“The diamond-like splendor of the Sphinx’s face/
blinds the eye’s vision.”
E. P. Kirk
La blanca del África tiene amarillos ojos
de león adormecido
la lenta fosforescencia de las serpientes en verano
sus mandíbulas
Dios lo sabe
conocen la consistencia de la carne masculina
si lo desea para adornar sus pálidos pechos
puede hacer de un hombre
pequeñas mariposas rojas mágicos colgantes
la blanca del África oculta un corazón que bombea
profundas sangres negras
sus dientes de afilado hielo antártico a la luz de la
luna
dejan oscuras huellas en el cuerpo elegido
hecho que provoca
en ocasiones su dulce sonrisa
la blanca del África también puede a criterio de sus deseos
alzar su mano
estirar el marfil de sus dedos
detener el mundo frente a tus ojos
dejarte vacío de toda memoria
a Marina Colasanti y Affonso Romano De Sant'Anna
En ocasiones con las malas noticias, en este caso la muerte de la poeta y narradora brasileña Marina Colasanti (Asmara, Eritrea, 1937- Rio de Janeiro, Brasil, 2025) vuelven ciertos recuerdos, algunos más felices que otros. En 1993 asistí como invitado al festival de poesía que organizaron los integrantes de Ediciones de Uno conjuntamente con el Municipio de Montevideo. Y el apoyo irrestricto del escritor Mario Delgado Aparain, reconocido lector de poesía contemporánea, director de cultura de la intendencia por ese entonces.
E.M.- Affonso Romano De Sant'Anna |
En ocasiones con las malas noticias, en este caso la muerte de la poeta y narradora brasileña Marina Colasanti (Asmara, Eritrea, 1937- Rio de Janeiro, Brasil, 2025) vuelven ciertos recuerdos, algunos más felices que otros. En 1993 asistí como invitado al festival de poesía que organizaron los integrantes de Ediciones de Uno conjuntamente con el Municipio de Montevideo. Y el apoyo irrestricto del escritor Mario Delgado Aparain, reconocido lector de poesía contemporánea, director de cultura de la intendencia por ese entonces.
En una de las lecturas que se realizaron en el Cabildo de la ciudad conocí al poeta brasileño Affonso Romano De Sant’Anna (me lo presentó un amigo en común el poeta Washington Bocha Benavídes). Conversamos un rato en la vereda, el tema de la charla se centró sobre la comida, ya que el confesó que el menú en los restaurantes elegidos por los organizadores del encuentro no era de su agrado. Al día siguiente luego de una lectura por la mañana decidimos ir a almorzar al Mercado del Puerto, a El Palenque, precisamente. Luego de consultar el menú, él se decidió por una merluza negra con papas. Yo en cambio pedí un entrecot con ensalada. Affonso me miro fijo y dijo: “La carne argentina es mejor que la uruguaya, aunque ambas son inferiores a las carnes del sur del Brasil. Agregando que sólo se pueden consumir en Brasil, pues la industria frigorífica de su país había acordado no exportarla a Argentina. Esto es, para mantener las buenas relaciones y también por propia delicadeza. De esta manera les dejamos imaginar a Uds. que las carnes de las pampas argentinas son las mejores del mundo.” Primer Round.
Luego hablamos de poesía y mucho sobre Drummond de Andrade, Borges y Buenos Aires. La que en breve pensaba visitar. La charla incluyó nuestras familias. Me dijo que su mujer era africana. Y se refirió extensamente a la importante comunidad afrobrasileña y sus in- fluencias culturales. Yo no conocía a Marina ni por fotografía y relacioné África con la negritud. Segundo Round.
Affonso posteriormente hizo dos viajes a Buenos Aires donde sí comimos unos buenos bifes de chorizo. Y comentó que tenía ganas de venir a recorrer Buenos Aires con la africana y sus hijas. Así lo hizo y nos reunimos a comer donde conocí a Marina, que resultó ser, para mi asombro, blanquísima. Al comentarle que por las alusiones de Affonso yo la imaginaba de piel oscura, Marina se limitó a decir. “Affonso, tan bromista como siempre”. Me explicó que sus padres eran italianos de pura cepa, y que antes de emigrar al Brasil, vivieron en Asmara, la capital de Eritrea donde ella nació. Desde ese momento ella fue para nosotros siempre la blanca del África. Tercer Round.
Con Affonso mantuve correspondencia, intercambio de libros y encuentros afectuosos en Lima, Medellín, Buenos Aires (cuando vino a presentar Poesía Sempre, la revista de la Biblioteca Nacional, de la que fue director) en Montevideo y en los Encuentros de Escritura organizados por Luis Pereira Severo en Maldonado y Punta del Este. Y en ningún momento dejo de ejercer el humor y la ironía que atraviesa su obra poética En 1994 cuando yo estaba preparando una traducción de una selección poética de Lawrence Ferlinghetti para una colección de autores de la UNESCO, Affonso me dijo que cuando residió en los Estados Unidos de Norteamérica, visito San Francisco y lo conoció. Me propuso viajar: “Tendríamos que ir a visitarlo”. Proyecto que quedó en el arcón de los recuerdos.