Silvia Camerotto |
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¿A qué crimen no fuerzas el corazón del hombre, maldecida sed de oro?
Virgilio
Has visto el sumidero
el altar de los manes en tu cocina
las mujeres corriendo con la voz pegada a la laringe.
En esta ciudad los cables son aéreos
y las armas victoriosas engañan.
La norma de los indomesticados, dirías.
Diez pasos antes de que la población
regrese a casa, el camión cisterna se detiene
frente al edificio.
Tenemos que llegar a tiempo
para honrar al que yace en la vereda.
Los plátanos nunca estuvieron más solos.
Inédito
De otras fuentes nos nutrimos
De las fiestas de Baco o de Babette
Bajo el encanto de una ristra de ajos
agotamos los cuerpos
Acaso no era obvio que cualquier motivo equivocado
conduce a la persona equivocada?
Ni los años ni la supresión de los años
ni el modo de apoyar sobre la mesa cada cristal inútil
La casa a duras penas
La absurda trascendencia
No fue lo mismo decir la virtud que hacerla
La aristocracia de la felicidad
debajo de las uñas.
Inédito
Música
Why should calamity be full of words?
Shakespeare, Richard III
Tocaste un subdominante en fuga
Mi pelo de mujer descansa sobre tu almohada:
el punto de reposo de la duración de las figuras
en tu espalda
en los artefactos del baño
en la pintura blanca del techo
Después de más de treinta años
la connivencia se convierte en gesto de triunfo
Vinimos de lo que somos
no del pollo que almorzamos esta tarde
no de las flores que enviaste
no de la utopía formal con que me sacás la ropa
sino de la alegoría de la rosa
de la aburrida música de Mozart
de la calamidad de los cuerpos.
Inédito
Silvia Camerotto (Lomas de Zamora, Buenos Aires, 1959). Poeta, traductora y docente. Administra el blog De sibilas y Pitias (http://desibilasypitias.blogspot.com). Publicó 420 minutos de abstinencia (2008) y participó en Argentarium, volumen que reúne versiones en castellano de los poemas breves de Ezra Pound. Realizó traducciones para el número especial de la revista Ñ que se presentó en la Feria de Frankfurt 2010.