Philip Gross |
Yo soy el hijo del Duque de Ninguna Parte.
Ninguna parte fue mi hogar. El primer sonido que recuerdo
fue el de máquinas serruchando vapor, el ruido sordo
y el agudo chirrido de los vagones cargados de pesados golpes
empujados con crueldad de vía en vía. Cuando me alzaron al borde de la ventana
observé la primera imagen de nuestro exilio
mientras pensaba: aquí, yo,
mirando… Allí los trenes perdiéndose en la distancia…
*
Él vivía de incognito.
Sin embargo: su secreto no corría peligro conmigo.
Yo era el heredero solitario de todas las cosas
que él nunca mencionó. Yo adiviné
de su melancólica depresión, de sus días de completo silencio
que la herencia debía ser vasta. Las propiedades perdidas
crecieron en su vastedad, semana a semana,
luego mes a mes, el se fue y se quedó.
*
Más allá de los techos, más allá del muro del puerto
había grúas, luego el borde del mundo.
En un día claro yo podía ver las grises fragatas
treparlo y deslizarse sobre ese límite. Una noche desperté
al canto en las calles que súbitamente se empequeñeció
cuando todas las bocinas de los barcos de la flota de guerra
emitieron sus roncos sonidos, repentinamente,
anunciando su llegada al Hogar… como si tal lugar
pudiera existir, sobre el horizonte, en cualquier sitio.
(Esteban Moore H.)
Philip Gross (Cornualles, R.U., 1952) Poeta, novelista, dramaturgo y docente. Entre otras distinciones le fue otorgado el premio T.S. Eliot por el volumen de poemas The Water Table (2009).