sábado, 11 de junio de 2022

Maria Luiza Nora (Baísa) : poemas de ‘La ética de la pasión’

 

Maria Luiza Nora - Baísa
















LA ÉTICA DE LA PASIÓN

La pasión trae consigo
una dignidad-otra
y esta
no está prescrita
no está prevista
no está clara.
Esta, que nos hace mayores
y mejores,
viene de la comprensión
de los límites del hombre
en la convivencia con la pasión.
Viene de la percepción
de que la pasión
tiene una ética propia.

Así como tiene una ética propia
la pasión tiene un ciclo.


I
LA EXPLOSIÓN
(1ra. Fase del Ciclo de la Pasión)

ESTE INMENSO AMOR

Sin vos
yo no sé ser.
Con vos
sé que sé estar.
Por vos
quiero vivir
y si, en el amor,
yo me pierdo
para vos
me quiero encontrar.


PLENITUD

Nada me falta
después que vos
estuviste en mí.
Nada me falta
ni siquiera vos;
fue tan bueno
que conmigo vos quedaste,
fue tan lindo
que en mí
vos te grabaste.


LA FLOR

En el tiempo del desamor
en la época de la negación
una flor rompe la grava
e impone su poesía.
Y el hombre
árido y seco
mira la flor con gratitud.


II

LA PLENITUD
(2da. Fase del Ciclo de la Pasión)

SUICIDIO

Si vos te vas antes que yo
me daré un tiro en el pecho.
¿Por qué de esta forma?
Por ser la bala
un símbolo fálico
y el corazón
el lugar donde dolió
el dolor del amor.


LO IDEAL

Todos los amores
deberían ser correspondidos
todas las caricias
deberían ser repetidas
todos los cuestionamientos
un día, tendrían respuestas
y las necesidades serían finalizadas
y las ternuras transbordarían.
Y los muchos conocimientos
serían accesibles
y todas las artes
serían admiradas
y todos los sentimientos
asumidos y asimilados.

Ocurre que no lo son.


UN PARÉNTESIS –PARA TRATAR OTROS TEMAS–

PEQUEÑAS SABIDURÍAS

Tres de nuestras pequeñas sabidurías 
son no exigir de nosotros:
aquello que no somos
lo que esperan que seamos
o el mantenimiento
de las máscaras que creamos.


UTILIDAD

El poeta
incluso el poeta mayor
tiene poca utilidad:
él sólo sirve
para sentir.


III
LA PÉRDIDA –O EL FINAL– O MUERTE DE LA PASIÓN
(3ra. Fase del Ciclo de la Pasión)

GUILLOTINA

Lo peor de la guillotina
es esperar por ella;
es saber que ella va a derribar.


RITUAL

La muerte de un amor
exige un correcto ritual:
el papel, las palabras
los sentimientos
todos serán especiales
y adecuados.
Hasta los recuerdos
las lágrimas y la tristeza
necesitan estar en armonía
en sintonía
con la ocasión.
Ah, un gran amor...
exige cuidados especiales
para morir;
o para ser matado.
Y sería óptimo
si él nunca,
pero nunca-nunca,
fuese siquiera recordado.


* Todas las piezas seleccionadas pertenecen al volumen A ética da paixão (2010).

** Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2022.

Maria Luiza Nora (también conocida como Baísa) nació y vive en Ilhéus (municipio del Estado de Bahia). Fue profesora de la Universidad Estadual de Santa Cruz y directora de Editus (editorial de la misma universidad). Integró la Academia de las Letras de Ilhéus.


sábado, 4 de junio de 2022

José Antonio Moreno Jurado: poemas

 

José Antonio Moreno Jurado















LOS BÁRBAROS

            A la sombra de un tema de C.P. Cavafis

Ni siquiera sabíamos sus nombres.
Sólo que, a la mañana, cruzaron con decisión la frontera.
Tranquilamente. Sin presentar batalla.
Con la arrogancia de quien se cree superior
por adoptar los gestos de la muerte.

Éramos emotivamente tan débiles, tan confiados,
que nos engañaron al instante cn sus buenas palabras,
con una humildad fingida y sediciosa.
Y así, sin darnos cuenta, los sentamos en la mesa.
Pusimos en sus manos nuestra casa, nuestras posesiones.
Les entregamos graciosamente el reino.
Incluso los escritos. Los de ahora y los que heredamos
de nuestros antepasados con respeto y adoración.

Y, al cabo de los años, convencidos de su triunfo,
comenzaron a prostituir nuestra legua,
a dilapidar nuestra escasa fortuna,
y nos expulsaron sin piedad y con rabia
de nuestra antigua belleza.
Y, a fin, como señores,
pretenden hacernos esclavos de sus propios vicios.

Pero, si tengo fuerzas
para seguir viviendo como siempre,
mantendré mis principios,
alta la cabeza y en mi puesto.
Nunca dejaré que mis poemas se adapten
a sus modas, a sus falsos estilos cernudianos.

Al menos,
esa será la única antorcha de la libertad
que mantendré encendida.


FEDRO

I

A orillas de Iliso,
lector,
he pulido las mágicas aristas
de estas hojas
con mis manos cansadas por la edad
y con mis ojos tristes.
Si tanto fuese el don
de las divinas aguas y las ninfas,
que estos versos, 
                            levísimos aún,
llegasen a las márgenes de Tarsis
sobre la popa adulta del navio,
me entregaré gozoso al sueño de la muerte,
tan tímida y cercana,
bajo esta nube en celo de los olmos.


II

¡Danzad!,
               Corribbantes,
                   danzad!
Danzad en torno a Fedro
con dulce torbellino de máscaras y altares.

Hay una luna azul
que purifica 
del contagio solemne de estar solos.

Formad en torno a mi vuestra crisálida.
Que el ritmo,
siringa verdesida de los vientos,
os ilumine el vientre más enjuto
y el tálamo sediento del paisaje
se prosifique
sobre la esperma seca de una nube caída.

Coribantes,
                   arrieros del verso mal sentido,
farándula gigante que cultivais a Pindaro,
como un cerco caliente
donde vender la luz y la palabra.

Danzad en torno a mí, 
                                    cadáver
que os vomita la mar en los oídos,
fiebre estrecha en la nada y para nada.

La música se ciñe en derredor del árbol
y alejándose queda,
                                desnuda de vosotros,
prendida en el perfil sereno de los montes.


V

Acepta, Apolo, mi humilde sacrificio
por el cálido amor de Eryximaco.
Levantaré una estatua de bien dorados bucles
en actitud de amante
                                -bronce o mármol
donde la luz esconda-,
junto a los cien calderos y en la fuente
de la colina pálida de Delfos.
Me ha sido fiel desde los veinte años
como un gesto,
prisión y adolescente
donde el amor fue crátera y olivo,
tan todo en mí,
                       que el dedo de la tarde dibujaba
la sombra más austera
con un solo pincel de río y de paisaje.
Por el amor de Eryximaco entretuve la vida.
La amé
          - tan tristemente-
como el que odia
la víspera de la luz de tu ventana. 
Por su constante amor,
olvido
que no puede mi mano taladrar
el muro vespertino de la muerte.


VII

He sido un iniciado
de los hondos Μisterios de Eleusis.
Porque he creído en ellos,
en sus dogmas,
los he quebrado ardientemente con mi lengua.
La verdad se compone con los trozos
de cada corazón y cada labio.
Lo que falte,
tal vez
nos haya sido escrito en las entrañas
oscuras de la tierra.


  ΙΧ

Has amado a una sombra, Pigmalión,
inmóvil todavía.
                         Cuantas veces
pequeño Fedro mío,
                               fuiste a verla,
dulcísima al venir de la alborada,
de pie junto a la fuente
diamantina y coral de Calirroe.
Cuantas veces,
                       perdida la memoria,
le suplicaste un gesto,
                                   una caricia,
cualquier prueba de amor
para sentirte vivo de repente.
Sólo un ave,
                   cansada,
se reclinó en sus labios,
mientras la lluvia
                           con golpes de cristal
le hirió constantemente la mejilla.







José Antonio Moreno Jurado, nacido en Sevilla en 1946, Doctor en Filología Clásica, ha sido durante veinte años Catedrático de Enseñanza Secundaria y ha impartido clases en el Departamento de Griego de la Universidad de Sevilla durante cinco años consecutivos como profesor asociado.En 1973 se le concedió elPremio Adonais de Poesía  por su obra Ditirambos para mi propia burla y, en 1985, el Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez por su libro Bajar a la memoria. Su tesina de licenciatura, el primer trabajo sobre Literatura Neohelénica realizado en la Universidad de Sevilla, versó sobre la figura de Odysseas Elyttis   y su tesis doctoral se realizó en torno a Yorgos Seferis; Evocación clásica en la obra de Yorgos Seferis". En la misma Universidad, impartió cursos de doctorado sobre la novela de caballería bizantina.  Nota del autor: Stelios Karayanis