miércoles, 9 de febrero de 2011

Jennifer Hill: Poemas.

Jennifer Hill





 










 

Domingo

El domingo raspa las sobras de los platos
reemplaza las bisagras de las puertas.
Las cartas son estampilladas, la maleza arrancada,
los libros se leen bajo la luz otoñal
que se contrae como un nudo mientras
                                         /la tarde del domingo
retuerce su dogal alrededor de nuestros cuellos.

¿Bajo qué tabla del piso de la casa
vive ese grillo que insiste con su canto?

Musa

La luz del sol después de semanas de gris, las cuentas y el trabajo
se acumulan en pilas sobre el escritorio, dejo todo para escribir
dentro del automóvil en mi momento de descanso. Las palabras que
necesito yacen tendidas, acurrucadas, dormidas, como el puño
de una peonía oscura. ¿Dónde están las hormigas que me impulsarán
desde el impacto del invierno hacia la primavera? Diez minutos me
bastan para batirme con la luz del sol luego de semanas de puro gris.

La araña de Bashó no me cantará su canción, su voz se burla
mientras el reloj con su tictac marca el compás. La tarde pronto
se transformará en estrellas tragadas por la noche y canciones
de cuna, el territorio de la magia y sus trucos. Todas las estaciones
se estremecen y causan sus inoportunas molestias. Evito la luz
del sol luego de semanas de puro gris.

Entrevista


                   ¿Y, aún así, obtuviste lo que
                    deseabas  de esta vida?
                    Lo hice.
                 ¿Y qué es lo que querías?
                  Poder decir que era amado, sentirme
                  amado sobre esta tierra.

                           -Raymond Carver; “Fragmento tardío”


Él pregunta:
¿Cuál es el estado
de la poesía hoy?
Yo deseo decir-
Utah.
En cambio, alzo
las campanadas de mi voz
viva y creciente
como una flor,
para ser más precisa:
como un virus.

Él pregunta:
¿De que se trata tu  poesía?
Yo deseo responder
de osos –esos grandes
osos grises que en la noche
entran pesados en tu carpa
mientras duermes
bajo tu aliento húmedo...
Osos que pueden de un zarpazo
arrancarte y comerte
el corazón.

Él dice:
Pareciera ser que sos
una poeta de la naturaleza .
Y yo le digo que amo
los grandes espacios abiertos,
pero no el verde.
Yo amo la desolación,
el vacío,
el sonido un instante antes
de que la campana suene.
Él trastabilla,
y yo me atraganto
repitiendo su pregunta-
Me he transformado en laminado
celofán
en un agujero
en una ventana.

Versiones Esteban Moore – Merceditas Lennon

Jennifer Hill. Poeta, docente, editora. Ha publicado los libros de poesía: Questioning Walls Open (2001), Nightcrown (2003, con fotografías de Michael Downend) y Book of Days (2005). Coordina talleres de escritura creativa en  distintas ciudades del estado de  Pennsylvania.