lunes, 19 de mayo de 2014

Arturo Corcuera: Tarzán y el paraíso perdido.






Arturo Corcuera
























¡AAAÚUAAA…! ¡Aaauaúaa…!
Tarzán (Johnny Weissmuller) es internado en un manicomio
por creerse Tarzán.

Su grito, que asusta a médicos y enfermeras, no es el clarín
con el que hacia su victoriosa aparición en la pantalla. El
grito a Tarzán no  le pertenece. Fue un collage de sonidos
confeccionado y patentado por la Warner Bros: decantaron
en el laboratorio los gruñidos de un sordo y las notas de un
tenor.

Tarzán en el sanatorio para artistas (retirados) de Hollywood,
abatido y vencido por la camisa de fuerza
(él que encarnó la fuerza sin necesidad de camisa).
Hoy casi a oscuras y ayer mimado por los reflectores.
Tarzán víctima de una dolencia cardiaca
se toca el corazón y piensa en Jane.
Desamparado llama en su desesperación a Chita
(entre sombras ve y besa a Chita como si fuera su madre.
Chita se limpia la boca, hace morisquetas
y dando volantines desaparece),
llama a Chita
para que lleve un recado pidiéndole ayuda a Jane.
Pero Chita no podrá acudir. Chita no existió en la vida real.
(Era 8 monas chimpancés, 8 monas que parieron su estampa
cinematográfica.)
Y Jane,
la bella silvestre de los níveos brazos,
ya no lucirá más su silueta junto a Tarzán,
porque Jane ya no filma. Hace mucho tiempo que se le
venció el contrato con la Warner: las piernas de Jane ya no
están todo lo tersas que uno quisiera para hacerla figurar
en el reparto.

(Ah, Jane, paraíso perdido, divino tesoro, ya te vas [para no volver]
cuando quiero llorar
pienso en ti, mi dulce Jane.
Cuánto hubiera dado por tenerte en mis brazos,
para confesarte mi amor. Yo querer mucho a Jane.
Silencio insensato que guardé por culpa de3 mi testaruda timidez.
Por culpa de los barritos de mi precoz adolescencia.
Ah, Jane, ya no adoro tus senos besados por  las lianas.
Tus senos asediados al centímetro por flechas y lanzas.
Ya no adoro tu rostro
que el tiempo implacable ha ido modelando a su capricho.
Tu rostro que acaricié con ternura [a escondidas del público]
          en todas las carteleras.
Que no me digan nunca que te quitaste el maquillaje.
Que no me enseñen nunca tus cabellos de desfalleciente plata.
Para mí tú serás siempre la linda muchacha que yo amé
           matalascallando,
que yo ayudé a inventar con mis ensueños en los destartalados
           cines de mi barrio, mi inolvidable Jane.)

En su cuarto, Tarzán da vueltas como un condenado
y en su rayado papel de loco repara en el espejo del lavabo y
            quisiera lanzarse.
Tarzán varias veces campeón olímpico de natación.
Amor, juventud y dinero, la veleidosa gloria:
todo desde el trampolín se le fue al agua.
Todo se lo devoraron con voracidad las fieras.

Entre paredes pálidas que su insomnio decora de
enredaderas por sentirse libre (el final de la película)
se aferra a sus sueños:
se sueña sobre el lomo de sus elefantes y sonríe.
Se sueña venciendo a sus repujados cocodrilos de cartón.
Ve acercarse a sus leones de felpa (pura melena)
y Tarzán siente miedo
y tiembla y grita como un desventurado niño de pecho:
¡Aaaúaúaa! ¡Aaaúaúaaaa…!

Pobre Tarzán indefenso y desnudo,
descolgado del ecran por inservible,
loco, completamente solo entre los locos,
aullando perdido en su paraíso perdido,
sin Jane, sin Chita, sin fuerzas, sin grito,
solo con su soledad y su taparrabos.

Arturo Corcuera (Trujillo, Perú, 1935)Poeta. Ha publicado: Primavera triunfante (Lima, 1963), Territorio libre (Lima, 1965), Las sirenas y las estaciones (Lima, 1967), Poesía de clase (Lima, 1968), La gran jugada o Crónica deportiva que trata de Teófilo Cubillos y el Alianza Lima (Lima, 1974), De los duendes y la Villa de Santa Inés (Lima, 1977), Los amantes (1978) y, entre otros títulos, Puente de los suspiros (Lima, 1982), Corea Monte de diamante (1984), Prosa de juglar (1992) y A bordo del arca (2006).
Su obra ha sido distinguida con los premios:  Juegos Florales de la Universidad de San Marcos (1956),  Nacional de Poesía (1963), "César Vallejo" (1968),   "Atlántida" de Poesía (2002) -otorgado por la Comunidad Autónoma de Canarias y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (España)-,  "Trieste" de Poesía (2003) y el Premio "Casa de las Américas" (2006).




Luis Thonis: Poemas.



Luis Thonis



























Siglo de manos

Has  estado aquí y allá
lejos del reflujo público
en los muebles de la casa
seguían oficiando los lares
sombrías yerbas y pan de ácimo
sabe por qué el monje terminó siendo fraile
estuviste donde la jornada no abrazó
un considerando en las flores del pantano
tanto légamo a través del ángel y no del lodazal
acrobacia de hiena en hombre
no sólo el barco ebrio gabán sajón
apariencias de la verdad inexpugnable de lo vítreo
torsos desnudos se adentraban en el mar
avanzaron las dunas en los días de fervor comunal
lémures en las ursas del campo
viento de ritornello inicial
lejos de los ojos, del corazón lejos
ella florecía en el corazón de agosto
sin sacrificar mil pájaros a la deidad solar
lo grave era la incredulidad voluntaria
inventando a la mujer y privando en amante
el cuervo es negro temblor y desterrabas
moral gemela que casa lo estelar y lo animal


Es común que el extranjero sea el extraño
que  engendra a largo plazo triaca saludable
fatiga ambiciosa del estólido jumento
candidez formal de las corcovas
Es habitual que ella haga vigila en aliteración de vocales
del amor antiguo al nuevo en el rocío que trae el sueño
pasan los animales, y la noche, es una y furente
puede ser idus cuando ella viene a buscarte
decirte: este es tu sexo, esta tu piel
y ni esto ni aquello cuando eviterno eres
resinas blancas y doradas en la puesta
próximo a los pescadores
fácil es nominar a la madre de los cantos
hacer de rama de olivo mujer floral
todo cuerpo que inventes en este ciclo
invocará a deshora
clámide o llama
ascua que en ramas cae en el mar
convirtiendo embrión en árbol
de ordinario la noche reposa entre animal y hombre
ella vuelve la noche un símil de saxofón acuático
es la señal anterior al alba, balandrán de enterrador
menos dúctil resulta que la vagabunda duplicidad
guste de la hora escueta
el anacronismo mayor de sentirte tú mismo
que puedas ser algo más que las escasas páginas que escribiste
el libro no tiene deducción estable
queden para otros los grumos destemplados
cualquier idea ensombrece esta puesta dorada
es sólo fábula el alma viviente del mundo.

Contricción de estímulos, espejos, estímulos, espejos…
La forma cuesta cara y día a día la idea
está ahí sólo para abaratar las cosas
lo no nacido apenas si nace en un libro
donde no yaces
increada sombra que vespertina espejea
montes que no son de latón, filiformes trayectos
pianissismo donde converge un sueño nocturno de verano
por a o b llegaste aquí
estás en el corazón del invierno
suite de la eutanasia en la primera letra del alfabeto
quisiste arrancarte la memoria en Abisinia
tenías manos?...con qué ojos viste la ciudad
en espejeo de rastrojo
en lo que no transige con los cotejos de sangre, piel, color
hay los estímulos, espejos, estímulos para valle de lágrimas
more teutónico y more aeviternus
con qué inmigrante diste en la puesta
para trazar el glissando de la migración del pez
suspendidas las redes de pescadores
hablando del la puesta dorada
de un oficio de difuntos
en el que tan temprano ausente fuiste
valle de lamentos que era en ti tierra de tribu
noche de cetáceo en la línea de los pescadores
el barniz de los muebles preludiaba los lares
entre sombras idas, palabras, piensas
more africano
en inmemorable apostasía giran mil pájaros
el zapador de ecos no aflora
humana la familia es también una extranjera
corales o ritardandos donde toda tribu es tierra
de inmigrante sin migración
pulvición del pez, tensión increada en el cetáceo
ignorabas acaso esa sutil ironía que tornó vanidad
otro descenso de Samuel
cuando Saúl y espada no eran ya lo mismo
no inquieres si los guardias serán otras señas del curso
para a o b también erraron
no tomas los yerros por otros tantos signos
están ahí los hospitales
uno se quedaba en casa
otro iba y aceptaba curaciones
caben aporías gnómicas en esta puesta dorada
la madre es ya ceniza
el guardián es el temor de que no quede otra máscara
que se desencamine del espejo y argos vuelva a proferirse
entre reflejos marinos
de la primera letra del alfabeto
al latín de las iglesias
clámide o llama
ascua que en ramos cae…
resinas blancas, oleaje en casuarinas
ramas parlantes y hombres que llegaron como árboles
velut arbores ambulantes
dolor de la criatura que no duele
los estímulos para adolescer vienen y pasan
en tanto vas fijando los vértigos en el vértigo
no había cuadros para la nueva enfermedad que invencionabas
Bendito: atentas contra el mal común que dice ser el bien
por un bien que no se sabe y no es sino el malestar
de una criatura en deriva
lejos de los ojos, lejos del corazón
tener o no tener manos en un siglo de manos
cortarse los dedos o tenderles las manos
anamnesis de paso ligero en el espesor cervato
de los estímulos para adolecer nacen
estirpes nuevas en el campo y la ciudad
no saben de la migración del pez.

Callar no fue una decisión
o un modo de seguir hablando
fue hacer que cada letra tuya fuera
cobrando precisión, transparencia encarnada
Qué otra cosa…la criatura retorna, cima y caída de un arpegio
prematuro ausente de un oficio de difuntos
tus manos vencen un siglo de manos
Callar fue volver a oír el grito del albatros
ayuno de un barco ebrio en el mar
callar fue ver la ciudad en espejeo de rastrojo

Y en la puesta dorada se atisba
la eviternidad de la criatura
la aporía gnómica de lo imposible singular
apariencia de un combate y destello preternatural
para los buenos estómagos sólo
las naturalezas son las que luchan
No dices luego al que llega: mira tu rostro
por mucho que te diga: traigo nuevos estímulos
tus vértigos confundidos en ese adolescer
no obstante la hora de un nuevo descenso o arribo
ese llegar siempre tarde de los muy oportunos
tres gotas de rocío
cuando espada y criatura eran ya lo mismo
y esos jóvenes cuerpos que murieron
sin dejar rastro, obra, vuelven oblicua la memoria
Ah…dirías, yo también quiero adolescer…pero de ese modo
cae el grumo, flota el baldón dorado
hay símiles de agua y mar en la puesta dorada
suspendidas las redes de los pescadores
tres gotas de rocío
hombres que llegaron como árboles
no hay monasterio junto al lago
no es cuaresma y en el agua no cabe ningún pez
ni son las orillas del Caspio
es el bautismo sonoro en la puesta dorada
iluminaciones para el que viene de lejos
poblado de historias y de símiles
de cómo el monje terminó en fraile
o como quién andaba entre lo estelar y lo animal
compartió idéntica levadura
en la primera letra del alfabeto
clámide o llama
verbo que no es arco ni puente
tangencial la criatura
ascua que en ramos cae en árboles que ambulan

 (de Siglo de Manos y la criatura)

 
Rezando al revés

Muerto entre los vivos
vivo entre los muertos
ateo entre los fieles
con fe ante los escépticos
lo que ella te ha dado
no lo puedes tener
el coro canta alegre
en un círculo de fuego
alguien reza al revés

Con dientes apretados
quisieras morder
con nudillos cerrados
querrías golpear
ella te dio algo ínfimo
hiciste una catedral inmensa
para evitar recibirlo
por eso en el círculo de fuego
el bailarín se fue
con los montones de ceniza
quemazón de puro olvido
el carbón quemó tus labios
rezando al revés.

Una lágrima no fecunda
las arenas blancas
aunque sean para ti un mar
adoras la amazona
huyes de la mujer
la tierra es corteza endeble
continentes sepias tiemblan
no significan nada
para los brazos extraviados
de un horno nuclear
no quedan huellas sobre el hielo
lejanas manchas de estrellas
siembran lo inmemorial

Lo que ella te ha dado
es parte de un mundo
que no será
nada en el universo
refleja su sombra
una guirnalda la evoca
un eco ensortijado
en la perpleja oscuridad

Hay sangre en el verde
vidriosos ojos en salones
vida en los regazos
el corazón va a saltar
bromas pesadas en las plazas
antes los colores se apiñaban
se ponían sonrojados al pareo
ahora se despliegan
tan sueltos y tan acres

La goleta penetró en la bahía
lo que ella te ha dado
una tenue sonrisa
tenue como una ola
brilla en rocas de coral
la tarde se viste de hojas
desnudas a la noche
sabes cómo poseerla
mejor le tapas la boca
su laxo cinismo es franco
rezando al revés rezando
lo que toda una vida
pugnó para no escuchar

Deambulas entre árboles
como si fueran tibios huesos
o barrotes de una cárcel
donde grabar un nombre
todos se toman las manos
es la resurrección y piensas
rectamente rezando al revés
en los dones por devoción burlados.


Arrebatados y cuán lejos

Ella lo amaba tratando de entender
como alguien así existía
él la amaba sin tener en cuenta
lo que en ella insistía
separarse estando enamorados
es atentar contra el ritmo
un perjurio al corazón
crimen contra la creación
la historia continúa
quiere seguir narrándose
devastando a los que ya no son ni están
mientras los cuerpos entran en formol
se inicia la lucha de los dobles
una separación por conveniencia
es la apuesta a una repetición mejor
sobran pretextos para herirse
y fundar un odio post mortem
las mejores jornadas
el calor de los cuerpos en las noches
Mozart entre las sábanas
de una tarde interminable
rifada toda la dicha cultivada
quiere alojarse en una dádiva
el insomnio se impone
al sueño que descansaba
a los besos ante las estrellas
se les graba el signo nada
el silencio se niega a callarse
aunque ya no se escuche
el aleteo de una mariposa blanca
arrebatados y cuan lejos
en el mismo mundo combatiéndose
a ver quién lleva la voz cantante
Tristán se corta las uñas
Isolda se viste de dama de compañía
las palabras se vuelven vacías, vacías, vacías
a la vanguardia de la descreación.


La virgen del Rin
 
Esta es la historia de un infeliz
Alguien que quiso matar a la Virgen
la confundió con una muchacha
luego de asesinarla la talló en madera
y la arrojó al río, al Rin, que pensaba
iba a todos los ríos
en el pueblo confundieron
a él con el demonio
y a ella con la belleza
todos…menos…el poeta
que unas veces atribuyó el crimen al Río
a sus caballos de piedra
o a un efecto de su arte otras

Maestro en Colonia
Señor de Reims
en Vosgos esclavo
hijo de quién
¿por un mar etéreo descienden las gradas?

Campanas de Estrasburgo
Vírgenes de granito
Trémulo el órgano
Grifos del Rin
¿zumban o patinan los caballos de piedra?
Nube de otoño
límpida avena
lacia cabeza
Hubert de sal
¿dónde va la muchedumbre de los cascos?

Perfil agudo
Barítono jovial
Muy leve búho
Cebo a tirar
¿qué relinchan los caballos de piedra?

Dragón en torre
Abeto sin selva
plácida capilla
montaña negra
¿Por qué bóveda pacen los olvidados belfos?

Desde su paila infernal
tuétano feroz
atisba el hoyuelo
nocturno matinal
¿son la frenética variación de unas pocas sílabas?

Coros afuera
In situ el crime
Diverge la orilla
y  ora febril
¿por afición de poeta hay vorugo, huellas?

Oca del Nilo
Haba del Tibet
oración del Ganges
en el Plata: virgen
¿ son el bajamar de todo alto río?

Público concierto
el más grande crimen
larga sombra en corto sueño
¿celebran sensuales, endulzan la onomástica?

Santa Lucía cae en Viernes
Santa Rosa en domingo
Santa Filomena el jueves
Hoy es día de alto río
¿ responsabilidad de inadmisible órgano?

En cordel la figuró muñeca
bajo lucero tímido
groseras yemas hunden
andante en su tierra
¿son los caballos la risa de los dioses viejos?

El lobo mi padre
El río mi amigo
Bujía al corazón
Ya  queman ventrículos
¿son la prosapia del bastardo, monstruo del río?

Solitario en Tebaida
ermitaño en Líbano
cantor de Solima
el rayo no es el mismo
¿todo está perdido menos los caballos de piedra?

La virgen sonaba a tesoro
atrabilario silencio
demonio: quiere ser único
silabario de humo y pánico
¿Hércules dirige las aguas a su templo?

Aquí están los leones
Aquí no hay leones
Mixtura agorgonada
permanece extranjera
aquí está la muchacha
una no mujer
¿caballo sin cabeza, paja, arena, hiedra
alto el alto río
y sólo cabelleras?

Aquí el Autor del río
Asesino crédulo
espera, historia, cela
vibra un breve trébol
¿cuando no cabalgan, congratulan, son pétreos?

Crisálida rubí en agua
Sudor, henal, pradera
Más crines que chispazos
en la motivación de piedra
¿bajan a cabeza cuando el becuadro deleita?

Padre lobo padre
la tentación rosada
para la acción más cobarde
¿cómo el río habrá de befar el mundo?

Vencidos almanaques
en pipa tabaquera
un signo corambre
en punta de flecha
¿si el Río no pudo como podrá el poeta?

Breña de cauce eres
servicio de un río
la redondez devora
sin reflejo: rubí
¿ en Belén bailando la distracción del corcel?

Un dejo titilante
ya la llama muerta
la catedral resuena
exigencia flamenca
en diatónico becuadro
canción de indulgencia

Manos que no oran
Manos que no tallan
la muchacha no está viva
l a virgen no está yerta
¿fue el autor del Río?
Inflamados potros de piedra
groseras yemas hunden
la bella de madera
y llega a tus orillas
alto el alto río
y sólo cabelleras

 (de Eunoe).
 


Tu santidad

La poesía
era una empedernida visitante
impuntual
A veces llamaba así
A ciertas cadencias de voz
Que no engañaban a falta de verdad
topacios cuyo fondo trémulo
no podré dilucidar
el badinaje tejía una fábula
de señas muy propias
las que me dicen
no son ideas
las que nos separan
son distintas formas de cultivo
planta proporcional a la inteligencia
que ahuyenta un torbellino de gaviotas
no esos nítidos perfiles
siempre resolutos
tus reverdecidos héroes
en plena ideología alemana
en filas de soldados
y entremeses idénticos
los míos resultaban endebles
tenían el recato insoportable
de ser por lo menos literarios
Que todo haya ido en hipérboles
hablo de los actos sexuales
cualquier espejo los reflejaba dócil
ahí supe que mi sexo era inocente
venía el susurro luego de la cópula
comenzaba algo déjà vu
algo cruzaba el azogue y se rompían lanzas
ah uno de mis débiles
entonaba una pastoral imprevista
otro saltaba invariablemente corpóreo
susurraba tras espectro
un capítulo cazurro, deslenguado
el del Hombre
te esperaba labrando jarcias
y la poesía
ya era el nombre auspicioso
del combate
entre mi alma y tu santidad

Imágenes que serán el repujado antepecho
De una ventana que se inclina
En un vítreo reflejo
suspendido en su diagrama
el otro adiós no lo darán
escribas de letra acanalada
cacarean más de mil sexos
apenas si escriben alguno
muy otra era mi troika:
temía volverme místico
en el adiós a tu santidad.

Oh el amigo del amigo
Tan occiso de sus pares
que tuvo que compartir su mujer
en el momento que lo visitó el demonio
y terminó al fin por pensar
que no había estado
del todo en la salsa
como para contarle al diablo muerto
que estos rostros semiaparenciales
giran en aspas reales
en fallidas filas kármicas
donde hay algo peor que el homicidio
en la infantilización del criminal

Piernas cruzadas, colofón, sillón vecino 
no fue todo ajedrez de una noche
más lunática que luna vergonzante
esa claridad mezquina
que no hizo sino aturdir más
esa exigencia de objetividad
un cambiar vertiginoso
de los caballos en medio de la corriente
adiós a la fábula de perdido vuelo:
volvería a amarte si no te conociera
resulta que te recuerdo demasiado bien
con todo tu arte sensual
que a los bobos de zaguán
les hacía sospechar
“aquí hay un clima de lascivia”
nunca citar por latido
susurrar: virgen prudentísima
entonces cambiábamos alusiones
acerca de la criatura
a la cual sólo le falta una pipa
para fumarse en cubilete
el alarido bien epónimo
a la pasión que visita
el temor de no ser
cuando de súbito descubre
el poder del sexo
invertido en calor moral, letal
ayer pulsando las riendas del miedo
podía estrellarse contra cualquier cosa
mientras otro chupaba tabaco de lujo
hoy se disipa en el escorzo-muralla
en el sumiso reino del láudano
donde no queda rincón de abrazos
un resquicio
para mi alma y tu santidad

No era siquiera el contraste
Entre la ductilidad mía en las ideas
y tu admirable imaginación sexual
en plena ideología alemana
ahí donde se vacila
entre San Sancho y San Max
hallé tu santidad
apartándola de la androginia superpuesta
hoja podía llevarla en caída
ahí donde todo circula
sortea como manteca humana
y como amargo entusiasmo se dobla
el blando cuerpo del otro
con la imagen prestada del siguiente
y así hasta dar en la diferida
suficiente selva donde te habrás ido
subrayando esa visión de muladar

Queda la otra despedida
la que siempre habrá de faltar
la que hará rechinar los dientes
“Love that never ends”
Duns Escoto en la vulgata
como por decreto del cielo
la cola del buey sagrado
termina en la boca del sátrapa
la naturaleza no es natural
es el confesionario
de las mudas apariencias
y el libro de Josué
no comienza el octavo día
más que un agujero es un hueco
un soldado de plomo

No cabe imitar los ingenios
del fumador de opio inglés
esperar un Champolión
para que descifre un ideograma
un Poe para hallar el Maelstrom
está en un mero cambio de toallas
en la posterior diferenciación del pecado
creías sólo en los peores
los únicos- decías- que serán perdonados
y tenías razón: el tuyo, es una hipótesis
era tu santidad reflejada contra mi alma
en una calle plateada y con tranvías
donde alguien desciende
y me da un adiós bisoño
y de unas altas almenas
caen más de siete hachas
a una le doy luengas gracias
por haberme descubierto otro cuerpo
y descabezado
de la filantrópica opresión del Bien
dejándome algún rubor
¿a quién buscabas?

(de Cuerpos inéditos)


 Luis Thonis (Buenos Aires, 1949) Poeta, ensayista, crítico y narrador. En poesía ha dado a conocer, entre otros títulos: Siglo de manos y la criatura (1987) y Eunoe (1991).