Joy Harjo |
Este es mi corazón
Este es mi corazón. Es un buen corazón.
Teje una membrana de niebla y fuego.
Cuando hacemos el amor en el mundo de las flores
está tan cerca tuyo que puede cantar
en un lenguaje demasiado torpe
para las palabras humanas.
Esta es mi cabeza. Es una buena cabeza.
En su interior zumba un enjambre de preocupaciones.
¿ Cuál es la fuente de este misterio ?
¿Por qué no puedo verla aquí, en este preciso momento
tan real como estas manos que unen el mundo
a golpes de martillo ?
Esta es mi alma. Es un buen alma.
Me dice, “Ven aquí olvidadiza.”
Y nos sentamos muy juntas
Cocinamos algo para comer,
luego sorbemos algo dulce,
para la memoria, para la memoria.
Este es mi canto. Es un buen canto.
Camina desde siempre los límites del fuego y el agua
ha trepado las costillas del deseo para dedicarte su canto.
Sus alas recién nacidas tiemblan en su vulnerabilidad.
Ven aquí recuéstate a mi lado.
Pon tu cabeza aquí.
Mi corazón está tan cerca que podrá cantar.
Canto de la mañana
El rojo amanecer está ahora reordenando la tierra.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
Toda salida del sol un peldaño en la escalera.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
La escalera la columna vertebral de la titilante deidad.
Pensamiento por pensamiento. Belleza por belleza.
Niño que giras en la tela de araña de tu madre.
No temas.
Anciano que caminas a través de la puerta. No temas. No temas.
El rojo amanecer está ahora reordenando la tierra. Cada salida de sol un peldaño en la
[escalera.
Pensamiento por pensamiento, belleza por belleza.
La escalera la columna vertebral de la titilante deidad.
Pensamiento por pensamiento, belleza por belleza.
Niño que giras en la tela de araña de tu madre.
No temas.
Anciano que caminas a través de la puerta. No temas. No temas.
Canto del atardecer
He tenido pequeños fracasos
Remoja la herida en agua
Envuélvela en el canto del cardenal
Súbete a la canoa
Y rema, aléjate de tu llanto
Deja que el fracaso fracase
Deja que las estrellas soporten los problemas
Deja que la canoa transporte
Aquello que no podemos enterrar
Ella tenía algunos caballos
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que eran cuerpos de arena.
Ella tenía caballos que eran mapas extraídos de la sangre.
Ella tenía caballos que eran pieles de agua del océano.
Ella tenía caballos que eran el aire azul del firmamento.
Ella tenía caballos que eran piel y dientes.
Ella tenía caballos que eran arcilla y se rompían.
Ella tenía caballos que eran astillas de la roja colina.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos con ojos de trenes.
Ella tenía caballos con grandes ancas marrones.
Ella tenía caballos que reían demasiado.
Ella tenía que arrojaban piedras a los invernaderos.
Ella tenía caballos que lamían hojas de afeitar.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que bailaban en los brazos de sus madres.
Ella tenía caballos que pensaban que eran el sol
y que sus cuerpos brillaban y ardían como estrellas.
Ella tenía caballos que todas las noches bailaban valses en la luna.
Ella tenía caballos que eran muy tímidos, y permanecían quietos
en establos construidos por ellos.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos a los que les complace el baile y las canciones de la nación Creek.
Ella tenía caballos que lloraban en sus cervezas.
Ella tenía caballos que le escupen a las reinas masculinas que les
inculcaron el temor hacia sí mismos.
Ella tenía caballos que dijeron que no tenían miedo.
Ella tenía caballos que mentían.
Ella tenía caballos que decían la verdad, a los que les arrancaron la lengua.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que se llamaban a sí mismos “caballo”.
Ella tenía caballos que se llamaban a sí mismos “espíritu” y mantenían
sus voces en secreto y para ellos mismos.
Ella tenía caballos que no tenían nombre.
Ella tenía caballos que tenían libros de nombres.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que susurraron en la oscuridad, que tenían miedo de hablar.
Ella tenía caballos que gritaban por su temor al silencio, que portaban cuchillos
para protegerse de los fantasmas.
Ella tenía caballos que esperaban la destrucción.
Ella tenía caballos que esperaban la resurrección.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que se arrodillaban ante cualquier salvador.
Ella tenía caballos que pensaron que su alto precio los había salvado.
Ella tenía caballos que trataron de salvarla, que se trepaban a su lecho y rezaban.
Ella tenía algunos caballos.
Ella tenía caballos que ella amó.
Ella tenía caballos a los que odió.
Estos eran los mismos caballos.
(Versiones Merceditas Lennon-Esteban Moore)
Joy Harjo (Tulsa, Oklahoma, 1951) Poeta, música y narradora. Pertenece a la nación Creek y sus ancestros pertenecían a la nación Cherokee. Ha publicado varios volúmenes de poesía , entre ellos, How We Became Human New and Selected Poems: 1975 - 2001 (2002) y A Map to the Next World (2000). Integra la banda musical Poetic Justice y Coordina talleres de escritura creativa en las escuelas.