en Puigverd, riendo y jugando. 


Opium Carcassonne

A toda luz, como bebiendo del sol en su orilla,
déjame entrar en La Cité
trepando sobre cada uno de sus rayos
y los lejanos pasillos de la memoria.

Porque detrás quedó el camino blanco
que alguna vez aniquiló distancias,
desgastando las suelas rumbo al Cabaret Vert.

Este calor es obsceno, Carcassonne,
lo saben los gordos burgueses,
todas las rojas familias.

Saben que vengo con intenciones desconocidas.
Alguna vez solté licores extremos
en una esquina de Montpellier

desenterrando pájaros de Provenza,
arrojando las últimas manzanas
en la profunda noche del mediterráneo.

Debo recordar, sin embargo,
el espesor de tu firma
la nostalgia cautelosa

y el estéril excremento que disuelve tu mirada.
Yo trepé hacia Carcassonne
con una bondad desconocida

con un pie sobre lo eterno sostuve
todas tus virtudes
sin rozar el fondo del estanque.

Opium Carcassonne
OPIUM
Amapola Blanca, fuera del estanque.


Planh

El pálido rostro camina vencido,
éramos hombres y no sueños
los que golpeaban las cadenas del sol
y rugían como mares derribando
estaciones, vomitando las 
estelas del camino desierto.

Dile adiós al Capitán, observa 
el blanco mástil de su cabello
y cómo este barco anclado 
se dispersa en estériles orillas.
Mira cómo envejece 
la silueta de su luna.

Sólo queda recordar el verde pasto,
siempre joven, que ancló su sombra
donde alguna vez caminó descalzo
junto a los conejos, sacudiéndose en el rocío,
todos finalmente degollados,
con el corazón como si fuera uva. 

(De Hacia Carcassonne, Pre-Textos, Valencia, España, 2021)
 
                          
Juan Arabia Poeta, traductor y crítico literario. Nacido en Buenos Aires, Argentina, en 1983. Entre sus títulos más recientes se encuentran: Il Nemico dei Thirties (Samuele Editore, Collana Scilla, 2017), Desalojo de la naturaleza (Buenos Aires Poetry, 2018), L’Océan Avare (Al Manar, Voix Vives de Méditerranée en Méditerranée, 2018), The Bund (Buenos Aires Poetry, 2020) y Hacia Carcassonne (Pre-Textos, 2021). Titulado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, fundador y director del proyecto cultural y literario Buenos Aires Poetry, además es crítico literario en el Suplemento de Cultura del Diario Perfil y en Revista Ñ de Diario Clarín.
Tras la publicación de El enemigo de los Thirties (2015), premiado en Francia, Italia y Macedonia, participó en varios festivales de poesía en Latinoamérica, Europa y China. En el 2018 fue invitado al festival de poesía en Francia (Sète) Voix Vives en representación de Argentina, así como participó del encuentro «Poetry Comes to Museum LXI», auspiciado por el Shanghai Minsheng Art Museum, de 2019, siendo el segundo poeta latinoamericano en ser invitado. Ha traducido obras de Ezra Pound, Arthur Rimbaud, Dylan Thomas y Dan Fante, entre otros. 




lunes, 20 de septiembre de 2021

Dino Campana: tres poemas

 

Dino Campana














La Quimera

No sé si entre las piedras tu pálido
Rostro apareció, o sonrisa
De lejanía ignota
Fuiste, pendiente de marfil  
Frente resplandeciente o joven
Hermana de la Gioconda:
Oh de las primaveras
Apagadas, por tu mística palidez,
Oh Reina, Reina adolescente:
Pero por tu desconocido poema
De voluptuosidad y dolor
Joven música exhausta,
Marcado por una línea de sangre
En el cerco de los labios sinuosos
Reina de la melodía:
Por tu virginal cabeza
Reclinada, yo, poeta nocturno,
Admiré las estrellas vívidas en los mares del cielo,
Yo, por tu dulce misterio,
Yo, por tu faz taciturna
No sé si la pálida llama
Fue del cabello el viviente
Signo de su palidez.
No sé si fue un dulce vapor
Dulce, en mi dolor,
Sonrisa de un rostro nocturno:
Miro las rocas blancas el mudo manantial del viento,
La inmovilidad del firmamento
Y los ríos hinchados que lloran
Y las sombras encorvadas del trabajo humano en frías colinas
Y aún en tiernos cielos lejanos claras sombras que avanzan
Aún te llamo te llamo Quimera.

Jardín otoñal

                       Florencia

¡Al jardín espectral, al mudo laurel 
De las verdes guirnaldas,
A la tierra otoñal
Un último saludo!
A las áridas colinas
Severamente sonrojadas
Confusa de rumores
Estridentes clama la lejana vida:
Clama al sol muriente
Que ensangrienta los parterres.
Se escucha una fanfarria
Que sale desgarrada: el río desaparece
En la arena dorada: en silencio
Están las blancas estatuas vueltas hacia el puente:
Y las cosas ya no existen.
Y del profundo silencio como un coro
Tierno y grandioso
Elevándose hasta mi balcón:   
Con aroma de laurel
Con aroma de agrio laurel moribundo,
Al atardecer, entre estatuas inmortales
Ella se me aparece, presente.


La ventana de vidrio

El brumoso atardecer de verano
Desde el ventanal destila claridades en la sombra
Y deja en mi alma una marca ardiente.
¿Pero quién ha… (sobre la terraza sobre el río se enciende una lámpara) quién ha…
Para la Virgen del Puente quién es quién es el que encendió esa lámpara? — Hay
En la sala un olor de podredumbre: hay en la sala 
Una llaga rojiza que muere.
Las estrellas son botones de madreperla y la tarde se viste de terciopelo:
Y tiembla el frívolo atardecer, es frívolo el atardecer y tiembla pero hay
En el corazón de la tarde hay
Siempre una llaga rojiza que muere.
 
Extraído de Dino Campana, Canti orfici e altre poesie, Einaudi, 2014. Versiones de Adrián Bollini.
Dino Campana (Marradi, 20 de agosto 1885 – Scandicci, 1 de marzo 1932). Poeta maldito italiano de la primera mitad del siglo XX. Manifiesta desde su adolescencia diversos disturbios nerviosos. Su admiración por los simbolistas franceses y por la poesía de Walt Whitman lo motiva a aprender por su cuenta francés e inglés para  leerlos en su lengua original. En 1905 es internado por primera vez. A su salida, dos años después, emprende un viaje por Sudamérica. Se presume que entre los países del continente visita la Argentina, donde desempeña los más variados oficios. De regreso a Europa, publica su primer y único libro, Canti Orfici (1913). En 1918 es internado nuevamente con el diagnóstico de esquizofrenia en el hospital psiquiátrico de Villa di Castelpulci, donde habría de permanecer hasta 1932, año de su muerte. 

Adrián Bollini (Bragado, Buenos Aires, 1988). Poeta y traductor. Publicó por Alción editora (Córdoba) los libros de poesía Escritos de Dédalo, Sísifo y Pandora (2009) y Ascética de Heuzek (2015).


jueves, 2 de septiembre de 2021

Alice Sant’Anna: poemas de ‘Cola de ballena’

 



Alice Sant'Anna























UNA ENORME COLA DE BALLENA

cruzaría la sala en este momento
sin barullo alguno el bicho
se hundiría en las mesas corridas
y se sumiría sin que percibiésemos
en el sofá la falta de tema
lo que yo quería pero no te cuento
era abrazar a la ballena bucear con ella
siento un tedio pavoroso de esos días
de agua estancada acumulando mosquitos
a pesar de la agitación de los días
del agotamiento de los días
el cuerpo que llega exhausto a casa
con la mano estirada en busca
de un vaso de agua
la urgencia de seguir para una tercera
o cuarta boya, y la voluntad
de abrazar una enorme
cola de ballena y seguir con ella


LA POSTAL DE CLARA ME ALCANZÓ

cuando los helicópteros rondaban el edificio
a las dos de la mañana y todos dormían
apenas el zumbar de las hélices
festejaba la llegada
del cielo iluminado de hong kong
que en una foto nocturna se coloreó
de rascacielos ansiosos por la venida del ferry boat
que abarcaría después de un pasaje
lento, tranquilo
diferente de la sirena que recubre
el sueño de los moradores de mi barrio
clara no conseguiría entender
el rumor de las hélices, ¿serían abejas 
de un país tropical?
¿u otro insecto, tal vez más robusto?
¿cómo explicar el vuelo para clara?


LA NOCHE UN BLOQUE

de madera pintado de negro
cierra los ojos e intenta aproximarse
percibir su tamaño, profundidad
si tiene olor si es macizo
sin puerta para entrar o salir
el modo como la luz golpea
suave, media luz, la mínima
necesaria para ver el bloque
si no fuese por ella el bloque
mal existiría, sería todo la misma oscuridad
sin contorno entre montaña
sus pies y el cordón, el bloque
cabe en su cuarto encima de la cama
todavía sobra algún espacio en los laterales
un trozo de lienzo, pero no
el suficiente para caber
ella también


HAY AQUELLO QUE QUEDA FIRME (UN POSTE)

y no conmueve y hay lo que se mece (un árbol)
y hace barullo y llega a parecer un pulpo con tentáculos
intentando agarrar las nubes, al contrario
de las montañas muy firmes
y serias y exactas donde están
pero hay también lo que se moviliza
muy rápido en el marco de la ventana: un pájaro
siempre puede ser una golondrina o una águila
y un avión nunca sabemos
de dónde parte hacia dónde sigue


LA ARAÑA SE ESCONDÍA

atrás de la pared como
para dar el salto
la proyección de la sombra las piernas
contorsionadas casi troncos
de un árbol naciendo del suelo y del techo
lúgubre lúgubre más que lúgubre
el susto me recomendaba
a correr tomar un taxi
pero al mismo tiempo me forzaba
a caminar lentamente en torno de la araña
y mirar bien de cerca
de lo que está hecha (acero macizo): material del miedo
aproximarme en puntas
de las piernas que no son pies
lanzas apuntadas para el piso
que en cualquier momento se desgarran
y enlazan la presa, tienen vida propia
los tentáculos de la araña
yo sola con ella
no espantaría a nadie
si ella se escondiese conmigo


LOS BRAZOS, LAS PIERNAS

doloridos
de la primera semana de ballet
ya tarde, no tengo más edad
para comenzar
por eso mismo tal vez sea hora
de arriesgar el pie en punta
en el agua fría, la primera brazada
sin el tutú, el rodete
sin la media-calza
que, diría, pica
ahora ya no tengo disculpa
al lado de la niña de rosa
que es toda movimientos perfectos
no recibirá ninguna corrección
en su postura de quien danzó
toda la vida
y ella ahí torpe
la camisa amarilla que tiene un toro
rojo y la palabra españa
una bermuda de gimnasia
que hace mucho estaba guardada
a esta altura


TRAVELLING –

este papel sólo sirve para ocupar
el banco del lado, poema-autostopista
en el que se resume una impresión
a un esqueleto, una frase, una fórmula
y cuando ella brota, idéntica, la vez siguiente
no necesita más sentir ningún dolor
recuerda aquel poema
que dice la sirena de papel
y pronto, ya aprendí
esa calle que sube en curva
allá de la cima surgen casas donde vos nunca
vas a vivir, y aunque vivas, en la lateral
los autos te atraviesan en cámara lenta
todo lo que hay en esta ciudad es una parada
de ómnibus frente al supermercado
donde se venden huevos para batir
suspiro en la cintura, la manga arremangada
pavlova en las fechas especiales


ausencia

te he escrito con calma
cartas en un cuaderno azul
arranco del espiral y no pongo
por prejuicio o ni muerta
tengo miedo de la espera
durante días o semanas un animal horrible
(especie de zorro) me va a perseguir
por dentro, o seré yo misma
(¿una rata?) a roerme
mientras la respuesta no llega
pierdo mucho tiempo intentando
dar nombres a los bichos
que suben la cortina del cuarto


LA SOMBRA DEL AVIÓN ATRAVESANDO

la copa de los árboles no carga a nadie
que se despida o tome té
agua hervida en tetera de ágata
en la sombra del avión no hay quien despierte
con los pies colgando por fuera del colchón
no hay nadie que una vez se haya asustado
con la sangre de la nariz
coloreando de rojo la cama
en plena madrugada la sombra del avión
no hace sentir nostalgia ni pena
ni voluntad de ir con él a cruzar
la copa o el cuarto
puede apenas mirar para abajo
quien ve la sombra del avión
en la copa entre las alas


DIBUJABA TODO LO QUE VEÍA

como una extraña compulsión
pasaba cinco, seis horas al frente
de un cuadro, un picaporte, un pastel de nata
completamente absorto
sacaba del bolso el lápiz
corría para garabatear, después anotaba
la fecha al lado, la calle, nada
se perdía en el cuaderno
mientras eso yo afligida quería repetir
el gesto, documentar todo, decir del gusto
de la canela en el pastel de nata
del primer día azul de lisboa
pero no escribía y con prisa para registrar
me volvía burocrática
en el diario: hoy fuimos en tren, estaba cálido


NO SE PUEDE QUEDAR A VOLUNTAD

en una ciudad con tantos cementerios
b. nos lleva a pasear en auto
en el banco de enfrente hallo extraño cómo se puede
vivir en una calle llamada luminarias
quedo todo el tiempo en alerta
nuestro encuentro inesperado
tanta gente alrededor y yo ni me preparé
de repente ella me mira en una mezcla de curiosidad
y paso lejos
cabellos largos mechas rubias
yo no soy de aquí
miro mucho
no es buena voluntad lo que tengo
pero tampoco es falta de voluntad


* Todos los poemas pertenecen a Rabo de baleia (2013).


Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2021.

Alice Sant’Anna (1988) publicó su primer libro de poesía en 2008, Dobradura. Lanzó dos publicaciones independientes: Bichinhos de luz (2009), y junto a Armando Freitas Filho, Pingue-Pongue (2012). En 2016 apareció Pé do ouvido.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Osvaldo Ballina: Poemas

 

Osvaldo Ballina 



El humorista

ojo águila
cueva y dominio
igual oscuro, igual luminoso 
respira profundo
indefinible
pregunta en lengua animal
si hay todos en cada uno
o cada uno en todos
o apenas infinitos espejismos 
que devoran los días humanos 
dispuestos
con igual amor y crueldad
por el humorista divino


La invisibilidad

logró mutarse invisible
el mundo se volvió natural
la casa, las constelaciones
tuvieron un diseño preciso y acogedor
vagas claridades
volaron sobre mentes
fétidas
sobre humillados y ajusticiados
el insomnio retrocedió
a un sueño dócil
cesó lo estéril
un sol un sol
enmudeció para lo exterior
la paz de la ganada
invisibilidad


Fugitivo de hálitos ajenos

rapto del verano
que rompió el asedio
vagabundo de sí
sin espíritu de rebaño
lleva la concisión
de nombrar las cosas
como símbolos mentales
¿lo real para con el otro
o desvarío solar
de voluntarismo?
¿variantes cercanas a la alienación?
lo cierto
anchos campos del viviente
odiador de jaulas invisibles 
fecundador de la espera
la incertidumbre y las voces perdidas


Absoluto de la gracia

pulsaciones
en el núcleo vientre
ardua cercanía
al desgarro
de lo aparencial
ardido de fiebres
soberbias
y sabe y goza
sin fatuidad de mérito
lo apenas nacido
no viene a implorar perdón


La resistencia

desprecia
los talismanes, el infinito
las manos que asfixian
la voracidad de lo superfluo
ya has visto la subida de la locura 
y ahora los oficios del paraíso
la raíz trepadora del aire natal 
huésped del milagro
ávido mensaje
liberador de guaridas
el rencor de los oscuros
que estragan
el orgasmo de la vida
tu lapso en la tierra
con certeza de nadie
y seguramente de todos
que se disuelve y renace en giros 
con empecinado hábito de ser


Aguas de resurrección

matriz indivisible
vuelve a girar la rueda
de carne regresada
en la memoria
donde cada uno tira
su hilo de ovillo existencial 
un muro de rostros
el último tramo
de cielo o infierno
en módica trama
que purifica
toda niebla ácida
en la garganta


[de “El Jardín de las vulgaridades", 2021 ]

Osvaldo Ballina (La Plata, 1942) Poeta y traductor.































 

lunes, 16 de agosto de 2021

Jorge Rivelli: mariposa del verbo & sus orígenes

 

Jorge Rivelli (1954-2020)














nos vimos en el andén en agosto del noventa y seis................. nos vimos en el andén en agosto del noventa y seis?................ …………………………………..subimos al tren…subiste? ……………………………………………………...……… .............................y otra tarde cayendo entre abedules............... …………..de la mano…….me viste de la mano…...........…… + el eterno bolche en la cabeza………............................…….. …………..vísperas de tu cumpleaños y de la siempre viva ............................letras cardinales…………………………. ………….áspera tierra que supimos morder en bicicletas que supimos sudar en los pies que supimos soñar el mundo mejor …………………………………………………...………… .....................poéticamente el hombre habita esta tierra.......……… .............................................................................................. ...................................................biblioteca y un almuerzo en don pedro o sea nada queda sin revisar sin transitar………… ............................................................................................... …el lugar la forma el aire que envuelve imágenes..………… los dos visitando otra vez el andén donde el sol cae en julio ...........en el centro de las vías……………………………… nunca el tren partió sin poesía sin la mueca cómplice de vivir que la eternidad está en la planta de moras en el pedal inundado de camino en el charco en la am pm ajedrez &leaving las vegas o el paraíso a la altura de la copa de los árboles brindando porque el día empezó el 22 de mayo de 1997 y nunca terminó como ese tren que no partió como la miel de tus ojos y la brutalidad de mis manos como la sombra que dejamos en el sendero de tres kilómetros de koch a don juan de don juan a koch como la fibra de joyce como la página 38 del viejo libro como bukowski bañado de lluvia bañado de mahler bañados en una casa con más espacio que discos o solo los dos vibrando en el lugar que nos corresponde el síntoma de la esperanza hay más siempre hay más…………………………………… ………………………………………………………………. 14 de mayo 1997.……………………………....…………… el congelador iniciado……………………….....………. …………..el vuelto que dice & dice………………………… ……………………………………………........................… y el aliento se completa con letras con letras con letras......... ……………………………………………………………… ..........si vuelco la distancia entonces todo es poesía............. ……………………………………………………………… ......................quién era el revuelque?...................................... la sombra de los anteojos en la zanja la mochila llena de vino en la zanja brodskyheaneysymborskaborgesgarciamárquezderekwalcott ………………………………………………....................... y la radio que nos sostiene…………………………………… ……………………………………………………porque fuimos & somos & el mundo es lo que dicen o parten.............. …………………………el cianuro huele a almendra.......… hicimos los osos + el verso incoherente del sexo obnubilado… …………………………………………………................... ............19 de abril de 1943 alberthofmann se clavó un lsd 25 .................................& voló en su bicicleta………………… 19 de abril es el día mundial de la bicicleta…………………. …………...21 de marzo día de la poesía..................el otoño ………………………………………………………........... .……………………………………….................................. y yo te sé & vos me sabés…………………………………… ………………………………………................................... el planeta es de los de abajo………………………………… ………………………………………................................... de morir por un pequeño gran logro en eso estamos………… un poeta………………..una diosa…………………….…… ……………………………………………………………... ……………………………………………….....................… ...........cuánto de vida queda?.................................................... …………………………………………………................... …………….el lugar de decir el lugar de estar........................... y tu mirada que se mueve al ritmo de las hojas......................... el lugar que inventamos para visitar & digo…………………. …………………………………………….......…………… hoy te veo como en 1997…………………….……….……. ……………………………………………........……………. ....la estación espera…………………………………………. ....o viceversa.............................................................................

 


viernes, 13 de agosto de 2021

José Manuel Arango: LOS QUE TIENEN POR OFICIO LAVAR LAS CALLES

 

José Manuel Arango
















Los que tienen por oficio lavar las calles
(madrugan, Dios les ayuda)
Encuentran en las piedras,
Un día y otro, regueros de sangre.

Y la lavan también: es su oficio
Aprisa
No sea que los primeros transeúntes la pisoteen.

José Manuel Arango (El Carmen de Viboral, Antioquia, 1937- Medellín 2002) Poeta, traductor y profesor universitario.

 

domingo, 8 de agosto de 2021

Anna Apolinário: poemas

 

Anna Apolinário












INSIDIA

La floresta se mueve a través del sueño.
Panteras, tambores, negruras
atraviesan el cuerpo.

Suave, lujuriosa,
me deslizo
al centro de tu canto.

Cruel, aguda
una estaca semántica
acaricia tu boca.

Sangre de mi lenguaje:
tus heridas se iluminan.



LABRA

Una gramática brutal habita mis labios
el apetito de las sílabas
pájaros apuñalando las papilas.

Una danza caudalosa, rojiza
rumor de huesos
voltaje de las vísceras

Extiendo los dedos, quemados
una lengua incendiando
los libros que escribo.


INMOLACIÓN

Dentro de los poemas
los espejos murmuran:
perros azulados.
La sangre titila en la yugular:
soy devorada por las imágenes.


BARBARIE

Los campos magnéticos del caos
descifran enigmas.
Párpados portando la tempestad,
el pecho tumultuado de pavos reales virulentos
ojos dilacerados por escarabajos en el espejo.
Un rostro, truco tallado por el pecado
del beso incestuoso.
Ven, niño infernal,
agita la dulzura de los días,
imprime cascos, cuernos, fuerza de mandíbulas
en la osamenta delicada del poema
enervado demonio, animal convulso.


R.E.M.

Dentro de los libros
sin fin, vive.
Entre los lirios de la lengua,
alucinante, fluctúa.
En el precipicio de las pupilas se atreve,
en insanas acrobacias.
Impiadoso
disuelve los relojes.
Inesperada fiera, hechiza la memoria.
Espanta el apocalipsis,
enciende tres palabras mágicas
en las entrañas de la eternidad.
Bajo las pestañas se insinúa, indescifrable.


CÓDICE

Una canción toma por asalto mi boca
y ametralla la paz que no queremos.
Dentro de la casa que erguimos,
no hay mordaza que baste:
el sueño crece salvaje en la sangre.

Un verso enciende molotovs en la lengua,
arde virulenta, inventa la rebelión.
Un detonante para el tumulto,
entre cuerpos pacatos y obedientes,
un acorde eriza la revolución.


* Poemas de La llave salvaje del sueño (2020).



ALQUIMIA

arcana palabra
daga de plata
concédeme dominio
sobre el áspero
sentimiento

garganta
resplandece
sangra ardua:
oro


GUILLOTINA

palabra es
arma blanca
cerbatana
agalla, arpón
grito y rasguño, abismo

el verso es
sangre
cayendo al piso


CUADERNO DE ENCARNACIONES

poema
artefacto del diablo

macambira
en la garganta
resplandores, libélula
delirante espolón
en la garganta

fiera
que me golpea
musas, espada
malévola
traspasándome
terrorífica
antilírica maquinaria

sismográficamente, yo
gozo

Dios autofágico
el poema aniquila

* macambira: vegetación espinosa, típica del nordeste brasileño.


PANDORA

muñeca suspendida en una caja de mescalina
sollozante, arañita
tejiendo capullo, cataclismo de seda
azul

palabra, avanza
sutil copo, aunque hoz

Pandora pariendo
belleza, horror


* Poemas de Cerbatana (2016).


Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2021.

Anna Apolinário (João Pessoa, 1986) es licenciada en pedagogía y autora de Escreveu Solfejo de Eros (2010), Mistrais (2014), Zarabatana (2016), Magmáticas Medusas (2018) y A chave selvagem do sonho (2020), poemarios que recibieron premios y menciones. Es también productora cultural independiente, organizadora del “Sarau Selváticas”, cofundadora de la “Cia. Quimera-Teatro & Poesia”, colaboradora de la revista Acrobata-Literatura y Artes Visuales, e integrante de la Coletiva Papel Mulher.
Integra varias antologías, entre otras Um girassol nos teus cabelos-Poemas para Marielle Franco (2018) y Sob a pele da Língua: Breviário poético brasileiro (2019). Es autora e integrante del poema surrealista colectivo As máscaras do ar (publicado en cuatro lenguas en revistas y periódicos internacionales).

martes, 3 de agosto de 2021

Jorge Castañeda: EL LIENZO VACÍO

 

Jorge Castañeda















Las capas del dolor
Prefieren ser llaves,

Nudos de vacío…

Sedas humeantes.

Sube el lienzo hacia el aceite,

La constelación se altera,

La estatua se desvanece,

El icono se descompone para el alivio del oleo
Que sabe meditar sobre un pájaro de fuego.

La fosa  del rojo orden del mundo
Es ilegible al color de tu lienzo
Que traga 
Vivamente la suspensión sellada a tus pies.

Estamos sellados
Bajo la lengua del sol,

Los cuadros palpitan bajo el tejido expatriado
Unidos a las lamentaciones…a un puñado de tejidos sedientos.


¿Por qué
  Metal de hombre
  Harto el río no-brilla?

El lienzo crece en una jaula
A mil kilómetros de tus pies…

La del artista
Grita con la primicia del rayo…

El oleo pesa tanto
Como el ojo hablándole a la presencia
Indiscutible de la sangre


…y arrastraban el lienzo sobre las cúpulas de nieve
Lienzos fatigados por su vacuidad de sueño y memoria
Eran como pequeños peces adormecidos por el oleo 
Que  no llegaba nunca, y  todos agitábamos los ojos
Para saber los tonos del universo. 
Hordas de visionarios acuáticos se manifestaban 
Para la liturgia del Sabbat, no sabíamos con qué frecuencia
El cielo se acercaba a la cabeza del artista…pero imaginábamos
El lienzo vacío sobre su oído y la descarga de los truenos
Bajo la línea de cangrejos oscuros…los colores del mundo 
No existían…los ríos mudos engendraban lactancia para los insectos…
Las almas poseían ácidos en porciones iluminadas y el óleo
Pautaba enigmas a un atril oscuro.


…y eran eclosiones subyugadas por el vacío del lienzo…
Pulsión de óvulos arcaicos…lirios ayudados por espejos
Que apuntaban al cielo andino para su nacimiento.
Una creación hecha en el más absoluto silencio…
La severidad de ulceras arquitectónicas y el oleo
De Las Meninas empujando la lámpara que murmura
En tono mediterráneo…


Si…hay obras maestras en todas partes…
En los ríos…
Bajo el signo impecable de una seta…
En la dolorosa brisa que el fuego consume…
En los ruidosos parpadeos de un ciego…
En la serpiente que devora un elefante…

En las exigencias del cielo para humanizar al hombre…

Sobre los animales videntes…
En las aldeas más cercanas a la tierra.


¿Dónde estamos?

¿Sobre los helechos electrizantes de un profeta?

Un pintor se consumió a la entrada de un templo
Sus entrañas despedían óleo
                                            Para el mural de los muertos,

El lienzo se consumía
Como el último inmortal.


…habiendo apoyado el lienzo sobre los peldaños de la fundación
Subí por entre los distintos soles del mar ebrio de siglos y guerras…
Seguía la marcha de los antiguos que habitaron el cosmos, los umbrales
Del puerto y las sedientas embarcaciones de óleo.
Pisaba los enormes girasoles que se ofrecían a la salutación de los pintores…
Necesitaba la tremenda soledad artística para cantar como el pájaro
De huesos matemáticamente representados a unas simples águilas
Sin nombres sobre maderas templadas…
Así fuimos comprendiendo la posición de los astros
Donde el humano no entiende de Deus Sive Natura.

En la cuarta posición del lienzo dormido, las aguas colmaron los trigos
Para la necesidad de la mano que apuntaba a su pecho…no estábamos
No existía nadie…el sopor pálido de las colinas incandescentes
Se espaciaban bajo los amontonados cuervos.

No estaba el pueblo para su bendición
Había un cumulo de artefactos oxidados
Y una fermentación de carne sin exilio…ornamentaciones
De mujeres para el extranjero… para templar los tambores
Se arrastraban frutos secos en redes sin aliento…

Y regrese
Poseído por el clamor de una hoja seca.


El oleo torcido…
Único aceite entre nosotros,

Ayer
Un duelo de ortigas
Se hacían cenizas en mi lienzo…

La puerta del sol se quiebra.

Un médico no resiste sobre su cabeza
El volar de un cuervo…

Y si detiene los antidepresivos
¿Es posible que lagrimee desnudo
Frente al lienzo vacío?

Ya…el aroma de los pinceles
Se extirpa en el granizo
Que aquí duerme.


La cárcel envenenada ya no es montaña pero se oculta
Al destino de las agujas sostenidas por panales coagulados…
Tratábamos de esculpir un pétalo rosado, pero nuestras manos
Se hundían en un crujir de huesos…tragando espinas y no-ruinas.

Lienzos extensos se introducían por entre las piedras del muro…la
Sal del desierto aun no separada de sus crías 
Se quitaba el polvo de los ojos.

El cielo se expande en el lienzo vacío como un juego de niños resucitados…

Por la noche los insectos merodean las antorchas de los umbrales
Jactándose de poseer los lirios soberbios de las bestias…
Mientras en la próxima estación esperábamos el cráneo pálido de Picasso
Para mejorar las sombras del cielo.

¿Quién succiona la boca de la abstracción
  Donde por equivocación se anuda el viento?

No es posible doblegarse sin el océano como testigo…sin el horario
De los pescadores devotos del sol, así como devotos de la soledad.

Vinculo derivado hacia los ciegos oradores
Hacia el vestigio del último lienzo precolombino
Hacia el redoble de tambores perpendiculares
Y viajeros silenciados al llamado de las parcas.

…de toda esta montaña poseída, una mano huesuda tiende el corazón
Para la tranquilidad de las ruinas…
La  lluvia azota los arrozales y reúne un brillo lunar
Para la momificación de los ancianos.


Solo…
Distante del humo
Festejamos bajo los acantilados.

La tristeza supone un trazo en el oído del cielo.

¿Por qué ocultar la zona?
 
De los ojos del escorpión
Hacia las voces de niños…hay un paso.

Debajo del lienzo
La bebida se multiplica con harina,

Piedra hecha roca
Vientres envueltos bajo un poro sepultado,

A su manto lo obsesiona
Unas manos afiladas.


Otra vez el lienzo acabado por navíos de polvo…
Agasajado por cruces de mimbre…tocado por ráfagas
De un oriente cercano a nosotros.
Así…todos los puertos se refugiaban como pájaros envueltos
Para el desayuno secreto de los profetas.

Un lienzo soportaba terrible soledad…
Lluvias y enigmas forjaban literatura
En la humareda de arrastre hacia la colocación de murales,
Hombres con signos de pincelar bacterias…
Hombres que a través de pequeños ojos de óleo
Aplastaban las gotas del espíritu  (contra las sombras)…

…y volvía el arrastre de lienzos a través de los viñedos
A través del polvo de los girasoles…
Era inevitable.


Todas estas obras se silencian
En el fuego,

No todas
Merecen olvidar el guijarro dormido,

El día parece agitar su luz
En nuestras venas.


El lienzo yace bajo el río,
En la superficie
Las raíces brillan sobre el óleo,

La plenitud de la palabra
Está en el cuenco de estos huesos.

Un meridiano pertenece a una mar en potencia
Una fugaz membrana 
No merece concluir en lluvia,

La lejanía prefiere un invierno con nieve,
Donde todo ocurrió
Se lo llevo el orgasmo petrificado.

Había  música en la cabeza del artista y  apunta a varias direcciones
Es como cabalgar bajo las estepas de un eco y no perder el circular
Lamento de una oruga.
Matiz abierto al movimiento de los que habitan el lienzo vacío…
Allí reposaban con su quietud que abrazamos.
Si seguimos bajando hasta llegar a la luna parcial del éxtasis
Habríamos visto que no se podía llegar a la nausea, sino tan solo rozar el débil
Crepitar del oleo.

La inmensidad de Rothko trae niebla fresca a nuestras manos
Cerca de la complicidad mística…al borde de la oración
Hasta volverse  completamente abstracto
Fluyendo con el río de la circuncisión.

“Sin título” es el nombre más perfecto para un Kadish que mezcla
Doscientos metros de pintura sobre un lienzo vacío…
Dijo:” llevo pintando templos griegos toda mi vida sin siquiera saberlo…”
y bajaron para compartir el ruido seco del atlántico
que brinda muertos en polvo sobre un puñado de transeúntes.


Allí abajo 
Hay un fuego constante
No temas
La extremidad del óleo persigue víctimas…


Aunque el cuchillo se hunda en nuestras manos
Y lavemos con sangre nuestros huesos…
Aunque la tristeza se mezcle con el viento
y el viento en la mañana no llegue a tocar nuestros pensamientos…

La noche merece ser reconocida.  


El circuito de la obra se está quebrando, quedan pequeñas
Alucinaciones aferradas al lienzo vacío…
Los paisajes acumulan deidades que flotan en el río…

Ante cada agradecimiento particular las velas vuelven a
Quebrar las hojas…pesadas como el buda arcaico de los
Presagios de muerte.

El lienzo procesa la posibilidad del demiurgo
¡La distancia es enorme, la realidad no!

Un pájaro duerme y se lamenta
Sus alas ya no hacen ruido…

…y no es que sobre los arrozales se desplieguen
Insectos protectores…no

Todos tuvimos nuestra profecía para las noticias
Que nos vendían…

Todos fuimos portadores del virus de la melancolía.


…se repiten las sedas humeantes…
La estructura del jardín gira en un oído y se lastima
Como los huesos que caducan en invierno…


En torno al cielo, el báculo se expresa en silencio…
“no es tiempo todavía”


El oráculo expuesto al crujir del lienzo muere de tristeza
Buscando toda la vida la sal en la boca de marfil...
Los panes no se habían multiplicado para la cremación de los ojos
La temeridad de los hombres no dejaba de comer el coral de las orillas
A la vista de todos los orfebres que gemían en tabernas
El lienzo perduraba a la reflexión de un filósofo sin nacimiento.


…el puño de estos vientos que desean acumulación de espíritu
Para que la liturgia de los colores sea fragmento de constelaciones
Y pueda maniobrar el desorden…la caravana de la aurora…
Los caballos naturales con sus huesoso demoledores…la leche viva
Que producen las fabulas en bloques de arena…
Toda comprensión de los invernaderos que mueren con el solo soplo
De los que matan: ¡siglo verde sin sustancia!
La solida agrupación de enfermos pasa de la gran estaca a la mañana
Con su espuma flotante.


¡Lienzo vacío – tierra en trance!

¡La garganta muere por tus vertebras!

¡La materia se aproxima a tus pulmones
Para clavarse en el glaciar más lejano de Dios!

¿No debí poseer los minerales
Y luego quedar a merced de los huesos?


¡Lienzo vacío!
Que se levanten las vías de acceso para que el rio sin dioses
Permanezca abierto al transportador oculto
Y seguir así la secuencia del destino…

Premonición del movimiento que implica dolor y tristeza…

Oxigenación de amuletos acudiendo a la hospitalidad
De estos miembros…sin huesos…

Siembren la depresión constante de Van Gogh…


La alimentación de las estaciones espantadas y los reptiles
Nobles del amanecer jamás fueron tan bien recibidos
Como cuando arriba nuestro se desayunó…alondras.


En la próxima puesta de los planetas a orillas del ánimo constante 
Las almas del mundo fijaran el lienzo…marcaran sobre el manuscrito
Una agitación mediática…

Era la quinta fusión en la mezcla de colores
Estábamos atormentados…el cansancio se prolongaba
En el extenso mural de los muertos…
Nadie ausente.

Los pinceles gemían en los atardeceres lluviosos…
Y llevado súbitamente por un camino de sal oscura, me desvanecí…


El oleo húmedo…

La corteza seca para el trasplante no-humano…

¿Está bien el color del lienzo?


La lluvia sin aliento…

Los tubérculos sin espacio…

¿Es bueno el canto de los muertos?


No somos nosotros los de este lado del río
Son sombras de helechos sin rostro.


¡Lienzos vacíos-vientres sufriendo
Aglomerados para un ofrendado sin ojos!
Quizá ese vientre no sea nada…



…y surge un lienzo en el desierto…vacío y rodeado por 
 un coro obseso que muerde aceite…
Aumentamos el fluido para disecar la luz que huye…
Manteniendo el silencio en una mano ciega…

Vi el ojo del lienzo vacío, era un gran juego de palabras
Puestas en vertical…
Se podía respirar bajo sus minerales…en presencia de su despliegue
La obra se agarraba para no leer el lado anverso del ojo…
Un puñado de hojas aun atraviesa el patio
Su murmullo hueco…perecedero…angustiado…
Pude imaginar y arrastrar el lienzo hacia la orilla del río…
Acumular el oleo...

Prolongar los latidos que bajaban 
Para ahuyentar
El espejo tallado de los otros…




Jorge Castañeda (1951) Poeta, narrador y periodista. Reside en Valcheta, Río Negro.