Isaac Goldemberg |
Casas
Todavía
quedaban en la ciudad todas las casas.
Pero lo que
menos quedaba era la casa del padre.
Él dijo que
guardaría su casa hasta el último día de sus días.
Más tarde,
mucho tiempo más tarde,
volvía del
destierro para ponerles candado.
Y el hijo, sin
que fuese suya, se quedó con la llave.
Tiempo hace
que la casa fue vendida al olvido.
Hoy el olvido
tiene su llave, idéntica a la memoria del padre.
Esta será su
tranca —dijo— mi memoria.
Más tarde, mucho
tiempo más tarde, mudó su casa.
Pónganla aquí
—dijo—donde estuvo la casa.
Wayno zapateado de Chepén a Santiago de
Chuco
Ay vidita
quién pudiera poder toda memoria
De mí de ti de
todos nosotros ellos
Quién pudiera
ay hacer con los pronombres
saltaran sobre
su propia cáscara
Que cruzada de
piernas se abriese nuestra vida
Y entrara
morado y seco doblando dúctiles campanas
El pene del
olvido chichesco y choclo
Ay memoria tan
virgen tú en tus encajes blancos
cavando
ardiente fosa
Al borde de la
carne haces bailar injusta pala
Ay olvido
sangre en retroceso imploras
flojamentecuerda despacios adjetivos
Ay memoria
tragaverbos y matapredicados
Háblame olvido
cachero de los mudos
Cállate fría
memoria de los sordos
¿No son ellos
mancos cojos
los que al
fuego meten pies y manos y aúllan
lobos por
nombrarlos?
El grito
primero del olvido nombró al fuego
La memoria dio
su primer soplo por borrarlo9
Olvido pisa
con taco fino nuestro cajón de muerto
Pañuelo en
mano zapatea memoria nuestro clavo más flaco
Isaac Goldemberg
(Chepén, Perú, 1945) Poeta, narrador y enayista. Entre otros libros ha publicado: Peruvian blues (2001) ;El
nombre de padre (2001) ; Los autorretratos y las máscaras/Self-Portraits
and Masks (2002) ; Golpe de gracia (2003) ;Los Cementerios Reales
(2004) ;La vida son los ríos (2005) ;Tierra de nadie (2006).