“Donna m’aparve sotto verde manto
vestita di
color di fiamma viva.”
(La
Comedia. Paraíso. Dante.)
El reencuentro, según Borges, habría ocurrido
la mañana del 13 de abril
del año 1300.
El viajero vivo, al fin,
encontrará a la responsable
de su tormentoso y
enigmático viaje por los Reinos
De La Muerte. Allí, entre
otras dignidades
y símbolos oclusos, está
la mujer de su vida
y de su muerte:
“vestita di color
di fiamma viva”
Borges, admirablemente, reflexiona
que el autor del poema, no
puede, aún en su sueño,
engañarse, y el
reencuentro será duro.
Y la donna angelicata le
dirá terribles verdades
que harán llorar al implacable
exiliado florentino.
Sí, el ha creado esa
mágica trama de tercetos
para jibarizar todo el
medioevo; tal vez...
O para soñar que la mujer
que no fue suya,
hubo otras mujeres (“las
damas/escudos” de La Vida
Nueva) y ello se
transparenta en los episodios
de los lujuriosos, y su
profunda y conmovedora
reacción ante Paolo y
Francesca...Tal vez,
reedificar en un poema el
Tiempo. Tal vez,
pero Borges (finamente)
insinúa ¿si no compuso
esa catedral endecasílaba,
sólo para (soñar)un
reencuentro con la muerta
amada, y adjudicarle
a ella la indulgencia
divina que le permitió
semejante viaje? ¿Beatriz
lo amó?- Eso quisiera-
Contestará el escéptico
que mira nuestro texto
por sobre el
hombro... ¿Sueño entonces, sin la
substancia
que la vida impone?
“Cosí
orai; e quella, si lontana
come
parea, sorrise e riguardommi;
poi si tornó all’etterna
fontana”
(Oré yo
así; y aquella que lejana
tanto se hallaba,
sonrió mirándome;
volviendo luego a la eternal fontana”)
De la inacabable y dura experiencia del viajero
queda, entonces, esa
misteriosa sonrisa
casi de La Gioconda, y ese mirarle
para volverse luego a sus
asuntos del Espíritu...
(Inédito. Setiembre 2010. Montevideo)
Washington Benavides (Tacuarembó, Uruguay, 1930) Poeta, traductor y
músico. Maestro quien hace varias décadas me supo indicar, en una noche cargada
de humedad rioplatense, en la “valiant” Montevideo que leer.
Ha publicado, entre otros títulos: Tata
Vizcacha (1955); El poeta (1959); Poesía (1963); Las milongas (1965); Los
sueños de la razón (1967); Poemas de la ciega (1968); Historias (1970); Hokusai
(1975); Fontefrida (1979); Murciélagos (1981); Finisterre (1985); Fotos (1986);
Tía Cloniche (1990); Lección de exorcista (1991); El molino y el agua (1993);
La luna negra y el profesor (1994); Los restos del mamut (1995); Moscas de
provincia (cuentos, 1995); Canciones de Doña Venus (1998); El mirlo y la misa y
Los pies clavados (2000).
Entre los autores que ha traducido se cuentan:
Guimarães Rosa, Oswald de Andrade, Carlos Drummond de Andrade y Affonso Romano
de Sant’Anna.
Sus poemas y canciones han
sido musicalizados y grabadas por: Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Eduardo
Darnauchans, Héctor Numa Moraes, Carlos Benavídez, Los Olimareños y Los Zucará.