domingo, 28 de junio de 2020

Osvaldo Ballina: Selección poética




Osvaldo Ballina 


















JOSÉ HERNÁNDEZ
“En esta tierra sin coherencia 
solo espero no ser juzgado por mis contradicciones.
Quien ame esta tierra
en  la que debemos día a día
inventar  nuestra propia realidad
sentirá laberintos en el corazón voluntarioso
para estar y ser y explicarse
ya que todo se contradice por ley natural.
Es como si la niebla
situara su reino de vastedad
y esparciera sus venenos
para condenarnos a la inacción,
para sospecharnos los unos a los otros.
Como cada argentino he sido mil hombres.
Todos tenemos infinitos rostros
para ser solo uno a la hora de la muerte
Todo es inexorablemente  relativo
y no hay tiempo ni piedad para el error.
Pero en algo somos únicos:
nunca nos descorazonamos demasiado
como para no volver a creer y seguir creyendo
ante la más mínima e incierta luz que llegue a alcanzarnos.
He sido siempre alguien:
militar, político, periodista, legislador, patriota.
Sin embargo, tengo mis dudas
que alguno de estos rostros baste
para dejar en claro algo de lo que he sido.
Es ley de esta tierra. Y a ella me someto con amor.
Pero en este país de cosas efímeras y discutibles
dejo tras de mí una única victoria
que tendrán que negarla con otra victoria,
si así fuera voluntad.
Deberán traer algo perdurable en las manos,
algo que permita herir de muerte a las tinieblas
para sentar entonces principios de fundación.
Y para esto, no bastarán  las anécdotas.
Quien he sido,
despojado al fin de hechos subalternos
comunes a mis contemporáneos y a los que vendrán,
escrito está. El poema hablará por mí.”

FRANZ KAFKA
“Con un poco de amor, todo hubiera sido más fácil.
Mi vida hubiera transcurrido con luz exterior
y se me hubiera visto con cierta luminosidad en el corazón,
hubiera podido , por ejemplo, dejarme suceder,
después de un dolor inevitable, en los ojos de un hijo,
en la boca de alguien que me quisiera empecinadamente cerca o
-por qué no- en un simple día de sol;
Y el verano no hubiera sido  una dura imposición, una inevitable
humillación en este mundo difícil habitado por gente pequeña.
Tal vez no hubiera tartamudeado
al decir padre, cuerpo, mujer, alegría
y hubiera creado un transitorio refugio entre las ruinas desesperadas
de mis contemporáneos y los contemporáneos por venir.
Y escribir, ese grito inútil y ahogado, no hubiera sido conspiración
un pozo en el alma que estrangulaba minuto a minuto mi poca voluntad
por encontrar un lugar que me aceptara para ordenar
las cosas que alguna vez me persiguieron como lobos.
Mi delito fue haber sospechado la ternura,
creer que era deber del corazón para los otros
y que un hombre podía disponer de sí mismo
en armonía con el mundo en comunión con los demás.
¿De qué sirvió? Me transformé en un condenado,
nada ayudó a excomulgar este sentimiento de culpa,
mi grave y honesta inutilidad para acercarme a lo que amé;
y cada vez  estoy más seguro que un solo gesto
una sola expresión de desnuda ternura hubiera cambiado todo
aunque mis fuerzas fueran insuficientes, tan diferente a mamá.
Todo se volvió inconmensurable y frágil.
El resto, como la fiebre pulmonar, era de prever, llenar páginas y páginas,
hundirme en la oscurísima luz de una palabra,
el fraternal entusiasmo de Max por mis cosas
y la tranquilidad de saber que todo quedaría entre nosotros dos
para siempre, ignorado, inconcluso, resuelto en amistad.
Pero en mi corazón sé que todo fue una larga expiación,
una oscura victoria sobre las celdas finales y crueles de cada día
las infinitas máscaras que me cubrieron  como un único traje durante
cuarenta años. Quizá simplifique todo ahora.
Quizá, sí. Quizá no. Nada altera la miseria humana
y mucho menos un relato, un poema o la confesión de hombre aterrado.
¿A quién importa? Moriremos como perro, me acusé un día
y quizá  no sea cierto. Pero todo, felizmente
ha terminado, irreparable, ridículamente trágico.
A riesgo de repetirme, de algo creo estar ahora seguro:
con un poco de amor, todo hubiera sido más fácil.
Quiero creerlo así”


CORTE DE LUZ
Al atardecer, fue el corte de luz.
Las horas pasaron sin más noticias
que las que uno tiene para consigo.
Sin velas, por imprevisión, caminé
por los cuartos a tientas
como hasta ahora en otra luz.
El ojo de la mente recorrió
asuntos difíciles para el corazón.
Fue un largo momento del alma.
También es esto la vida: beber
lo oscuro, pesar las cosas en sombras,
la negra respiración universal,
el aire compulsivo del olvido.


ÚLTIMOS DIÁLOGOS EN LA BUHARDILLA
  
Cuando papá enfermó eligió  la buhardilla.
Pocas las cosas a su alrededor: la vieja  foto de Einstein
los libros de medicina, la cama, un anotador
y la intrusa luz del otoño en la ventana

Subí a la buhardilla y bajé a la infancia.
Había ya ausencias que se volvían presencias.
Nos miramos fijo después de mucho tiempo difícil.
Pidió limones de mi casa para quitar el sabor
que los rayos de cobalto le dejaban la boca.

A nuestro modo, como siempre, pudimos entendernos.
Él escupía la muerte bajo protesta.
Yo le mostré cómo era mi cara con lágrimas.
Después, discurriendo sobre el futuro que nos unía y separaba
comenzamos en paz
los últimos diálogos en la buhardilla.


OTRA VIDA

La vida es real sólo en ciudades que sueñan.


EL FUEGO

El fuego: un chico: la madrugada. Un  hombre que parece sostener en el brazo derecho a los tres, además de sus propias preguntas. Apantalla el carbón y manojos de chispas vuelan en el silencio de la cocina. Lo sagrado se materializa en los ojos del chico. Esas mismas chispas siguen  vivas en esos ojos que después de mucho mundo y tantos mitos y tanta historia, nada encontró más seguro que ubicarse siempre en el centro de sus días, para no confundirse en nombrar las cosas cuando el desprecio abre sus brechas en el cansancio humano. El fuego.


EL VIAJE

rompí el hielo con el hacha
hasta dar con el agua.
hundí la cabeza en el pozo
y abrí bien los ojos.
tampoco allí estaba
el buen dios.
solo lo eterno y la espera.


CONJUROS

Lo exterior exuda estupidez. En ascensión, por invisible, transmuta: es mundo que aguaescribe, me verdescribe, me olvidaescribe, de boca en muerte, de muerte en sol y,sin rozar la nada, abdica en vos.
                                                    
La desesperación ,  sin escándalo, se desprende hacia dentro. Pesa el cuerpo, ahora disforme de imagen. No es un dolor fatuo. Más bien, el vacío necesario para unir el mundo al habla. Más largo, siempre más largo, el buen día que ganas al acecho de un apocalipsis personal..
                                                     
La masa de hielo, como una infancia, navega en el sueño. Se desplaza bajo un aire quieto de
silencio  natal. El sol mira al que duerme en los ojos. Delira desolada la agonía humana

Hiberna la serpiente y suelta imágenes: gritos congelados, estalactitas en la conciencia. Las cosas crecen en la sinrazón. El paisaje es mental, como todos los paisajes, y el aire lleva violencia de parición. La piedra habla, marca la distancia y el sentido. ¿Purga de lo externo? ¿Doble  cara del yo?                                                      

Dice: Las velas están henchidas y vibra el cordaje. Llevo corales y miel a la ciudad de los muertos. No hay mar alrededor. Solo destino. Saldré vivo de este mundo.


NI EL GUARDIÁN DE MI HERMANO NI EL HIJO PRÓDIGO

ni el guardián de mi hermano ni el hijo pródigo
donde no hay puertas ni ventanas
ni norte ni sur ni este ni oeste
cada paso arranca la vida
donde cesó la vida
lavo mis vísceras con el habla a tientas
casi luz y otro


BAILA, EN LA HORA SECA, A ESPALDAS DEL ABISMO

baila, en la hora seca, a espaldas del abismo,
ante la luz embrutecida, solo,
y salva la razón

el agua esparce ojos y manos, sube,
habla despierta a cielo suelo

el agua que trae más agua
arrastra lo una vez humano


LA HIENA

me cebo de transparencia
un lastre para los míos
confieso, con estupor voluntario,
tan fuerte es la vida
que hasta la mugre humana
canta y es regocijo


EL FALSO CIEGO

viene hacia mi un cielo bajo de mezquindad
el tiempo se vació y pocos cosas iluminadas
intenta un  paisaje en la pupila abstracta
solo por ceguera tuve luz


LO ETERNO

a tiempo deriva el silencio
polen que cae fuera de control


BRUJERÍAS

quién si no, a tu lado,
plegó  lo real imagen  tras imagen
descreyó de la boca de la mentira
extirpó la carne al sueño
abrió los ojos a lo no terreno}
sí, semen de un diablo o un dios
ella, la inexorable forma.


EN LA NOCHE ARCA DE DELIRIOS

en la noche arca de delirios
goce y dolor, candor y malicia
la música se enrosca en las almerías
alrededor del libro sagrado
cuatro vueltas dan los amantes
día de oblación a los perros negros
nadie duda todos veneran
credo talismán de alma enmudecida
¿olvido de lo real, despojo de la mente?
una paz tangible, una matriz de mundo
sin halago al  dolor
que basta al encaminado


DESDE LA  CAVIDAD DEL DÍA

desde la cavidad del día
la suma solar
el primer signo donado
por la hierbapiel nacida
la efímera saciedad
de reverencia a oros pálidos


BUITRES DE PICO PUÑAL, CORAZÓN EUNUCO

buitres de pico puñal, corazón  eunuco
miserias de dioses visibles
néctar convulso, silencio del indigno
ni lágrimas por el muerto
ni lágrimas por el vivo


PAN DE INVIERNO

el pan de invierno es un ángel aparecido
que espanta el pánico
ciencia de lo natural absoluto
que  da dicha
a los sonámbulos sensato
y a los plácidos locos
untados todos de tinieblas


EL OTRO SOL

¿sabe que aquí comen los dioses al atardecer?

no había flores con nombres inusuales,
no volaba ningún pájaro de colores deslumbrantes
solo el verde sudaba  verano

cuando quise hablar, un destello tapó mi boca
y fue sol en el otro el otro sol


LA BÚSQUEDA

vicio redentor, ávido pero grave,
confió mi suerte humana a la luz que cierra los párpados

¿para desbrozar sujeción
 terrestre fue necesario
tanto arte de palabra? pregunta la sibila

tu pregunta llega muy tarde
a este alboroto, a este hervidero de criaturas

que buscan  padre y madre
en la médula de sus huesos

De “Refugio de altura”, 2014


EL  PERDIÓ SU LENGUA

eL que perdió su lengua dejó atrás
el sabor de cosas aun las más condenatorios
pero su silencio lo ponía a salvo de hacedores frases
ninguna religión le imponía su yugo
la indiferencia le daba un futuro que no quería
era su don  la iluminación interna
don sin afecciones subalternas


DESTINOS DUALES

madre de reptiles y mangostas
atisbas y cuentas tus víctimas
ahondas la desobediencia de tu caudal
y calma tu ansiedad
la conciencia del cazador
es tu fallida nota en la humedad
de tus ojos que se extinguen sin virtud
no hay dos ecos iguales, lo sabes,
tu vientre cristaliza la disolución
de la madera de toda cruz
y paz


UNO EN UNO

él que es él y él que no es él han cruzado sus caminos
uniendo identidades y cuerpos
sienten que no hay derivas
ni paraderos borrascosos ni angustias solitarias
es como si los lobos hambrientos hubieran desaparecido
los de adentro, no los de afuera
son la misma ola que lleva un dios la cresta
sin el habla bastarda de sórdidos oficios


REPOSO DEL MARGINAL

animal hermano a mis pies sin nostalgias de  selva
hecha de paz esta nada
un tumulto en los oídos mañana
con usurpación de cielo
después de la noche haré oir mi voz
esta espera de un nuevo nacimiento
sin alientos extraños
savia de mujer


HAY OTROS MUNDOS SE DICE

la  tierra compensa  alegrías a su debido tiempo
¿somos capaces de la paciencia necesaria?
¿recurrir a algún antepasado?
¿confiar en descendientes?
él nosotros vivió vivimos veranos de intensas nevadas
lo real es la mente el resto es espejismo
hay otros mundos, se dice, con otras sensaciones
y no hay una última muerte
somos lo que soñamos
dijo el que era él y el que no era él
    

EL ABANDONO

bajo naranja sol testigo
lo humano dejó su casa se hizo al desierto
huyeron ojos y memoria
solo las víboras permanecieron
y crearon el código de
un reino y una nueva era


CELAN

cuando celan decidió
tirarse al sena desde un puente
no midió las consecuencias hacia el futuro
como inexistente carta de despedida

nos advirtió la presencia de monstruos en la tierra
su lengua no enmudeció dejando impotente al prójimo
siempre que éste no acepte esa condición

por palabra y vida en un estilo muy personal
                                       
                                                              Para Abel  Robino, artista.


EL CUERPO ESTA DORMIDO COMO LAS HOJAS

el  cuerpo está  dormido como las hojas
la madera deja pasar ilusiones y tragedias
el mundo está lleno de palabras marchitas
los frutos del huerto miran la noche
felices de todo olvido como esa
estrella que cae a la nada de alguien o de todo ¿será la contemplación de la esencia de las cosas
la verdadera paz?


EL SANO FUEGO

flaco de vaticinios
ahogado de sol
con la desobediencia intacta
dicha acumulada
a expensas de la soledad
y los yuyos bárbaros
el sano fuego
de la saludable penitencia
lejos del carnero ilustre
ciencia que a nadie mancille
solo un pie eremita que aplasta la náusea
de no saber
qué  es verdad
qué es realidad´´





Osvaldo Ballina (La Plata, Buenos Aires, 1942)  Poeta y traductor. Autor de una vasta obra ha publicado: El día mayor, 1971; Esta única esperanza contra todo, 1973; Es temprano, 1973; Aún tengo la vida, 1975; En tierra de uno, 1977; Caminante en Italia, 1979; Diario veneciano, 1982; Ceremonia  diurna, 1984; La poesía no es necesaria, 1986; La vida, la más bella, 1988; Sol que ocupa el corazón, 1991;Sondas, 1992; Estamos vivos y vamos a vivir (Antología), 1993; Final del estante, 1994; Verano del incurable, 1996; Confines, 1998; El viaje, 2000; Apuntes del natural, 2001; El caos luminoso, 2002; Conjuros, 2003; Oráculo para dones fatuos, 2006;El pajar en la aguja, 2007; Prodigios residuales, 2009; Lejos de la costa, 2010; Profanaciones ínfimas, 2011; Memoria de la India, 2012; Refugio de altura, 2014; Oficio de extraño, 2015; La mirada/Identidades, 2016.

Su obra ha recibido diversas distinciones, entre ellas: Faja de Honor de la SADE (1976) a nivel nacional. Premio Consagración de la Legislatura de la Pcia. de Buenos Aires (1996). En 2017 la Secretaría de Cultura y Educación le otorgó el reconocimiento a su vasta trayectoria.

Se ha desempeñado como jurado en la Secretaria de Cultura Provincial y en diversas provincias.
Ha traducido autores contemporáneos europeos y sus propios poemas han sido difundidos en antologías nacionales, latinoamericanas y europeas. Actualmente trabaja en dos libros inéditos del presente año y participará invitado en lecturas y mesas redondas en Italia.


martes, 23 de junio de 2020

Gerardo Gambolini: Poemas



Gerardo Gambolini
























Materia de los sueños
                                
De qué está hecha la memoria       
sino de caras, ficciones
palabras que cambian de forma, actos inexistentes
montados en la turbia espuma del deseo

De qué estaremos hechos en la memoria ajena
sino de trueques, falsías pensadas
para engañar al tiempo abstracto, paciente
inengañable.


Bar

Conversan en una lengua que nunca amé
aunque amé el tiempo en que la hablaba, la ciudad,
los tejados sudando melancolía, las escaleras entre las calles,
el mercado a la mañana, al pie de la colina.

Amé en realidad ser extranjero, mirar con juventud
como si hubiera un orden,
una clave cayendo con la nieve,
una dama latente entre el gentío.


Reina del Plata

                             “Oh, tú, recién llegado, que buscas a Roma en Roma...”
                                                             —Ezra Pound

Un viento sigiloso arrastró la música nacida,
la música pegada a los talleres, los adoquines, los charcos de la calle, 
pegada al silencio de los portones, a la llovizna de las terrazas
y la piadosa penumbra de los zaguanes — las avenidas,
el neón intermitente, los regresos taciturnos,
la ropa cansada.

Un viento sigiloso arrastró una forma de sustancia
y dejó una maqueta que languidece
penosamente cosmopolita.


Mundos estancos

¿Qué hacíamos nosotros? Ir al solaz en Plaza Francia
a caminar entre vinchas, collares, sandalias,
una guitarra elemental aquí y allá.

Otros iban a asambleas, a bares y librerías forzosos
a debatir la acción entre cafés, tabaco, artículos
y ceño.

Y otros compraban y vendían, entretanto, acumulaban,
subían por la escala de tejidos, directa, concreta,
redituable.

No mutamos mucho, en realidad.
Recreamos a coro el fiasco en que boqueamos
esperando quizás la redención de la conciencia

que nunca llega, ni debería llegar.


Artificio de época

Abrazar las causas
una tras otra

Dormir en paz
con la conciencia cumplida

Saludar
el lado conveniente de la luna

Una paz tolerante
sin embargo — bien medido

¿cuánto hiere a solas
el dolor?


Fugit

Así, sin adorno
aislada de cualquier otra palabra
un día aparece ahí
como un ojo penetrante —

una lacónica unión de letras 
el grave contenido
mirándonos de frente


Objetos

Cuando fuguen de golpe las caras, las geografías
los humores que llevan en silencio como una piel

y las fechas se disuelvan hacia un fondo
con un breve remolino

volverán a ser apenas
lo que son en los estantes

libros, vinilos, un cuchillo noruego, una Parker antigua
un reloj de recuerdo detenido en un estuche.


Reflujo

Lo que veía en el mar en ese entonces
era el vigor de los días,
el abanico de costas abierto delante del tiempo,
los dibujos de la espuma
como borras favorables que leer.

Después,       
el derrotero fue humilde — ceder la ambición,
pensar, únicamente, en el nácar y el coral,
leer, únicamente, acerca de las islas.

Ahora lo que veo es el reflujo,
y cada barco a la distancia es un leve puñal
que flota hasta mí, acá en la escollera desde siempre.


Or  not to be

Exactamente yo
nacido en Albania o en Costa de Marfil
ajeno por completo a Miramar
el bosque de Los Molinos
el destino inevitable del pasado

Cuál sería mi alma
quiénes serían mis hijos
cómo habrían ocurrido el odio y el amor
en qué mares ansiaría
sentir qué nostalgia?

No hay tal exactitud
ninguna esencia definitiva
apenas una planta crecida acá o allá
sujeta a los vientos
apacibles y a la borrasca.


Chez Mario, décadas después

Eran las vanas,
grandilocuentes pasturas
de jóvenes engreídos.

Reuniones donde era preciso fumar,
y cada cual tocaba algún costado de las cosas
con su discurso más filoso y su expresión más colérica
o triste.
“La vida es una sentencia”, uno dijo una vez, 
“el pasatiempo de dos reyes aburridos.”
“También es un bálsamo el abrazo de la angustia.”

Horas en las que hablar
era tan necesario como gozar el verano.
Y despedidas reacias en las que cada animal
se escabullía a su cueva para expiar el regocijo,
para que el sueño llenara finalmente
algo que la tenue tristeza matinal
iba a llenar de todas maneras.

Recuerdo esas reuniones en que se daban motivos,
y el exilio era, y la lucha era, y la muerte era.
Y Mersault, y Gauguin y Gaudí eran.
Fue siempre así una tertulia excelente por la comida
y el calor de los amigos.

Luego alguien buscaría el aire de la lluvia
en el balcón, sobre la bella ciudad.


Lamentación

No haber visto el mar en Siracusa
llegado al faro de Svenner
las islas de Normandía

No haber errado por el Magreb, la Anatolia
y aún Kafiristán
— es una bella palabra, esa también

No haberme abandonado
aquí o allá
donde no perteneciera

No haber matado al dragón —
su fuego ponzoñoso, albiceleste
que lacera y lacera

día tras día


Ūtopia

Un viento furioso
que borre esta llanura alumbrada por la codicia —

un áspero fuego que calcine
el fiasco de los altares  —

un largo diluvio que nos reemplace
por organismos inocuos, errantes,
exentos de epopeya


Águila y presa

Cuando esto acabe
y el misterio finalmente sea sereno
y la crónica del mundo se diluya
arrastrada por el río

las últimas voces, el rostro de ellos
los ojos de ellos delante de la bruma
serán toda la eternidad


Continuo menor

Estaban ahí, mayores, inmutables.
Año tras año. Para indicar las maneras,
para mostrar bondad, o pequeñez
y dejar grabadas
sus voces.
Vidas en un libro natural.
Estaban ahí, y a su tiempo se iban cancelando
porque debían hacer lugar para nosotros.

Ahora nosotros estamos ahí
tratando de dejar
grabadas nuestras voces.
Repitiendo los ademanes,
las entreluces,
el quieto desconcierto, acaso la perfecta
alegría de un instante.

Ellos y nosotros
como un continuo menor
bajo la rara estrella del mundo.


La física cuántica y nosotros dos


                                    Yo hablo una lengua muerta
                                             —Michaux

Cuánticamente, leo,
cada cosa es un espectro de otras cosas
una especie de virtud
semántica, aleatoria

supongo que en un punto siempre lo supimos
lo real entre nosotros
fue siempre múltiple, latente,
fue siempre otra suposición —  yo no fui yo
y tu caso fue el mismo

aún falta el paso franco
la conclusión que desarma cualquier orgullo
cualquier coherencia recta, floreada,
rimbombante: todos los días
me curvo como el tiempo

me dicto las tablas de una ley ingobernable
todos los días
me divido — yo no soy yo, nunca
y tu caso es el mismo 


Últimos poemas a Sabina

1. Museo

Adelante, Sabina, recorre las salas:
vitrinas de fechas amarillentas,
estantes de caras pinchadas con alfileres,
gaviotas colgadas con fotos en el pico,
osos mordiendo enciclopedias;
y mira los frascos: enunciados, embriones de argumentos
maquetas de baldíos que cambian con la luz.

Ahora cuando pienso, veo una rama reseca en la arena,
una serpiente y un águila postizas.
Mi anonimato, Sabina, fue tu máscara veneciana,
tu púdico ascenso y descenso a la imperfección.
¡Ah, pero hicimos grandes cosas juntos!
De nada valían el roble y la caoba y los sillones de cuero
cuando dejabas de respirar.

Que la comedia nos salve. Desterraría familias,
clanes enteros de palabras.
Trabajar cansa, sí. Como cansa pensar,
reconstruir el vórtice del viento,
la posición de las nubes —

Puse un bosque y un lago en tu dominio,
y creaste un páramo avalado por maestras.
Trabajar cansa, Sabina, como olvidar cansa,
como estar o no estar.
Ahora el viento rota.
Lo único cierto parecen otras aguas.


2. Finale, o c’eravamo tanto amati

Si te llamara Helena
los jóvenes sabrían asociarte
con el rapto o la fuga,
las naves de Menelao. Una narración
de tres mil años.

Si te llamara en cambio
una Luciana otoñal, quizás no verían
una cuña entre sombras, conexión con la guerra,
las fotos declinantes de una cara.
Y de esto hará cuarenta.

Acaso un destino regular:
la imagen en el aire, congelada,
saltar al pasado propio, recluso,
menor, y la vista en el agua,
esperando refresco.


3. Frascos

Sólo silencio, dijo antes de partir
y los que quedamos acá nos preguntamos cosas,
como si fuera conducente, preguntarse cosas
en vez de construir humildemente la ignorancia.

Embellecemos sus gestos (¿o los nuestros?)
los minutos de una tarde o de una noche
que nos hicieron dignos. ¿Qué más atinado
que abrazarse a una idea? ¿Qué podría dar más paz
que apuntalar las partidas con orígenes eternos?

Luego afloran los pozos menos gratos
los bálsamos de sal
la lupa natural entre el café y el té
entre las sordas apariciones de la noche
y las primeras apariciones de la mañana.
Y aunque nadie pidió la claridad,
recordamos.

Entonces aceptamos su memoria
el camino por donde vamos, mancos,
reacios, lisiados, penitentes, temiendo
esperando, llenando los días de omisión
cantando sin darnos vuelta.


Cul-de-sac 

El anticipo es ir sumando despojos,
despedidas,
ponerse en la fila lentamente,
hacerse a la idea
de no esperar la tormenta o la epifanía
sino la piedra caída, sola,
sin ruido.

Días enteros entrarán en la sombra,
campos enteros agostados,
nombres y caras
se irán yendo de a poco.

Y vendrán otros quizás, o volverán,
cálidos, presentes,
reales o no,
a cerrar la casa
y retirar los libros.


Padres

Para mí, en aquel entonces,
dos personas bondadosas, unidas apenas
por el recato y la convención, sin gestos visibles
de algún afecto.

En la cama del hospital,
la mujer esperó la llamada del hijo en el exterior
para empezar la agonía – y entonces tendió la mano
que el esposo tomó con un cariño nervioso, desconocido.

Yo dejé la habitación.
Una mujer terrenamente simple,
tenaz en su tarea de la casa,
en su puesto calladamente humilde.

Cuando todo terminó,
hallé escondidos, guardados, los cuadernos de poesías
que copiaba en letra pulcra – cinco, seis cuadernos puntillosos,
juveniles.

Poco después, cuando fue el turno de él,
encontré sus cartas – las de un hombre apasionado
que conservaba recuerdos, esquelas, programas de cine,
declarándose cautivo de su dama.

Ahora que alcancé la edad de ellos
veo lo breve de su existencia,
lo extraño de su distancia,
lo mudo de su dolor.


Yacanto-Santa Rosa

Un cielo sedante. La silueta
de las sierras, el aire helado,
el difuso resplandor de la villa
a la distancia.
Y aquí y allá, junto al camino,
destellos de luna en el río lento.

El silencio es infinito.
Sí, claro, voy a seguir manejando,
sintiendo el ripio en la oscuridad.
Y sin embargo sería
el instante perfecto de cesar, volátil,
leve, disuelto en los elementos.


'Round About Midnight

Lo que se va formando
es un tronco
y una corteza que guarda los anillos
de la vista del mundo — de todos los vientos
que encierran las estaciones.

Las hojas se suceden de un modo singular,
involuntario,
reconstruyendo una cara que mostrar,
un ritmo que seguir a la espera de un puerto,
un rumbo en que creer.

Entonces, de pronto, una noche del pasado,
una noche nebulosa y olvidada,
resurge desde un aire cristalino
y se vuelve el tesoro
que hemos estado buscando a ciegas.


El paso de las nubes

¿Fueron sólo los tempranos
veranos en el mar
y el deseo inevitable de extrañeza en otros cuerpos?
¿Las ventanas abrigadas
de una ciudad antigua,
los túneles rumorosos, las veredas grises y castañas
después de que la vida temblara en mi casa
como una hoja?

¿Fue el regreso al displicente amparo de Buenos Aires
y el curso regular de la crianza,
la sangre natural, el amor prodigioso de los hijos?
¿Y luego la larga cadena de avatares
y de nombres y trabajos
y partidas,
y las primeras incertidumbres, las siluetas bailando
en el horizonte?

¿No es también este raro atardecer
en que el viento ha cesado
y salgo al balcón a oler lo que la noche
trae hasta mí?

--------------------Fin


Gerardo Arturo Gambolini (Buenos Aires, 1955) Ha publicado los libros de poesía Faro vacío (Buenos Aires, 1983), Atila y otros poemas (Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 2000), Arañas (Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 2007).

Ha colaborado en diversas publicaciones de la Argentina y del exterior, como los periódicos Clarín, Nación, Convicción, y las revistas Diario de Poesía, Mascaró, Babel, La Danza del Ratón, Luvina (México), Periódico de Poesía (México), Action Poetique (Francia), Fórnix (Perú) y Poetry Ireland Review (Irlanda).

Ha traducido, entre otros autores, Ezra Pound, T.S.Eliot, Dylan Thomas, Edgar Lee Masters, Edgar Allan Poe, Rudyard Kipling, H. G. Wells, Thomas de Quincey, Horace Walpole, Virginia Woolf y Francis Scott Fitzgerald.

Co-traductor y seleccionador de la Antología de Poesía Irlandesa Contemporánea (Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1999).

Traductor del ensayo La invención de Irlanda de Declan Kiberd (Adriana Hidalgo, Buenos Aires) y de los Cuentos completos de John McGahern (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2009).

He participado en diversos simposios de traducción en el país y en el exterior, y realizado lecturas de poesía en el Teatro General San Martín, la Casona de Iván Grondona, la Casa de Castagnino, el Instituto de Cooperación Iberoamericana, el FILBA (Festival Internacional de Literatura en Buenos Aires) y el Clidfen Arts Festival (Irlanda).