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jueves, 21 de noviembre de 2024
Lectura de Poesía, 5 noviembre, 19 hs, Montevideo
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lunes, 18 de noviembre de 2024
Rafael Felipe Oteriño: Poemas
Editorial Pre - Textos, Valencia, España |
Ética mínima:
no vencer ni ser derrotado.
Comenzar de nuevo.
La aurora y el poniente
en el mismo abrazo.
Hacer tablas.
Una geografía sin héroes.
Me explico:
la dulzura diaria
de mover nuevamente las piezas.
VEINTIDÓS MANERAS DE DESIGNAR LA POESÍA
(Homenaje a Wallace Stevens)
El pentagrama que dibujan en el aire los cables de luz,
la escudilla bañada por gotas de lluvia.
El viento que se agita en las ramas,
la estatua solitaria del jardín.
La noche de labios finísimos
de la que surge una nota: sólo una, casi inaudible.
La moneda en el fondo del agua,
el rumbo de esos pájaros que se agrupan para volar.
Las gárgolas de rostro afiebrado
por donde desaguan los techos de Notre Dame.
Las tres luces de Orión
y, en su fragua, el lucero de la tarde.
Sirio, Canopus y Centauro entrelazados
en una límpida e inédita constelación.
El ruiseñor que sigue cantando en Hampstead,
el llanto de los caballos de Aquiles.
La línea todavía no escrita y el silencio que la rodea,
y una flauta y un vellón y un balido.
El verano cuando se apaga
y el otoño cuando regresa.
El salto de un pez en la corriente,
perpetuando una fábula íntima y universal.
La barca de papel
que echábamos a navegar en la infancia.
Las tres palabras que asolaron a Mallarmé,
los diez escudos que una flecha atraviesa.
La elegía que renace en los labios,
con vacíos y pausas que comienzan a hablar.
Rafael Felipe Oteriño (La Plata, Buenos Aires, 1945) Poeta, ensayista, crítico y docente universitario. En poesía sus últimos títulos son: Cármenes (2003); Ágora (2005); En la mesa desnuda (2008; Viento extranjero (2014) y una amplia selección de su obra, Eolo y otros poemas, 1966-2016 (2016). En reunió una serie de ensayos sobre poesía: Una conversación infinita (2016).
Entre otras distinciones a su obra poética se cuentan: Premio Fondo Nacional de las Artes (1966); Primer Premio Regional de Poesía de la Secretaría de la Nación (1988); Premio Konex de Poesía (1993); Consagración, Legislatura de la provincia de Buenos Aires (1996); Premio Nacional Esteban Echeverría (2007); Gran Premio de Honor, Fundación Argentina para la Poesía (2014); Premio Rosa de Cobre, Biblioteca Nacional (2014). Es miembro de número de la Academia Argentina de Letras.
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domingo, 17 de noviembre de 2024
Fernanda Benevides: poemas
CAZADOR DE LO INVISIBLE
El Poeta es cazador de lo invisible.
Ve lo que no se ve.
Percibe lo que no se encuentra.
Descubre lo que no se sabe.
Y sabe lo que no conoce.
Va más allá del horizonte.
Toma el arcoíris.
Y desparrama sus colores.
Sobre las cicatrices.
El Poeta es cazador de lo invisible
Cosecha lo esencial de lo intangible.
Baila en el Infinito.
Baraja las estrellas.
Y las descifra con otros códigos.
Otras cifras.
El Poeta es cazador de lo invisible.
Busca lo que no se encuentra.
Y encuentra lo que no se busca.
Recrea y nombra lo indecible.
Y va más allá, adonde no se alcanza.
Lleno de Esperanzas.
Y trae la niña de trenzas.
O, el niño que se balancea.
El Poeta es cazador de lo invisible.
Realiza hazañas increíbles.
ACARICIANDO SUEÑOS
Mi corazón acaricia sueños.
Sueños despedazados.
Cosas del pasado
acarician el presente.
Abrazo ilusiones banas.
Recuerdos hacen cosquillas en la
memoria,
hasta cuándo, no sé...
Apagando sueños, alimento el alma.
Sacio la sed de las madrugadas...
DOLOR
No sé de dónde viene este dolor acre
dilacerando el alma.
Duele.
Sangra el corazón
–¿Será que sufro así por quererte
y encontrarme en la soledad?...
ENCUENTRO CON LA SOLEDAD
He aquí que deparo con la soledad
de estar sólo conmigo.
Nadie alrededor.
Apenas la noche, escasas estrellas
y el mar murmurando...
La música envuelve el aire,
ocupa el espacio,
llena la laguna
–¿laguna?
En este momento me basto.
Solitaria y distante,
brindando el estar sola,
canto la alegría
de nada tener que lamentar,
así sonriendo
por no tener que llorar.
FLAGRANTE
Yo no tenía este aire preocupado.
El corazón sufrido.
El alma dilacerada.
Yo no tenía este mirar perdido.
Este dolor de la vida.
Estas heridas...
Yo no sabía lo que era la soledad.
Esta sed de afecto.
Esta hambre de emoción.
Yo no tenía este sabor amargo.
Esta hiel.
Este amargor.
Yo no tenía esta cara.
¿Seré yo?...
DE LAS ESCALERAS DEL TEMPLO
Un día plantaré,
cual astronauta, en altos picos
el marco de lo más puro,
de lo más sublime de lo más...,
el ideal apaciguado.
¡Así,
me lanzo en los escalones del templo...!
* Todas las piezas fueron tomadas del sitio web “Jornal de Poesia” (http://www.jornaldepoesia.jor.br/fbe.html).
** Versiones: Demian Paredes, Buenos Aires, 2024.
Fernanda Benevides, escritora y poeta de Ceará, premiada y con más de cuatro décadas de trayectoria literaria. Entre sus títulos: Folhas ao Vento (1983), Poeira da Estrada (1984), Luzes do Silêncio (1988) Quando as Musas Cantam (1990) y Chuvas de Outono (2010).
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miércoles, 13 de noviembre de 2024
Inauguración Lucía Moore
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viernes, 8 de noviembre de 2024
Juan Carlos Moisés: Poemas
Juan Carlos Moisés |
Nombres de pila
Guillermo Caroli Williams, artista plástico,
es un amigo querido de mi pueblo del Sur.
William Carlos William es el poeta admirado
que nació en Rutherford, Nueva Jersey.
Guillermo es William y William es Guillermo.
Para quienes conocemos la dicha de la amistad,
así también para los enamorados,
“hasta el nombre de pila es poesía”.
Nombres propios, cosas comunes. Y ¡plop!,
que salten las ideas como ranas en el estanque. *Charles Simic.
*Basho.
No es mi intención escribir algo especial
No es mi intención escribir algo especial
que deje a todos con la boca abierta,
aunque lo juegue con el bigote,
con la habilidad del pelo más largo
como acróbata o ilusionista de circo.
Hay otras maneras de ir más allá
de lo que a simple vista es.
Si la vacilación ataca, la naturaleza
de las cosas espera su turno.
Para probarlo está la mano derecha
cuando se rebela contra sí misma
o el ojo izquierdo cuando niega
lo que ve el otro ojo.
Lo que no sabemos es vivir cabeza abajo,
salvo la mente, que puede dormir
con los ojos abiertos
y caminar con los ojos cerrados.
Por si acaso me cortaré los bigotes.
¿No me los corto nada?
De acuerdo, sin quejas, que las cosas
sigan su curso por determinación natural,
siempre que las palabras sean capaces
de atravesar con un rayo de luz
nuestros cuerpos opacos.
El cuchillo
Con la hoja filosa de acero forjado
del cuchillo que me dejó mi padre
pico cebolla, pelo fruta, rebano pan,
o me llevo de un tajo carne asada a la boca.
De noche salgo a cortar las tormentas
para seguir un ritual olvidado.
En la calma del día hago muescas
en una rama de álamo, como huellas
de patas de ave en la arena
que me ayudan a pensar.
Tiene la empuñadura y la vaina de alpaca:
sus líneas curvas y formas repujadas
siguen alentando mi imaginación.
Es un auténtico facón argentino.
—¿Tiene alguna otra seña particular?
Está mellado por la poesía.
Calles donde vive gente
Llego a un pueblo, vuelvo a un pueblo.
Camino hasta detenerme ante una puerta blanca:
ya no está mi padre, ya no está mi madre.
Lo que veo es lo que veían en un final anticipado.
Hay otras casas y otras puertas: no llamo, para qué.
Es lo que ve y lo que le pasa al ojo que ve.
En cada uno de nosotros hay una realidad por hacer,
pero a veces al futuro lo sentimos en la espalda:
los pies van corriéndose de lugar y se deslizan
por calles con demasiados recuerdos donde vive
y habla gente que murió hace mucho tiempo.
Tan lejos como se pueda
Ya es hora de parar, no tiene motivo seguir,
porque no hay lugar a donde llegar
que no sea este mismo lugar.
¿Se ve la turbación de mis piernas?
Es la comezón por seguir en camino.
Cuando se quiere y ya no se puede con los pies
sólo queda ir tan lejos como se pueda
con las palabras.
¿Si esto lo digo o lo escucho de alguien?
Es un detalle que no tiene importancia.
Una rama verde
Un chico sentado a horcajadas
en un sauce caído muerde
una rama verde que acaba de cortarle.
Si es por hambre no es de esa rama,
la rama del sauce que cayó de viejo,
cortaron con un hacha o tiró abajo un rayo.
Una rama también sirve para defenderse
de extraños como nosotros
o de alguien que se acerque desafiante,
o con otra intención, o ninguna,
por simple curiosidad, atraído por el modo
en que el chico muerde la rama y arranca
su cáscara, a mordiscos, como si estuviera
en lucha, pero no con esa rama.
Caños viejos
Tirados al costado del camino vimos
unos caños viejos de andador
que hace varios años sostuvieron
a una pequeña vida que prometía.
Ahora están bajo las inclemencias del tiempo,
la herrumbre sigue su curso implacable
y tendrá que hacer su trabajo sin descanso
para terminar algún día que no veremos
con esos pocos restos de materia.
También de las palabras que escribimos pienso
si en esas condiciones son capaces
de durar tanto.
Poema y pez
A veces vuelvo al mismo pensamiento,
si escribir un poema es atrapar el tiempo,
como atrapar un pez, uno saltarín,
que tire del hilo, resista, contorsione.
También el pez lucha contra el tiempo,
remonta el río en su viaje para desovar.
Hay poemas atrevidos que se vuelven pez,
buscan su arroyo, encuentran su río
y su anzuelo.
La evolución de las especies
Si la evolución de las especies
hubiera sido sólo una pizca diferente
—aún hay tiempo, cuidado—
podríamos haber sido una mezcla
de cuadrúpedos anfibios con un ojo
o con tres, mitad liebre, mitad perdiz,
una pizca de gato con algo de cordero,
tigres “tirando a perro o a pájaro”
(según J. L. Borges en “Dreamtiger”),
el lenguaje con chillidos o gritos articulados,
los mensajes sonoros captados con la nariz,
las orejas como aletas para nadar
o espantar mosquitos, la cabeza con patas
y la planta de los pies con vello a discreción.
Crónica o fábula.
Y la escritura reservada para las hormigas.
El cerro
Salvo en sueños, nunca subí al cerro.
Algún día voy a subirlo con mis pies reales.
El cerro es de piedra negra en lo más alto
y de tierra en la cuesta, donde hay matas
con flores silvestres y agua que brota clara.
El cerro es imponente, elevado
sobre el caserío y las calles arboladas,
y es orgulloso, silba con el aire y se aturde
cuando el temporal lo pone de mal humor.
Cada uno tiene su cerro personal,
toda una vida al pie del cerro.
Un día se vuelve una tentación caminar
por esa cuesta empinada para llegar a la cima.
Pero la gracia, la verdadera gracia,
sería saltarlo como a una valla
que interrumpe la vista o el camino.
Digo que lo haré, que debo hacerlo.
¿Quién puede olvidar un cerro?
¿Quién puede negarlo?
Solo es necesario saber, exactamente,
dónde se encuentra el cerro. Juan Carlos Moisés nació en Sarmiento, Chubut, en 1954. Vive en Salta desde 2017. Publicó Poemas encontrados en un huevo (1977), Ese otro buen poema (1983), Querido mundo (1988), Animal teórico (2004), Museo de varias artes (2006), Palabras en juego (2006), Esta boca es nuestra (2009), El jugador de fútbol (2015), Conversación con el pez (Antología, 2017), El viento que hay acá afuera (2021). Cuentos: Baile del artista rengo (2012) y La velocidad de la infancia(2018). Teatro: Desesperando (2007); Pintura viva, El tragaluz, La oscuridad (2013). Notas: Una lucha desigual con las palabras (2016). Dirigió el elenco Los comedidosmediante (1990/98), con el que participó en las Fiestas Nacionales de Teatro de 1993, 1994 y 1997. En 1994 presentó El tragaluz en el Teatro Nacional Cervantes.
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miércoles, 6 de noviembre de 2024
Juan O. Ponferrada: El Desesperado
Hombre que en el tumulto de esta hora del mundo te pierdes
/y encegueces
y en la noche te buscas, sin comprender la noche, y en la noche
/pereces
tú, que apartas tu sangre de la sangre que unía tu cuerpo
/a la Substancia,
y te arrancas el alma como una flor ajada, sin norma
/y sin fragancia;
tú, que de usar los ojos en mirar lo pequeño los ojos has perdido,
tú que de tropezar con tus propios sentidos, ya no tienes sentido,
tú, que en la soledad eras un desolado porque no te conoces,
tú que huyes del silencio, pues te aterra el espectro que queda
/de tus voces;
tú, que hablas de la vida cual si la vida fuera solamente tu vida
y clamas por la muerte como si no tuvieras ya la carne podrida;
oh tú, el desesperado de no haber visto a Dios, de no haberlo
/encontrado,
te llenarás de asombro cuando adviertas que Dios siempre
/estuvo a tu lado;
y aún está, y estará, pues su misericordia sin tasa ni medida
desborda, a pesar tuyo, de los universos de tu muerte
/y de tu vida.
¡Oh si yo te dijera que esos mismos sentidos que tú dilapidaste
te unen secretamente a Quien esos sentidos tantas veces negaste!
Pues hasta en lo más simple de las cosas que miras (sin ver
/naturalmente)
está Aquel que buscabas, a quien negabas tan obstinadamente…
(Por la ventana abierta, su frescura de sótano la noche respiraba;
y el olor de la tierra la fuerte primavera de la muerte exhumaba.
Entre las arboledas jugaban suavemente los ángeles del viento;
iba y venía en la sombra a manera de lento guardián
/del pensamiento).
Sumérgete en la noche sin pavor ni recelo, con plenitud
/de amante;
y hallarás que la noche no es sino su profunda desnudez
/deslumbrante
la cegadora lámpara cuya luz no resisten nuestras pobres
/ miradas,
contra la cual los ojos parecen como leves mariposas quemadas.
Y pregunta con esa sabiduría del niño que interroga las cosas:
¿Quién está tras las cosas encendiendo los astros
/y vistiendo las rosas?
¿Qué es este aire nocturno que desvela las hojas y adormece
/las flores?
El silencio infinito ¿no es acaso un lenguaje de infinitos
/rumores?
¿Qué es esta soledad sino Aquella presencia total inadvertida?
¿Los astros no te bastan para dar testimonio perenne de Su vida?
¡Ah! Pero no es preciso de lo arcano y remoto para hacerlo evidente,
pues también en las cosas menos extraordinarias parece estar
/presente.
Mira en el madurar del fruto la elocuencia carnal de su dulzura,
y, en el caer la hoja, el peso de Su ley convertida en ternura…
La conciencia nocturna continuó su monologo razonable
/y perfecto.
Y vio el hombre, en efecto, que el discurso interior no tenía
/defecto.
Pero cuando la noche comenzó a demacrarse con las primeras
/luces
Apareció en la calle el cadáver de un hombre desplomado de bruces.
Juan O. Ponferrada (Catamarca, 1907-Buenos Aires, 1990) Poeta, dramaturgo, ensayista y periodista. Tomado de Lugones, ensayo de Leonardo Castellani S.J. Ediciones Dictio, Buenos Aires, 1976.
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lunes, 4 de noviembre de 2024
Novedad Editorial: Luis Felipe Noé - Asumir el caos-
Luis Felipe “Yuyo” Noé nos presenta aquí sus reflexiones sobre el caos, con lecturas y elaboraciones de largo aliento.
En la primera parte del libro, explicita que el “caos” no es aquello que se considera habitualmente como “desorden”, sino que es algo que nos excede y anima a todos: el devenir de la historia en el tiempo y el espacio, un “Gran Todo” ante el cual se debe tomar consciencia, a fin de “poder ser”.
En la segunda parte, a caballo de múltiples lecturas, citas y fragmentos, se realiza un recorrido por diversos puntos: la poesía de Rimbaud, la “caótica” belleza del Romanticismo, un “abecedario Van Gogh”, las vanguardias de Dadá, el futurismo y el surrealismo, Cézanne, Duchamp, Warhol, Matta, Gehry, el arte latinoamericano y rioplatense; atravesando así las décadas del arte moderno y llegando al presente con una discusión sobre al llamado “arte contemporáneo”.
Con gran maestría despliega toda clase de saberes en vastas áreas de la historia, la filosofía y las artes, elevando una consigna: asumir el caos para poder comprender y enfrentar (tanto individual como colectivamente) las contradicciones del arte y de la vida.
Obra mayor de “Yuyo” Noé, es un legado intelectual, ético y estético, que plantea y desarrolla su pensamiento crítico y artístico, ante aquello que nos constituye y nos trasciende: el caos.
Demian Paredes
LUIS FELIPE NOÉ (1933) es una de las principales figuras de las artes plásticas y visuales de Argentina. Formó parte del grupo Nueva Figuración, y realizó más de cien exposiciones individuales. En 2009 representó a la Argentina en la 53ª Exposición Internacional de Arte de Venecia. Entre sus libros: Antiestética; Una sociedad colonial avanzada; Códice rompecabezas sobre Recontrapoder en cajón desastre; A Oriente por Occidente; Noescritos, sobre eso que se llama arte; El arte entre la tecnología y la rebelión y El ojo que escribe.
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