Juan Manuel Roca |
Tristeza de las cosas
Estos zapatos
Me acompañaron a un estanque
Donde el único sonido lo hacían Dios
Y un caballo tragalunas.
Alguna vez se empinaron
Frente a una madona de cabaret,
Una mujer que parecía
Subida en dos gatos de lomos erizados.
Estos zapatos desaliñados
Se agitaban solos,
Cuando la voz de Big Mama Thornton
Brotaba de algún lugar del vecindario.
No fueron de un inválido,
Pero mi pereza les recetaba
La cuarentena del reposo.
No fueron de un ahorcado
Pero nunca traicionaron su vocación de aire.
Alguna vez subieron
Al pequeño pedestal de un lustrabotas
En una alameda olvidada.
Jamás se negaron,
Cuando les caía del cielo un balón perdido,
A romper un trozo de lejanía.
No hicieron fila con los veteranos de guerra
Y se mantuvieron lejos del reparto de mendrugos.
El zapatero que los fabricó
Debió ser descendiente
Del judío errante que huye de sí mismo
Tras el viento tragaleguas.
Volteaban a su aire la esquina de los bares
Y en ciudades desconocidas
Me acompañaron a buscar calles sin fondo.
Estos hermanos siameses como espejos
Que ahora viajan en el camión de la basura,
Se llevan el secreto de caminos desandados
Mientras la noche esconde millares de zapatos
/debajo de las camas.
Estos zapatos
Me acompañaron a un estanque
Donde el único sonido lo hacían Dios
Y un caballo tragalunas.
Alguna vez se empinaron
Frente a una madona de cabaret,
Una mujer que parecía
Subida en dos gatos de lomos erizados.
Estos zapatos desaliñados
Se agitaban solos,
Cuando la voz de Big Mama Thornton
Brotaba de algún lugar del vecindario.
No fueron de un inválido,
Pero mi pereza les recetaba
La cuarentena del reposo.
No fueron de un ahorcado
Pero nunca traicionaron su vocación de aire.
Alguna vez subieron
Al pequeño pedestal de un lustrabotas
En una alameda olvidada.
Jamás se negaron,
Cuando les caía del cielo un balón perdido,
A romper un trozo de lejanía.
No hicieron fila con los veteranos de guerra
Y se mantuvieron lejos del reparto de mendrugos.
El zapatero que los fabricó
Debió ser descendiente
Del judío errante que huye de sí mismo
Tras el viento tragaleguas.
Volteaban a su aire la esquina de los bares
Y en ciudades desconocidas
Me acompañaron a buscar calles sin fondo.
Estos hermanos siameses como espejos
Que ahora viajan en el camión de la basura,
Se llevan el secreto de caminos desandados
Mientras la noche esconde millares de zapatos
/debajo de las camas.
Carta En El Buzón Del Viento
Sin saber para quien,
Envío esta carta en el buzón del viento.
Oscuros hombres han merodeado a mi puerta
Con gabanes abultados por la escuadra de una lugger,
Y en la noche, mientras leía a mis viejos poetas enlunados,
Una legión de sombras ha roto mi ventana.
Envío esta carta en el buzón del viento.
Oscuros hombres han merodeado a mi puerta
Con gabanes abultados por la escuadra de una lugger,
Y en la noche, mientras leía a mis viejos poetas enlunados,
Una legión de sombras ha roto mi ventana.
No son duendes.
No son fantasmas los habitantes de este ebrio rincón del mundo,
Y sin embargo,
Nos hemos visto dando nombres propios a un vacío:
Hay un poblado de hombres desaparecidos
Y es frecuente escuchar en las calles y en los bares
A las gentes que hablan de abandonar un país como un barco
que naufraga.
No son fantasmas los habitantes de este ebrio rincón del mundo,
Y sin embargo,
Nos hemos visto dando nombres propios a un vacío:
Hay un poblado de hombres desaparecidos
Y es frecuente escuchar en las calles y en los bares
A las gentes que hablan de abandonar un país como un barco
que naufraga.
Sin saber para quién,
Escribo esta carta puesta en el buzón del viento,
Desde una nación donde alguien proscribe el sueño,
Donde gotea el tiempo como lluvia envilecida
Y la risa es condenada por traición a los espejos.
Escribo esta carta puesta en el buzón del viento,
Desde una nación donde alguien proscribe el sueño,
Donde gotea el tiempo como lluvia envilecida
Y la risa es condenada por traición a los espejos.
No sé a quién pedirle que abra su ventana
Para que entre esta carta puesta en el buzón del viento.
Para que entre esta carta puesta en el buzón del viento.
Lista Negra
Hago la lista negra de mis dudas en medio de un país diezmado y no
sé si las cartas que no llegan son violadas como el sueño o las mujeres…
sé si las cartas que no llegan son violadas como el sueño o las mujeres…
(Al amanecer arrecia la lluvia y acaso la tormenta acalle disparos
lejanos…)
lejanos…)
No sé, exactamente, si algún hombre en mi país es buscado en la
ciudad con la oculta lámpara de algún ladrón de sueños…
ciudad con la oculta lámpara de algún ladrón de sueños…
(Alguien al borde de un abismo acaso inicie el retrato hablado de un
ángel…)
ángel…)
Y cuando llega la noche o entro al sueño como a un tren que me
saca de un país oscuro, pienso si algún oculto guardián decidiera
aplicarme la ley de fuga de los sueños…
saca de un país oscuro, pienso si algún oculto guardián decidiera
aplicarme la ley de fuga de los sueños…
Juan Manuel Roca (Medellín, Colombia, 1946) Poeta, narrador y periodista. En 1997 la Universidad del Valle le otorgó el doctorado Honoris Causa en literatura. Ha participado como jurado en certámenes literarios nacionales e internacionales. Durante diez años coordinó el Magazín Dominical de El Espectador, separata cultural con la que se formó prácticamente una generación, pues en ésta se publicaron un buen número de poemas, reseñas y comentarios sobre los principales poetas modernos y contemporáneos. Con el libro Las Plagas secretas y otros cuentos ganó el concurso de cuento de la Universidad de Antioquia . Es uno de los poetas más leídos en Colombia, con gran recepción en España y Latinoamérica. Entre los atributos de su poesía sobresalen su declarada obsesión con el lenguaje y la imagen poética de profundas resonancias oníricas, así como la ironía y el sarcasmo; el humor en la obra de Roca antes que un recurso estilístico o literario, es un camino útil para enfrentar las exigencias opresivas de la realidad y resquebrajar las falsas solemnidades del poder y la gloria.