Charles Bukowski |
práctica
pensar a cada momento en la muerte
es, cristo-jesús,
más complicado que acertar
un ganador en las carreras,
pero
es algo
en qué pensar.
recuerdo a Henry Miller
en el programa de t.v.
de Tom Snyder
Tom le preguntó a Henry (que
ya estaba muy viejo, entonces)
“señor Miller, piensa usted alguna vez
en la muerte?”
y él contestó con simpleza “por supuesto
que lo hago.”
recuerdo haber leído
un excelente poema acerca de la muerte
escrito por D.H. Lawrence:
“construye entonces
la nave de la muerte
pues has de recorrer
el largo camino
hacia el olvido”.
los cristianos poseen
ideas similares.
hace algunos días en la autopista
el automóvil que iba delante del mío
llevaba pegado en su
paragolpes
un autoadhesivo
con la siguiente leyenda:
“no mueras sin jesús”.
existen
además
-no lo olvides-
los tipos machos
en las fábricas en los bares
que se rompen la garganta gritando:
“el único modo de morir es
cuando estás acabando”.
bueno, eso yo también
lo he hecho.
cualquier
cantidad
de veces.
no era mi intención
ella confesó
sus motivos:
“cuando entré
por primera vez
en tucasa
miré a mi alrededor
...ví toda esa mugre
esa suciedad...
pero
vos eras
el primer hombre
en mi vida
que no poseía
un aparato de t.v.
fue en ese momento
que pensé
a este fulano me lo volteo”.
por supuesto
me disgustó
que
otra persona
decidiera algo por mí.
entonces
compré uno
de segunda mano
un blanco y negro
por $75.
pero ella todavía se trepaba
a la cama
conmigo.
por lo tanto
adquirí uno de pantalla
grande
a color y control remoto.
pero ella todavía se trepaba
a la cama
conmigo.
sin embargo...
sólo escuchábamos la radio
luego
comimos sandwiches
en el parque,
y ella me presentó
a todas sus hermanas
esperando
que todo
todo
llegara a su fin.
la espada
tarde en la noche
miro por t.v.
una película
cuyo personaje
es un chino
muy hábil
con la espada
él corta cabezas
o
atraviesa los cuerpos
o
rebana gargantas
la sangre borbotea
las cabezas ruedan
como buñuelos
la película
fue rodada
en el oriente
por lo tanto
es creíble
fumo
y
bebo
en la oscuridad
pienso
mi cabeza
todavía
en su lugar
mientras
este
hombre
mata 6
quizás 7 hombres en 3
minutos
desde mi
sillón
lo
observo
no siento
pena por
los muertos
porque
es
importante
que el hombre realice
su trabajo
correctamente
por supuesto
lo
no importante
es también necesario
muchas veces
son
la misma cosa
lo importante y
lo no
importante
mi cabeza
está
en
su
lugar
vuelco
en mi garganta
un trago
de licor
que viaja
directo
a la cabeza
y
continúo
frente
al televisor
eternamente
solo
Criaturas
un mundo plagado de hijos de gente exitosa
en bicicleta
recorriendo los bulevares de Hollywood
a las 3 y 11 pasado meridiano
de un martes por la tarde.
por salvar esta imagen algunos ejércitos murieron
murieron
esto es lo que muchas damas desean:
fracciones rellenas
seres que no son
pedaleando
o deteniéndose a charlar un poco
todavía sentados sobre las bicis
la suave brisa acariciando
sus rostros imperturbables.
no entiendo realmente nada
exceptuando quizás que los ejércitos matan
a la gente equivocada
pero usualmente lo hacen:
piensan que el enemigo
es aquel contra el que son dirigidos
en lugar de ser
aquellos que los dirigen:
los padres de las criaturas.
esta noche
“tus poemas sobre las chicas estarán todavía por aquí
dentro de unos 50 años cuando las chicas se hayan ido,”
comenta mi editor por teléfono.
querido editor:
en este instante
las chicas han desaparecido.
Sé lo que querés decir
pero dame una sola mujer verdaderamente viva
esta noche
caminando en la oscuridad hacia mí
y te podrás quedar con todos los poemas
los malos
los buenos
o cualquiera que pueda escribir
después de éste.
sé lo que querés decir
¿sabés lo que yo quiero decir ?
(versiones Esteban Moore)
Charles Bukowski, nació en 1920 en Aldernach, Alemania. En 1922, su padre Henry, un joven soldado
norteamericano, y su madre alemana, Katherine Fett, decidieron probar fortuna
en los Estados Unidos de América; allí
se instalaron en los Ángeles, ciudad en la que el poeta y narrador vivió la
mayor parte de su vida.
La niñez de Bukowski
estuvo signada por la pobreza, los años
de la depresión económica y, un padre, que para desquitarse de sus propios
fracasos, lo sometía a severos castigos corporales. En su juventud para olvidar
aquellos años terribles comenzó su larga relación con el alcohol. Sin embargo,
a pesar del sufrimiento, los años de la secundaria fueron fundamentales para
él, ya que entró en contacto con la obra
de algunos autores contemporáneos que resultarían esenciales a su
destino: Upton Sinclair, Ernest Hemingway Carson McCullers y D.H. Lawrence.
Luego de finalizar sus estudios secunda-rios tomó algunos cursos y seminarios
de periodismo y literatura en la Universidad de los Ángeles.
En 1941, su padre, luego
de leer algunos de sus cuentos inéditos. decidió arrojar sus pertenencias a la
calle. Aquí comienza una nueva vida para el escritor que inicia un prolongado
viaje a través de su país, nublado por el alcohol, sobreviviendo gracias a una
serie de
trabajos temporarios: empleado de gasolineras, ascensorista, lavaplatos, conductor de
camiones y ope-rario en una fabrica de alimento para perros, entre otras
cosas.
En 1944, publicó en la
revista Story su cuento Consecuencias de
una larga carta de rechazo - Aftermath
of a Lenghty Rejection Slip-, años más tarde regresó a Los Ángeles donde conoció a Janet Cooney Baker, una mujer alcohólica
diez años mayor que él con la que convivió durante una década.
En la década de los 50
Bukowski comenzó a trabajar en una sucursal del correo hasta que debió
renunciar debido a que fue internado en
un hospital, la excesiva ingesta de bebidas blancas le produjo una úlcera sangrante. Posteriormente en 1958 se
emplearía nueva-mente en el correo, trabajó allí realizando tareas
administrativas durante doce años, esta fue una época de profundo aprendizaje
en el oficio de la escritura, leyó todo
lo que pudo y con desesperación y creciente curiosidad, como suelen hacerlo los
autodidactas, luego se lanzó a escribir con método y disciplina periódica.
La relación de Bukowski
con la poesía comenzó en 1955. Su primer volumen de poemas Flor, puño y gemido
bestial -Flower, Fist and Bestial Wail- se publicó en 1959.
Estos primeros textos
tenían muchos puntos en común con los de Robinson Jeffers, un poeta que
admiraba la emoción, la energía y
que quería dar cuenta de las confrontaciones
sexuales y violentas entre el hombre y
la mujer.
En este período de su
vida conoció a Barbara Frye con la que
contrajo matrimonio. La unión con Frye, una
rica editora de una pequeña revista de poesía, en la que Bukowski dio a conocer varios de sus poemas, duró dos
años. Luego de finalizada esta relación
vivió algunos años con Frances
Smith con quien tuvo una hija, Marina Louise.
En los 60 colaboró en
varias oportunidades con la revista The Outsider, dirigida por J.E. Webb, en
ella también aparecían los nombres de algunos autores que
participaron de un proceso revitalizador de la lengua inglesa en su país:
Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg,
Gary Snyder, Henry Miller y William Burroughs. Estas pequeñas publicaciones lo
pusieron en contacto con un grupo de lectores que a través del tiempo le
demostraron su lealtad. El fenómeno Bukowski comenzaba a desarrollarse. En 1969
la editorial inglesa Penguin lo incluyó en el volumen número 13 de su colección
de poetas modernos. Este libro incluyó una selección de textos de otros dos
poetas norteamericanos, el surrealista Philip Lamantia y Harold Norse, definido
por William Carlos Williams como “ el poeta más importante de nuestra
generación.”
El escritor quien solía decir que la frase “impulso poético”, eran malas palabras para él, que al igual que
“poético” o “amor” estaban desvalorizadas, debido al mal uso que hacían de ellas demasiados impostores,
publicó en 1971 Oficina de Correos ( Post Office) una novela en la que el
personaje central Henry Chinaski, su alter ego, relata como sobrevive a la
naturaleza tiránica del trabajo de planta permanente en una institución
estatal. Le siguió Eyaculaciones, exhibiciones e historias de locura ordinaria
(Ejaculations, Exhibitions and general tales of Ordinary Madness), obra en la
que el director italiano Marco Ferreri se inspiró para realizar Historias de
locura ordinaria protagonizada por Ben Gazzara y Ornella Muti. Distintos
directores cinematográficos se interesaron en su obra y produjeron películas basadas
en sus textos, éstas lo acercaron al
gran público: Barbet Schroeder, Mariposas de la noche (Barfly); Dominique
Deruddere Amor loco, el amor es un
perro del infierno y Patrick Bouchitey,
Lune Froinde.
El éxito de sus cuentos y
novelas no lo apartaron de la poesía, ya que este género le permitía ejercer
una crítica sutil al sistema social y de producción de su país,
actitud ésta que acercó su obra a un
conjunto de lectores especializados que declararon su admiración por su
trabajo. Entre los que se hallaban Jean Paul Sartre y Jean Genet. Bukowski a pesar de todo su realismo
descarnado alcanzaba momentos profundamente líricos, o para decirlo de una manera que él hubiera
aceptado sin quejas, hallaba el giro
poético a las experiencias cotidianas, sin olvidar que en muchos casos éstas
eran la raíz del dolor, el sufrimiento y la muerte del hombre contemporáneo.
Una de las consignas que le gustaba repetir era: “ si querés escribir, tenés que tener algo para contar.”
Palabras simples, contundentes y efectivas. Él supo respetarlas, esta conducta
le permitió representar a todos aquellos que ya nunca podían creer en el “sueño americano.”
En 1976, habiendo cumplido
cincuenta y seis años, viajó por primera
vez al extranjero. El destino fue Vancouver donde invitado por algunos amigos,
leyó sus poemas en un centro cultural de la ciudad. La fama intentaba encerrarlo en su círculo mortal. Sin embargo
el bardo de los barrios pobres de prostitutas y borrachos de la ciudad de Los
Ángeles se negó a entrar en su juego.
En sus últimos años de
vida para huir de sus admiradores se mudó de casa y para impresionar a las esbeltas jóvenes que doraban sus cuerpos en las playas de Los Ángeles se compró un BMW.
Aceptado por muchos de sus pares, entre ellos los sobrevivientes de la
Generación Beat, particularmente
Lawrence Ferlinghetti, la crítica e infinidad de jóvenes poetas, no se olvidó
de quien era ni de donde venía. Continuó
repitiendo hasta el cansancio: “ Como dijo Ezra , hacé tu T-R-A-B-A-J-O. De
él proviene el vigor y el maldito
proceso creativo. Sólo así podrás poner baile y música en tus huesos. Yo tengo que escribir, si me
cortaran las manos, tipearía con mis pies. Y sepan nunca he escrito por dinero
sólo para sobrevivir”. En una entrevista, ante las preguntas del periodista sobre el destino y la vocación, el viejo Hank se limitó a decir:
”nací para robar rosas en las autopistas de la muerte”.
-->