De sol pardo, enbrillanté
los viejos caminos
encrapulé
mi rostro en el fango
porque cuando éramos jóvenes
cercaron sus vendas
y las banderas pesadas
aniquilan distancias
De sol lágrima, enbrillanté
al sol cielo
encrapulé
la multitud de la esencia
y en la lentitud del lagarto
pené mis sombras
sin el veneno de las acacias
que perdura