jueves, 12 de abril de 2012

VII Festival Internacional de Poesía, Feria del Libro, Buenos Aires, 2012.


VII Festival Internacional de Poeía, Feria del Libro,Buenos Aires, 2012.


Charles Bukowski: Poetas Blancos-Poetas negros.






Charles Bukowsky -Micky Rourke




















los poetas blancos



los poetas blancos generalmente golpean la puerta bastante temprano
y continúan golpeando y tocando el timbre
tocando el timbre y golpeando
incluso lo hacen a pesar
de que todas las persianas estén cerradas;
finalmente me levanto con mi resaca a cuestas
imaginando que tanta insistencia
debe significar algo bueno, al menos suerte, un premio
de algún tipo ─femenino o monetario,
“está bien! está bien!” grito
mientras busco algo para cubrir mi horrible
cuerpo desnudo. algunas veces primero tengo que vomitar.
luego hacer gárgaras, las gárgaras sólo me hacen vomitar otra vez.
me olvido de todo esto  ─ y voy a la puerta─
“¿hola?”
“¿sos bukowski?”
sí. pasá.

nos sentamos y nos miramos el uno al otro─
él muy vigoroso y joven─
vestido a la últisima moda ─
todo color y seda─
la cara como la  de una comadreja─
“¿ no te acordás de mí? me
pregunta.
“no”.
“estuve aquí antes. no me diste mucha bola. no te gustaron
mis poemas.”
“existen muchas razones para que no me gusten
los poemas.”
“probá  con estos.”
me los alcanzó. eran más chatos que el papel
en el que los había tipeado. no había en ellos emoción.
mucho menos fuego. ni un sonido siquiera. nunca leí
algo tan insulso.

“uhhh,” dije “uh-uhhh.”

“¿quiere decir que no te GUSTAN?

“ no hay nada aqui ─ esto es como  pis evaporado.”
tomo los papeles, se paró, caminó alrededor de la sala. “mirá Bukowski. te voy
a traer unas minas de Malibú. unas potras que
no te imaginás lo que son.”

“¿ah sí, nene? le pregunté.

“sí, sí,” me
dijo.

y se fue
corriendo.

su potras de Malibú resultaron
como sus poemas
nunca me llegaron. 



los poetas negros



los poetas negros
jóvenes
llegan a mi puerta─
“¿vos sos Bukowski?
“si. pasen.”

se sientan observan el
salón destrozado
me
miran.

me dan sus poemas.
yo los
leo.

“no,” digo
y se los
devuelvo.

“¿no te
gustan?

“no.”

“Leroy Jones nos vino a escuchar
a nuestro taller...”

“odio,” les digo
“los talleres de escritura.”

“...Leroy Jones, Ray Bradbury, tipos
 importantes ...ellos dijeron que este era buen
material...”

“hombre, esto es mala poesía. te están entalcando
el culo.”

“ también los leyó un destacado guionista de cine. él
fue quien desarrolló el proyecto del taller de escritores de
Watts.”

“ah, dios, ¿no entienden? les están chupando
el culo! ustedes deberían haber quemado toda ciudad!
hasta sus cimientos! ya me tienen enfermo!”

“lo que pasa es que no entendés
nuestros poemas....”

“cooooomo que no, son cositas rimadas, llenos
de lugares comunes y buenos
sentimientos, ustedes escriben mala poesía.”

“escuchame viejo hijo de puta, estuve en la radio, me publicaron
en el Los Ángeles Times!”

“¿oooooooh?”

“ ¿acaso eso te pasó a vos?”

“no.”

“muy bien viejo hijo de puta ya nos vamos
a volver a ver!”

supongo que si.
que le voy a hacer. pero antes
les quiero decir que no soy antinegro
porque
de alguna manera cuando se llega a esa cuestión
todo el asunto se torna
enfermante.

(Versión Esteban Moore- Fiorello Strucchi)











Abdellatif Laâbi: Poemas.


Abdellatif Laâbi


















El deseo
no se declara
ni se comenta
Arde
y se propaga
o muere
en silencio

*

Solo la lengua
reconoce
ese agua provista de memoria
que intercambiamos
para darnos todavía más sed

*

La cama de los amantes
gira
alrededor del sol
en plena noche

*

Sin abluciones
hago mi plegaria
completamente desnudo
Y me parece
que al cielo le agrada

*

Te entrego
mi palo de lluvia
y me abandono a tu voracidad
Susténtate
del relámpago vivo
confiado a ti
Bebe
directamente de la tormenta

*

Le digo a la razón
¡fuera!
No estás invitada a la fiesta
Y no hay nada que juzgar

*

En los frutos del cuerpo
todo es bueno
La piel
el jugo
la carne
Incluso los huesos
son deliciosos

*

Aquel que nunca
haya gustado lo prohibido
que me arroje
la primera manzana



Poemas de  Abdellatif Laâbi tomados del libro “Los frutos del cuerpo” Alción Editora, 2012. (Traducción Leandro Calle)






Abdellatif Laâbi, nació en 1942 en la ciudad de Fès, Marruecos. En 1963 participa en la creación del Teatro Universitario marroquí y en 1967 funda, junto a otros compañeros, la revista Souffles, un hito fundamental en la vida cultural de Marruecos. La revista fue prohibida en 1971 y Abdellatif Laâbi  fue detenido, torturado y condenado a diez años de prisión por su oposición intelectual al régimen. Hacia 1979 es liberado y se exilia en Francia en el año 1985. Desde entonces, vive (con Marruecos en el corazón) en las afueras de París. Es su vida, la primera fuente de una obra plural (poesía, novela, teatro, ensayo) situada en el encuentro de culturas, anclada en un humanismo de combate, una obra construida con humor y ternura.
Recibió en 1979 el Premio Internacional de Poesía, concedido por la Asociación de las Artes de Rotterdam ; en 2009 el premio Goncourt de poesía y el Grand Prix de la francophonie de l’Académie française en 2011.



Raúl Pérez Arias: Poemas a Grecia.









Raúl Pérez Arias





















Konstantinos el manco de Troya

Konstantinos está en la playa
durmiendo su siesta atrasada.
Tiene el estómago vacío de afecto,
sus años huérfanos de gloria.
Quiso ser como Ulises
porque en su aldea
lo llamaban “El Troyano”.
Pero su juvenil anhelo lo golpeó
cuando lo dejó manco
la soldadesca golpista del 73.
Konstantinos lleva cicatrices siglo XX,
amarguras que no entiende ni reniega.
A veces llora
mastica las miserias
de su burlona pensión.
Entonces, toma su vino amigo
en las noches de vigilia
mientras mira pasar la vida.

Ahora, Konstantinos
está despierto en la playa
esperando hacerse a la mar
con su trirreme.

Tiene ordenados sus trastos
Y un fantasma que no alquiló.
Pero sigue su lucha y pelea
con el joven espíritu mutilado
hasta que Ulises
un día
lo venga a buscar.


Su nombre no importa señor


Ayer murió un hombre
lejos de su aldea,
estaba contemplando
la siembra de ají en Salónica
y tanta belleza no pudo resistir
su corazón ni sus ojos claros.
“Ayer murió un hombre”,
los campesinos comentaban,
y dijo una niña:
es el poeta de Kilkis,
el que le cantó a nuestro pueblo,
sus cosechas, caminos y azahares.
Aquél que cruzó los golfos
y sus palabras hablaron del blanco
de nuestras casas, del amor por su gente.
Niña, ¿cómo se llamaba?
su nombre no importa, señor.
Hoy Grecia no debe llorar;
hoy nuestro dioses
le brindarán su tributo
y  los poetas la bienvenida.
¡Tienen razón!,
ayer murió simplemente un hombre
y un poeta es sólo semilla
en medio de tanta soledad.


Atenea en Buenos Aires


Llovía:
Costa Gavras filmaba en El Pireo.
Una muchacha de faldas cortas
me sirvió un retsina fresco.
Fue un miércoles de independencia
el sueño que tuve
esperando con alegría.
El dios de la tormenta
ahogó mi visión anhelada
porque Febo no apareció en Atenas
y Atenea me sedujo
casi al descuido
bailando tango en Buenos Aires.


Raúl Pérez Arias (Buenos Aires, 1956).   Poeta y gestor cultural. Ha publicado La inmovilidad de los ruidos (2007) y participado en numerosas antologías.  Dirige  la revista El mirador de la cultura.