Gerardo Gambolini
DIATRIBA
Nessim diría que moran en tí los enfermos,
los profetas, los solitarios,
todos los que fueron hondamente
heridos en su sexo.
Oh tierra estúpida,
ajena del mar,
tus jóvenes pasan con música muerta en el rostro
Oh, suelo de beatas y procesiones,
de actos cívicos y parlantes defectuosos,
tierra sin otra epopeya que los domingos
Que la anarquía te arrase
y te funde, acaso, nuevamente.
ANALES
El crápula y las súcubas
una corte de lameculos
los Templarios
el leve interregno
y un grave defecto del Islam
El territorio que asciende
ufano
al infierno.
REGNAUT de BEZIERS
“Exquisita la joven, y dulce con todos
—vuestro gusto nunca ahorra—
En cuanto a lo otro,
veo con hábito, Sire,
que detrás de las palabras
no siempre anida un cerebro,
tal órgano magnífico y sutil.
Si puedo decirlo,
intuyo que muchas voces
son gobernadas por simples
bolas de mierda.”
PERFILES
Un grupo de jubilados sube en Embalse al micro semivacío.
Su manera viscosa de avanzar por el pasillo;
los bolsos, los alfajores,
las bromas de contingente.
Volvemos a la negrura de la ruta
apenas alterada cada tanto
por las luces de un auto.
Almas en tránsito
o mero pasaje de la carne.
Una especie de Brueghel;
el silencio del sueño nos concede
alguna dignidad.
COMISION
Id, cantos míos, contra el terror de provincias
el cincelado miserable de la rima
Id contra el sarcasmo de la urbe
contra la paridad del pensamiento hostil
(Un sujeto medio con más vocabulario cada año)
Id contra toda inmediatez
id contra el lenguaje inteligente
Id, por fin, contra la abundancia de la época.
Claváos como dardos en el silencio.
LITTLE HORSE
Ahora pienso que la actitud del consorcio
no era sólo benevolente con Johann, el portero,
que a veces recordaba las trincheras alemanas.
En los hechos, todos temían el celo
con que alimentaba la caldera.
El senor Pencel, un arquetipo de la mesura intrascendente,
y su hija, salida de un Degas, inmerecidamente etérea.
Luego los Fuchs, con un número indeterminado de hijos,
y los Bourbon, una trilogía de boxers
aparentemente próspera.
Los Ainsestein, y aquella madre con aspecto de Treblinka;
acaso la única familia del consorcio más escandalosa que la nuestra.
El Sr. Maniglia tenía un rito particular:
cuando se le escapaba un pájaro de alguna jaula,
ponía un cebo en la vereda de enfrente
y esperaba hasta que se acercase, las horas que fuera.
Entonces le pegaba un tiro.
Un edificio que nunca
termina de derrumbarse.
ARAÑAS
Mientras no se excedan de tamaño y de costumbres,
les permito habitar en las vigas del techo, la baulera del placard,
algunos rincones del baño, el espacio detrás de la heladera,
el área de las patas, debajo de la cama.
No me gustan particularmente, no me molestan.
Las uso para pensar en lo diverso y lo efímero.
A veces me cambia el humor y las mato
sin remordimiento. Mi espanto
no es de este mundo.
OUTREMER
Calcinémonos bajo este sol impiadoso,
huraños, malolientes;
marchemos agotados padeciendo el frío de la noche,
dejemos las heces a nuestro paso
y arrasemos las aldeas,
violemos a las mujeres pensando en nuestras esposas,
robemos el agua y la comida y el licor y la hacienda,
sepamos
que el tiempo hace gestas con estas inmundicias
y que hablarán de nosotros con la pompa de los claustros.
WALDEN
I.
Dejo el bosque definitivamente
para volver a las construcciones humanas.
El silencio también
engendra peste.
II.
La realidad se vuelve más sospechable y fragmentaria
cada invierno.
Ordeno palabras, pulcra, pasivamente.
La primera persona del plural
me parece por momentos un abuso.
III.
Cada vez más
aspiro únicamente
a las buenas imitaciones.
Los verbos empiezan
a conjugarse en pasado.
LOS VISITANTES DE LA NOCHE
Nunca volví a saber
de Alain Cuny, o del actor que hacía el diablo,
o de la voz de Michele Arnaud.
Hace años,
hubo para ellos una leve inmortalidad.
Dónde está la cámara
que nos filma a nosotros
antes de que entremos para siempre en el silencio
habiendo callado tantas cosas.
TRISTÁN
Injusto ni triste acaso
fue el término,
pues, ¿cómo sostener el alma arrebatada
entre la turbia gravedad del mundo,
sobre la tímida escala
de nuestros propios corazones?
todas las cartas de amor son ridículas —F. Pessoa
No encuentro gran cosa que decir, en realidad.
Sólo impresiones,
los restos del viaje.
La intuición de otro puerto vacío.
UPPER WEST SIDE
a M. D.
Los dioses me hablaron: las máscaras,
las armaduras, las hojas de palma.
Las columnas y las ánforas me hablaron:
La cerámica, el granito, los bustos reconstruidos,
los ojos huecos
el tiempo curvado como una espiga.
La seda y la filigrana y las ceremonias me hablaron:
el roble que permanece,
la tarde y el cuerpo avanzando hacia la noche.
No la dejes ir –me decían– no la dejes ir.
DOMINGO DE PADRE
Estamos los cuatro mirando televisión.
Pompeya se mezcla con los restos del almuerzo
enfriándose en la mesa.
En una pausa, les hablo de los volcanes y les cuento que Arshes
veranea en Santorino, la Atlántida misma, dicen.
Nicolás abre los ojos. Ana cambia de canal. Lucía retira los platos
y pone agua para el café.
A lo largo de la tarde haré bromas, comentaré cosas por decir algo.
Después se irán.
Por suerte, lo ignoran. Cada domingo que vienen,
cada día que transcurre, fugaz e insuficiente,
sólo construyo una parte de sus recuerdos.
ESTACIONES
Bajo las escaleras.
Nada; las venas.
Ninguna idea en particular.
Y entonces las caras en el andén
ya no son dignas, adustas,
vulgares, inexpresivas.
Sólo son cuerpos
más cerca o más lejos que el mío
de su destino.
ARTE HOSCO
Has escrito al final de los surcos
donde el poeta del Liffey puso headland.
Has afrentado a la niña muerta
de Swansea.
Has escrito olmo-roble en la campiña
sin entender al pisano.
Has escrito presumir,
sin saber si era jactancia o conjetura.
Has rebajado el parlamento de Lorenzo
al habla de un capellán.
Has elegido nombres y verbos
sacrificando ecos.
¿Seguirás escuchando siempre
tus propias palabras?
¿Seguirás traduciendo mundos
por una causa insignificante?
LOS CORRECTORES DE ESTILO PENINSULARES
Vuestra herencia de la Mancha os da la potestad:
con celo implacable, inquisidor,
la tinta roja de vuestra pluma sentencia y endereza
el extravío de estos mares.
Ya no hablaré de inusual sino de infrecuente,
ya no diré en contraste sino por el contrario,
y espero además no coger frío.
¿Por qué no marcháis un poco
a la puta madre que os pariera?
MARINA
Desierto,
escorado entre el guano y las algas de la arena.
Un pájaro apostado en la cruz de la mesana.
El ajetreo, los puertos de ultramar grabados aún
en la madera reseca.
Una majestad que el agua dulce ignora.
CICLOS
Tendría seis o siete años
cuando subiste al Empire State
y volviste fascinado por aquella imponente
proximidad al cielo.
Recuerdo exactamente el color de la valija,
tu entrada por el vestíbulo de casa,
los regalos que trajiste de aquel viaje,
aunque me cuesta recomponer tu cara en mi memoria.
Nicolás entiende tu existencia de una manera simple,
como un dato; tiene ocho años ahora,
y hace unos meses subí yo al Empire State
fascinado por los puentes y la nostalgia.
No sé qué pensó durante mi ausencia.
Acaso pensó en mí,
pensando en él, y en Ana y en Lucía,
a través del Hudson,
soltando al Atlántico mi amor a ellos;
acaso vos también hayas sentido
que también nosotros éramos una especie de altura
donde el vapor del mundo se diluye
y el pasado y el presente parecen justificarse.
Y quizás también él ascienda un día a ese raro silencio
que al menos por una vez
da vuelta el alma como una media.
Supongo que son ciclos inexplicables,
códigos del tiempo y del azar.
Sé que vos y yo
finalmente bajamos.
LA POSESIÓN DEL JADE
Primero dejó de ser fácil,
después dejó de ser evidente.
Nuestras ciudades volvieron a separarse.
Mejor es pensar que hubo una pausa
en la fuga del tiempo.
Evitar la certeza,
caminar del brazo en el frío de la avenida,
grabar obstinadamente
el eco de una luz, la efímera
substancia de los gestos.
¿A qué lealtades
pertenece el daño?
Aún serás un norte impreciso
hasta que el hábito ceda.
Ahora sabrás el barro que empuño;
yo sé el minotauro que rige la noche.
HORAS SERENAS
I.
por qué ahora
el rostro cautivante
la voz ajena
que duerma tranquilo Urías
la pasión se ha vuelto casta
civil
un mero pensamiento
de oficina
II.
por qué ahora
que es tarde
el rostro cautivante
la voz ajena
que duerma tranquilo Urías
la pasión se ha vuelto casta
civil
un mero pensamiento
de oficina
de todos modos
que no confíe
MILENIO Y SEGUNDA VENIDA
Que no haya aparecido entre los fuegos de artificio
es un gesto de respeto a los millones de orientales
que lo ignoran.
Ahora,
es de esperar
que si un gran meteorito se incrusta en la faz de la tierra
los sobrevivientes no empiecen a adorarlo.
Soy Ani, te conoci en viaje a Mar del Plata,en nuestra adolescencia, te acordas? Leer tus poemas es como volver a escucharte en esa època.- Un hermoso recuerdo.
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