lunes, 26 de julio de 2010

Elder Silva, poemas.















Aspirinas



El despertar es un blister de
aspirinas.

Es el sol que enceguece
cuando te reconoces en una cama
ajena.

El despertar es tu ropa
(y la de ella)
desperdigada por la alfombra
como un ademán del último
día en esta tierra.

El despertar es el beso suave
del verano
y del “directo” de Mikel Laboa y
Luis Llach, cantando
por la autonomía de los vascos.

Esto último
nada tiene que ver con la resaca,
ni con el sexo en esta ancha cama
de la calle Cabrera,
pero hace al contexto.

No lo nieguen.


Aguas envasadas

¿Alguien sabe
cuál es la relación secreta
entre la metafísica
y el agua mineral?

¿Porqué las burbujas que suben
y suben en el envase verde
se transforman en nada?

¿La nada es una burbuja?

¿Entre la burbuja y la tarde
escapan los ojos de una mujer
amada?

O acaso las burbujas
son señales de un mundo nuevo,
de una ciudad sin nosotros.

De una ciudad imaginada
con burbujas como caricias
haciéndonos cosquillas
en el ombligo, en el pubis.

En todo caso
es bueno beber cuando se tiene sed
y que el agua mineral caiga
como una redecilla,
entre el esófago y el pecho,
donde el corazón derrama afectos.


Recuerdos de vos

No son muchos.
Destaco el helecho
que me regalaste para
mi cumpleaños
(y que en parte se lo
comieron las hormigas),
una foto en Tiatucura
entre el verde del Salsipuedes
y tus ganas de retorcerle el
cuello al mundo.
Y esas medias caladas
que te quedaban sex,
pero que arrolladitas entre
mis medias,
son poca cosa
y dan un poco de lástima.


La vida es sueño 2

Tuve dos sueños.
Uno medio cantado
donde me besaba con mi ex
bajo la frazada
y era como chupar un caramelo
el sabor en mi boca.
El otro es más raro.
y aunque no lo puedo
reconstruir del todo,
el scrip es más o menos así:
hay un patio con ropa
secándose en la cuerda,
gallinas en una jaula.
Mi hermano Beto
con un futbolista de un
cuadro de barrio,
riéndose ambos.
Y sentada en la puerta
de la casa,
mi amiga Melisa
con los pies desnudos
y el pelo muy negro
come unas naranjas en silencio.
Mastica el hollejo
con una delicia aprendida
en sus antepasados,
y escupe las semillas
como tratando de desprenderse
de una culpa personal.


Sponsor

Hasta el gordo
que trabaja en un barco
de pesca
se sienta ahora a tomar cerveza
en los mediodías
a la hora de ese sol
terrorífico,
y se reclina en una
reposera
que promociona el
verde y blanco y rojo
de Heineken.


Continuidad de un
pensamiento de Luis Chávez



No confundir poesía con
desforestación,
literatura a secas
con la poda de los mejores
álamos.

O el viejo Acasuso
que lamentaba tanto árbol caído
y el pueblo no recordaba
ni un solo verso del fulano.

No confundir un verso
con verse en letra impresa,
con salir en las últimas
páginas del diario,
después de policiales y
antes de los deportes,
ahí donde la poesía verdadera
es la que rueda
como una pelota cierta
al fondo de las redes.


Aseo personal

Mientras aprieto el sachet
del dentífrico
y estiro el gusano de la pasta de
dientes
en el cepillo rojo,
me estremecen tus pasos.
El mismo ruido en la cocina,
el agua otra vez llevándose
las migajas de la cena
de anoche (acaso la última?).

Mientras el dentrífico
se aplasta en mi boca
y me devuelve a lo que
nunca tuve,
pienso que la coartada
del silencio,
echará a perder estos gestos
cotidianos
que nos justifican
en este rescoldo del planeta.


Anunciacao

No bairro Once
O sol e uma festa
nos olhos de azogue e mel
da loira Lajal.
A luz relumbra

(acaso vai embora)

e num relance ilumina
as coisas más leves
da otra face do planeta Terra
e devagar
os apaga.


Picadilly

Bocadito de lechuga,
cerveza Schneider,
La Renga, el Ché
(en la pared de enfrente),
seven up,
seven up,
seven abajo de este mundo.
La cajera dormida,
los borrachos discutiendo
la goleada de Central.
Válgame,
válgame.
¡Un poco de pimienta
Y utopía!


Instantes de hotel

Cuelgo las medias
en el calefactor del cuarto
y así aún humeantes
dan un poco de pánico.
A la mañana ya estarán secas
y saldré con ellas
por calles de La Boca
y con ellas me sentaré
a escuchar a los mejores
poetas del continente
que prestigian este
workshop de invierno.

La poesía –no hay dudas-
mejora mucho con los pies
calientes.


Bolt, el más rápido

Usaín Bolt ganó en Beijing,
para sorpresa de todos
y angustia de los chinos,
y en Lousana también
llegó a los saltos.
Más oro, más oro,
Arriba en el podio
y flashes de Jamaica
para el mundo.

Corre como para envidiarlo
speede por las pistas de
terracota,
por las rayas blancas
del planeta
y ya van a estudiar sus
músculos en la National
Geographic.

Pero atención,
ningún complejo de
inferioridad:

“¿Bolt, acaso podrías
escribirme un poema
acerca de esta triste mañana
de setiembre
en Buenos Aires?”


Efecto de una Quilmes

Con una Quilmes
mantenida a –18 grados
en el estómago,
el amor me cae favorable,
como la Primavera
que ya estalla
en los patios de Barracas.

Unas muchachas brasileras
entran a un sex shop
(¡sorpresa en el
imaginario poético!)
y dos paraguayitos salen
de una fábrica de pastas
a repartir pedidos.
Y yo empiezo a comprender
que el efecto diurético
de la cebada patria
es el precio irrisorio
que se puede pagar,
que se debe pagar
sin dolores.

Lo demás son ademanes,
vagas señales en el
tránsito
por donde van nuestros
corazones gemelos.


La envenenada

Patas arriba
la prima hermana de Kafka
agoniza y deplora
el momento en que posó su
cáscara
sobre los restos del Neocid
que puse al lado del tomo segundo
de la poesía completa de
Drumond de Andrade
con postfacio
de Sergio Buarque de Hollanda.


Notas sobre la
duración del amor

Nuestro amor fue tan fugaz
como esos instantes en
que uno oprime el spray
del desodorante
al salir de la ducha.

Fue el señalero de un Fiat Uno
al doblar por la avenida.

Acaso una bala perdida
contra un muro
en la noche secreta
de la urbe (unánimemente)
atolondrada.


1 comentario:

  1. Escéptico

    Un cartel de PARE
    no es suficiente,
    tiene que haber sangre
    un cuerpo, no se,
    un accidente,
    algo que me convenza
    de seguir tan estúpida
    indicación..


    Un fuerte abrazo Elder!

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