Eduardo D'Anna |
TODO TIRADO DESPUÉS DE JUGAR
Hay unos edificios allá, como colinas,
con unas macetas con plantas, como
bosques. De mis mentiras. Yo
jugaba ahí, con Tuqui, nos
mentíamos siempre.
Todo eso completamente
fabricado. Con todo,
¡cuánto duró! Y eso
que lo demás se demolía
incesante. Qué raro.
CON TUQUI
Lo que se construyó antes -de mí,
lo creado desde siempre-,
se va desmoronando, mientras
Tuqui y yo lo miramos bastante
sorprendidos. “Por haber dejado
un buen tiempo”. “Dejado
qué”. “De jugar”. “Qué decís,
Tuqui, no ves que éramos grandes,
ya no podíamos?”
“No nos habremos, no sé,
llamado, no me acuerdo
ya”, insiste. Todo esquivando
los grandes bloques de lo que cae
alrededor nuestro.
SOBRE CLASICISMO
Sacame, Tuqui,
esta duda: yo,
¿me ponía la camiseta
de Newell’s, para jugar
en el patio de casa, con
la número uno?
Porque de cowboys
sí nos poníamos cosas.
Y de romanos. De
romanos, costaba
que aceptaras. Podía
parecer demasiado
serio, quizás. De griegos.
Me acuerdo que volver
del viaje con Cristina
a Turquía, te dije
(en la oficina
que compartíamos):
“Estuve en Troya”.
“¿Y ya había ardido, no?”,
me contestaste.
“Ya había ardido”,
te contesté.
A CIERTA ALTURA DE LA VIDA
Si se lo ve caminar
con dificultad, no es
por problemas con el cuerpo,
sino porque lo traba
todo lo que él se acostumbró
a considerar existente.
Que no lo es. Pero él
sopla, y lo que debería
deshacerse y echar a volar
se queda ahí, como un perro
muy muy fiel, o con hambre.
Y eso lo mira, así,
como un perro: profundo,
implorante, dispuesto
a permanecer hasta
que, bueno, ya se sabe.
Eduardo D'anna. (Rosario 1948). Poeta, ensayista, docente. Ha publicado en poesía más de doce libros, entre ellos: Carne de la flaca, La montañita, La máquina del tiempo, Historia moral, Zoológicos y 2491; una novela La jueza muerta, 2001) y los ensayos Nadie cerca o lejos y Capital de nada, que exploran la cultura de su ciudad en relación a la cultura nacional. Actualmente dirige la revista literaria Facundo.