David Lehman |
Cuando ella dice margarita ella quiere decir daiquiri.
Cuando ella dice quijotesco ella quiere decir mercurial.
Y cuando ella dice “nunca volveré a hablarte,”
ella quiere decir, “Abrazame por la espalda mientras
desconsolada estoy
parada frente a la ventana.”
Se supone que él debe saber todo esto.
Cuando un hombre ama a una mujer él está en Nueva York y
ella está en Virginia
o él está en Boston, escribiendo, y ella está en Nueva York,
leyendo,
o ella viste un abrigo y se puso anteojos oscuros en el
parque Balboa y él
está
rastrillando hojas secas en Ithaca
o él está manejando hacia East Hampton y ella está
desconsolada parada
frente a la ventana observando la bahía
donde barcos de velas multicolores corren una regata
mientras él está atorado en el tráfico de la autopista en
Long Island.
Cuando una mujer ama a un hombre es la una y diez de la
mañana
ella está dormida y el está viendo el resultado de los
partidos comiendo galletas
y bebiendo limonada
y dos horas más tarde se despierta y tambaleante se mete en
la cama
donde ella permanece dormida y muy tibia.
Cuando ella dice mañana quiere decir en tres o cuatro
semanas.
Cuando ella dice, “Estamos hablando de mí ahora,”
él deja de hablar. Su mejor amiga viene de visita y
pregunta:
“¿Se murió alguien?”
Cuando una mujer ama a un hombre, ellos han ido
a nadar desnudos en el arroyo
un glorioso día de julio
con el sonido de la cascada como un suave ronroneo
de agua corriendo rápida sobre rocas suaves,
y no existe nada ajeno en el universo.
Manzanas maduras caen a su alrededor.
¿Qué otra cosa pueden hacer sino comerlas?
Cuando él dice, “La nuestra es una era en transición,”
“qué original que sos,” responde ella,
seca como el martini que él esta sorbiendo.
Ellos pelean todo el tiempo
Es divertido
¿Qué te debo?
Porque no empezamos con una disculpa
Esta bién, perdóname, grandísimo tonto.
Un cartel aparece con la palabra “Risas.”
Es una película muda.
“Me has cogido sin darme un solo beso,” dice ella,
“y podés citarme cuando quieras al respecto,”
sus palabras suenan muy bien en su acento inglés.
Un año se separaron siete veces y amenazaron hacerlo
otras nueve
veces.
Cuando una mujer ama a un hombre, ella quiere que él la
espere
a bordo de
un jeep en un aeropuerto en el extranjero.
Cuando un hombre ama a una mujer él está ahí. No se queja si
ella
llega con
dos horas de retraso
y la heladera está totalmente vacía.
Cuando una mujer ama a un hombre, ella quiere permanecer
despierta.
Ella es como una niña que llora
al atardecer, pues no quiere
que el día termine.
Cuando un hombre ama a una mujer, la mira mientras ella
duerme, pensando:
la medianoche es para la luna lo que el sueño para la amada.
Un millar de luciérnagas titilan para él.
Las ranas suenan como el ensayo de la sección de cuerdas de
una orquesta.
Las estrellas penden del firmamento como aros con la forma
de uvas.
(versión Esteban Moore)
David Lehman (Nueva York, EEUU, 1948). Poeta, crítico y
ensayista. Ha publicado: Jim and Dave
Defeat the Masked Man ( en colaboración con James Cummins, 2005); When a Woman
Loves a Man (2005; The Evening Sun ( 2002);The Daily Mirror: A Journal in
Poetry (2000); Valentine Place (1996); Operation Memory (1990); An Alternative
to Speech (1986) y Signs of the Times: Deconstruction and the Fall of Paul de
Man (1991), entre otros títulos. Es editor de la colección de poesía The Best
American Poetry Series. Su obra ha sido distinguida con importantes premios en
su país.