Joaquín Giannuzzi (1924-2004) |
Paisaje Urbano
Con mis piernas surcadas
por una especie de fracaso
placentero
y una perspectiva de
huesos lentos,
desde la ventana del bar
contemplo esta furiosa esquina
donde los átomos se han
enloquecido
y se cruzan interminables
ríos de motores.
He aquí el mundo
componiendo una música tan
excesivamente humana
que un accidente no
modificaría la situación.
Yo bebo una cerveza y me
pregunto
si valía la pena, si
necesitábamos este tumulto,
si este vértigo de la
materia triturada es digno de nuestra fe.
Me pregunto también
si está incubando un orden
distinto, una desconocida naturaleza,
donde puedan instalarse
los jardines
que giran prisioneros por
mi cerebro irritado.
Por Alguna Razón
Compré café, cigarrillos,
fósforos.
Fumé, bebí
y fiel a mi retórica
particular
puse los pies sobre la
mesa.
Cincuenta anos y una
certeza de condenado.
Como casi todo el mundo
fracasé sin hacer ruido;
Bostezando al caer la
noche murmuré mis decepciones,
escupí sobre mi sombra
antes de ir a la cama.
Esta fue toda la respuesta
que pude ofrecer a un mundo
que reclamaba de mí un
estilo que posiblemente no me
correspondía.
O puede ser que se trate
de otra cosa. Quizás
hubo un proyecto distinto
para mí
en alguna probable lotería
y mi número no salió.
Quizá nadie resuelva un
destino estrictamente privado.
Quizás la marea histórica
lo resuelva por uno y por todos.
Me queda esto.
Una porción de vida que me
cansó de antemano,
Un poema paralizado en
mitad de camino
hacia una conclusión
desconocida;
un resto de café en la
taza
que por alguna razón
nunca me atreví a apurar
hasta el fondo.
Apuntes de Época
Frecuencia de tiroteos
En las inmediaciones de
nuestro cuerpo.
Las noches llegan como
amenazas secretas.
Explosiones, aullidos de
ambulancias y neumáticos,
pasos que se precipitan.
Espasmos de una agitación
avanzada.
La vieja época
pierde el ritmo cardíaco,
boquea
en el estanque seco de su
propia historia.
Detrás de las puertas
cerradas a doble llave,
pasador y moral sin dientes
todo el mundo conteniendo
el aliento.
Timbales y música a
volumen crítico.
El baile de los muchachos
del otro lado de la pared.
Desde aquí no hay mucho
que explicar:
acumulo muecas, examino
ideologías
pero en conjunto ignoro
si son libres o felices,
qué heroísmo reclaman, qué
sueños conciben.
A veces hay un accidente
en el tocadiscos
y entonces los muchachos
con puños y pies golpean
las paredes
para escapar de estos
tiempos difíciles y oscuros.
Joaquín Giannuzzi, (Buenos Aires, 1924- Salta,
Argentina, 2004) Poeta y periodista.
Publicó "Nuestros días mortales" 1958; "Contemporáneo del
mundo" 1962, "Las condiciones
de la época" 1967; "Señales de
una causa personal" 1977; "Principios de incertidumbre" 1980;
"Violín obligado" 1984;
"Cabeza final" 1991 y "¿Hay alguien ahí?", 2004:
entre otros títulos. Su obra fue distinguida con el premio municipal y nacional
de poesía.