miércoles, 29 de marzo de 2023

Reynaldo Sietecase: Poemas

 

Reynalddo Sietecase

















Las parcas

Bailan al ritmo
de las tijeras
Son símbolos de la punción

Se babean
Por hacer hilachas las almas

Por sobre el hombro
vigilan los silencios
las dudas del aliento
cuando se detiene un instante

Muestran los dientes pútridos
ante un simple accidente
una caída

Malditas y eficientes
en sus tazas de té
revuelven las miserias humanas

Sus miradas trazan
una curva
que desciende
como helada matinal

Atropos, Clotho y Laquesis
viejas chotas
chismosas
chillonas

Espero me olviden


Mandarino de noche

Sombra perfumada
Me sobran los ojos para verte
Entro en la casa a oscuras
guiado por el rastro verde de tus hojas

Cuando nadie lo sabe
abrazo tu madera
te palpo el corazón

Ademán de dulzura
Promesa de gajos
Alivio en la derrota
Te soñé niño
refugio de niños
y fantasmas
Un árbol es un árbol
digo
La raíz que sostiene el mundo

Mástil vegetal que ilumina
Cítrica bandera anaranjada
A miles de kilómetros percibo
Lluvia de semillas
azahares 
señalando el camino

Mandarino de noche
Animal que celebra
mi regreso
agitando las alas




Reynaldo Sietecase (Rosario, Santa Fe,1961) Poeta, narrador, cronista y periodista. En poesía su último libro publicado es:  Los Poemas -poesía reunida-  ( Buenos Aires, 2011)

Luis Rosales: Poemas

 

Luis Rosales





















Siempre mañana y nunca mañanamos

Siempre mañana y nunca mañanamos
Al día siguiente,
—hoy—
al llegar a mi casa —Altamirano, 34— era de noche,
y ¿quién te cuida?, dime; no llovía;
el cielo estaba limpio;
—«Buenas noches, don Luis» —dice el sereno,
y al mirar hacia arriba,
vi iluminadas, obradoras, radiantes, estelares,
las ventanas,
—sí, todas las ventanas—,
Gracias, Señor, la casa está encendida.


Es el miedo al dolor

Es el miedo al dolor y no el dolor quien suele hacernos pánicos y crueles,
quien socava las almas
como socavan la ribera las orillas del río,
y yo he sentido su calambre desde hace mucho
tiempo,
y yo he sentido, desde hace mucho tiempo, que el curso de sus aguas nos     
                         arrastra,
nos mueve las raíces sin dejarnos crecer,
y nos empuja, y nos sigue empujando hasta
juntarnos
en esta habitación que es ya un rescoldo mío,
en esta habitación en donde las baldosas se levantan un poco
y ya no vuelven a encajar en su sitio
como la tierra removida ya no cabe en su hoyo:
tal vez a nuestro cuerpo le ocurra igual...

Luis Rosales (Granada, 31 de mayo de 1910-Madrid, 24 de octubre de 1992) fue un poeta y ensayista español de la generación de 1936. Miembro de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of America.  

lunes, 13 de marzo de 2023

Blas de Otero: Poemas

 


Blas de Otero























 PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.


LOS MUERTOS

La sangre – nuestros muertos- se levanta
con el humo del pueblo silencioso;
en la sombra del río, aún más hermoso,
el chopo antiguo, al contemplarse, canta.

Archivando la luz en la garganta,
vuela, libre, el insecto laborioso.
Alto cielo tallado: luminoso
cristal donde la rosa se quebranta.

Es nuestro ayer, nuestro dolor sin nombre,
retornando, de nuevo, su camino;
futuro en desazón, presente incierto,

sobre el hermoso corazón del hombre.
Como una vieja piedra de molino
que mueve, todavía, el cauce muerto.


EN El PRINCIPIO 

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.


EN CASTELLANO

Aquí tenéis mi voz
Alzada contra el cielo de los dioses absurdos,
Mi voz apedreando las puertas de la muerte
Con cantos que son duras verdades como puños.

Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede.
Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro.
Adelantando el paso a través de las ruinas,
Hermosa como un viaje alrededor del mundo.

Mucho he sufrido: en este tiempo, todos
Hemos sufrido mucho.
Yo levanto una copa de alegría en las manos,
En pie contra el crepúsculo.

Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz,
A fuerza de caricias, a puñetazos puros.
Aquí os dejo mi voz escrita en castellano.
España, no te olvides que hemos sufrido juntos.



Blas de Otero (Bilbao, 1916 - Majadahonda,1979). Su poética renovó la poesía social en España a partir de los años 50's, otorgándole una nueva perspectiva y profundidad.

 

Alfredo Lemon: Una hormiga hurga los papeles sobre mi mesa de escribir

 

Alfredo Lemon


















Alabado sea el nuevo día
El cielo es azulino con su fulgor rosado
Cada segundo retumba el corazón su herida
y su resurrección
Una campana se hunde en un fondo vacío
El mundo desapareció
Solo queda un círculo invisible donde las sensaciones saltan
y se hamacan
El fuego fragua una fantasmagoría
Despliegue del deseo/ apetencia por decir/ plétora
La urgencia por nombrar explota en un cráter o una carcajada
Persigo a la ballena blanca pero no le clavo el arpón
Espero al milagro con mi cuenco de mendigo
¿Cómo ver más allá si todo tiene un límite?
Esperar / Nadie está apurado
La hora está ausente
El tiempo es apenas superficie
Escuchar el ritmo
El tambor trae el temblor de los ancestros
El ángel demanda bailar en la cima de los simios
Si agudizás el oído el ruido del río rima con las frases
Mi sombrero cae al suelo y acompaña al paraguas
Removeré las malezas de la indecisión y la apatía
Vendrán otros escalofríos
Nacerán caracoles en la humedad de la tierra
Galoparán de nuevo los centauros
Letras/ adverbios/ metáforas
Por un momento callar
Nada sabe ni sabrá razón alguna
La sátira y la lírica no son tan diferentes
Las ideas zumban por doquier
El poema nos elije
Las palabras cumplirán el destino de ser lenguaje
Algo puja por redactarse
Esbozo para escapar del calabozo
El autor debe recrear -no como imitación-
sino como actitud que lo refleje
Cada cual se repite distinto
Toda obra es una liberación
En el minuto final la comprensión será diáfana
La poesía alimenta la libido de la poesía
Oh serpiente de la sabiduría
déjame besar los labios de Rimbaud
La muerte es la última masturbación



Alfredo Lemon. Córdoba, Argentina, 1960. Obra poética: "Eclipses, arritmias y paranoias" (1983). "Cuerpo amanecido" (1988). "Humanidad hecha de palabras" (1991). "Sobre el cristal del papel" (2004). Ensayo Filosófico: "El mono metafísico" (1991)






lunes, 6 de marzo de 2023

Leandro Calle: Lawrence Ferlinghetti

 

Leandro Calle




Oye viejo Lawrence, pero ¿qué has hecho ¿Cómo se te ocurre morirte? Tórrido y húmedo verano por aquí en Córdoba. No todo el sur es frío como el de tu amigo Parra. Anoche, así, en pantalones cortos y ojotas, es decir, de entre casa, me entero que te fuiste y debo confesarlo, se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Te reís? Claro, y bueno a mí todavía me queda algo de esa estúpida solemnidad que ustedes combatieron. A propósito del plural, ¿ya te viste con el grupo? Qué no pagaría yo por sentarme en el puente, con los pies colgando viendo pasar los autos furiosos por la autopista, los ojos mareados por el LSD, el cigarrillo en la mano derecha y escuchar la voz aullante de Allen. 
¿A dónde van las luces viejo Lawrence? Todo sigue siendo psicodélico en el mundo solo que por estas latitudes somos demasiado tangotrágicos. 
Trato de escuchar tu voz y viene así como de la nada un primer verso: “I am signaling you through the flames”. Mi inglés es tarzánico. Mi, no entender casi nada, yo,  hablar aún peor. Pero quiero escucharte en tu propia lengua. ¿Sabés una cosa? odio tu país. Pero el odio no es bueno ya lo sé. ¿Lo decís vos o es Jack que te sopla al oído las consignas del budismo zen? Vamos viejo Lawrence, lo que quiero decirte es que si puedo amar algo, es esa irreverencia que tuvieron, ese cagarse en todo el poder y reírse a carcajadas de manera tan seria, tan honda. Por eso, espero que los editores del diario dejen los versos en inglés. Sabes algo, viejo y desconocido amigo, aunque no lo creas, a veces me dejan solamente la traducción. Hay que ahorrar líneas. Es preciso economizar, ¿economizar qué? Pero esta vez confío que vas a quedar así en la dulce aspereza de tu idioma. Igual voy a traducirte con ayuda de tu amigo Moore: “Te estoy enviando señales a través de las llamas”. En un principio pensé en los fuegos posibles de esta ciudad mediterránea, pero qué cuernos iba a encontrar en esta pequeña isla de cemento. Una tímida hornalla de cocina. Idiota yo. El fuego temblaba –que digo temblaba, tiembla- ahí, en la biblioteca. Cada librito tuyo, pura llama llamando. Moore y Gandolfo dando vueltas. Ya te dije, no manejo bien tu lengua. Alguna vez intercambiamos un mail en francés. Una formalidad, para qué voy a fingir. Pero siempre tan delicado, tan cercano a los desconocidos. Puedo imaginarte, ahí de pie apoyado en la puerta de la librería con un ejemplar de “Aullido” en la mano. Conjeturo que me habrías hablado en inglés, abanicándote con el libro, como diciendo entre dientes, hagamos que sirva  para algo, y te hubieses reído a mandíbula suelta. Te escucho: “Instead of trying to escape reality, plunge into de flesh of the world”. ¡Ayudame Moore!: …“En lugar de intentar huir de la realidad, zambullite en las carnes del mundo”. Ah, ah, ahora entiendo. Pero sabés una cosa Lawrence, tenemos una realidad dura, muy dura. Bueno pero ¿qué te voy a contar yo? Pienso en las carnes del mundo, pienso en cómo desacartonaron tanto la poesía de la época. La llenaron de falos y vaginas. Bueno, vamos viejo Lawrence, hay que decirlo, ni falos ni vaginas, pijas y conchas. A ver, no sé. Qué opinarán Gandolfo y Moore, ¿será esta una buena traducción? Será como decía tu amigo Ginsberg, “la revolución del cordero erótico”. Decime, decime cómo están las cosas por allá. Porque tiene que haber un allá ¿no es cierto? Yo todavía trato de aprender de ese verso que me sigue quemando en los talones: “If you have to teach poetry, strike your blackboard with the chalk of light” (Si tenés que enseñar poesía golpeá la pizarra con la tiza de la luz). No podés ser tan hijo de puta. Ando como loco buscando esa tiza. Pero volvamos a los amigos, ¿viste a Ginsberg? ¿Y Corso? Vos lo dijiste tan claro alguna vez. Mirá, ahora voy a utilizar la traducción de Gandolfo: “El mundo es un hermoso lugar…pero justo en la mitad de todo llega sonriente el funebrero”. Convengamos querido amigo que ciento un años es una edad bastante holgada para esperar al funebrero que se debe haber sentado en la puerta de la City Light Books preguntándose ¿y ahora cómo me llevo yo a este tipo? ¿Y la muerte? ¿Qué te dijo la muerte? ¿O es una señora muda? ¿O tal vez no es señora y es un señor de traje y corbata, completamente aburrido? Creo que ya sé lo que vas a decirme: “Why live in the shadows? Get yourself a seat in the Sun Boat”. (¿Por qué vivir en las sombras? Hacete un lugar en el barco del Sol). 
Pensé que eras eterno Lawrence. Una pléyade de poetas me dice que serás eterno en tus libros, en tus poemas, pero no, no. Me refiero a que teníamos una espalda, un lugar donde recostarnos. Ahora vamos a tener que dejar de ser niños. Vamos a tener que crecer, Lawrence. ¿A dónde vamos a dirigir nuestra mirada cuando estemos perdidos? Y ustedes, colegas, cállense, no me digan esa estupidez de volver a su poesía, eso ya lo sé, ya lo sé. Estoy hablando de otra cosa. Estoy diciendo que se nos ha muerto nuestro padre, y que tengo ganas de llorar y en la tanguitragedia típica argentina solo me veo agitando una mano en el viento para decir: adiós, adiós viejo Lawrence, yo pensé que eras eterno. 

Leandro Calle (Zárate, 1969) Poeta y traductor. Reside en Córdoba.  Docente universitario. Sus últimos libros de poesía son: entonces (Alción Editora, 2010). Blasfemo (Alción Editora, 2013), animalia urbana (Dínamo poético, 2014), elijo (Alción Editora, 2017) y país (Alción Editora, 2018); Algo que arde. Antología poética 1999-2020, Universidad nacional de Córdoba (UNC), Córdoba, 2020.
Cuatro de sus libros fueron traducidos al francés por Yves Roullière bajo el título: Une lumière venue du fleuve et autres poèmes (Ediciones Atopia, 2016 y Recours au poème, 2015)
Como traductor ha traducido a Guy de Maupassant, y a los poetas marroquíes Abdellatif Laâbi, Siham Bouhlal y Miloud Gharrafi. También a los poetas francófonos Anissa Mohammedi de Argelia, Véronique Tadjo de Costa de Marfil y Gabriel Okoundji del Congo (Brazaville).