lunes, 1 de junio de 2020

Santiago Kovadloff: Poemas



Santiago Kovadloff

















PALOMA

La definen
su apego a la mugre,
a huecos y ángulos
sombríos,
los hijos que acumula,
nutridos con el fruto
de cloacas e insinuaciones
que desde el cielo estrecho
que habita
cree reconocer en la piedra,
el polvo
o una mano:
                    pan, paja,
                    desechos de la carne.

Sólo la lucidez de un cínico
o una imaginación pérfida
pudieron vislumbrar
en este pájaro inmundo
de las ciudades,
los atributos simbólicos
de la paz.


FLOR DE VERANO, FIN DEL PAÍS

Inquietante lección de los jazmines:
cuanto más agonizan más perfuman.

Doblados sobre el tallo,
yendo del blanco luz al blanco macilento,
caen y se pudren
mientras perfuman sin tregua
el cuarto en que aún resisto.

Las calles ordenadas por el miedo están sembradas
    de jazmines,
los errores, los encierros, la deriva ciudadana,
poblados de jazmines.

En el país nadie sabe terminar como esas flores.
Imposible hacer que la vergüenza exhale
    suavidades
o que brote más que sombra del engaño.

Los jazmines acusan,
su aroma muerde las migajas del honor.

O cambiamos el país o abolimos el verano.


DE NOCHE EN EL CAMPO

Estalló un madero en la oscuridad.
Fue un quejido seco, claro.
Vino de una pared del ropero
o vino del respaldo de una silla.
No fue un ruido venido de afuera.
No fue el paso de un intruso.
No fue el eco desvelado
de un animal que deambulaba.
Fue un madero.

Crujió y se hizo oír
quizá al cabo de muchas horas
días acaso, meses soportando
la presión de lo indecible.

No hay lugar a confusión: oí un madero.
Un madero que gime como un alma.
Estalló en la oscuridad.


AMANECE

Es curioso: oigo llover y a la vez cantan los pájaros.
Podría ser que el agua recién comience a caer
y que los pájaros aún no lo hayan advertido.
O podría ser que los pájaros lo hayan advertido
y estén, en realidad, dejando de cantar.
Pero podría ser también que haya empezado a llover
y que los pájaros lo sepan
y aun así se larguen a cantar,
y que por fin haya nacido el día inesperado.


Santiago Kovadloff (Buenos Aires, 1942) Poeta, ensayista, traductor y periodista.  Es miembro de número de la Academia Argentina de Letras, miembro correspondiente de la Real Academia Española y vicepresidente de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Desde el año 2016 preside el capítulo argentino del Club de Roma.
En poesía ha dado a conocer:  Zonas e indagaciones, 1978; Canto abierto, 1979; Ciertos Hechos, 1985; Ben David, 1988; El fondo de los días, 1992; Hombre en la tarde, 1997; Ruinas de lo diáfano, 2009; Líneas de una mano, 2012 y Hecho de cosas pequeñas, 2015.








Lyerka Bonnano: Poemas




Lyerka Bonnano


























La mirada no puede delatar la miseria
soy parte de la anécdota de vidas
y la mía un fracaso de oficio
llevo el cabello limpio
uñas postizas
habla postiza
vida postiza
y soy una superposición
de posturas postizas
que me convierte
en abono reciclable

*

Las mujeres también vamos al bar
 a ver qué canción nos recuerda al pasado
 a conversar con nosotras mismas
 también
 deambulamos en la calle oscura
 como el zigzag de la máquina de coser
 a veces
 se nos antoja el licor
 para abandonarnos a una sola idea
 frente a las botellas
 las servilletas
 y las miradas de los hombres
 que no saben si acercarse
 o seguir en sus rincones 

 *

Despertar ante los espasmos
y reconocer tanta falta
estoy harta de mí
aún así no me abandona la idea
de que algo ha estado bien
ya sea por mis manos
o mi boca

*


Chicle

Con el chicle que masticaba de niña
inflaba un mundo entero en la boca
ahora desinflamo la vida en aretes
que hacen los labios
y escupo al acabarse lo dulce

*


Flor

Una flor que se corta muere
así el hombre acaba al perder su raíz
aunque tenga el abono prefiere deslucirse
y nada lo apega de nuevo a la tierra
vive con la torcedura
y la mujer con la culpa
de preferir un ramo en la sala

*


Pájaro

Sufres pájaro porque se te agotan las alas
los vientos ya no te llevan
a cambio te tumban los nidos
al ras de tu paso
el cielo se ve ahora más grande
tantas nubes traspasadas
para quedar ahora
sobre el polvo de los caminos

 *


Tonta

Nunca supe hasta hoy que fui tonta
y me alegra saberme así
porque sigo siendo alguien
sigo siendo rezo
porque no soy tierra sino barro cocido
y de mi saldrán tinajas



LYERKA BONANNO. Valencia, Venezuela 1981. Poeta, Licenciada en Educación, Mención Lengua y Literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo. Docente y Directora de Cultura de la Universidad Arturo Michelena, UAM. Fue Directora de la revista “La Tuna de Oro”. Perteneció a la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional POESIA Universidad de Carabobo (2004-2011). Ha sido merecedora de la Mención Honorífica  del Concurso de Poesía “Simón Rodríguez” del CUAM- Valencia  por Cartas de Guerra (2001); y con 33 Poemas (2012) la  mención honorífica en el XIX Concurso de Poesía Fernando Paz Castillo, del CELARG. Ha publicado: Cartas de Guerra 2005, El Zigzag de la Máquina de Coser 2007, 33 Poemas 2016, Antología breve 2016. Ha participado en las antologías: Amanecieron de Bala, (Antología Poética la de la actual poesía joven venezolana), (2007); Deleite Literario III, (antología poética para jóvenes), (2008).