César Fernández Moreno |
la
calle Florida no va de norte a sur va de sur a norte
para
este país tan caído en el sur es importante ir hacia el norte
hacia el polo magnético
acaso
hacia el remoto nordeste de donde
trajeron a este país
acaso
hacia el nordeste donde ya estaba fuerte nuestra América
en
cuanto a la calle Florida dice no te metás
y
al llegar a su punta más
septentrional su brújula de diez cuadras
se divide
oscilando
como un surtidor como un delta sobre el borde curvo
de la plaza San Martín
pues
bien la calle Florida nace de la calle Perú
pura
por cruza de la calle Perú y el ingenio de algún viejo intendente
ya
que al atravesar Rivadavia
Perú
cambia de ser como todas las calles porteñas
en
virtud de una ley misteriosa
el
mismo cemento ennegrecido por el mismo hollín tiene distinto nombre
el
hecho es que Florida no empieza en la tonante avenida de Mayo
sí
donde Rivadavia es todavía una callejuela y no esa escalera a la luna
pero
a mí no me engañan esa cuadrita entre la avenida y Rivadavia
también es Florida
la vida intrauterina de Florida
nace naturalmente por la parte de abajo por los
pies del doctor Scholl
su infancia transcurre luego entre Rivadavia y la
diagonal Norte
una cuadra confusa no se sabe si termina derecha en
Bartolomé Mitre
o diagonal en la diagonal
ahí
comienza la adolescencia de la calle Florida
ahí
adquieren verdadera potencia las gargantas que venden la última
pero la última ley de
alquileres
y
verdadera densidad los caminantes que avanzan con sus pies sobre la calzada
y sus hombros sobre los del vecino
un
gordo lee sentado en el borde de la fuente seca de Sáenz Peña
afloran
de los subterráneos los compradores de cualquier cosa
los
altoparlantes exigen toda clase de reivindicaciones
la
repatriación del polvo de los huesos del brigadier general
si
no se vuelan con el viento
al
llegar a Corrientes se descubre la principal cualidad de Florida
dejar
que la corten tangencialmente las virtudes y vicios de las demás calles
ella
puede ser un mero vehículo hacia la pizza de Corrientes
pero
se limita a cruzar neutral su curso grasiento y luminoso
sugiriendo
pueden cambiarme si quieren por esta calle
que hoy se dice avenida
ahí está San Martín a mi derecha escupiéndose los
dedos para contar billetes
a mi izquierda Maipú secándose las palmas para
toquetear mujeres
pero yo soy Florida consisto en seguir adelante
vengan a ver
mis otras posibilidades
siga adelante arrastre sus zapatos junto al lustrabotas que hace sonar
entre sus dedos una pila de monedas
diga que no al vendedor de ballenitas
reciba volantes verdes con una mano
escuche al enfático que lo detiene en la calzada
y le habla dándose palmadas en los muslos
Florida se va poniendo intelectual artística
aparecen ánforas libros y cuadros en las vidrieras
a mano izquierda el Richmond lo invita a seguir
escribiendo este poema
a beber en el mismo sillón cualquiera donde
Alfonsina se reía a carcajadas
diez pasos más y la calle Lavalle se le ofrece en
tecnicolor
bellezas para desear lágrimas para derramar
bandidos para acribillar
si su vida es continuada vaya al cine por secciones
y viceversa
o mejor imite al de actualidades
martes y viernes cambio de programa
el espectáculo empieza cuando usted acaba
prosiga por Florida Florida Florida
la multitud empieza a moverse acompasada y
silenciosa
como los extras en la filmación
del baile final
vaya a exhibirse en las exposiciones
atraviese rápido Viamonte si no quiere casarse
repetidamente con una
chica de filosofía y letras
y recuerde
con Drummond de Andrade
que en la
esquina de Córdoba y Florida
“sólo aquel
viejo colgado y sentado
de guantes y sobretodo
ve pasar (es ciego) el tiempo que no observamos
el tiempo irreversible
el tiempo estático
espacio vacío entre
ramas”
desde este ciego al norte se empina la burguesía
parece que el arte prefiere ahora decorar casas o
cinturas
Florida es el trampolín desde donde saltan a Santa
Fe las mujercitas bien
o por lo menos bien vestidas
imágenes de mujeres en la magnánima Florida
lanza contra los ojos de los hombres sin otro
requisito que dejarse llevar
la mujer que nos cambia la vida
la mujer que nos hace vacilar un instante cuando
pasamos a su lado
qué es lo más magnético la piel o la tela
el corpiño o el seno
tal vez precisamente ese contrapunto de naturaleza
y cultura
la carterita dando quehacer a la mano
las rodillas tensando el prometedor diámetro de la
pollera
el taco inverosímil empleando a fondo el tendón de
Aquiles
y sobre todo el caminar
acercar o alejar del contemplador esa gravitación
de formas
aquí es donde Florida misma se hace parte de la
mujer en movimiento
deslizante camino donde las móviles mujeres avanzan
sin alejarse nunca de las miradas
que las van creando
a su vez el crepúsculo va buscando la manera de
imponerse a la calle Florida
no le es fácil sin árboles
el hecho es que uno empieza s sentirse cansado de
caminar de vivir
y se sale por fin de la calle Florida se desemboca
en la plaza San Martín
con la misma naturalidad con que la vida debería
desembocar en el paraíso
(1962)
César Fernández Moreno (Buenos Aires, 1919-
París, 1985) Poeta, ensayista y traductor.