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Lawrence Ferlinghetti |
Muy bien les pido su atención
déjenme contarles la parte final
de un espectáculo western
antes de que destruya la imagen
como un poeta cowboy
al estilo Kell Robertson
entrando en escena
en un bar somnoliento
en el pleno norte tejano
un domingo por la tarde
el sol sobre el hombro en la puerta vaivén
y él con su volumen de Longfellow
en la mano derecha
decidido a llenar el boliche
de plomo caliente
Quiero relatar esta historia a todos
Antes de que vengan a buscarme
por ser un pacifista agitador
mientras los viejos hombres blancos
a cargo de las cosas
observan con ojos enloquecidos
viven un estado de verdadera locura
Ellos tienen sus urgencias
deben buscarse enemigos
de lo contrario esta escenografía
se descompondrá
caerá hecha mil pedazos
Muy bien les contaré
antes de que sea demasiado tarde
que este nuestro mundo
no está llegando a su fin
por la NO existencia de enemigos
yo les puedo decir
el enemigo vive aquí
ni allí afuera ni en ningún otro lado
vive aquí
Yo hablo de protección mutua
y no quiero significar condones
nada de eso
Bebé cuidáte de todos esos tipos
grandísimos hijos de puta
que circulan libremente por nuestras calles
esos que lograron llegar
porque vos eludiste tu deber cívico
porque nadie está a tu altura
porque gritás que todos son iguales
No señor de ninguna manera
no podemos permitir
que nuestro comportamiento
los lleve directamente ahí arriba
Qué querés
Que las multinacionales lo posean todo
Digámoslo de una buena vez
Digamos no queremos naciones
Digamos no sirven para nada
Queremos el libre comercio
Sí y las multi al frente
sin interferencias del pueblo
Te parece
Todo el mundo lo sabe
que el enemigo del gobierno
es el pueblo
Te lo digo de frente
El Imperio Británico ya fue
El Imperio Francés ya fue
y como herencia
recibimos Vietnam
y el Ruso
también fue
Ahora nos toca a nosotros
Todo llega a su fin muchachos
Nos convertiremos en un país
del tercer mundo
sí el viejo y querido país
será del tercer mundo
Podría ser algo bueno
tendríamos cien años de soledad
que los necesitamos
y mucho
y otros cien más
para que desaparezca
la cultura de la TV
y podremos tirar entonces
por los inodoros
esta cultura del automóvil
podemos pedirles a los jóvenes
a alguna banda de pendejos
que se los roben
No podemos seguir viviendo
esta constipada vida de consumo
No señor
Nunca más
Nos alejaremos de ella
la mataremos con nuestra risa
enterraremos toda su falsedad
todos sus automóviles nuevos
con música india funcional
y tam tams incorporados
que garantizan con su posesión
el regreso a la antigua felicidad aborigen
la vida natural en la tierra
Sí mataremos a estos payasos
con nuestra risa sarcástica cáustica
nos reiremos mucho de los intelectuales
de reblandecida musculatura
hasta esfumarlos de la faz de la tierra
Las caras
grabadas en la piedra del Monte Rushmore
reventarán de risa
como La Mujer que ríe en el Parque de la Luna
Sí haremos una infinita grabación
de roncas risas ridículas
sí risas
que derritan el plástico
la manteca
las armas
y que conviertan a los automóviles
en bañaderas repletas de flores
Sí debo reconocer que al volcar
el agua de la bañadera
estoy arrojando al bebé
en la corriente de aguas sucias
Pero el bebé todavía podrá cantar
luego de huir de las aguas contaminadas
y quizás yo pueda oir nuevas canciones
saliendo de esa nueva boca americana
Esta nueva música suena diferente
trae el rumor de la gente que eleva su voz
luego de siglos de Silencio
su sonido no es blanco
En las grandes llanuras podremos escuchar
el nuevo canto de esta nueva tierra
sólo que esta vez no será la voz del viejo Walt
Será una voz mestiza
una voz políglota cantando
tarde en la noche
en las extendidas llanuras
donde la desaparición de las luciérnagas
señala el amanecer de una época terrible
Marzo, 1993
(Poema incluido en Viajes por América desierta y otros poemas, Colección Obras Representativas, UNESCO, París, Francia, Graffiti, Montevideo,1995) Traducción Esteban Moore)
Lawrence Ferlinghetti (Yonkers, Nueva York, 1919). Poeta, traductor, novelista, ensayista y artista plástico. Durante la Segunda Guerra Mundial, revistó como oficial en una nave dedicada a perseguir submarinos en el Atlántico. Finalizado el conflicto ingresó en la Universidad de Columbia y posteriormente realizó estudios en la Universidad de la Sorbona en París. En 1953 se radicó en la ciudad de San Francisco donde abrió la ahora emblemática librería y editorial City Lights Bookstore.
La obra de Lawrence Ferlinghetti puede ser considerada un extendido proceso de reescritura, en el sentido de que todo procedimiento literario lo es si se aventura en la exploración de sus propias raíces. En este trayecto en particular nada es desechado, su discurso se halla sembrado de variadas referencias literarias y culturales, en muchos casos evidentes, en otros de una profunda oscuridad, que sin embargo, refulgen en una nueva luz. En su voz se percibe la resonancia en súbitas, repentinas imágenes, de otras voces: Byron, Matthew Arnold, Albert Camus y el Dante entre otros, y alude asimismo a elementos culturales ajenos, los apropia, entrelazándolos en la trama de un territorio multicultural que anuncia lo inevitable: Será una voz mestiza/ una voz políglota cantando/ tarde en la noche/ en las extendidas llanuras/ donde la desaparición de las luciérnagas/ señala el amanecer de una época terrible.
Al igual que Jack Kerouac y Allen Ginsberg, él pertenece a ese grupo de escritores que en la múltiple producción literaria de su época interpretan la voz, el ritmo de su tiempo, transforman su sensibilidad.
Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno de la siguiente manera: Si has estado leyendo acerca de la interpretación de las poéticas de los Beats hallarás en ellas que los términos ‘poético’ y ‘poéticamente’ son en realidad ‘malas palabras’, deben ser evitados. Lo concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats. Una ética que asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza que se estaba produciendo y que diera cuenta de ella en su percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son de algún modo la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: “El objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado.”