martes, 10 de julio de 2012

ALBERTO HERNÁNDEZ: Antología Mínima.




Alberto Hernández




















** Fronteras
                                           Altares y arcos
                                           Los senos, bases de fuego fascinante
                                           El perfecto hábito del semen
                                           Joya de abismo, taciturno enigma.
                                                                        Juan Sánchez Peláez

                                                                             a Orlando Araujo

el pájaro  que retoña
tiene ojos de savia

y su sabor es negro
como Dios
**
La sombra constelada
suelta sus perros

y me muerde.
                                   (de La mofa del musgo)




** Premura

veo a mi padre dentro del viejo mercury

su rostro percudido
por la muerte
asoma la amargura en el charco del vidrio

el espejo trae la tarde detrás del carro

los ojos de balta
son la tristeza   el color de la casa

enciende el motor y se pierde
                             a la velocidad del olvido
                                                         (de Última instancia)




** Ida
Aquellos pulmones de emprender
la muerte

el párpado quemado

esos alientos
de silbar la noche

quedarse quieto
con la luna vacía

esa pupila seca

gregoria en el charco
                          fondeando
                                                (de Párpado de insolación)




** Lienzo único

                   en la madera que se resuelve enchispa y llamarada
                                                                           José Emilio Pacheco
fiesta apocalipsis
el pelo enmarañado
                         y la baba del diablo

un solo silencio sobre el fuego
              (tengo para mí la candela
la desfachatez y la ternura)

una mujer que se hace piel
               los ojos desencajados
explosivos naranjas que salen
de la fruta prohibida
de la palabra vieja
                    del caos
                    (quiero para mí la candela
la desfachatez y la ternura,
esa noche metida en la barba de alejo)
                                             (de Ojos de afuera)



I

Hacia dónde se dirige la noche  Qué espacios ocupa
en el vacío  Qué horror nos contiene al descifrarla

el paso firme de la tierra durante el sueño,
la entrega de las cartas, la ciudad y sus alcantarillas
en el torso
de Ligia

La ciudad –después de todo- es también el olvido.
                                                                             (de Nortes)




** Vaca

La vaca es una monja que cavila. Urde letanías, místicos
desleches. Su masticación totémica es un homenaje a la
meditación. Viaja con sus libros habituales destetando el
silencio
Admite que la despojen del cuerpo. Disfruta la enseñanza
aportada en el vientre. Seguramente donará de las sombras
una nostalgia ajena: en quieta resonancia la oirá cantar las
bondades del tiempo
                                                               (de Bestias de superficie)




XIX

Estás recostada de mis huesos

Te llagas a mi lado. Como pérdida, derrotas,
hueles los sabores de mi cuerpo,

pierdes
el nombre bajo techo.




XX

Tengo un solo cuerpo, el que usas
Incómodo, desnudo, lejos de mí
Sin lugar para abandonarlo.
                                                      (de Intentos y el exilio)




** Puerta de Alcalá

Madrid cabizbaja en la Puerta de Alcalá. Sigo el desparpajo
de una fecha: el licor anémico del bar más cercano, la
intromisión de un muro de lamentos. El Chicote. Sólo el
tatuaje de una piel me hace advertir la presencia de otra
entrada hacia el misterio.

La oficina de correos promulga una sensación de adultez casi
reverente. Un sereno, arcano y peregrino, de raído uniforme,
 extiende la sombra de sus uñas,

tacaño en mi andar, sosiego noviembre con varias monedas.

Al cerrar los ojos, impido el regreso.
                                                                       (de Puertas de Galina)




**
Qué solos
estamos con Dios

**
Leo con los ojos cerrados

El monte,
las hojas del viento,
                         la muerte
en los tantos nombres borrados
                       en la roca,
en Dios de pie sobre la tierra

**
De quién es ese párpado, ese globo ocular
que desviste la tierra

De quién el trazo de la boca
Por donde dejaron de brotar en palabras

Las aves y sus vuelos

De quién la carne magra bajo el frío

De quién los dientes que roen
este paisaje de bruma y pesadumbres

De quién son mis ojos,
estos que te miran,
Slovenia (…)
                         (de Slovenia)




** Petroglifo

El ojo de Dios
       lee la montaña

recorre hondonadas
     de La Pedrera
alisa
el silencio que la piedra
         abandonó bajo las nubes:
estribos de rocas,
líneas de la tormenta,
                        una mano raya
y deja un aviso
                    en Corozal,
suficientes mensajes
        para la confusión
                                    (de El poema de la ciudad) 




Ejercicios para la Ironía (Poéticas/ inédito)



** Ars poética 1

                          a Pepe Barroeta

Las palabras
         niegan la mortalidad

suelen ahogarse
en su eterna resonancia:
                el silencio respira
                por la herida




** Ars, sencillamente

Aun vaso es inocente
en la medida en que ignore
                   la ilusión del primer trago




** Diario

                              a Gonzalo Fragui

Veo un gato
agachado por el mediodía

el arco de su cuerpo
apura el diseño de la tarde:
estira la hora del maullido
regresa al punto y coma
                           y allí se acuesta.




** Lección

                        a Ángel Eduardo Acevedo

Una hoja de árbol dice más que un libro
si sus nervaduras respetan la sintaxis

Una hoja de árbol también es una tesis  filosófica,
sobre todo si la ley de gravedad
toma parte en el asunto.

Los ejercicios de la ofensa (Inédito)

** Elogio del miedo
Elegante se alza la bestia
y  toma por asalto las aceras.

Recorre velozmente los portales
se hunde en la luz de los ausentes.

El animal
pronuncia su vagancia:
invade,
               es invadido.

El desastre augura la victoria:
Retorna ileso, feliz,
                              a la calle,
donde muere.



Deseo

vivo en las llagas del perro del vecino
y realengo me angustio

de hocico caigo

por carnal y alevoso
entrego mis gusanos
mientras el suicidio
recorre en una mosca
lo que queda de perro
                          en mis deseos.


Alberto Hernández (Calabozo, Guárico, Venezuela, 1952) Poeta, narrador y periodista v escribe la crónica de la literatura contemporánea a través de la reseña de los libros que hoy por hoy nos salvan del olvido. Egresado del Pedagógico de Maracay, Hernández realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar, en Literatura Latinoamericana. Fundador de la revista literaria Umbra, es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros.
Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio Juan Beroes por toda su obra literaria. Ha representado a su país en diferentes eventos literarios: Universidad de San Diego, California, Estados Unidos, y Universidad de Pamplona, Colombia. Encuentro para la presentación de una antología de su poesía, publicada en México, Cancún, por la Editorial Presagios.
Miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo. Se desempeña como secretario de redacción del diario El Periodiquito, de la ciudad de Maracay, estado Aragua. Administra el blog Puertas de Galina.




Jorge Ariel Madrazo: Cantiga para Ella.






Jorge Ariel Madrazo























Si se extravía una bala,
si alguien me escupe en la cara,
como ayer, no me guardo pensamientos
contra el amor que me ha sido dado.

Ingeborg Bachmann



LAS jibias (las de Montale),
extrañísimos calamares, ámanse
   luego de que el macho persuade a la hembra
   mediante obsesivos frotes  sexuales y
   fingiendo un inédito tono añil.
Surcan los espermios la íntima frontera.
Líricamente se adoran,
procrean.

Así los animales,
su sabio frenesí.

Sólo el humano ama
y le estalla el planeta.



OJOS tuyos que me miran
            no son
riente o cándido mirar, ojos son
            para ser
religiosamente, en sí, mirados:
iris de Afrodita de Fidias
mar que en el mar se enmarina.
Egeo que un paralelo Egeo
enciela
entes u ojos libando
tu vigilia interior.

Sobre la batea
ojos de mujer
procrean
en solitaria aldea
la idea
Mujer.


Y si esa foto se animara, te hablase
¿qué haría la tu alma?
Imagen de mujer cuyos labios
acaricias cada mañana al irte y
en la noche, tan quedo.
¿Y si en un tris te respondiera,
te dijese: «te amo»
y buscaras en torno a la que habló
y vieras sólo aquella
foto que te sonríe?

Esa foto ¿será sólo una foto, acaso
no será Ella mismita
que ante tu desconcierto
se habrá echado a ser carne,
se habrá echado a cantar
y su canto resuene
entre los astros mudos?

A Patricia
           


LA callada algarabía
del amor
se tendió con nosotros
en el lecho de la dicha hilada 
con inusual delicadeza,
la dicha con senos
sexuales
de otoño.

Y fluye un manantial en la gruta
donde tu claridad llama a los colores
donde canta
y torna a cantar
la callada algarabía del amor.

           
Para Alicia


CUANDO las manos del universo
se atreven a mecer
tu cabello con tal irreal
desatino,
una luz única, intensísima, se
enciende en el vino 
en la casa del poeta, al borde
del acantilado.
 
Una luz única, intensísima, y
el viento recién nacido
impulsa al navío violeta
contra el muelle y el albatros chillón.
Todo esto sucede cuando
el universo mece tu cabello.

Y cuando atas tu cabello con
una delgada cinta de seda
como quien pretende contener
una tormenta en un dedal
las nubes caen sobre Tongoy
y yo pastoreo palabras
en el cosmos, en la luna,
y es mi única ambición
que tu cabello crezca en mi pecho
que tu cielo quepa en mis pupilas
que tus llantos empapen mi voz.



LA morbidez, la seda.
Lisuras de la noche mojan tu cabello.
El mar escurre desde tus ojos
Se incendia el parasol de la aurora.

La inteligencia dicta el turno de las gacelas
y electriza tus sueños con dedos de lluvia.
(Haces nacer la música que nadie oirá).

Una garza desangra el horizonte, sólo
para que tu sangre insurrecta
dé vida a cuanto inerte parecía.

Cuando enciendas tu luz, todas las estrellas
preferirán morir.



JURAN los malpensados
que ella flamea
alas y no brazos,
nada ortodoxas alas
es verdad,
pero de tal levísima sustancia
que al correr a estrechar
con dulzura a mi amiga y
rogarle: “Ven, fiel mensajera
de la delicadeza”,
tintineó ella sus manitas
-¿sus alas, acaso?- y
                                    se elevó
hasta disolverse más luego en
la lluvia.

Jamás diré cuánto la extraño.
Desorientado
en la alta noche
ya no sé
qué es peor:
si oír que no me ama
o saber que ahora
pertenece al aire.




Y Ella dijo, esquivando mi mirada, con pupilas
bajas me dijo: “el amor,
lo he comprobado, sólo es bello si acata
postulados de matemática pasión”.
Es verdad: las isobaras que en sus pliegues
nos congregan, la escala hidrométrica
y aquella puestita de sol
tan exactos son como tu cuello
que deletreo a un millar de kilómetros
con delectación.

Los estados de tu alma, más el diámetro lunar
te acurrucan junto a mí para escuchar
a Thelonius Monk. Y qué decir
de las grandes culpas del abandono.
Del miedo que tiende sus alas de estopa
Del deseo con sus arterias de ají.
Por favor,
cuando necesites calcular
dos más dos
ven a mí. Hagamos el amor.





INTIMIDAD del goce: vos y yo.
Navegar el planeta, la intemperie.

Esta noche será todas las noches.
Nuestras vidas anúdanse mañana.

Dos copas que se entibian; ojos, manos.
Fluir de las miradas (y algún tren).

Dos copas que se encienden. Ojos. Manos.
Intimidad del goce. Vos y yo.

La ciruela se encela sobre el plato.
Y un pasional jolgorio pese a todo.

Soñar tu boca (suspender la muerte).
Intimidad del goce. Y algún tren.

Dos copas que se incendian. Ojos. Manos
Un pasional jolgorio pese a todo.
Nuestras vidas anúdanse mañana.
La ciruela se encela sobre el plato.
Intimidad del goce, y algún tren.



EL rayo azul en el teléfono
seré     las fauces seré de la sed
el cántaro con los oros de tu leche seré   
el jadeo seré de los soldados
que agonizan  en la estepa    en Rusia   
el frenesí seré   la mano descarnada por
la oscuridad.   
Seré el malamparado que las madres temen
el que te amará un invierno    como   
nadie jamás el que no dormirá por inventarte
en la brusca noche    seré los ojos
que te harán sollozar.

No me hallarás en el sótano    en  el alcanfor
Temblaré en el pórtico    de las desapariciones.
Viviré en tu sueño     Y cuando no me sueñes   
quizás sea que Aire no moje ya mi boca.
Pero igual cantaré    todos los siglos por morir
la sorda música invisible de tu nombre.

*
(Cantiga para Ella, obtuvo el XII Premio Internacional Sexto Continente de Poesía Amorosa)

Jorge Ariel Madrazo (Buenos Aires, 1931) Poeta, narrador, traductor. Exiliado en Venezuela entre 1976/83. Más de una docena de poemarios, entre ellos Blues de Muertevida (1984, Premio Nacional-Regional), Cuerpo textual (1987, Premio Municipal Ciudad de Bs.As.),  Cantiga del Otro (1992, Premio-publicación Edic. Del Dock), Para amar a una deidad y De vos, 2008. En prensa en julio 2012: Ayer decías mañana (Edit. Ruinas Circulares) y la antología personal Algunas escenas del mundo (La Cabra Ediciones, México).
Obtuvo la Beca para creación del Fondo Nacional de las Artes, con el aval de Enrique Molina, Olga Orozco y Francisco Madariaga. Miembro del Consejo de la Revista de Poesía «Trilce», de Concepción, Chile, que dirige el poeta Omar Lara.
En narrativa: Quarks – Microficciones.  Ventana con Ornella y La mujer equivocada, cuentos. Ensayo: Breve historia del bolero (Caracas, 1980) y El Anticristo (Edic.Círculo latino, Madrid).
Su novela Gardel se fue a la guerra (Edic. Desde la Gente, CCC, 2011) obtuvo el Primer Premio Eduardo Mallea de Literatura 2003/2005 de la Ciudad de Buenos Aires. Recibió en 2005 el Primer Premio internacional Ibby (International Board on Books for Young People) por sus traducciones de libros de Jack London. Invitado a Festivales poéticos en USA, Brasil, Colombia, España, Francia, Irlanda, México, Perú y ex Yugoslavia. Miembro honorario de la Unión de Escritores Brasileños y de la Academia de Letras del Nordeste del Brasil.