martes, 17 de junio de 2025

Novedad Editorial: Sale el 1º de Julio y se presentará en la librería La Libre, Chacabuco 917, el 18 de julio, 18.30

 


Jack Kerouac: La escritura de la dorada eternidad (versión completa- Esteban Moore)

 
Jack Kerouac
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       


1

¿Fui yo el creador de ese cielo? Si, pues si fuera
cualquier otra cosa que una concepción en mi mente
no hubiera dicho “cielo” ¬–Por eso es que yo soy la
dorada eternidad.  No hay dos de nosotros aquí,
lector y escritor, sólo uno, una dorada  eternidad,
Uno-Que-Es, Aquello-Que-Todo-Lo-Es.


2

El Buda despierto que señala el camino, el
Mesías elegido para morir en la degradación
de la percepción, son la dorada eternidad. Una
que es lo que es, la dorada eternidad, o Dios, o,
Tathagata –el nombre. El nombrado. El Dios 
humano. Perceptiva divinidad. Animada Divina. 
La deificada. La verificada. La que es libre.
La liberadora. La muy quieta. La que se ha asentado.
 La establecida. Dorada Eternidad. Todo está bien.
La Vacía. La Que Está Pronta. La Abandonadora. 
La Que Medita. La Justificada. La Que Es feliz.


3

Ese cielo, si fuera alguna otra cosa que una 
ilusión de mi mente mortal no hubiera dicho
“ese cielo”. Por lo tanto yo hice ese cielo, 
yo soy la dorada eternidad. Yo soy Dorada
 Eternidad Mortal.


4

He sido despierto para señalar el camino, elegido
para morir en la degradación de la vida, pues  soy
la Dorada Eternidad Mortal.


5

Yo soy la dorada eternidad  mortal en su forma
 animada. 


6

Para hablar con exactitud, no hay yo, pues todo es
vacío. Yo estoy vacío, soy no existente.
Todo es felicidad suprema.


7

Esta ley verdad no tiene más realidad que el mundo.


8

Vos sos la dorada eternidad  porque no hay
ningún yo y ningún vos, sólo una dorada eternidad.


9

El Entendedor. No abrigues imaginaciones, ninguna 
en absoluto, pues la cosa es una no-cosa. Comprenderlo
es entonces, humana condición divinizada.


10

El mundo es la película de todo aquello que es,
es una única película, constituida en su totalidad 
de la misma materia, no le pertenece a nadie, es 
todo aquello que es.

11

Si no fuéramos todos la dorada eternidad no 
estaríamos aquí. Pero, al estar aquí no podemos 
evitar el ser puros. Decirle al hombre que sea 
puro debido al ángel castigador que sanciona
a los malos y al ángel  gratificador que premia
a los buenos, sería como decirle al agua “ Sé 
mojada” –No obstante, todas las cosas dependen
de la suprema realidad, la cual ya se ha establecido
como la crónica registro del destino logrado por
los trabajos del karma. 


12

Dios no se halla afuera de nuestros cuerpos es simplemente 
nosotros, los vivos y los muertos, los que nunca vivieron y 
los que nunca murieron. Que sepamos esto sólo ahora, es 
la suprema realidad, fue escrito hace mucho tiempo en los
archivos de la mente universal, ya está hecho, no hay nada
 más por hacer.


13

Esta es la sabiduría que ve a la dorada
eternidad en todas las cosas, la que es nosotros,
vos, yo, y la que ya no es nosotros, vos, yo.


14

 ¿Qué nombre le daremos a aquello que no
tiene nombre? ¿ la común eterna materia de la mente?
Si fuéramos a llamarla esencia, algunos podrían pensar
que significa perfume, o oro, o miel. No es ni mente. 
Incluso no es discutible, no se la  puede agrupar
en palabras; sí, ni es infinita, de hecho no es ni
misteriosa o inescrutablemente inexplicable; es
lo que es; es eso; es esto. Podríamos con facilidad
llamar a la dorada eternidad “Esto”. Pero “¿ qué es lo 
que hay en un nombre?” preguntó  Shakespeare.
La  dorada eternidad con otro nombre sería igualmente
dulce. Un Tathagata, un Dios, un Buda de distinto nombre, 
un Alá, un santo Krishna, un Coyote, un Brahma, un 
Mazda, un Amida, un Aredemeia, un Palalakonuh,
y 1 2 3 4 5 6 7 8  y sería igualmente dulce. La dorada
eternidad es X, la dorada eternidad es A, la
dorada eternidad es ∆, la dorada eternidad es 0,
la dorada eternidad es ٱ, la dorada eternidad es
l-a d-o-r-a-d-a e-t-e-r-n-i-d-a-d. En el 
principio fue la palabra; antes del principio, en
el no principio de la inacabable infinitud, fue
la esencia. Ambas, la palabra “Dios” y la esencia
de la palabra, son vacío. La forma del vacío
que es el vacío que ha adoptado la forma de la forma,
es lo que ves y oyes y sientes en este preciso instante, y
aquello que saboreas y hueles y piensas mientras
leés esto. Esperá un momento, cerrá tus ojos, dejá 
que tu respiración se detenga tres segundos o algo así, 
escuchá el silencio interior en el útero del mundo, dejá
caer tus manos, relajá las terminaciones nerviosas, re-
reconocéla felicidad olvidada, el vacío la esencia el 
éxtasis de haber sido alguna vez y de ser alguna vez la 
dorada eternidad.Esta es la lección que has olvidado.


15 


La lección fue enseñada hace mucho tiempo en los 
otros sistemas del mundo que han cambiado naturalmente
transformándose en vacío y despertar, y están aquí
ahora sonriendo en nuestra sonrisa y frunciendo el entrecejo
en nuestro entrecejo fruncido. Es solamente la dorada eternidad
pretendiendo sonreírse y ser severa consigo misma; como 
una ola pequeñísima sobre el calmo océano del saber.
El destino de la humanidad es desvanecerse, convertirse en la 
dorada eternidad,  regresar derramándose en sus manos que
no son manos. El ombligo habrá de recibir, trastocará el orden,
y aceptará aquello que expulsó, el anillo de la carne se cerrará; 
las personalidades de los héroes muertos en el pasado son polvo
en el que no se puede escribir. 


16

La cuestión es que estamos esperando, no cuán cómodos
estemos mientras esperamos. El hombre paleolítico aguardó
junto a las cuevas por la comprensión de por qué estaba allí,
dedicándose  a la caza; los hombres modernos aguardan en
casas embellecidas e intentan olvidar la muerte y el nacimiento.
Nosotros esperamos por el entendimiento de que esto es
la dorada eternidad.

17  

Llegó a tiempo.

18

Existe indudablemente una santidad para ser creída,
y es que todo habita un eterno éxtasis, ahora y por 
siempre.


19

La Madre Kali se come a sí misma. Todas las cosas 
van y vienen. Todas estas formas sagradas, sin 
manifestarse, incluso no formas, verdaderos cuerpos
de éxtasis en blanco brillante,  permaneciendo en un 
trance, “en el vacío y el silencio” como se lo señala en 
el Tallador de diamantes, solicitándoles ser simplemente
lo que  son: Felices.


20

La secreta mueca de Dios en los árboles y  la tetera,
en las cenizas y las frondas, fuego y ladrillo, carne y
la esperanza mental humana. Todas las cosas, lejos 
de anhelar ser reunificadas con Dios, nunca abandonaron 
su ser y aquí están, Dharmakaya, el cuerpo de la ley
de la verdad, la universal Cosificación. 


21

“Más allá del alcance del cambio y el temor, más allá
de toda alabanza y culpa,” sabe y dice la escritura 
Lankavatara, está el que es lo que es en el tiempo y en
la eternidad sin tiempo, en su ego y en su total ausencia, 
en el ser y en su abnegado desinterés.


22

Mirá profundamente dentro del mundo delante de ti
como si fuera el vacío; innumerables espíritus santos, 
compañeros budistas, y dioses salvadores allí se ocultan,
sonriendo. Todos los átomos emitiendo luz dentro de la 
marejada, no existe ninguna separación personal de nada 
de ello. Un colibrí puede entrar en una casa y un halcón 
no lo hará: entonces descansá y tené confianza. Mientras
 buscás la luz, quizás súbitamente seas devorado por la 
oscuridad y  hallar la luz verdadera.


23
Las cosas 
no se cansan de las idas y venidas.
Las moscas se quedarán con las delicadas viandas.


24

La causa de la desdicha del mundo es el nacimiento,
la cura de la desdicha del mundo es un palo doblado.


25

Si bien lo es todo, estrictamente hablando
no hay ninguna dorada eternidad porque todo
es nada: no hay ninguna cosa, tampoco idas
y venidas: pues todo es vacío, y el vacío es
estas formas, el vacío es esta forma total.


26

Toda individualidad ya se ha esfumado.
Einstein midió que el universo presente 
es una burbuja en expansión, y vos sabés 
que significa esto.


27

Descartá las definitivas  imaginaciones de los fenómenos
como si fueran tu propio yo, vos ser humano, vos sos una  
masa innumerable de partículas del sol; cada una de ellas
un santuario. Lo mismo en lo que concierne a tu timidez
de otros yoes, la individualidad dividida en un número
 infinito de otros seres, o la individualidad en tanto esta se
identifica con un solo yo existiendo en la eternidad. Sé
servicial y noble, sé generoso con tu tiempo con la ayuda 
que podés brindar y  con tus posesiones, y sé bondadoso,
pues el vacío de este pequeño lugar de carne que cargás
de aquí para allá y llamás tu alma, tu entidad, es el mismo 
vacío en toda las direcciones del espacio, inconmensurable
vacío, el mismo, uno y sagrado vacío en todos lados: ¿por
qué ser individualísimamente y prisionero, Hombre Dios,  
en tu sueño? Despertá , vos sos desinteresado y libre.“Tu
mente equilibrada y erguida mora en ningún lugar”, esto
afirma Hui Neng de China. Ahora todos estamos en el
cielo.


28

Los sueños rugientes tienen lugar en una mente
en perfecto silencio. Ahora que sabemos esto,
deshacete de la balsa.


29

¿Sos amarrete y mezquino? Esos son los verdaderos
pecados, y el pecado es sólo una concepción nuestra,
que desarrollamos debido a viejos hábitos. Pregunto:
¿Sos generoso y bondadoso? Esas son las verdaderas 
virtudes, y ellas tan solo son concepciones. La dorada 
eternidad descansa más allá del pecado y la virtud, no 
está sujeta a ninguna de estas concepciones, no se halla
apegada  a nada. La dorada eternidad es desapegada
pues está Sola. La forma tiene fisuras pero es una única
forma. El prado tiene curvas pero es un único prado.
Todas las cosas son formas diferentes de una misma
cosa. Yo la llamo la dorada eternidad — ¿Decime 
hermano vos como la nombras? Pues la bendición
y el mérito de la virtud, y el castigo y el maligno
destino del pecado, son parecidos así como tantas
otras palabras. 


30

La sociabilidad es una gran sonrisa, y una gran
sonrisa no es otra cosa que dientes. Descansá y 
sé bondadoso.


31

No existe la necesidad de negar esa cosa maligna
llamada semen, que no existe, así como no hay 
necesidad de negar esa cosa maligna llamada 
Sexo  y Renacer, que tampoco existe, pues solo
es una forma del vacío. La esférica gota de semen
viene de una larga línea de naturalezas despiertas,
conscientes, que fueron tu antecesor, un sagrado
fluir, una sucesión de salvadores derramándose
del útero del oscuro vacío y regresando nuevamente
a él, fantástica mágica imaginación de la centella,
brillante relámpago, juegos, sueños, juegos que no 
llegan a serlo, sueños.


32

“El útero de la exuberante fertilidad”, lo llamó 
Asvaghosha,  radiando formas de su útero de 
exuberante vacío. En el vacío no existe el Por 
Qué, ningún saber del Por Qué, ninguna 
ignorancia del Por Qué, ni el preguntar ni el 
responder del Por Qué, y ninguna significación 
vinculada a esto.


33

Un hombre turbado y asustado es como ella, la dorada
eternidad experimentalmente pretendiendo sentir el
carácter de la turbación y el miedo; un hombre calmo
y alegre, es como la dorada eternidad pretendiendo 
experimentar con esa experiencia; un hombre que
experimenta con su Ser Consciente, es como la dorada 
eternidad pretendiendo experimentar aquello también;
un hombre que no tiene pensamientos, es como la dorada
eternidad intentando ser ella misma; pues el vacío de todo 
lo que existe no tiene principio y ningún final y en el presente
es infinito.


34

“El amor es todo en todo”, sentenció Santa Teresa, eligiendo
 como vocación el amor, derramando su intensa felicidad, desde
su  jardín detrás del portal, con una sonrisa gentil, derramando
rosas sobre la tierra, de modo tal que el mendigo en el torbellino
recibiera de su oscuro vacío el interminable ofrecimiento. El
hombre mendicante se dirige hacia la nada. “La ignorancia es 
el padre, el Habito de la Energía es la Madre.” Los opuestos
no son iguales por la razón misma que son la misma cosa.


35

Las palabras “átomos de polvo” y “los grandes universos” son 
solamente palabras. La idea que implican es sólo una idea. La 
creencia que vivimos aquí en esta existencia, divididos en varios
seres, pasando los alimentos hacia adentro y hacia afuera de nuestros
cuerpos, arrojando cáscaras de cuerpos uno detrás del otro sin cesar
y sin ninguna discriminación definitiva ni particular, es sólo una
idea. La morada de nuestra Inteligencia Inmortal puede ser vista
en la luz batiente entre los ojos el Ojo de la Sabiduría de los ancianos:
sabemos lo que estamos haciendo: no estamos turbados: pues somos
como la dorada eternidad pretendiendo jugar el mágico juego de cartas
y haciendo creer que es real, es un gran sueño,  el jubilo del éxtasis
de las palabras y de las ideas y de la carne, una flor eterna abriéndose
y volviéndose a cerrar, una película, un exuberante manojo de
líneas atrapando el silencio, el vientre de Avalôkitêsvara, un vasto 
silencio secreto, primavera en el Vacío, jóvenes dioses felices 
conversando y bebiendo sobre una nube. Nuestras 32000 regiones 
cósmicas llevan todas las marcas de la excelencia. La luz lechosa 
ciega inunda nuestra noche; y la mañana es un cristal.


36

Dale un obsequio a tu hermano, pero no existe presente alguno
que se pueda comparar con el hecho de que le brindes la seguridad 
de que él es la dorada eternidad. La verdadera comprensión de esto
es lo que traerá lagrimas a tus ojos. La otra orilla está justo aquí, 
perdoná y olvidá, protegé y reasegurá. Aquellos que te atormentan 
serán purificados. Elevátu mano de diamante. Tené fe y esperá. El 
curso de tus días es un río que ruge sobre tu espalda de piedra. Estás
sentado en el fondo del mundo con una cabeza de hierro. La religión
es tu triste corazón. Vos sos la  dorada eternidad y esto debe ser 
realizado por vos. Y significa una solacosa: Nada- Nunca - Aconteció. 
Esto es la dorada eternidad.

37

Cuando el Principe de Kalinga separó las carnes de los miembros y el 
cuerpo de Buda, incluso entonces Buda estaba libre de tales ideas como
su propio ser, los seres vivientes divididos en muchos yoes, o seres 
vivientes unidos e identificados en un ser eterno. La dorada eternidad
no soy yo. Antes de que comprendas que estás soñando despertarás,
Alma Espiritual. Si el Buda, el Iluminado,  hubiera valorado cualquiera
de estos juicios imaginarios de y sobre las cosas, el hubiera caído en
la impaciencia y el odio en su sufrir. En lugar de ello, como Jesús en la
Cruz el vió la luz y murió en la bondad, amando todas las cosas vivientes.


38

El mundo fue hilado de una hoja de hierba: el mundo fue hilado de una
mente. El cielo fue hilado de una hoja de hierba: el cielo fue hilado de
una mente. Ninguno de ellos te hará demasiado bien, ninguno de ellos te 
causará demasiado daño. Lo Oriental imperturbable, eso es la dorada 
eternidad.


39

Se lo llama Yogi, se lo llama Sacerdote, Ministro, Brahmán, Capellán,
Clérigo,Roshi, Laoshih, Maestro, Patriarca, Papa, un Comisario Espiritual,
Consejero,Bodhhisattva-Mahasattva, Anciano, Santo, Shamán, un líder que
no piensa nadde sí mismo en tanto separado de otro ser, ni más alto ni más 
bajo, sin fases yninguna definitiva realización, sin estigmas misteriosos 
o secreta santidad, ninguna salvaje oscura sabiduría y ninguna venerable 
autoridad, tampoco un sabio riendo tontamente mientras barre  con una 
escoba la cocina. Después de la cena, huno silencioso. Pues no existe
 ninguna enseñanza definitiva: el mundo es Naturaleza sin disciplinar. 
La naturaleza interminablemente se despliega en toda dirección  hacia 
el interior de tu cuerpo y hacia afuera hacia el espacio.


40

Meditá al aire libre. Los oscuros árboles en la noche no son 
realmentelos oscuros árboles en la noche, esto es la dorada 
eternidad.


41

Un mosquito tan grande como el Monte Everest es mucho 
más grande de lo que imaginás; el casco de un caballo es 
más delicado de lo que aparenta. Un altar consagrado a la 
dorada eternidad, embellecido con rosas y flores de loto y 
diamantes, es la celda de el humilde prisionero, la celda tan 
fría y temida. Boecio en una mazmorra romana besó el manto 
de la Madre Verdad. 


42

¿Acaso pensás que el vacío del firmamento alguna vez se
desmoronará? Todo niño pequeño sabe que todos irán al cielo. 
Sabiendo que nada nunca aconteció no es saber realmente que 
nada nunca aconteció, es la dorada eternidad. En otras palabras 
nada puede compararse con lo que le decís a tu hermano y a tu 
hermana que lo que sucedió, lo que está sucediendo, y lo que 
habrá de suceder, realmente nunca sucedió, no está sucediendo
realmente y nunca habrá de suceder, sólo es la dorada eternidad. 
Nada nunca nació, nada habrá de morir. Realmente, incluso nunca 
sucedió que escuchaste acerca de la dorada eternidad a través de 
la lectura accidental de esta escritura. La cosa es fácilmente falsa. 
No existen  advertencias emanando de la dorada eternidad: hacé lo 
que quieras.


43

Incluso en sueños sé bondadoso, porque de todos modos
no hay tiempo, no hay espacio, no hay mente. “Todo Es 
No Nacido”, dijo Bankei del Japón, cuya madre escuchó 
esto de su hijo y protagonizó aquello que llamamos una 
“muerte feliz”. E incluso, si hubiera muerto infelizmente, 
morir infelizmente no es realmente morir infelizmente, es 
la dorada eternidad. Es imposible existir, es imposible ser 
perseguido, es imposible que no obtengas tu recompensa.


44

Ochocientas y cuatro mil miríadas de seres Iluminados a 
través de innumerables remolinos de las épocas que dedicaron 
sus esfuerzos a la salvación de un grano de arena, y eso era 
solamentela dorada eternidad. Y su combinada recompensa no 
será más grande ni más pequeña que aquello que será ganado 
por unpedazo de excremento seco. Es una recompensa más allá 
de  todopensamiento. 


45

Cuando hayas comprendido esta escritura, deshacete de ella. 
Si  no podés entender esta escritura, deshacete de ella. Insisto 
en tu propia libertad.


46

OH Eternidad Perpetua, todas las cosas y todas las leyes 
de la verdad son no cosas, lo son de tres maneras, que 
es la misma manera: COMO COSAS DEL TIEMPO no
existen y nunca llegaron, pues ellas ya han partido y no hay
tiempo alguno. COMO COSAS DEL ESPACIO no existen
pues no hay un lejano átomo que pueda ser pesado o asido, 
es el vacío por los cuatro costados, materia y también espacio
vacío. COMO COSAS DE  LA MENTE  no existen, porque
 la mente que las concibe, y las crea lo hace viendo, escuchando, 
tocando, oliendo, saboreando y mentalmente y sin esta mente 
ellas no serían vistas u olfateadas o saboreadas o escuchadas o 
sentidas o advertidas mentalmente, ellas son discriminadas de
aquello que necesariamente no son por juicios imaginarios de la 
mente, en realidad ellas dependen de la mente que las crea, por 
ellas mismas son no-cosas, en efecto son puramente mentales, 
vistas únicamente por la mente, ellas son en realidad visiones 
vacías de  la mente, el cielo es una visión, todo es una visión.
¿Qué significado tiene que yo esté en un universo infinito 
pensando que soy un hombre sentado bajo las estrellas en la
terraza de la tierra, pero en realidad vacío y despierto  en la
duración en el vacío y despertar de todo? Esto significa que
estoy vacío y despierto, sabiendo que estoy vacío y despierto
y que no existe ninguna diferencia entre mí ser o cualquier 
otra cosa. Esto significa he obtenido aquello que todo lo es.


47

Aquel que alcanza el Saber-Hacia-Aquello-Que-Todo- lo Es,
el Tathagata Sanscrito, no tiene idea alguna
pero habita en la esencia idéntica a la esencia
de todas las cosas, que es aquello que es, en el vacío y
el silencio. Significado imaginario extendido para hacer
montañas  y en todo aquello concerniente al microorganismo
se estiró incluso más allá para que el topo haga colinas de tierra.
Un millón de almas se cayeron a través del infierno pero nadie
las vió o las contó. Muchas personas grandes no son en
realidad muchas personas grandes, son sólo la dorada
eternidad. Cuando San Francisco fue al cielo no le sumó
al cielo ni le restó a la tierra. Ubicá el silencio, posee el espacio, 
señalame el ego. “Desde el principio”, el Sexto Patriarca
de la Escuela China dijo: “ni una sola cosa es”.

48

Aquel que ama toda forma de vida con su compasión e
inteligencia no es necesariamente aquel que ama toda
forma de vida con su compasión e inteligencia, esto es 
natural. El universo es ampliamente conocido pues es
ignorado. La iluminación llega cuando no le das importancia.
Éste es un buen tocón de árbol sobre el que estoy sentado.
Vos no podés ni captar tu propio  dolor mucho menos 
tu recompensa eterna. Te amo porque vos sos yo. Te
amo pues no hay otra cosa para hacer. Es solamente 
la natural dorada eternidad.


49

¿Que significa que esos árboles y montañas pertenezcan
a la magia y a lo no real?  —Significa que esos árboles
y montañas pertenecen a la magia y a lo no real ¿Qué significa
que esos árboles y montañas no pertenezcan a la magia sino que 
son reales? —significa que esos árboles y montañas no pertenecen
a  la magia sino que son reales. Los hombres sólo emiten opiniones
imaginarias en ambos sentidos, y todo el tiempo es la misma
y natural dorada eternidad.


50

Si la dorada eternidad fuera alguna otra  cosa que meras palabras
vos no hubieras dicho “dorada eternidad”. Esto significa que las 
palabras son utilizadas para señalar la nada interminable de la
 realidad. Si la interminable nada de la realidad fuera algo
distinto de las  meras palabras, vos no podrías haber dicho “la 
nada interminable de la realidad”, no lo podrías haber dicho.
Esto significa que la dorada eternidad está más allá del alcance 
de las palabras, se rehusa inmutable a ser descrita, huye de nosotros
y nos conduce hacia otra realidad. El nombre no es realmente el
nombre. Del mismo modo, vos no podrías haber dicho “este mundo”
si este mundo fuera otra cosa que meras palabras. No hay nada ahí, 
solo eso. Ellos saben de antiguo que no hay nada más en la vida que 
vivirla. Es lo Que Es y eso Es Todo lo que Es.


51

No existe ningún sistema de enseñanza y ninguna recompensa
por la enseñanza de la dorada eternidad, pues nada ha sucedido.
En la dorada eternidad la enseñanza y la recompensa ni se han
desvanecido menos aún se han hecho presente. Ni ella La dorada
eternidad tiene que ser perfecta. Es una tontería que yo hable de 
ella. Hablo de ella porque no existe una orden  o una advertencia 
de ninguna clase, y también ninguna bendición y mucho menos 
recompensa alguna. Hablo de ella simplemente porque aquí estoy 
soñando que hablo de ella en un sueño que ya ha finalizado, hace
mucho tiempo, del que ya me he despertado, y solo fue un soñar
vacío, de hecho nada sucedió, de hecho nada en absoluto sucedió.
La verdadera belleza de alcanzar la dorada eternidad es que nada 
será adquirido, finalmente.


52

Bondad y compasión, entendimiento y ánimo, enriquecen, son
mejores que regalos y obsequios: no existe razón en el mundo 
para que no lo fueran. De todos modos, sé amable. Recordá que
vos sos la dorada eternidad. “Si alguien solamente practicara la 
bondad,” le dijo Gothama a a Subhuti, “él alcanzaría rápidamente
la más alta y perfecta sabiduría.” Luego añadió: “La bondad después 
de todo es solamente una palabra y debería ser practicada de inmediato
sin pensar en la bondad.” Practicar la bondad intensamente con todos
te llevará pronto a un trance sagrado, la definitiva diferencia de las 
personalidades se transformarán lo que realmente y misteriosamente
son, la común  materia de nuestra felicidad absoluta, la pureza de todo
 por siempre y siempre, la gran esencia luminosa de la mente, nivelada
y una sola cosa en todos lados el sagrado eterno lechoso amor, la luz 
blanca en todos lados en todas las cosas, vacía felicidad, svaha, brillando, 
pronta y despierta, la compasión en el sonido del silencio, el enjambre en 
movimiento, la trillonaria miríada que sos.  


53

Todo esta bien, la forma es vacío y el vacío es forma, y nosotros 
estamos aquí para siempre, en una forma o en otra, que está vacía.
Todo está bien, no estamos aquí, allí o en ningún otro lado. Todo 
está bien, los gatos duermen.


54

La imperecedera y tranquila esencia, mirá a tu alrededor y observá
la sonriente esencia en todos lados. Con qué astucia fue hecho el 
mundo, Maya, incluso aún sin hacer.


55

Allí está el mundo a la luz del día. Si estuviera completamente
oscuro no lo verías pero aún así estaría allí. Si cerrás tus ojos 
verás realmente como es. partícula misteriosa – zumbante enjambre
del vacío. Sobre la luna grandes mosquitos de paja saben esto en la 
amabilidad de sus corazones. En realidad hablando con la verdad,
todo esto es irreconociblemente dulce. No te tenés que preocupar
 por nada.


56

Juicios imaginarios acerca de las cosas, en este  maravilloso Vacío 
de Nada-Nunca- Sucedió, ni tenés que rechazarlos, menos aún
aceptarlos. “Eso se parece a un árbol, llamemoslo entonces un árbol,”
le dijo Coyote al Creador de la Tierra en el principio, y caminaron
alrededor  del bebedor de raíz  palmeándose  el abdomen. 


57

Perfectamente desinteresada, la mariposa, no considera toda su belleza
como una realización personal, ella solo desaparece a través de los 
árboles . Vos también, amable y humilde e incluso sin- estar- aquí, fue 
que viste sin avaricia la luz que a todos pertenece. 


58

Observá tu dedo meñique, su vacío no es tan diferente
al vacío del infinito.

59

Los gatos bostezan pues comprenden
que no hay nada para hacer.

60

Arriba en el cielo no recordaras todas tus triquiñuelas.
Incluso ni habrás de suspirar “¿Por qué?” Ya sea como
como polvo atómico o como grandes ciudades, cual
es la diferencia en todas estas cosas. Un árbol continúa
siendo un bebedor de raíz. El rostro torcido del puma
continua observando el firmamento con ojos que no ven,
Ah dulce divino e indescriptible verdoso paraíso plantado
en el medio del aire. Caitanya es sólo la conciencia. No
con los pensamientos de tu mente, pero en la creyente 
dulzura de tu corazón, rompés el eslabón y abrís la
puerta dorada y desaparecés en la habitación iluminada, 
el extasis imperecedero, Ahora eterno. Soldado ¡seguime!
—nunca existió una guerra. Arjuna ¡no luches! ¿Porqué 
luchar sobre nada? Da tu bendición y sentate.

61

Yo recuerdo que se supone que sea un hombre y conciencia 
y fijo mis ojos y la letra impresa reaparece y las palabras
en la pobreza del libro están diciendo, “El mundo como Dios
lo ha creado”  y no existen palabras en mi apenado corazón
para expresar la no sabida belleza del trance que hubo antes
de que leyera esas palabras, no tenía tal idea de la existencia
de que existía un mundo.

62

Este mundo no tiene marcas, señales o evidencia de la existencia,
ni de los sonidos en ella, como  el accidente del viento o voces o 
animales rebuznando, sin embargo escuchá atentamente el eterno 
susurro del silencio que continua y continua no se detiene a través  
de todo esto y ha estado susurrando de continuo, y continuará y 
continuar haciéndolo. Esto sucede pues el mundo no es más que
un sueño y solamente es aquello que pensamos y la interminable 
eternidad no le pregunta ninguna importancia. En la noche bajo la 
luna, o en una habitación tranquila, cállate ahora, la música de lo
Nacido continua  y continua, más allá de la concepción, despierta
más allá de la existencia. Hablando con propiedad, el estar despierto 
no es realmente estar despierto pues la dorada eternidad nunca se
durmió: lo podés saber por el constante sonido del Silencio que
atraviesa este mundo como un mágico diamante utilizando el truco
de que tu mente no comprende que ella causó el mundo.


63

El Dios del Indio de  las planicies Norteamericanas fue Coyote.
Él dice: “¡Tierra! esos seres que viven  sobre tu superficie ni uno
de ellos desaparecerá, todos serán transformados. Cuando he
hablado con ellos, cuando ellos me han hablado, desde ese
momento en adelante, sus palabras y sus cuerpos que usualmente
utilizan para trasladarse, todos habrán de transformarse. Y Yo no
les habré oído.”

64

Yo estaba oliendo las flores en el jardín, y cuando 
me erguí y respiré profundamente y toda mi sangre
apresuradamente invadió mi cerebro y desperté muerto
caído sobre mi espalda en el pasto. Aparentemente  me 
había desvanecido, o muerto, por unos sesenta segundos.
Mi vecino me vio pero él pensó que yo repentinamente
me había tirado sobre el césped del jardín  para disfrutar
del sol. Durante esos interminables instantes de la pérdida 
de mi conciencia  yo vi a la dorada eternidad. Vi el cielo. 
En él nunca nada había sucedido,  los eventos pasados de
un millón de años eran solo un espectro e inasibles como
 los eventos de hoy en más y por otro millón de años, o 
como los eventos de los próximos diez minutos. Era la
perfección, la dorada soledad, el dorado vacío, Una –u 
–Otra –Cosa, algo seguramente humilde. Se produjo un
extasiado círculo de silencio sosteniéndose a la perfección. 
No existía ninguna cuestión respecto de estar vivo o de no 
estarlo, de lo cercano o lo lejano, de simpatías o antipatías,
 ninguna cuestión de entregas o gratitudes, ninguna cuestión
acerca de la piedad o de las acusaciones, o del sufrimiento o 
su opuesto o cualquier otra cosa. Era el vientre mismo, el 
estar solo, alaya vijnana, el contenido del universo, el Gran
Tesoro de la Libertad, la Gran Victoria, la infinita consumación,
la misteriosa gozosa esencia del Orden. Todo como una  
sonriente sonrisa, una adorable adoración, una benigna y 
adorable caridad, eterna seguridad, una tarde refrescante, rosas, 
infinita brillante dorada ceniza inmaterial, la Edad Dorada.
La “dorada” venía del sol en mis párpados, y la “eternidad” de 
mi súbita instantánea realización  mientras despertaba que 
había estado allí de donde todo provenía y  hacia donde todo
estaba regresando,  ASÍ eternamente, y así nunca viniendo  o 
yéndose, por lo tanto la llamo la dorada eternidad pero vos 
podés llamarla como te plazca. Mientras volvía en sí, me sentí
sumamente apenado de poseer un cuerpo y una mente 
comprendiendo súbitamente que incluso no poseía un cuerpo y 
una mente y nada nunca había sucedido y que por los  tiermpos 
de los tiempos todo está bien por siempre y siempre y siempre, 
Oh  muchas gracias muchas gracias muchas gracias.

65

Esta es la primera enseñanza de 
la dorada eternidad.

66

La segunda enseñanza de la dorada eternidad
es que nunca existió una primera enseñanza
de la dorada eternidad. Tené plena seguridad
de ello. 


Jack Kerouac: La escritura de la dorada eternidad, un legado trascendente.


La escritura de la dorada eternidad está compuesta por sesenta y seis  poemas breves en prosa, cuyo hilo conductor es la determinación del autor de expresar en términos espirituales, ‘beatíficamente’,  su búsqueda de paz y felicidad en armonía con el universo. 
Es una larga meditación que contiene  paradojas y contradicciones, entre  las cuales hallaremos algunas que pueden  ser consideradas  acertijos a la manera del koan zen, cuyo propósito es tensionar la mente: “Sueños rugientes ocurren en la mente que está en perfecto silencio.” (28) “El universo es ampliamente conocido pues es ignorado.” (48) ¿Qué significa que esos árboles y montañas pertenezcan  /a la magia y a lo no real?  —Significa que esos árboles y montañas / pertenecen a la magia y a lo no real ¿Qué /significa que esos árboles y montañas no pertenezcan a la/magia sino que sean reales? —significa que esos árboles y/ montañas no pertenecen a la magia sino que son reales.” (49)
 Kerouac  la escribió a instancias de Gary Snyder, quien en 1956 le dijo que ya era tiempo de que escribiera un sutra a la manera de los discursos budistas.  Lo hizo velozmente y luego la revisó,  expresando que en este caso en particular, al tratarse de una  ‘escritura religiosa,’  él no tenía el derecho a la espontaneidad que caracteriza su obra.
 La escritura de la dorada eternidad no  debería ser interpretada como el deseo del autor de constituirse en uno de los discípulos del Buda Gotama, o de sentar doctrina, enseñanzas, o preceptos de índole religiosa.   
El suyo fue un proceso introspectivo, una indagación existencial en un escenario social que él consideraba hostil; quizás  también  la búsqueda  de sosiego y serenidad para su alma atormentada, pues, entre otras cosas, el repetido y constante recuerdo de la muerte de su hermano mayor  lo persiguió  durante toda su vida. Su madre una ferviente católica, con la que convivió gran parte de su vida, nunca  dejó de expresarle que habría preferido que hubiera muerto él en lugar del dulce  Gerard. 
La relación de Kerouac con la literatura budista fue profunda y anterior a su encuentro con Gary Snyder. En una carta a Allen Ginsberg, quien estaba en ese momento en California, enviada desde Nueva York en los primeros días de mayo de 1954 ,  transcribe una amplia bibliografía sobre el tema, indicándole que los títulos consignados le serían de gran utilidad para iniciarse  en el estudio del pensamiento budista, lo cual fue luego corroborado por el autor  de Aullido.   
En octubre de 1955, Gary Snyder y Jack Kerouac, quienes se conocieron en la ciudad de San Francisco,  se dirigieron al Parque Nacional Yosemite, en la Sierra Nevada de California, con el plan de escalar distintas montañas, entre ellas, el Monte Matterhorn,  cuyo pico alcanza los 3.700 metros de altura.  Allí acamparon durante varios días, que dedicaron también a ejercitarse físicamente,  meditar, beber  y discutir distintos aspectos del budismo. Esta experiencia, Kerouac la registrará en su novela  Los vagabundos del Dharma  (The Dharma Bums, 1958), dedicada al poeta chino Han Shan. En ella  Jack Kerouac  y Gary Snyder, personificados en la ficción como Ray Smith y Japhy Ryder, revivirán las largas conversaciones sostenidas alrededor de la fogata en su campamento en la montaña, en las que se manifestarán sus diferencias respecto de su entendimiento de la tradición budista. 
Gary Snyder,  respetuoso de la rígida disciplina  instituida por el budismo zen en el Japón,  todas las mañanas enrollaba su bolsa de dormir y se sentaba sobre ella  a meditar durante una hora; el resto de su vida practicará el zazen diariamente, y,  a  diferencia de Kerouac, tenía ciertos conocimientos del japonés y del chino que había estudiado en el departamento de Lenguas Orientales de la  Universidad de California en Berkeley. Poco tiempo después de su estadía en las montañas partió  al Japón, donde residiría  durante  aproximadamente una década estudiando las fuentes del budismo,  aprendiendo japonés y chino, traduciendo a poetas clásicos en ambas lenguas  y asistiendo al monasterio Daitoku- ji en Kyoto, donde se convertiría  en un budista devoto.  
Los estudios que realiza Kerouac  de las distintas manifestaciones del budismo obedecen a fines literarios, lo que él denominó el encuentro de las culturas del Este y el Oeste. En una carta a Snyder  deja establecido que “no quiere tener nada que ver con el zen oficial y sus monasterios”, y agrega “si llegara a viajar al Lejano Oriente sólo me gustaría conocer a viejos pensadores, poetas que escriben utilizando las formas tradicionales, y beber sake”. En la entrevista que le realiza Ted Berrigan, acompañado por Aram Saroyan y Duncan McNaughton, él les dice refiriéndose al budismo que “Lo que realmente ha influenciado mi trabajo  es el budismo Mahayana, el original de Gotama Sakyamuni, el budismo de la India antigua […] la parte del zen que me influenció está contenida en el haiku.” 
Su inclinación hacia el pensamiento budista  es compartida con su formación cristiana.  En un artículo   destaca que en el Sutra Surangama el Buda Gotama dice: “Si estás deseoso de de entender con mayor perfección la Iluminación Suprema, deberás aprender a contestar las preguntas espontáneamente, sin recurrir al pensamiento discriminativo.” Y agrega: “Podrás hallar la misma idea en San Marcos 13.11: ‘Y no se preocupen ustedes por lo que hayan de decir cuando los entreguen a las autoridades. En esos momentos digan lo que Dios les dé a decir, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo’.”
Allen Ginsberg ha señalado que  Kerouac tenía un único y exclusivo interés: la escritura, el desarrollo de su propia voz. En una declaración admitirá ser el seguidor de dos tradiciones espirituales,  la del satori y la de la epifanía. De ellas tomará, en un claro ejercicio de interpretación y apropiación, aquello que considera le será  funcional  al desarrollo de una poética personal,  cuya escritura él definirá como: ‘una meditación silenciosa’.  
 En La escritura de la dorada eternidad, si bien se advierte una mayor presencia de referencias pertenecientes al  canon budista, puesto que los textos fueron concebidos en la práctica del sutra budista, hallaremos también alusiones a las Sagradas Escrituras, en particular  aquellas vinculadas con los catálogos de la virtud, incluidos en el Nuevo Testamento: Gálatas 5.22-23; Efesios 4. 2-3;  Colonenses 3.12  y Timoteo 6.11.   Asimismo, no se puede dejar de destacar en este proceso sincrético la mención de Coyote, animal que es el  protagonista central de varias  leyendas en la mitología de los indígenas del Oeste norteamericano. 
    En lo que concierne a los géneros,  él no se entretenía en hacer diferencias entre novela y poesía, prosa y verso.  Por el contrario, sostenía que sus ideas se aplicaban tanto a uno como otro género, la ‘espontaneidad’ como método traspasa los límites  que imponen las formas. Decía que cuando estaba trabajando en una novela concebía cada párrafo como un poema dentro de un extendido texto que flotaba en el mar de la lengua inglesa. Esta definición que escapa a las convenciones  fue rechazada por la crítica y la academia, que lo consideró fundamentalmente un narrador, hecho que durante décadas produjo un efecto negativo:  sus poemas no fueron incluidos en las antologías.  
En 1992, Allen Ginsberg   recuerda que en los 60’s, la antología Nueva poesía norteamericana, 1945-1960 de Donald Allen  “… introdujo  la poesía de Jack Kerouac al mundo de la Antologías (también la mía, la de O’Hara, Ashbery, Corso, Koch, Olson, Creeley,  Lamantia,  Wieners, Snyder, Levertov, et.al.). A partir de entonces —amnesia total. Observen, en los 90’s Norton, Macmillan, Harvard, Oxford, Heath, etc., etc., infinidad de libros de textos alineados uno tras otro en los estantes de las bibliotecas universitarias, libros que llegan a las casillas de correo de los departamentos de literatura, pesados tomos preparados por Profesores […] en ellos hallamos un poeta tras otro influenciado conscientemente por Kerouac, o barridos inconscientemente por  la corriente cultural iniciada por Kerouac, la que les permitió ejercer control sobre  sus propias vidas […] poetas académicos de verso flojo, poetas de todos los colores pertenecientes a las minorías, en deuda con la ruptura bárdica producida por Kerouac. ¿Pero dónde hay textos de Kerouac? No los hallarás en ningún sitio, los que sin duda causarían el  asombro y el deleite  de los estudiantes. En estas antologías,  poetas mediocres se mezclan con grandes nombres contemporáneos, poetas experimentales  se mezclan con nuevos formalistas, versificadores ordinarios de primer orden se mezclan con multiculturalistas grandes proclamadores de la  identidad. Sin embargo, Kerouac el autor que catalizó esta revolución literaria, no está incluido en las antologías del establishment.”  
Esta actitud comenzó a cambiar lentamente, en parte debido a la mediación de Ginsberg quien nunca negó las influencias de Kerouac. No obstante, la academia, los departamentos de literatura de las universidades y los medios culturales asociados con estas  instituciones  continúan controlando la publicación y difusión de poesía en Estados Unidos; colonizando a sus pares en otras latitudes. 
T. S. Eliot, en la introducción a una antología poética de Rudyard Kipling  escribe: “Cuando un hombre es conocido principalmente como un escritor de ficción en prosa nos inclinamos —usualmente, pienso, justamente— a considerar  sus versos como un subproducto. Yo, confieso, abrigo siempre dudas  respecto de si cualquier hombre puede dividirse a sí mismo para lograr la plenitud creativa  en dos géneros de expresión tan diferentes como lo  son la poesía y  la prosa imaginativa.  Si hago una excepción en el caso de Kipling […] es porque su prosa y su poesía son inseparables que debemos juzgarlo, no separadamente como un poeta y un escritor de ficción en prosa, pero como el creador de formas mixtas. El conocimiento de su prosa es esencial para la comprensión de su poesía, y el conocimiento de su poesía es esencial para la comprensión de su prosa.” Esta opinión del autor de La tierra baldía en lo que atañe a un  narrador y poeta como Kipling, es aplicable a Jack Kerouac.   
Para  comprender cabalmente el alcance de sus propósitos  en cuanto a la prosa, transformar  la oración convencional de la lengua inglesa, que él consideraba atrapada en inútiles y férreas normas, debemos recurrir a su extensa e intensa  obra poética  que incluye además de Blues de Ciudad de México y La escritura de la dorada eternidad aquellos títulos que fueron publicados póstumamente: Libro de los Blues, Poemas de todo tamaño, Viejo Ángel Medianoche, Pops de la Desolación,  Libro del Haiku y una cantidad importante de  poemas no publicados anteriormente en libro, recogidos ahora en su Poesía Reunida.  
En 1944 en una entrada a su diario  señala: “Desde 1939, cuando empecé a escribir, he escrito cerca de medio millón de palabras. Poemas, cuentos, ensayos, aforismos, diarios y nueve novelas sin terminar.” En esta década comienza  a intensificar su experimentación en el campo poético. Escribe algunos poemas en colaboración con Allen Ginsberg y Neal Cassady en los que ensayan juegos lingüísticos  de doble sentido y comienza a definir su concepto de la espontaneidad en el acto de escribir.
Los integrantes del denominado Movimiento Beat reconocieron tempranamente  la importancia  y los aportes  de la cultura afroamericana, esencialmente  todo  aquello vinculado a sus  tradiciones musicales. 
 La intensidad expresiva del blues,  el jazz y el scat, fueron elementos de los que se sirvieron en su  búsqueda de nuevas  técnicas enunciativas, uno de cuyos objetivos era rescatar la vivacidad, la espontaneidad, el vigor conversacional y los modismos del habla coloquial.  
Kerouac,  que en los 40’ iba a Harlem a escuchar  jazz, comprendió inmediatamente la revolución que proponía el bop, lo entusiasmaron su  fraseo rápido, su complejidad rítmica y la  pasión de los solistas en sus prolongadas improvisaciones. Esto lo impulsó a reproducir ese estilo sobre la página, las palabras tomarían el lugar de las notas musicales, a partir de ese momento sostendría que la oración y el verso no pueden vivir en la prisión  de los signos de puntuación, sino que las pausas deben responder a los ritmos impuestos por  la respiración. 
La improvisación como  método influenció a otros poetas, entre ellos Allen Ginsberg, quien  le envió una copia de Aullido, aún inédito.  Kerouac luego de leerlo le escribió: “Tu Aullido para Carl Solomon es muy potente, no quiero que lo niegues arbitrariamente con enmiendas secundarias […] yo quiero tu espontaneidad lingual o nada…”. Ginsberg le contesta que en el proceso de escribir Aullido: “...fue la primera vez que me senté e improvisé  y el poema salió de acuerdo a tu método, suena como si fueras vos, prácticamente una imitación.” 
La influencia de Jack Kerouac, dirá Allen Ginsberg,  “...es mundial, y no solamente espiritual, a través de la cultura planetaria de los ‘beats’, sino a nivel poético...”.  Entre otras opiniones de distintos poetas se cuentan las de Gary Snyder: “Cuando leí por primera vez Mexico City Blues fui sorprendido inmediatamente por su serenidad, el modo en que el texto se traslada sin esfuerzo –aparentemente sin esfuerzo- al mismo tiempo la constante sorpresa elevándose desde las palabras, algo estaba sucediendo siempre con las palabras.”;  Michael McClure: “Me inspiré en su musicalidad, en la belleza simple de cómo él entiende lo divino en el mundo cotidiano...la voz más ínfima equivale al más heroico pedazo de materia.... Existía en su poesía el movimiento  a través del espacio de una energía, un sistema que actúa para organizar ese sistema. Sus poemas son como un ser viviente…”;  Robert Creeley: “Jack poseía un extraordinario oído, ese impecable oído que podía escuchar formas en los sonidos y los ritmos del lenguaje hablado. Extraordinario oído en el sentido que podía controlar una estructura plena de vida e insistentemente natural.”; Bob Dylan: “Alguien  me dio en 1959 un ejemplar de  Blues de la Ciudad de México  y me voló la mente,  esa poesía fue la primera que me  hablaba en mi propio lenguaje.”  
En un breve ensayo, ‘Los orígenes de la alegría en la poesía’,  Kerouac manifiesta su afinidad con los poetas del Renacimiento Poético de San Francisco quienes “…compartían su dedicación a la espontaneidad y lo confesional, cuyas voces representativas son Ginsberg, yo, Rexroth, Ferlinghetti, McClure, Corso Gary Snyder, Phil Lamantia, Philip Whalen. […] Esta es la  poesía de una Nueva y Sagrada locura como aquella de los tiempos antiguos (Li Po, Han Shan, Kit Smart, Tom O Bedlam, Blake) y que tiene la disciplina mental del haiku (Basho, Buson) es decir la disciplina de describir las cosas directamente, con pureza, sin abstracciones o explicaciones.”  
Estas influencias literarias se amalgamarían con las provenientes de su lectura de los sutras y la de los evangelios. Este mestizaje cultural es la materia que nutre su poética, en la que desarrolla dos conceptos centrales a su pensamiento, el de una  ‘nueva visión’  y el de una ‘nueva sensibilidad’,  que considera los medios vitales para alcanzar  la creatividad, una que nos permita soñar, desarrollarnos humanamente.
A mediados de la  década de los 60’s ‘la nueva sensibilidad’, idealizada por los beats a partir de los años 40, recibirá el nombre de ‘contracultura’,   y ésta suscitará grandes cambios culturales en las relaciones sociales e interpersonales. Los más jóvenes rechazarán enfáticamente los valores y el modo de vida establecido y manifestarán su angustia existencial a través de distintos movimientos. Nace el tiempo del hipismo, el Flower Power, el pacifismo, la defensa del medio ambiente, de los derechos civiles, de la libertad de expresión y de las minorías étnicas.
Jack Kerouac murió repentinamente en 1969. Unos días antes de su muerte escribió un artículo  periodístico, ‘Después de mí, el diluvio’,   en el que considera luego de evaluar la coyuntura política y cultural,  que el proceso que se inició con él y  los beats no produjo los resultados esperados. No obstante,  La escritura de la dorada eternidad, como sus otros volúmenes de poesía reunidos en su obra poética, así como aquellas  novelas  donde desarrolla su personal interpretación del budismo,  han contribuido a generar una nueva perspectiva de las cosas y el mundo,  y la popularización hacia fines de los 60 de las culturas asiáticas en la sociedad norteamericana,  hecho que  Omar Shwartz,    quien  define a Kerouac como un budista crítico, considera  trascendental en la consolidación  de una resistencia cultural popular  a las prácticas racistas y corporativas en su país a partir de ese período.  

 







 

 

  
 




               

domingo, 15 de junio de 2025

Facundo Giménez: El proyecto de la deuda

 

Facundo Giménez

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   


Esta pileta fue 
una deuda hipotecaria sustentada
en un progresivo método francés que
sucesivas devaluaciones, inflaciones y cambios 
en la moneda fueron jibarizando hasta dejar
un vago sentido burocrático —unas veces nada,
otras veces todo—, al que se acometieron
los propietarios deudores todos los meses
con un vago sentido de responsabilidad
económica-afectiva y la pesada certidumbre
de un destino inmobiliario. Fue también el fuselaje
de un Renault 12 que, algunos años
más tarde, aparecería retorcido 
y compactado 
en una chatarrería
de las afueras de la ciudad, cuya destrucción
aceptada, sin pena ni gloria, significó
el cobro de una póliza de seguro 
estrafalaria. Fue esta pileta 
un prolijo manojo de billetes en los que,
como en cierto poema insomne
de Federico García Lorca,
predominaba el verde. También, el cálculo
de una clase media furiosa
por hundirse en un rectángulo
de clase alta, la aspiración
estresada de una quietud
gregaria y húmeda. Fue la promesa 
de un futuro con motas de fulgores flotando
en su fondo abrupto, quemado por la larga
obturación de una luz excesiva. Fueron las manos que
firmaron cheques, remitos y facturas, esas mismas manos
que cerraron cada trato
de una economía instantáneamente
pletórica, duraderamente
chata, efectivamente
imaginaria en la que cabrían el juego de los niños, las piernas
endurecidas de los adolescentes, la flacidez
y el abultamiento de los adultos. Esta pileta
—y de esto no deberíamos olvidarnos— fue
un pozo, unas palas, unas bolsas
de pegamento desarticulado, el rompecabezas
cerámico de una depresión.


Facundo Giménez (Mar del Plata, 1984) es poeta, docente, investigador y editor del sello Es pulpa. Ha publicado en Cena (2013, Proyecto Vox) e In memoriam MSN (2018, Goles rosas).

                                                                                

lunes, 9 de junio de 2025

Horacio Verzi: ¿Soy el que soy? Un comentario de lectura de Bajo la noche. Demian Paredes

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

Publicada por Irrupciones Grupo Editor, en su “Colección excéntricos”, Bajo la noche (2016), de Horacio Verzi, es una novela repleta de situaciones y escenas, de dilemas, encrucijadas, opciones y posibilidades a sopesar por parte de sus personajes –y especialmente, su protagonista–. Este, abogado de profesión, cultiva la vida social y amistosa también, entre muchos otros “intercambios”. La narración, dinámica y descriptiva, por momentos propensa al detalle, abundante en diálogos, avanza entre razonamientos y reflexiones, en diversos escenarios y actuaciones.

En el comienzo, se lee –y hasta escucha– una breve oda y fuga: “Me ha llegado la noche. La veo. La siento. Esta inmortal hija del caos y madre admirable del sueño y de la muerte. El mejor momento para ocultarse y auscultarse, para la emboscada o la huida”. Las noches de los viernes se cumple, inexorable, como respetado ritual, la reunión de amigos, donde se juega al póquer. Y nos enteramos sobre un concurrente, de apellido Irala: “El doble sobrenombre parecía gustarle: ‘el Bebe’ entre camaradas que lo conocen de tiempos de la escuela militar, ‘el Vasco’ entre familiares y amistades”. Ante una pregunta general pero directa de Irala: “¿En qué estabas pensando?”, el abogado hace silencio, mientras piensa y (se) explica: “La vida y el ejercicio de la profesión, también el miedo o el recelo, me enseñaron a no responder nunca de manera espontánea a una pregunta de ese tipo, a buscar primeramente una vuelta, indagar o en el extremo de los casos a mentir”. Representa a su amigo, citado –hasta el momento– solamente en calidad de testigo a los tribunales, vinculado al “traslado” de presos durante el período de la dictadura, potencial partícipe –en su calidad de joven militar subalterno, oficiando de chofer– de un viaje al crimen y a la muerte. (“La situación del Vasco podía tornarse espinosa ante la hipótesis de que en puridad había comprendido perfectamente el fundamento de aquella ‘misión’, es decir en qué consistía ‘la tarea’ –lo que había que hacer–, y del ‘propósito’ –para qué hacerlo y cómo hacerlo–, y por lo tanto fue un partícipe consciente. Era improbable, salvo que aquellos oficiales lo implicaran, y ello siempre y cuando recordaran nombre y grado y unidad de aquel bisoño alférez.”)

Allí, como en el resto del libro, se suceden diálogos entre los personajes, intercambios que llegan a discusiones y duelos verbales, que perfilan –y no necesariamente de una manera nítida o tajante– un estrato social y una “psicología” (su subjetividad). Elementos de modus vivendi y acciones de determinado sector –la “familia” o cofradía judicial–, en interacción con otros, aledaños (médicos, policías, periodistas). Estamos en pleno siglo XXI, con el mercado mundial bien instalado (como el de compra-venta de jugadores de fútbol), y los teléfonos celulares buscando-ubicando, comunicando y sonando ante cualquier público, mientras todo (en apariencia) funciona y se desarrolla como debe. Habrá, incluso, más de una muerte entre estas historias, y episodios de enigmas, con sus correspondientes transiciones. No faltan momentos con el filosofar algo mistongo, saudoso, de un protagonista que va para la setentena etaria, con sus ironías y humoradas, a disgusto de las rutinas y de la decadencia que apareja el inexorable paso del tiempo, entre amantes y “escapadas” (hay un viaje a la Ciudad de Buenos Aires), y pastillitas azules.

Más adelante, en una escena en un restaurante, el abogado discute por la defensa en otro caso –un atropello automovilístico a unos peatones–, donde también está metido un amigo, ahora de apellido Roca, que le dice: “Tu cliente soy yo, con el que tenés que hablarlo todo es conmigo. Sacar al Puma de esta situación lo hacés por mí. Te lo voy a poner bien claro: el Puma me importa un carajo, es un infeliz, siempre supe que era un tipo para tener problemas, pero tiene talento con la pelota, tiene el zarpazo en el área y me va a dar un millón de euros libre cuando lo coloque en Europa, lo que ya tengo concretado en un cincuenta por ciento, y no lo voy a perder por este boludo”. “Quedé sin palabras”, dice el protagonista, “por un minuto, mientras cortaba y masticaba unos trozos del entrecot”. Y este amigo arremete: “Puedo negociar con cualquiera: testigos, parientes, damnificados…, con cualquiera… –me buscó los ojos, con una expresión que interpreté como que también podía hacerlo con mis honorarios”.

A los conflictos judiciales patrocinando amigos –infringiendo un sabio consejo en contra de hacerlo, que anteriormente recibiera– se suman los familiares. Y tras relatarle el incidente con una de sus hijas a una de sus amantes, piensa de inmediato: “al instante me arrepentí de haberle confiado lo ocurrido. En determinadas circunstancias podría hacer uso de ese conocimiento en favor suyo y presionarme en algo, no podía imaginar en qué, pero en algo al fin. Había sido una debilidad, una caída, una expresión de invalidez e impotencia”. Y luego habrá, justamente un diálogo impotente, inválido, con su hija. Podría decirse que en estas vidas y relaciones no hay diálogo, en verdad: lo que hay es siempre cálculo, especulación, hipótesis, búsqueda de ocultas intenciones, deseos no revelados e inseguridades –en un contexto de cierto estatus y posición económica y social–. Así, prosigue, contemplando su daño autoinfligido: “Consideré que podía estar viéndome como un pobre tipo. Sentí que en ese momento algo de mi imagen y estatura se había fisurado. No había sabido conservar la magia del silencio y la discreción. Desde ese momento había perdido la magia de ser un enigma para ella, era un hombre corriente, con las miserias corrientes, quizá un flojo. Sentí que ella empezaba a tener una supremacía psicológica”.

Esto especula respecto a otra amante: “Llegué a preguntarme si esta mujer no estaría ‘psiquiátrica’, y que tanto Roca como yo lo ignorábamos porque ella se había preocupado de que no nos enteráramos. Hasta llegué a pensar que con una fácil pesquisa por encargo a un ayudante de fiscal conocido podía averiguar a qué mutualista estaba afiliada y si era o había sido atendida por algún psiquiatra”. Y entre discusiones, enfrentamientos y peleas, y su reflexión sobre el devenir del término “pelotudo” (recibido varias veces), como sustantivo y adjetivo, y la modificación de su sentido y significado con el paso de los años (de insultante hasta cariñoso), se encuentra con el planteo de otra amante: “Sos esa clase de tipos que queriendo hacer el bien hacen el mal, que para nada quieren lastimar a nadie, pero que a cada paso lo están haciendo o rompiendo cosas… o reventándose a sí mismo aunque siempre tienen la suerte de caer de pie…”.

El caso del potencial cómplice durante la dictadura llegará a una resolución, y luego, en una charla de living entre amigas esposas de los abogados, una exclamará: “¡Todo ese lío con los desaparecidos!”. Y otra: “Vivimos en una burbuja, una burbuja perfumada, flotamos no queriendo ver la realidad…”. El protagonista revela: “Sobre mi trabajo supe levantar un muro de silencio para la familia, dejando en todos la impresión de que me fastidia y cansa hablar de ello, y porque siempre he pensado que no comprenderían la naturaleza del mismo y porque intuyo que de hacerlo daría de mí un retrato que les extrañaría”. Y en un punto crítico de la historia, en una delicadísima pelea con el amigo Roca, exclamará: “¡Esa manía que tenemos en este país de sentirnos siempre culpables de algo!”. De este modo, se van develando, capa tras capa, los sentires y decires del personaje central, donde no faltan, además, ciertas referencias librescas y cultas –como cuando charla con la hija, haciendo referencia al pasar a Bob Dylan y a Conrad–.

A lo largo de los eventos y acontecimientos, campea el humor, pese a todo, lo que incluye una historia con un lupanar y un personaje en particular (el Vecchio, con su “último adiós” en el cementerio de Maldonado), muertes (como se mencionó anteriormente, con sus enigmas: ¿suicidio? ¿asesinato? ¿enfermedad?), entre innúmeras peleas y discusiones, tanteos y cálculos de abogados penalistas, con sus juicios y prejuicios ante el mundo y sus realidades. Toda una serie de discursos e interrogantes que muestra tanto como oculta, o cuando no –como mínimo– interpone, disfraza. Una suerte de exposición-exhibición de aquello conocido como mentalidad o subjetividad, donde la mismidad, el amor, la soledad, la pareja, la amistad, la vida toda, en suma, se dan cita en un continuo trasfondo de acción y pensamiento.

Obra de largo aliento, de rica densidad léxica, con elementos de thriller que no llegan al policial, el final de Bajo la noche contiene una larga parrafada con un racconto de muchos de los elementos más llamativos o distintivos aparecidos a lo largo de la novela. Y finalizando ese largo párrafo descriptivo-enumerativo, el personaje proclama, bíblicamente: “me acepto. Soy lo que soy, me digo, soy lo que soy.” Y, al mismo tiempo, confirmando las múltiples capas de ese “yo” (inestable, dudoso, por siempre inseguro) desplegado a lo largo del libro, en ese “aceptarse” admite, sin embargo, encontrarse bajo el cobijo de una “materia oscura”, que lo oculta “en la complicidad y en la culpa”.

Horacio Verzi. Nació en Montevideo en 1946 y desde hace algunos años reparte su vida entre Roma y La Barra de Maldonado. Licenciado en Lengua y Literatura Hispánicas, fue editor de noticias y corresponsal en Nicaragua durante la revolución del Frente Sandinista, docente e investigador literario en Casa de las Américas, fundador y director de la revista cultural Graffiti. Publicó dos libros de cuentos y siete novelas. 

En 2013 recibió el Premio Nacional de Literatura, otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, por su novela El infinito es solo una forma de hablar.También recibió el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar (Casa de las Américas, 2004 )por Reliquia familiar; y la Mención Ministerio Educación y Cultura  en 1999 por su novela  Toda la muerte y el Primer Premio de Narrativa del Certamen Anual Latinoamericano. EDUCA ,Costa Rica, (1983) por la novela El mismo invisible pecho del cielo.

* Demian Paredes (1978). Periodista cultural, crítico, escritor, editor y traductor literario del portugués. Publicó, junto a Noé Jitrik, Siete miradas. Conversaciones sobre literatura (2018). Integra la Consejo científico de la Revista do Livro, de la Biblioteca Nacional de Brasil, y el Consejo literario de la revista Mangues & Letras, publicación de la Universidad Federal de Río Grande del Norte. Colabora regularmente en los suplementos “Radar” y “Radar Libros” del diario Página/12, y en otros medios como el Suplemento Cultura de Perfil, Otra Parte, y La Agenda Revista. También, en publicaciones como Hispamérica (Maryland) y Zama (ILH-UBA).

Tradujo autores clásicos de Brasil como Oswald de Andrade, y contemporáneos como Vilém Flusser, Marco Lucchesi y Ricardo Lísias. Compiló y prologó Canton lleno (2019) y Canton lleno dos (2022), antologías de crítica dedicadas a la obra del poeta Darío Canton. Antologó y prologó Al margen de la noche (2023), poesía de Esteban Moore. Editó Sólo lo fugitivo permanece (2022), volumen de cuentos de Margo Glantz.

En e-book se publicaron en 2024 Noticias de la literatura. Artículos y ensayos, y en traducción al portugués Notícias da literatura. Artigos e ensaios. Es autor de Léxico Laiseca. Comentarios bio-bibliográficos (y otros delirios), primer premio de Ensayo 2022 del Fondo Nacional de las Artes.