Gerardo Lewin |
Apogeo y caída de Lady Frankenstein
A Fabián Cerezo
A Daniel Katz
Ahora se ha refugiado
en la profundidad del bosque
para sembrar el terror
entre los jóvenes aldeanos.
(espantosas visiones
de cuerpos
desmembrados)
Un ser abyecto y lujurioso,
una abominación.
La culpa es sólo mía.
Sucumbí
ante el dilema clásico:
¿he de librar a su albedrío a ésta,
mi propia criatura?
Resurrecto,
su vacilante espíritu
no supo resistir
el peso de la ambigüedad.
No me guió, para el trazado del conjunto,
un espúreo sentido de lo bello
sino el mero albur de lo existente.
En las turgencias frías, urgencias del saqueo,
no conseguí apartar
(esenciales suturas invisibles)
justas de pecadoras.
Amor mortis rigorque:
la estadística o la química orgánica encendieron
el brillo azul en su mirada.
Hemos logrado, al fin, acorralarla.
Absorta, incoherente frente al fuego,
balbucea en su media lengua:
- Amiga… Amiga…
Yo sólo quiero
ser tu amiga.
Con todo el maquillaje
corrido por las lágrimas
parece, verdaderamente,
un monstruo.
La fuente Jota
Oídme. Quizás convenga a mi herida majestad
manifestarse otra vez como La Zarza Ardiente.
Es sólo una idea. Sabed, no obstante,
que las ideas del dios son piedras
y camiones con gentes;
son calcinadas víctimas
en los televisores del Recinto.
Amados hijos, hoy toda opción es mía.
Éste es el Monte; esperen ahí abajo y vamos viendo qué surge.
- ¡Oh Señor! Dios misericordioso y vengativo,
cuyas sendas ocultas no vislumbro,
cuyas hondas razones se me escapan.
¿Qué es todo este despliegue,
estos arcángeles y querubines,
la columna de fuego vitrificando
el corazón del pueblo?-
Debo exhibir quizás mayor seguridad,
dictar los mandamientos con una voz tonante:
"No harás..." "No desearás..."
y cada borrador sería un profeta menos.
En mi infinita misericordia omnisapiente
quizás debiera posponer la llegada del hijo,
quizás debiera tirar el agua con el bebé adentro,
quizás busque emplearme en resucitaciones colectivas
ya que hay ahora tanto muerto disponible,
o quizás deba tentarme con la fama y así emprender
una carrera artística seduciendo mujeres
como lo haría cualquier dios griego del montón
para engendrar una nueva raza de héroes
sin prejuicios humanos: bellos, crueles.
El Templo se desploma sobre los inocentes.
¿Qué fue lo que falló?
¿A esto había que llegar?, pregunto.
¿No podían hacer, simplemente, lo que estaba escrito?
Y me aconsejan deponer actitud, negociar,
no derramar mi ira sobre los gentiles
y traer de paz un nuevo milenio al mundo.
Me ofrecen, inclusive, los derechos
sobre una peli con un par de secuelas.
Jehová Vuelve.
El Nombre ha sido
debidamente
registrado.
Fin de semana en Solaris
No habrá más mundos que éste
que para tí convoco;
materia otra que la que aquí conjuro.
Atravieso espejismos,
me hundo en alucinaciones
que con tu rostro se disfrazan.
Incorpóreos engaños que simulan tu aroma.
Y contra mí conspiran odiosas estadísticas,
antagónicas leyes prohíben nuestro encuentro.
¿Cuántas vidas debería vivir
hasta que esta pompa de jabón
asuma nuestras formas?
Nada guardo de tí sino tu ausencia.
Gerardo Lewin (Buenos Aires,1955) En poesía ha dado a conocer Amores Muertos (2003) Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en la Escuela Nacional de Arte Dramático y en la Facultad de Artes de la Universidad de Tel Aviv. Tomó cursos de idioma hebreo en la Universidad Ben Gurión del Neguev.
Dirigió, entre 2002 y 2005, el ciclo cultural y poético "El Orate y la Musa". Llevó adelante la experiencia De Profundis, lecturas poéticas en la red de trenes subterráneos de Buenos Aires (2005).Desde 2007, administra el blog de canta sión donde publica traducciones de poetas hebreos clásicos y modernos.